Los astros se alinean a la izquierda

Los nuevos gobiernos en América Latina obligan a repensar el potencial regional.

El mundo permanece atento a los avatares de la guerra entre rusos y ucranianos, mientras otras guerras más estratégicas y geopolíticas se desarrollan solapadamente.

Básicamente disputas comerciales, más reñidas, si cabe, que utilizan armas reales, que se desarrollan entre dos grandes potencias: chinos y norteamericanos, en ámbitos más discretos, pero no menos dañinos.

Los campos de actuación varían en función de las oportunidades que se presentan, pero una vez abonadas algunas áreas geográficas especialmente Asia y África, otras zonas del mundo aparecen en la mira de las grandes superpotencias.

Mientras esto ocurre, en nuestra región las cosas van cambiando a pasos agigantados. Una nueva ola de gobiernos progresistas está llegando al poder. La reñida contienda en Brasil, donde Lula da Silva se proclamó presidente por un estrecho margen de votos dejando al país partido en dos, ha supuesto la consolidación de un giro a la izquierda que conlleva algo más que un ideario político común.

Margen de mejora

Latam es una de las zonas del mundo donde todavía hay muchas cosas que mejorar. La previsión de crecimiento para este año asciende al 3.2%, muy alejado de las metas a conseguir, y desde luego en las antípodas si hablamos de la proyección del 1.5 % para 2023.

Los niveles de pobreza extrema del 14.5% se han disparado después de la pandemia y la respuesta de los gobiernos ha sido tibia y poco efectiva. El débil crecimiento previsto, no ayudará a cerrar las brechas en las desigualdades sociales.

Las nuevas corrientes izquierdistas tienen pocos planes en común. Muchas esperanzas en los mensajes demagógicos, pero poco efectivos para conseguir resultados políticos o económicos.

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El perfil de la enfermedad es igual para casi todos. Alto nivel de inflación, tasas de interés imposibles de digerir, deuda pública por las nubes como consecuencia del esfuerzo por el COVID-19 y un gasto social inasumible.

Todo ello salpicado con un desempleo alto, una muy baja productividad, terrible debilidad del sector público y muy poca capacidad de maniobra en materia fiscal, lo que deja el discurso a medio camino entre la promesa y la realidad.

Transición verde

Algunas políticas regionales pueden verse afectadas positivamente: el discurso de las energías limpias y alternativas, la transición a una economía verde y sostenible, la innovación en la industria agraria, así cómo la mejora de la brecha digital tan necesaria para la incorporación de la ciudadanía.

El fortalecimiento del sector público que debería ser más activo en estos momentos de desequilibrios estructurales, ayudará a mejorar el comercio entre los países. El dialogo Estado-Estado que permitirá una mayor transparencia en los sectores de referencia que lo necesiten, sin discutir la necesidad de complicidad entre lo público y lo privado.

En el orden político también hay tareas que acometer. Chinos y norteamericanos vienen jugando un papel importante en la región. Latam siempre orientada a los grandes vecinos del norte, no ha sabido digerir los cambios bruscos en materia de seguridad que han impuesto algunos gobiernos conservadores en EEUU.

Una creciente desconfianza hacia lo “americano” ha ido creciendo para facilitar la llegada del tsunami oriental, menos sofisticado, pero sin tantos reparos morales, para adueñarse de los grandes mega proyectos, que llevan a la región al desarrollo de infraestructuras necesarias para salir del atraso del último siglo.

Para volver a ser jugador en la región, hay que promover el fortalecimiento de las organizaciones multilaterales existentes y recuperar la idea de UNASUR, que dio tan buenos resultados en el papel y tan pocos logros por la mezquindad de algunos dirigentes de la época.

Una región con una sola voz para los temas importantes y transnacionales. Una región que plantee la necesidad de un espacio común, quizás con una moneda también común, que aprenda de los errores cometidos por otras iniciativas geográficas, dialogando para mejorar sus estándares de intercambio político y comercial.

Cada tanto tiempo, los astros se han alineado para que las diferentes civilizaciones interpretaran el significado y buscaran un futuro mejor para sus ciudadanos. Ahora parece que existe una oportunidad para que la frustración y la pobreza, se adueñen de las ilusiones de salir del rezago histórico en el que vivimos.

 

 

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