Decidí ausentarme un tiempo, está vez fue por decisión propia y no por falta de tiempo porque lo tuve para escribir, así fuera pendejadas…pero lo decidí por una serie de sucesos que me convencieron que entre Nosotras y Nosotros, las maricas, los maricas y las areperas nunca seremos iguales en derechos…existe una necesidad de descalificar a la otra y al otro, de anular a la otra y al otro simplemente por ejercer poder y como decía una mujer transgénero y su pareja, un hombre transgénero: “Lo logramos”, ejerciendo un fantasmal poder sobre otro hombre transgénero que se negaba a la confrontación y a una resolución violenta para una situación que trascendió de lo personal a lo laboral.
Cuando hasta gais y lesbianas al servicio de lo público se atreven a sembrar cizaña en contra de una persona porque cumple con su deber y funciones apartándose de subjetividades, estas y estos están contribuyendo a que se acreciente mucho más la brecha que nos acercaría a ese ideal de ejercicio de derechos entre maricas y areperas.
No todas y todos debemos ni tenemos que ser iguales, que ser homogéneos y abordar las problemáticas solo a partir de un ejercicio de complacencia para que otra u otro escuche lo que quiere oír pero si estamos llamadas y llamados a respetar a esa otra o a ese otro y a sus formas de lucha y al trabajo que hace…el que Yo no sepa que hace la otra u el otro no quiere decir que no lo esté haciendo.
Solía decir mi Santa y Sabía Abuela: “Una termina pareciéndose a aquello que más crítica” y a eso siempre le he tenido temor…Yo quiero seguir eligiendo ser como soy, me siento orgullosa de no consumir licor, de no fumar, de no ingerir sustancias psicoactivas, de buscar el amor porque ya sexo tuve suficiente cuando fui puta en ejercicio de funciones aunque ahora soy puta en licencia indeterminada y no remunerada, de preferir que me crean pendeja por no estar rumbeando un viernes, un sábado o un domingo cuando el lunes es festivo, de estar encerrada en mi apartamento viendo televisión, leyendo o cocinando que me encanta…me gusta tejer pero ya hace rato no lo hago…y esas cosas no las hago o las hago no porque quiera ser ejemplo de una vida que pueda ser leída como moral o políticamente correcta sino porque así soy Yo, no me interesa parecerme a nadie, prefiero ser imparcial y no justificar maricadas que creo injustas porque solo unas cuantas personas se sientan complacidas en su ego y su supuesto poder como muchas de las que se dicen activistas que solo buscan la instrumentalización de una orientación sexual y peor aún de una identidad de género que ahora solo han circunscrito a un prefijo y a la pauperización para justificar recursos que solo invierten en sí…
Debemos decirnos la verdad, somos tan depredadoras y depredadores como las y los heterosexuales solo que preferimos ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio, preferimos acusar a la otra y al otro por nuestra situación que asumir las responsabilidades propias que nos lleven a abandonar los espacios a los que nos han querido circunscribir y peor aún, esperando a que otra u otro haga lo que nos corresponde hacer a Nosotras y Nosotros para alcanzar los espacios que merecemos y no los que otros creen que merecemos…muchas de Nosotras y Nosotros endodiscriminamos sin piedad y muchas y muchos de Nosotros atacamos a la otra y al otro sin piedad como si eso contribuyera a que progresáramos y a un sentimiento de mejoría de nuestra situación. Recuerdo cuando una familiar mía, transgénero también, por allá en 1993 cuando decidí seguir con mi proyecto de vida y fui admitida en la Universidad de Antioquia me pregunto: ¿a ti no te da pena que te vean allá y hablen de ti?, Yo le respondí: “el que no me quiera ver que no me vea y el que quiera hablar que hable”…
Que me motivó a escribir, a volver a escribir, una película protagonizada por Mark Ruffalo , Un Corazón Normal, que retrata toda la lucha de inicios de la pandemia por VIH por allá en 1981 además de ver el comportamiento de mujeres transgeneristas en la entrega de ayudas humanitarias por parte del Alianza por la Solidaridad por la gestión que hiciera el Colectivo León Zuleta pero todo ello patrocinado por Mafre y los comentarios de una mujer transgénero que como muchas creen que todo debe ser para Ella y que otras y otros no tienen posibilidad de acceder simplemente porque Ella es “trans”, en resumen el egoísmo con que el que se abordan muchas situaciones y el ejercicio de complacencia que hacen otras y otros, reforzando ese imaginario de que por ser “trans” tengo el derecho de pasar sobre las lesbianas, los gais, las y los bisexuales.
En fin…toda esta perorata que fastidiará a muchas y a muchos pero que a otras y otros les importará un carajo es solo para reconocer que mientras la igualdad en el ejercicio de derechos esté permeada por la actitud egoísta de aquellas personas que para sentirse superiores o poderosas destruyen a otras, mienten hasta el punto de victimizarse, no lograremos nada y esto me hace preguntarme ¿Qué es lo que queremos lograr, por lo menos lo sabemos?