La determinación inequívoca del presidente de la republica de reunirse, inicialmente, con los grandes empresarios colombianos -conocidos como los cacaos- y, después, con representantes del Centro Democrático -en el marco de un tinto- evidencia la capacidad de liderazgo, lucidez y llamados a concertación que, últimamente, envuelven a nuestro gobernante. La inquebrantable intransigencia de un Petro que no daba su brazo a torcer cuando se refería a reformas en el Congreso y a propiciar cambios en las regiones, se vio doblegada por la cordialidad y la búsqueda de acuerdos comunes frente a visiones distintas de país. Esa esa la actitud de un presidente que representa a todos los colombianos.
La solemne reunión con los “cacaos” no estuvo invicta de críticas. A pesar de que al conclave asistió la ‘crema y nata’ del empresariado colombiano, los críticos manifestaron su inconformidad porque faltaron David Vélez del banco Nubank, la familia Gilinski (dueños, entre otros de Semana y Nutresa) y empresarios de Antioquia y la Costa Atlántica. A pesar de ello, trabajaron sobre temas como educación, productividad, desarrollo productivo de la tierra, empoderamiento de la economía popular, inclusión financiera e inserción territorial con énfasis en el Pacífico, la Guajira y la Orinoquía colombiana en el marco de lo que denominaron un “acuerdo nacional”.
La astucia de Petro debe ir más allá de acuerdos en cuanto a transformaciones sociales y aumento de la producción. Los empresarios que asistieron a la reunión, además de representar al sector económico, son los dueños de los grandes medios de comunicación que se han ido ‘lanza en ristre’ contra el gobierno. A la reunión asistieron los accionistas mayoritarios de Caracol Televisión y El Espectador (Alejandro Santo Domingo y Carlos Alejandro Pérez), El Tiempo (Luis Carlos Sarmiento Angulo y su hijo), Canal RCN, (Carlos Julio Ardila), entre otros.
La exigencia del presidente se debe también encaminar a aminorar la persecución que los grandes medios le están haciendo a las políticas de su gobierno. En Colombia existe libertad de expresión, pero para nadie es un secreto que los grandes canales de televisión, las emisoras radiales y la prensa más consultada han generado una opinión pública negativa del ‘gobierno del cambio’, cuestión que, en marco de estos acercamientos, se puede corregir.
Entretanto, el tinto que se tomó el gobierno con representantes de la bancada del Centro Democrático para analizar la reforma a la salud que cursa en el Congreso no fue tan fructífera como la de ‘los cacaos’. Rigidez en las posturas de ambas partes frente al futuro de las EPS impidieron que se llegara a acuerdos políticos. Sin embargo, la reunión sirvió para que los dos políticos tradicionalmente enfrentados (Petro y Uribe) se sentaran a dialogar en un espacio de cordialidad.
La actitud conciliadora asumida es la que debe primar, más en un país históricamente polarizado donde los arrebatos individualistas y el hermetismo en el carácter de los gobernantes han llevado a animadversiones virulentas. No es de cobardes buscar el dialogo, por el contrario, el pueblo colombiano debe acompañar al presidente Gustavo Petro en la búsqueda de encuentros con el empresariado colombiano y en el acercamiento con sectores de la oposición para impulsar las políticas del cambio.
Maylor Caicedo