Inflación, ¿y ahora qué hacemos?

La inflación en Colombia para el mes de septiembre ha cerrado en el 11.4% un poco más que hace un mes, sigue en crecimiento. La variación mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue del 0,9%, dejando de esta manera una inflación acumulada para el 2022 del 10,1%. Con este panorama seguimos avanzando cada mes, bajo la incertidumbre de más inflación con las consecuencias que esto puede traer en el poder adquisitivo de los colombianos, pese a los altos aumentos en el salario mínimo del gobierno anterior, el cual ya hace un tiempo, fue prácticamente absorbido, precisamente por el efecto de la inflación.

Para la economía colombiana, se estima un crecimiento de la economía en un 7,6%, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), técnicamente con esta proyección, Colombia se convertiría en el país con mayor crecimiento de la región. Para lograr esto, entre otros factores, se debe revisar cómo hacemos para mitigar esta creciente inflación, fenómeno también mundial, como la devaluación de las monedas frente al dólar.

Hay que decir que varias industrias se ven afectadas con la inflación creciente que está presentando Colombia en los últimos periodos, entre estas se encuentra la industria textil, la cual se encuentra, de nuevo, en una grave situación. Sumado a la devaluación, se incrementa la crisis para este sector, ya que casi el 40% de los insumos son importados, se negocian en dólares, lo que parece significar a la fecha cerca de un 20% en sobrecostos. Las categorías de prendas de vestir y calzado llevan un acumulado anual del 5% en inflación. Los alimentos también han sufrido una subida de precios, en buena parte explicada por la escasez de fertilizantes por la guerra en Ucrania, recordemos allí se produce el 30% de los mismos, en Colombia poco producimos, ante la escasez, los precios suben, en consecuencia, los alimentos también. Este conflicto también ha distorsionado la cadena de suministro del sector primario como el petróleo, aluminio, gas y cereales.

A pesar de lo que se pueda pensar, el banco de la república, entidad autónoma e independiente al gobierno nacional, sigue haciendo la tarea de acuerdo a lo que se puede ejecutar en estos casos de inflación. Para contrarrestarla, desde tiempo atrás comenzó a subir las tasas de interés, el gobierno nacional a su vez, entre otras acciones, ha comenzado también a bajar aranceles en algunos insumos agrícolas, pero la gran preocupación es la intención de la Ministra del Trabajo, Gloria Ramírez, quien ya comienza a hablar de fijar o controlar precios de la canasta básica para impedir aumento en la inflación.

Este tema es delicado, comprende muchas aristas y evidencias que demuestran no ser la mejor estrategia a la hora de controlar precios para favorecer la canasta básica de consumo. Hay expertos que señalan esta medida de control de precios como generadora de escasez, personalmente pienso también podría llevar a la presión del alza en los precios. Existiría un riesgo para la oferta de bienes y servicios, podría hasta colapsar, y talvez, la producción sería menor, por este efecto de control de precios, podría incentivar un mercado negro con precios más altos. Este tipo de medidas, pienso, puede temporalmente bajar precios, pero al levantarla, puede generar incluso más inflación de la que se desea evitar.

El debate está abierto, el banco de la república continúa haciendo su trabajo, pero ¿qué hacemos? Siguen existiendo variables externas no controlables que siguen afectando la inflación, como por ejemplo los alimentos, los cuales en el país siguen representando un 15% los de origen extranjero, importamos esa proporción de alimentos y con la devaluación mundial, estos precios seguirían subiendo independiente de las medidas que internamente podamos llevar a cabo para tratar de controlar la inflación, adicional, nuestra balanza comercial sigue siendo deficitaria, y el dólar ya casi va rosando los $5.000.

Las medidas de aumento de tasas no cayeron muy bien para el Presidente Petro, quien argumenta que la inflación sigue teniendo efectos por el aumento en los precios de los alimentos, menos por la inflación internacional, más por las inundaciones, por lo cual piensa que la subida de las tasas de interés no es lo mejor para el empleo y el crecimiento de la economía colombiana. Por estos desacuerdos desde el gobierno anuncian seguir con sus planteamientos y cambios estructurales para evitar el aumento de la inflación. Hablan de la reforma tributaria enfocada a grandes fortunas, subsidio a fertilizantes, reforma agraria, cambiar la fórmula tarifaria a la energía, entre otras propuestas.

Esto viene acompañado de la intención del gobierno para fortalecer la banca pública y pretenden revisar cómo aumentar la competencia en el sector financiero con el fin de obtener tasas de interés bajas en el sector productor de alimentos. Como se puede apreciar, todos enfocados, tanto el gobierno como el banco de la república en frenar o tratar de disminuir esta inflación, fenómeno con variables exógenas, pero también con temas que pueden empezar a revisarse para evitar llegar a niveles extremos de inflación como los vive Venezuela o la misma Argentina. Históricamente Colombia ha logrado con éxitos controlar la inflación, esperamos sigan las mejores medidas y continúe el diálogo entre los sectores y entidades competentes, quienes en las adversidades han demostrado liderazgo y eficacia, no puede ser esta ocasión la excepción.

 

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