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Juan Luis Castro

La llegada del coronavirus, próxima a cumplir cinco meses, encontró fuera de base a muchas colombianas y colombianos. Sin embargo, pese a los cambios que este ocasionó en la vida cotidiana, el Gobierno Nacional ha parecido no verse impresionado por los efectos del virus, ha seguido actuando como si nada y, peligrosamente, nos ha llevado a esta normalidad engañosa. Les comparto algunas reflexiones y conclusiones a las que he llegado durante este tiempo.

Partamos de lo esencial, las principales necesidades de las familias colombianas ante el escenario de crisis han sido: poder seguir llevando el pan a la mesa y mantener el suministro de servicios públicos (agua, electricidad, gas), ambas para mantener un mínimo de calidad de vida.

Para garantizar el acceso a los estándares de calidad de vida el Gobierno creó el programa Ingreso Solidario, que destina un auxilio económico a los sectores más vulnerables de la población.

Hay que decir que la puesta en marcha de esta iniciativa ha salido mal, en sus primeras 24 horas se hicieron virales un sinfín de denuncias sobre irregularidades en la plataforma de registro y el alcance del auxilio se ha quedado corto al punto de que, dos meses después del inicio del programa, el Gobierno ha tenido que anunciar “toma de municipios” para garantizar que los dineros lleguen a quienes lo necesitan.

Conclusión 1: Este, que era el único plan del Gobierno para contrarrestar los efectos colaterales del virus para un ciudadano de a pie salió mal.

Este programa, que de por si ya responde a un escenario atípico, no contempló las consecuencias económicas que iría ocasionando el parón de la pandemia. Aún así, representantes del Gobierno Nacional han afirmado haberse adelantado a los hechos y proveer soluciones.

La nación creó líneas de crédito con el fin de ayudar al empresariado colombiano, en su mayoría micro y medianas empresas, a resistir los embates económicos de la pandemia. Lo que parecía una buena idea se quedó en el papel.

De 800.000 empresas inscritas en cámara de comercio hubo 115.600 solicitudes para el subsidio a la nómina, que, con corte a 31 de mayo, ha llegado a 99.339 empresas, tan solo el 12.4% del total. ¿Saben por qué? Porque los trámites están siendo más que complicados y un gran número de ellas ya cerraron.

El Gobierno Nacional, tal como funcionaba antes de la pandemia, vio en el sistema financiero la mejor forma de distribuir estos dineros, un sistema encargado de prestar el dinero y que no lo ha hecho, de bajar y/o congelar las tasas de interés y que no lo ha hecho; y de asumir el riesgo de los prestamos con el fin de mantener andando la economía del país, que tampoco lo ha hecho.

Conclusión 2: Habiendo podido garantizar los subsidios a través de la banca pública, el Gobierno llevó el dinero a los bolsillos de los bancos.

Ahora, si hablamos de la atención de la pandemia en términos de salud, el Gobierno ha actuado como si nada nuevo estuviera pasando. Sí, se ha girado dinero adicional a las EPS para agilizar los procesos y garantizar el servicio, pero, como es normal en el sistema de salud actual, esta plata se ha quedado en un montón de intermediarios y no llega a los hospitales y al talento humano en salud, que siguen trabajando sin garantías económicas, laborales y sin los elementos de bioseguridad necesarios.

Conclusión 3: El Gobierno ha podido robustecer el sistema de salud y mejorar la calidad del servicio a través de la intervención directa, como se espera en toda emergencia, pero extrañamente ha optado por no hacerlo.

Los tres ejemplos anteriores son buenas muestras de cómo el Gobierno del presidente Iván Duque ha actuado de la misma forma que lo hubiera hecho si la pandemia no hubiera llegado, desconociendo el escenario atípico y adverso al que se está enfrentando el país hoy.

Con la tasa de desempleo cercana al 20% y la economía con una caída de 20% es evidente que el Gobierno no ha sido capaz de poner en marcha una ayuda generalizada para toda la población, las ayudas que existen para la población vulnerable son precarias y las destinadas a sostener la economía han caído en bolsillos de las más grande empresas (porque las pequeñas ya se quebraron). Ante este panorama vale la pena preguntar ¿Para quién está trabajando usted, señor Duque?

Todo lo anterior sin mencionar el llamado a esta normalidad engañosa en la que es posible poner en marcha jornadas como el Día Sin Iva al mismo tiempo que la ocupación de Unidades de Cuidado Intensivo llega a su límite y diariamente se rompe el récord de contagios y decesos por covid-19.

Las imágenes del primer Día Sin IVA, son preocupantes y le pasarán la factura al país por el manejo deficiente e irresponsable que se le ha dado a la crisis. No es con muertes como vamos a disminuir el índice de pobreza multidimensional que sufre.

Sé del esfuerzo incansable que han hecho desde el Ministerio de Salud, el Instituto Nacional de Salud y los gobiernos locales para contrarrestar el virus, por eso es indignante que de un plumazo se hayan puesto en riesgo los resultados del aislamiento.

El director de la Dian en entrevista con La W atribuyó el “éxito” del Día Sin IVA al hecho de que “el mercado se regula solo”, por ello es imprescindible que el Presidente Duque entienda que la salud pública no.

Presidente Duque, fortalecer la salud pública puede ser el asunto más importante para dar paso a la reactivación de otros sectores en el país, por eso le reitero que no es demasiado tarde para emplear la distribución masiva de tapabocas y la protección del talento humano en salud. Si la preocupación es reactivar la economía cuanto antes y se está quedando sin opciones efectivas, lo invito a que apoye y ponga en marcha cuanto antes la Renta Básica que sin duda apoyaremos desde el Congreso, en lugar de seguir empujándonos desde su programa vespertino a una normalidad engañosa.

@JuanLuisCasCo


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