Desde el año de 1992, en la Asamblea General de Naciones Unidas se viene votando año tras año una resolución en contra del bloqueo económico contra Cuba. Si bien en ese año hubo solo 59 votos a favor y tres en contra (los propios Estados Unidos, Israel y Rumania), se presentaron 71 votos en blanco y 46 ausencias. Lentamente, sin embargo, la situación comenzó a cambiar y en los últimos años la votación ha sido aplastante en contra de esta aberrante medida: año tras año, 191 Estados han votado en contra y solo dos a favor: Estados Unidos e Israel, a veces en compañía de la isla de Palaos, un archipiélago situado en el Mar de Filipinas.
A pesar del rechazo universal a una medida unilateral e inútil instaurada en 1960 -hace ya 59 años-, los Estados Unidos han continuado despreciando el consenso mundial que se opone a este tipo de medidas, las cuales castigan duramente a la población y contadas veces logran cambiar la conducta de sus gobernantes.
Existen rumores crecientes de que Colombia podría abstenerse o, incluso, votar en contra de esta resolución el próximo jueves 7 de noviembre en la Asamblea General en Naciones Unidas. Sería no solo una vergüenza, sino, un grave error en el plano diplomático: en un mundo cada vez más convulsionado y en un entorno regional muy delicado, Colombia no puede ni debe generarse un entorno hostil.