Los marcos de regulación, así como otros temas corporativos, están dominados por siglas y acrónimos. En sostenibilidad solemos escuchar hablar del TCFD y el TNFD, los famosos Taskforce para la divulgación financiera de relacionada con el clima y con la naturaleza, respectivamente. Pero no solíamos escuchar hablar sobre lo social.
Finalmente, y en un hito significativo para medir y gestionar los riesgos sociales, al finalizar la Semana del Clima (NY 2024), nace un nuevo marco el TISFD – Grupo de trabajo sobre desigualdad y divulgación de información financiera de carácter social.
Este momento marca una expansión significativa de los informes de sostenibilidad, incorporando riesgos financieros relacionados con lo social—como la desigualdad, el capital humano y la equidad social—al ámbito de las divulgaciones corporativas estandarizadas. El nuevo Grupo de Trabajo está diseñado para abordar la creciente necesidad de que las empresas e instituciones financieras reconozcan y reporten los impactos y dependencias relacionadas con factores sociales.
El TISFD llega en un momento crucial dentro del movimiento global por la sostenibilidad y pone los reflectores sobre los riesgos sociales que han sido a menudo pasados por alto en los informes financieros tradicionales, a pesar de que tienen implicaciones significativas para el rendimiento empresarial, la viabilidad a largo plazo y la estabilidad de los sistemas financieros.
Los objetivos del Grupo son claros: desarrollar un marco para que las organizaciones evalúen, gestionen y divulguen los riesgos sociales de manera estructurada y estandarizada. Estos riesgos incluyen la desigualdad de ingresos, las disparidades de género, los derechos laborales, los derechos humanos y el acceso a servicios esenciales como la atención médica y la educación. Al expandir el enfoque de los criterios ESG (Ambiental, Social y de Gobernanza), el TISFD está destinado a desempeñar un papel crucial en cómo las empresas perciben los riesgos sociales y su influencia en la salud financiera.
Al igual que sus dos predecesores, el marco del TISFD se alinea con una estructura de cuatro pilares que se integra perfectamente en los Estándares de Divulgación de Sostenibilidad del International Financial Reporting Standards (IFRS). Estos cuatro pilares son:
Gobernanza: Cómo las organizaciones supervisan los riesgos financieros relacionados con lo social, quién es responsable de gestionar estos riesgos y las estructuras en su lugar para garantizar la rendición de cuentas.
Estrategia: El impacto de los riesgos sociales en el modelo de negocio, la estrategia y la planificación financiera de la empresa, considerando tanto los horizontes a corto como a largo plazo.
Gestión de riesgos: Los procesos por los cuales las organizaciones identifican, evalúan y gestionan los riesgos financieros relacionados con lo social.
Métricas y objetivos: Cómo las empresas miden y monitorean los riesgos sociales y establecen objetivos para abordarlos. Esto incluye cuantificar la exposición a temas como la desigualdad salarial, las condiciones laborales y el desarrollo del capital social.
Al seguir este enfoque estructurado, el TISFD asegura, al menos en el papel, que los riesgos sociales se traten con el mismo nivel de rigor que los riesgos ambientales y climáticos, creando así una visión más holística de la sostenibilidad.
El lanzamiento del TISFD es un hito para las finanzas sostenibles, colocando la “S” de ESG finalmente bajo el mismo foco que el clima y la naturaleza. Quiero destacar algunas razones clave por las cuales esta iniciativa es tan significativa:
Estandarización de las divulgaciones de riesgos sociales: La creación de un marco de divulgación estandarizado para los riesgos sociales. Esto proporciona consistencia en industrias y regiones, ayudando a las empresas, inversores y reguladores a tomar decisiones más informadas.
Enfoque holístico: El Grupo busca poner a las personas como el stakeholder principal, considerando los impactos, dependencias, riesgos y oportunidades de las diferentes dimensiones de la desigualdad en su base conceptual. En principio esto permitirá reconocer desigualdades horizontales (entre grupos de personas, por ejemplo, basadas en el género, la raza, la edad…); desigualdades verticales (entre los que están mejor y peor, por ejemplo, en términos de salarios, esperanza de vida); y desigualdades basadas en la ubicación (dentro de los países y sus regiones, entre países o globalmente).
Evaluación del impacto de la desigualdad en los negocios: La desigualdad—ya sea salarial, de género o en el acceso a recursos—tiene implicaciones financieras directas para las empresas. Al proporcionar herramientas para evaluar y cuantificar estos riesgos, permitirá a las organizaciones comprender cómo los factores sociales afectan sus operaciones, la productividad de su fuerza laboral y su rendimiento financiero a largo plazo.
Transparencia y rendición de cuentas: Con un marco estandarizado en su lugar, las organizaciones serán responsables de su desempeño en temas sociales como los derechos laborales, la equidad salarial y el desarrollo del capital humano. Esta mayor transparencia ayudará a mitigar el riesgo de lavado verde o lavado social y permitirá que las partes interesadas exijan mayores estándares a las empresas.
Aumento de la confianza de los inversores: A medida que más inversores buscan alinear sus carteras con prácticas sostenibles y socialmente responsables, el marco TISFD proporcionará las métricas y divulgaciones necesarias para evaluar el desempeño social de una empresa. Esto puede impulsar la inversión hacia organizaciones que demuestran liderazgo en temas sociales y alejarla de aquellas que presentan mayores riesgos financieros relacionados con lo social.
El lanzamiento del Grupo de Trabajo sobre Desigualdad y Divulgaciones Financieras de carácter Social representa una nueva era para las finanzas sostenibles. Si bien veremos su versión beta a finales del año 2025, y el marco completo un año después, es un avance significativo que después de cerca de 10 años de contar con este tipo de herramientas se busque, por primera vez, reflejar las profundas interconexiones entre la desigualdad y los problemas sociales, por un lado, y los esfuerzos para abordar el cambio climático y la pérdida de la naturaleza, por el otro. Es el momento de celebrar los esfuerzos por un marco completamente integrado e interoperable de personas-planeta. Los resultados se empezarán a ver en el mediano plazo, pero estemos de acuerdo en que es un buen primer paso.