Espionaje de tercera división

Por: Marcial Muñoz


Un país serio, que aspira dar el salto al grupo de estados de la primera división del mundo y de la OCDE como Colombia no puede permitirse el lujo de que cada ciertos meses salten escándalos en la prensa sobre escuchas o seguimientos ilegales por parte del mismo estado… y encima que tengan la torpeza de que ‘pillen siempre con las manos en la masa’ una vez sí y otra también.

Los países serios espían, por supuesto, pero a los malos. A los terroristas, a los corruptos, a los que intentan acabar con las instituciones, los antisistema y, también por qué no decirlo, a los otros gobiernos o empresas extranjeras en su propio territorio. Se llama INTELIGENCIA, y es uno de los indicadores de eficacia de un Estado. Pero ese es otro tema bien distinto y en el que más bien no hay que entrar para no mezclar ideas y no confundir al personal. No es permitible que bajo el escudo de la INTELIGENCIA o la seguridad nacional se permita todo.

El nuevo episodio destapado por Revista Semana, deja tocado el Ejército, una institución querida y respetada en general por la mayoría de colombianos, pero con algunas sombras demasiado alargadas de corrupción, que, de nuevo repito, un país serio no puede permitirse. La labor que siempre ha llevado a cabo el Ejército por el mantenimiento de la democracia es admirable, la abnegación con la que los saldados y sus mandos están trabajando durante esta crisis del coronavirus es elogiable. Ayudando en la cadena logística y repartiendo millones de mercados, amén de mantener el orden público. Chapeau. No hay que confundir peras con manzanas.

La pregunta que todos nos hacemos es ¿Qué hace el Ejército (no sabemos aún si el Gobierno también) espiando a periodistas o políticos? Y sobre todo ¿Para qué? ¿Cuál es la finalidad de dichos seguimientos? ¿Es una política de Estado o fruto de una mafia al interior de la institución con fines extorsivos o económicos?

El presidente Duque debe depurar responsabilidades de manera inmediata. Abrir una investigación independiente y caiga quien caiga. Ser claro en la comunicación y cuidadoso.

Hoy es 3 de mayo y probablemente no sepa que hoy, precisamente hoy, es el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Desde hace 28 años que las Naciones Unidas lo instauraron con el fin de promover la pluralidad y la libertad de publicación como un pilar esencial de la consolidación de la democracia en el mundo.

El hacer una política a periodistas que les resultan ‘incómodos’ no es higiénico, no es estético, ni por supuesto es legal. En hacer un país mucho menos libre. Y construir una sociedad más débil y con ciudadanos más indefensos. Sin herramientas de información ni opinión.

No es creíble que bajo la etiqueta de seguridad nacional se justifique que hay un dossier con los datos privados, por poner un ejemplo, de la periodista de Caracol y ex directora de Confidencial Colombia María Alejandra Villamizar. ¿Qué utilidad para la seguridad del Estado puede suponer tener una carpeta con sus comparendos de tránsito junto a otros datos y movimientos de sus carros y sus familiares más cercanos? No, la seguridad nacional no está en juego con eso. O sí, porque estas cosas pueden ser un primer paso hacia el autoritarismo. Lo dicho señor Presidente, caiga quien caiga.

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