El presidente miente mientras el país se desangra

Por: Jaime Acosta Puerta


Pensaba escribir sobre la buena noticia de la creación del ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, y de su primera ministra, una gran mujer y científica nacida en el Chocó, aquella Colombia profunda y olvidada pero llena de riquezas inimaginables que permite hacer ciencia moderna desde la ancestralidad.

Pero la Revista Semana hizo pública una investigación de chuzadas a la Corte Suprema de Justicia, a políticos, y a la revista, desde la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), bajo el mando del hoy exgeneral Nicasio Martínez. Al mismo tiempo arreciaba el asesinato diario de líderes sociales, de esta manera el país está distanciado de los temas del desarrollo. Algunos ministros pueden hacer la tarea pero a nadie le interesa porque Colombia está en modo de chuzadas ilegales, de corrupción y de asesinatos sistemáticos.

El presidente miente porque el 12 de diciembre el Ministro de Defensa, luego de hablar con él, “ordenó” investigar en el ejército acciones no autorizadas y alertadas por los Estados Unidos, al percatarse que su sofisticada tecnología transferida al ejército colombiano no se estaba usando para los fines convenidos, que se supone son para hacer inteligencia que permita reducir los grupos armados ilegales, pero no para chuzar a los magistrados de la Corte Suprema que investigan a Uribe, ni a la Revista Semana, ni a congresistas de la oposición, ni a oficiales del mismo ejército, y quien sabe a quién más.

El presidente miente, porque el 18 de diciembre la Corte Suprema de Justicia allanó las instalaciones del batallón de comunicaciones en Facatativá, y no es creíble que el ministro le hubiera ocultado esa información, porque ocho días después despedía a Nicasio que se iba por “razones de familia”. Falta saber si la Corte Suprema le dijo a la Ministra de Justicia y al mismo presidente, lo que estaba sucediendo, y las razones por las cuales allanó a la DNI, en el marco de sus deberes constitucionales e independencia de poderes. Falta saber qué respondieron estos, porque si nadie sabía lo que se sabía que estaba sucediendo, quiere decir que fallan el estado, las instituciones y el gobierno, y Colombia es entonces una especie de estado de la nada, donde la economía funciona por la inercia del capitalismo global y la sociedad por la inercia de la vida.

Entonces, no es creíble la versión oficial ni el pronunciamiento del presidente cuando dice que nada sabía y que Nicasio se fue porque le hacía falta a la familia. No es cierto presidente, usted lo sabe, su protegido general se fue porque sabía las barbaridades que estaba cometiendo para defender a Uribe de las investigaciones en la Corte Suprema de Justicia, y en vez de despedirlo en reunión a puerta cerrada, lo ensalzó, lo llenó de gloria, todo, para proteger al senador jefe, sin importarle las instituciones, al mismo ejército, y abandonando a la Corte Suprema, lo más grave.


El presidente miente solo para salvar al expresidente de la justicia. El presidente miente a expensas de perforar la paz, también la justicia, la libertad de prensa, la democracia parlamentaria, y la vida de los líderes sociales.


La inteligencia del ejército debe servir para defender las instituciones de los grupos ilegales que están en contra de la soberanía nacional porque si los narcotraficantes de otros países invaden a Colombia y asesinan a quienes se les oponen, es una intervención externa y por tanto contra la nación, en consecuencia es obligación del ejército y demás fuerzas de seguridad, combatirlos, reducirlos y defender la vida en Colombia. Pero no ocurre así: parecería que los ilegales están protegidos por las fuerzas de l estado porque es la única manera de explicar tanto líder asesinado, tanta impunidad, y a la vez tanto narcotráfico. La ciudadanía y los campesinos de Colombia están desprotegidos, la Corte Suprema también, los periodistas igual, la oposición no se diga, y expuestos a criminales los líderes que sueñan con territorios en paz y prosperidad.

Los del paro y la gente de la protesta social no deben ir a las mesas de conversación con el uribismo en la Casa de Nariño, porque todo lo que ahí resulte no se aplicará pues no tiene legitimidad, y porque también es como decirle al gobierno que se está con el a pesar de las chuzadas, de los asesinatos, de los engaños desde el ministerio de Hacienda, y de las malas leyes de la bancada de gobierno en el congreso de la república.

Colombia depende del talante de la Corte Suprema de Justicia para tomar pronto decisiones que le permita empezar un nuevo libro y cerrar para siempre el libro negro de los años del terror paramilitar y guerrillero.

Duque perdió la oportunidad de tomar el control del país si el monstruo de las chuzadas ilegales lo hubiera manejado desde la verdad y del juramento de respetar, proteger y defender la constitución y las leyes. Pero no lo hizo, entonces, que Dios, la patria y la protesta social lo juzguen y si es del caso, decirle que debe dejar la Casa de los presidentes.