El 2023 cerró con un crecimiento económico de apenas 0,6%, la mitad del que estimaban los analistas económicos. Este penoso resultado se explicó por las caídas de grandes sectores productivos como la construcción, la industria y el comercio, así como por la contracción de la inversión, un elemento que posibilita el crecimiento sostenido del PIB en el largo plazo. Tal parece que, en esta coyuntura, los hogares fueron más responsables que el Gobierno Nacional y redujeron significativamente su consumo debido al encarecimiento del crédito, en contraste, el crecimiento del gasto del gobierno creció prácticamente lo mismo que en 2022, y en lugar de apretarse el cinturón abrió 10 nuevas embajadas que le costará más de $51.000 millones al año.
A nivel local, aún estamos a la espera de conocer el desempeño económico de Bogotá durante el 2023. Sin embargo, las cifras hasta el tercer trimestre indican un crecimiento modesto que, en sintonía con el panorama nacional, podría estar marcado por la contracción en sectores clave como la construcción, la industria y el comercio, y vergonzosamente también por un consumo elevado de la Administración Distrital, que no solo se dedicó a impulsar su imagen con gastos significativos en publicidad sino también en el sostenimiento de una mayor burocracia.
La burocracia fue evidente durante la Alcaldía de Claudia López. Comparando 2019 y 2023 ambos años electorales, los recursos destinados a contratos por prestación de servicios aumentaron en un 242%. Tristemente, la burocracia también se extendió a las Alcaldías Locales. En Ciudad Bolívar, entre 2019 y 2023, los recursos destinados para los contratos por prestación de servicios aumentaron un 406%, en Engativá un 401%, en Kennedy un 306%, en Bosa un 156% y en Suba un 131%.
Durante la Alcaldía de Claudia López, los recursos destinados de manera ineficiente a la burocracia sumaron 1.6 billones de pesos, y ahí es donde afirmamos menos burocracia y más reactivación, una cifra que bien podría reactivar la economía bogotana, mediante el desarrollo urbano y la vivienda formal logrando, por ejemplo, que 60.000 familias de menores ingresos cumplan su sueño de tener vivienda propia, apoyándolas con el pago de la cuota inicial y el otorgamiento de una cobertura para ayudarles a pagar su cuota hipotecaria, y así también mantener más de 185.000 puestos de trabajo en la ciudad y generar otros 43.000 durante los próximos cuatro años, lo que se traduce en una reducción anual de la tasa de desempleo en 0,3 puntos porcentuales. Todo esto, mientras se genera más y mejor espacio público, más escuelas, colegios, centros de atención a la primera infancia y los demás soportes urbanos que requiere la vivienda.
Bogotá tiene el potencial de convertirse en el referente nacional para eliminar la burocracia, reactivar la economía, proteger el empleo y generar una ciudad de calidad, algo que ni el Gobierno Nacional ni Claudia López lograron. Menos burocracia significa más reactivación económica. A su vez, la reactivación de Bogotá necesita esfuerzo fiscal, compromiso en la gestión y voluntad política por parte de la Administración Distrital. Sin estos ingredientes, la reactivación solo se queda en intenciones.