El wokismo no lo puede evitar, es superior a sus fuerzas. Lo intenta, pero no puede dejar pasar cualquier evento para evidenciar su intolerancia ideológica y su revisionismo trasnochado, o lo que es lo mismo: TOTALITARISMO CULTURAL E IDENTITARIO, con letras mayúsculas.
Ahora, su guerra es contra clásicos de la literatura moderna, no vaya a ser que la gente ‘se equivoque’ en leer algo de calidad. Agatha Christie (Hércules Poirot) e Ian Fleming (James Bond) son los últimos en caer a la hoguera de la sinrazón. Van a reescribir sus libros para que los que se ofenden por todo puedan seguir alimentando sus ansias de cancelar a quien les plazca en base a una supuesta defensa de colectivos minoritarios que se pueden molestar con fragmentos de estos libros. Hilarante.
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Primeros recuerdos
Y a mí me toca el alma de lleno. Porque Agatha Christie y Julio Verne fueron los grandes culpables de mi afición por la lectura de niño. Recuerdo con 10-11 años leer clásicos como ‘Viaje al centro de la Tierra’, ‘Asesinato en el Orient Express’ o ‘10 negritos’, libro al que ya cambiaron el nombre, no vaya ser que los BLM se ofendan. Realmente no podía parar de leer cuando iniciaba. Me atrapaban sus intrigas hasta el capítulo final, los giros de guión y lo bien que estaban escritos. Christie es la escritora que más ha vendido en la historia y no lo ha logrado precisamente con subvenciones públicas, como estos.
Y en la cobardía que desprende el olor al dinero puede radicar buena parte de la responsabilidad de esta polémica. Christie aún vende tanto, casi 50 años después de fallecida, que sus herederos y la editorial que tiene sus derechos, Harper Collins, entraron en pánico a la voz de CANCELACIÓN por las hordas fascistoides de lo woke.
Censores ‘de todo a 100’
En juego están cada año muchos millones de dólares por ventas y derechos de autor. Ante esto, la editorial se puso de rodillas y buscó a sus lectores más ‘sensibles’ (en realidad, millenials acomplejados y débiles mentales) para detectar los pasajes más censurables de las obras de Poirot o Miss Marple, y reescribirlos. “Descripciones físicas, insultos y referencias étnicas tienen que desaparecer”, afirmaron. No les importa que con ello se tergiversen referencias a pasajes de la historia de la primera mitad del siglo XX. O lo que es lo mismo, reescribir el relato cultural para adaptarlo a la mentalidad sesgada y torticera actual.
Curiosamente, a ninguno de estos ‘maestros de la ofensa’ les irrita el lenguaje o las expresiones que usa Karl Marx en su obra estrella ‘El Capital’ cuando, por ejemplo, afirma que hay que exterminar a la clase empresarial “que practicaba la parcelación del trabajo”, por ser esta “el asesinato del pueblo”, entre otras lindezas. Exabruptos como “la peor lucha es la que no se hace”, que años después inspiró la revolución soviética, dejando un balance de millones de muertos. Ese lenguaje belicista y violento de Marx no les ofende, les ofende James Bond tomando un Martini agitado, no mezclado.
Como siempre ocurre con los sesgos políticos: no les importa el qué, el hecho, les importa quién lo haga par saber si es aceptado o no..
Libertad de expresión
¿Se puede ser más gañán? ¿Se puede odiar más la libertad de expresión? ¿Se puede ser más intolerante? Sólo el plantear la idea de reescribir la literatura resulta tan patético que debería darle vergüenza intelectual al que se le ocurrió la ocurrencia… Ya ni les cuento a los imbéciles que lo secundan, y les parece bien, seguramente porque son incapaces de aceptar nada distinto a sus esquemas mentales.
Si no les gusta un libro o les repele un autor por algún motivo, que no lo lean, que lo critiquen si les parece. O más aún, que lo confronten con otros argumentos mejores si los tienen. Lo que pasa es que sus ideas son tan débiles que tienen que eliminar las de los otros para imponerse. La inquisición de la nueva moral no es capaz de debatir. Crece sólo si es capaz de borrar cualquier huella de identidad cultural que no les guste. Fascismo puro y duro.
¿Estaría de acuerdo Agatha Christie con esta nueva versión? ¿Para qué sirven los derechos del autor si años más tarde pueden hacer lo que quieran con la obra de uno? ¿Mejorará esta ‘adaptación’ al original? Me temo todo es un NO. Y aunque lo mejore, ya no será la obra que escribió una señora del siglo XIX-XX, con sus experiencias y el poso cultural arrastrado de la época que tanto enriquece a los lectores del futuro.
Puritanismo
Que inmenso daño está haciendo a la humanidad el nuevo puritanismo anglosajón, unido al socialismo. El wokismo quiere terminar con siglos de cultura, de evolución, de libertades conseguidas. En este caso, a manos de analfabetos funcionales, incapaces de cuestionarse las cosas. Cualquier día prohibirán a Platón, negarán a Pitágoras o reinterpretarán con perspectiva de género a Descartes. Gente que no ha trabajado un sólo día de su vida, y que vive del cuento y de sembrar semillas de odio.
Llevamos demasiados años regalando un altavoz a perfectos enemigos de la razón. A iletrados gritones que se apropiaron de nobles causas sociales. La gente sensata no supera el ruido de fondo y se amedrenta ante la violencia o el miedo de ser señalados. Y así nos va. Yo les invito a perder el miedo. Incluso a que esa marca sea motivo de orgullo intelectual. Estamos a tiempo de parar este retroceso cultural. Confronten sin complejos a los totalitarios, señalen a los analfabetos, y pongan en su sitio a estos idiotas. No es muy difícil.