Síndrome FOMO o “Fear of Missing Out”, siglas en inglés, (en español, el “Miedo a Perderse Algo”, a la sensación de ansiedad y preocupación por perderse experiencias, eventos o momentos importantes en la vida de otros.
Los celulares se han convertido en una extensión de la mente y las emociones, a través de ellos se logra el acceso inmediato a información y comunicación. Sin embargo, su omnipresencia también ha traído desafíos significativos, especialmente dentro de las aulas de clase. Los datos y cifras recientes sobre el uso de los celulares y el rendimiento académico, ponen lupa en una preocupación creciente: el impacto negativo del uso de los celulares en la atención, la calidad educativa y por relación directa, en la relevancia de la escuela como escenario para el aprendizaje.
Frecuencia de Uso de los Celulares y su relación con el Rendimiento Académico
Recientemente, el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos en inglés Programme for International Student Assessment, más conocido por sus siglas y resultados, PISA, reveló una asociación negativa predominante entre la frecuencia de uso de los celulares y el rendimiento académico. De acuerdo con los datos PISA del 2022, los estudiantes que usan sus celulares más de tres horas al día fuera del horario escolar tienen un rendimiento académico significativamente inferior, con una diferencia de hasta 45 puntos menos en matemáticas y 36 puntos menos en lectura en comparación con aquellos que limitan su uso a menos de una hora diaria.
Además, se encontró que los estudiantes que utilizan sus dispositivos móviles en clase tienen un 30% más de probabilidades de distraerse, lo que afecta su capacidad para concentrarse y retener información crucial para el aprendizaje.
Atención y retención de la información
Stanislas Dehaene es un neurocientífico cognitivo que ha investigado extensamente como el cerebro procesa y mantiene la atención, y cómo estas capacidades son esenciales para el aprendizaje y el cómo aprendemos. Para realizar una relación de la atención y la retención de la información es necesario comprender que hay tres elementos de la atención que son afectados con el uso continuo y dependiente de los celulares:
Atención Selectiva: La capacidad del cerebro para enfocarse en información relevante y filtrar estímulos irrelevantes.
Ejemplo en el Aula: En una clase de matemáticas, el profesor está explicando un nuevo concepto de álgebra, como la factorización de polinomios. Durante la explicación, algunos estudiantes están enviando mensajes de texto y otros están viendo notificaciones en sus teléfonos. Un estudiante con un desarrollo de atención selectiva será capaz de ignorar las distracciones de los dispositivos móviles de sus compañeros y centrarse en seguir el paso a paso de la factorización.
Atención Sostenida: La habilidad para mantener el foco en una tarea durante un período prolongado.
Ejemplo en el Aula: Durante una evaluación sobre comprensión lectora, los estudiantes deben leer varios retazos de textos y responder preguntas relacionadas. Un estudiante con desarrollo de atención sostenida podrá concentrarse en la lectura y en las preguntas durante toda la prueba, siendo claro que, la evaluación se convierte después de unos minutos en una prueba monótona que contiene desafíos no esperados.
Redes de Atención: La interacción entre varias redes neuronales que facilitan la focalización, el mantenimiento y el cambio de atención.
Ejemplo en el Aula: En una clase de inglés, los estudiantes están practicando su pronunciación. Primero, escuchan y comprenden cómo lo hace la profesora (focalización). Luego, utilizan el vocabulario con la pronunciación marcada, replicando con otros este ejercicio (mantenimiento de la atención). Finalmente, emplean la pronunciación del vocabulario en una situación del día a día (cambio de atención).
Disminuye la atención, falla la retención de la información
El 25% de los estudiantes se distrae por otros estudiantes que están usando dispositivos digitales durante las clases, esto significa que el uso frecuente de celulares afecta la atención selectiva de los estudiantes. Los celulares constantemente generan estímulos que compiten con la información relevante que se enseña en clase, por ejemplo, las notificaciones, mensajes y aplicaciones distraen a los estudiantes, impidiendo que su atención sostenida pueda mantenerse, re-iniciando una y otra vez.
Imaginen este problema en una conferencia: Una persona está hablando acerca de los efectos de la pandemia en el aprendizaje y cada 5 minutos o menos, alguien en el público le interrumpe para hablar de su perro, del almuerzo, del viaje del próximo año, de la celebridad que no llenó el estadio o para que comente la serie que empezó el sábado en la noche.
La persona que es conferencista, no podría seguir el hilo de la misma, se debe detener y su atención de dirige al público que parece más interesado en otros temas. Empieza nuevamente con el objetivo de retomar el control de la conferencia.
Así es una clase, todas las clases. Se asiste a la escuela con esta inmensa dificultad.
“En Colombia, el 64% de los estudiantes NO apaga las notificaciones antes de dormir, afectando su calidad del sueño, disponibilidad y preparación para el aprendizaje del día siguiente”
Aprendizaje profundo y FOMO
Según Dehaene, la atención requiere la supresión de distracciones externas. La constante tentación de revisar el celular rompe esta capacidad de mantener el foco durante largos períodos, afectando la habilidad de los estudiantes para comprender y retener la información, esto es conocido en educación como aprendizaje profundo. Si no hay este aprendizaje, es muy probable que los estudiantes olviden por completo, eliminando todo rastro de lo que pudieron aprender.
“En Colombia, el 1% de los estudiantes obtuvo una puntuación de Nivel 5 o superior en lectura (promedio de la OCDE: 7 %). Estos estudiantes pueden comprender textos extensos, manejar conceptos abstractos o contrarios a la intuición y establecer distinciones entre hechos y opiniones, basándose en señales implícitas relacionadas con el contenido o la fuente de la información”*
Qué significa el 1%? En un grupo de 25 adolescentes de grado noveno, con 15 años en promedio, el 1% de 25 estudiantes es el 0,25%. Es decir, ni un solo estudiante logra comprender textos complejos.
Interferencia en la atención
La multitarea, como el uso simultáneo de celulares y el intento de participar en actividades académicas, perturba. La alternancia rápida entre tareas de diferente naturaleza (revisar un mensaje de texto y luego intentar resolver un problema matemático) impide la consolidación de información en la memoria a largo plazo, disminuyendo el rendimiento académico. Teniendo esto claro, se plantea el problema del FOMO “fear of missing out”, es decir, “miedo a perderse algo”.
Mientras están sentados en clase, los estudiantes se preguntan muchas veces, sin tener conciencia de que se lo están preguntando: qué están haciendo los demás, de qué me estoy perdiendo, qué estará pasando en el mundo fuera del salón de clase.
Las mamás, los papás y en general los cuidadores, aunque bien intencionados son parte de esa interferencia. Llaman, escriben y solicitan a sus hijos e hijas respuestas durante el tiempo que están en clase. Inclusive, desarrollan ansiedad al no conocer qué pueden estar haciendo, por qué no contestan y aumentan la cantidad de mensajes. En algunos casos, al conocer qué no tendrán acceso a los celulares en el aula de clase, les obsequian relojes inteligentes para que puedan seguir en contacto.
El FOMO no es un malestar exclusivo de los niños, niñas y adolescentes, también está presente en los adultos. La necesidad de estar conectados y al día, exige que se esté disponible para atender, interactuar y consumir contenido. Una dinámica incompatible con las experiencias que puede crear la escuela.
Intentar competir contra la recompensa y el estímulo visual que genera Tik Tok es especialmente difícil en áreas del conocimiento que son complejas de explicar y requieren una atención sostenida y profunda.
¿Interferencia digital?
Datos Clave
El 30% de los estudiantes reportaron distracción utilizando dispositivos digitales.
En promedio, el 30% de los estudiantes en escuelas con prohibición de celulares reportaron usar su celular varias veces al día.
La preparación de los profesores para integrar dispositivos digitales en la instrucción tiene poca relación con la distracción de los estudiantes.
La implementación de estrategias efectivas para mitigar los efectos negativos del uso de los celulares en el aula requiere un enfoque multifacético. Políticas claras sobre el uso de dispositivos tanto dentro como fuera del aula, psicoeducación sobre el FOMO y la renovación de las prácticas docentes, pasos fundamentales. Sin embargo, estas medidas deben coexistir con una realidad ineludible: en Colombia, muchos niños reciben su primer celular a los cinco años. Los estudiantes de padres separados dependen del celular para mantenerse en contacto, y las madres solteras que trabajan fuera de casa lo necesitan para celumaternar, monitorear y acompañar a sus hijos e hijas.
Las razones para regular el uso del celular en los colegios y escuelas son claras y necesarias, pero también lo son las realidades de las familias y la conveniencia del uso del celular. Exigir que los profesores actúen como policías de los celulares debido a prohibiciones en los manuales de convivencia, adicional, es una carga injusta.
¿Cómo podemos equilibrar la necesidad de una educación centrada y sin distracciones con las demandas de una sociedad cada vez más conectada?
Neuropsicólogo y pedagoga