El salto social en Colombia: mi experiencia

Nací y crecí en una familia de clase media/alta, trabajadora, en la ciudad de Cali. Mi mamá ama de casa, nos dio todo el amor y muchos de los valores con los que crecimos. Mi papá, alto ejecutivo del mundo corporativo y con alta vocación al servicio público.

Fuimos educados en los mejores centros educativos del país, desde el colegio hasta la misma universidad. En pocas palabras, nunca nos faltó nada y crecimos siendo parte del 1% privilegiado de nuestro país.

Pero la idea no es hablar de cómo crecí, sino del por qué pude yo crecer en un hogar con todas las comodidades.

Mi familia materna, oriunda de Facatativá (Cundinamarca) y Bugalagrande (Valle), establecida en El Cerrito (Valle), contaban con los medios necesarios para vivir decentemente. Un buen día, el padre de mi mamá, decidió abandonar a su esposa y sus once hijos, dejándolos literalmente en “la calle”. Vivieron del apoyo de los vecinos, hasta que los tres hijos mayores pudieron buscar empleo, sacrificando obviamente la necesidad de ir primero a la universidad. Así sucesivamente los demás hijos al cumplir la mayoría de edad, pudieron ubicarse en el mundo laboral, con trabajos de nivel medio o bajo y con unos ingresos que les permitía vivir como alguien de clase media/baja en Colombia.

Algunos fueron ascendiendo, otros se pudieron graduar de la universidad. Otras tuvieron que dejar el país en búsqueda de oportunidades. Pero al final todos pudieron salir adelante, trabajando duro, con dedicación y mucho esfuerzo.

Después vinieron sus hijos, o sea mis primos maternos, quienes pudieron asistir a colegios privados de nivel medio y posteriormente ellos han podido ingresar a estudiar en las mejores universidades de la región. Algunos ya están trabajando en compañías buenas, empleos bien remunerados para los estándares de nuestro país. Estoy seguro que mis primos tendrán hijos y ellos irán a mejores colegios e igual o mejores universidades. Podrán ahorrar, comprar vivienda, viajar, conocer el mundo, etc.

Fueron dos generaciones que pasaron para ver un cambio radical en el nivel de vida de mi familia materna. Algunos de ellos viven indignados con lo que sucede en el país, con la falta de oportunidades y corrupción. Es entendible, pues son más educados y tienen criterio para hacerlo. Pero así mismo espero que algún día reflexionen y piensen muy bien de dónde vienen y que fue este mismo país, su estado y su sistema de libertades, el que les permitió ascender en su nivel de vida.

Mi familia paterna es oriunda de El Cerrito, mismo lugar donde se radicó la familia materna. De clase media/baja, para los estándares colombianos. Mi abuelo, hombre trabajador, dedicado y honesto, creía firmemente en las bondades de la educación. Siete de los nueve hijos lograron educarse, formarse y muchos de ellos graduarse con honores. Todos se ubicaron de manera correcta en la sociedad, algunos con mayor éxito profesional que otros. Creo yo que la gran cantidad de primos paternos, pudieron ir a la universidad, algunos cuentan con maestrías y la gran mayoría tienen buenos puestos en el sector privado.

Mi padre, fue uno de los que le fue muy bien en su vida profesional. Él mismo forjó su camino, con cargos muy buenos desde muy joven. No necesitó de “palancas” ni mucho menos hacía parte de la alta sociedad caleña. Pero a pulso construyó una gran trayectoria y es reconocido en su pueblo natal y en Cali, como un ciudadano de bien.

Mi padre y mi madre, se casaron siendo clase media y siguen casados 40 años después siendo ahora de clase alta para los estándares de nuestro país.

Después vine yo, como les comentaba educado en colegio privado y bilingüe, después en una de las universidades de más prestigio en el país y con un MBA hecho en España. Me ha ido bien en el mundo laboral, hablo tres idiomas y me considero un ciudadano correcto, propositivo, inquieto y bondadoso.

Cuento esto para que quienes lean estas líneas, reflexionen sobre el país que tenemos. Hay muchos casos de mayor éxito, inclusive. Pequeños y grandes empresarios que empezaron de la nada y lograron llegar a donde están con mucho empeño.

No todo es tan malo en nuestro país, como muchos no lo quieren mostrar. Hay mucho para destacar y resaltar. Comprendo que el caso familiar se desvía del promedio de la familia colombiana, pues según estudios el salto social requiere de más generaciones. Pero si le enseñamos a nuestros hijos que con dedicación y esfuerzo en sus estudios, respeto a sus maestros, las autoridades, entendiendo que todo ciudadano tiene derechos, pero así mismo deberes con la sociedad, podremos sacar más y mejores ciudadanos, quienes lograrán integrarse de manera satisfactoria al aparato productivo, contribuyendo así desde su lugar al progreso general del país.

Obviamente hay mucho por hacer, seguimos teniendo mucha corrupción, existe una profunda desigualdad. Todo esto es cierto. Pero veamos el vaso medio lleno y creamos que en Colombia se puede construir y crecer. Está en cada uno, en su disposición como persona y ciudadano, aportarle al país desde su ámbito, estudiando, trabajando, pagando impuestos y creciendo en su vida profesional y personal.

La suma de todo esto, hará un mejor país.

@dcifuentesv