La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa?
Los aullidos se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha subido el rubor.
La princesa se llena de ira en su púlpito de honor;
son ruidosos sus gritos que lanza sin ningún pudor
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
Balan fuera sus compañeros, gritos de izquierda, por favor.
Es un discurso sin hilo, sin mucho sentido, agradece algo a un público aturdido.
Le sobra mala educación, algo de conocimiento tiene, y criterio no sé yo.
Su oráculo es ese pajarito de azul; que es lectura, criterio y visión del progre y del analfabeto de hoy.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa no sabe qué bien merece.
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de fresa,
quiere ser cineasta, quiere ser activista,
tal vez mariposa, ¡qué carajal tiene en su cabeza,
la joven princesa de la boca de fresa!
Es el día más triste, Ayuso está presente,
no he tenido suerte, reconoce la princesa con su boca de fresa,
estoy feliz chicos, termina el discurso de la triste princesa de la boca de fresa.
Versiono al gran poeta Rubén Darío mientras veo el video y escucho el minuto de gloria de Elisa María Lozano que recogió el reconocimiento a la mejor de su promoción en Ciencias de la Información, de la Universidad Complutense de Madrid. Nota de 9,28 y nadie preguntará por su media, pero ahí queda su discurso a la vista de cualquiera, para quien quiera contratarla. Amigos de Confidencial Colombia, tengan a bien perdonarme esta referencia puramente madrileña.
La mala educación
Si al menos hubiera usado ese momento para hablar, en lugar de gritar. Para agradecer, en lugar de recriminar… Queridos activistas del mundo, futuros políticos, cineastas, periodistas, deportistas, agentes sociales o común de los mortales que me leen, cuando uno recibe un premio, si se acepta, se agradece. Si no se acepta, no apareces. Es de primero de urbanidad, de elegancia, de saber estar y de vida adulta. El resto es mala educación y eso, eso no lo enseña la Universidad.
Vea el video del incendiario discurso
Qué triste que se tenga un minuto para hacer tanto bien y se desperdicie de esta manera. Lo mismo pienso de Chema, ese ciudadano indignado que insultó en vivo y a micrófono abierto y sin venir a cuento al presidente español Pedro Sánchez; “¡qué te vote Txapote!”. Haciendo referencia al asesino etarra que, entre otros muchos, fue el que disparó en la nuca a Miguel Ángel Blanco y Gregorio Ordóñez. Innecesario. Carne de meme.
En España hay mucho hartazgo, mucha estupidez y falta educación. Y con educación no me refiero a la asunción de conocimientos más o menos extensos en una materia, me refiero al arte de ser persona y saber estar en cada momento y lugar.
Ni la Academia educa, ni la ideología es tener criterio
Nos sobra información y conocimientos técnicos, y hay que preocuparse de estar al día para no quedarse, cada uno en su ramo, obsoletos. Pero todo esto, Elisa, lo que podríamos llamar Academia, ni nos educa, ni da ni criterio, ni aporta sabiduría.
Empezaré por el criterio. Futura curranta que engrosará las listas del paro, el criterio se adquiere cuando se ponderan los conocimientos que se tienen, se juzgan, bajo un prisma personal de reflexión y se busca una respuesta propia, en forma de ideas.
La sabiduría se adquiere cuando observando el mundo de fuera se aprehende, esto eso, se hace propio, y nos quedamos con lo esencial. Normalmente esto llega con la edad, cuando se te pase ese enfado existencial que traes de recién licenciada y activista gritona. Tampoco te preocupes si no llega, los sabios no abundan.
Querida Elisa, tu madre te habrá educado con unas ideas del mundo y unos valores para que sepas moverte en él. La educación se recibe en casa; es esa indicación que nos enseña a masticar con la boca cerrada, a no gritar cuando se habla, a no toquetear las cosas del mercado… También es la que te apremia a dar las gracias por los regalos y hasta pedir perdón cuando uno se equivoca. La educación es la que mueve y acerca a las personas. La que transmite valores y en definitiva, la que enseña cómo manejarse por la vida. La que hace que alguien al que se está ofendiendo permanezca sentado, escuchando y no te arree un bofetón como hizo Will Smith en la gala de los Oscar hace un año. Te equivocas cuando afirmas que tu madre te ha dado criterio, el criterio se lo forma uno mismo. Tu madre, te ha educado. Y sí, has tenido mala suerte porque te has perdido todo lo que te podría haber aportado tu padre, que es muchísimo.
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La querida Facultad
Un 9,28, la calificación más alta de todo Ciencias de la Información y prefiero pensar que no has captado lo esencial de la Universidad antes que rendirme al pesimismo generalizado, ese que habla del deterioro de la institución pública, en particular, la facultad de Ciencias de la Información, tendenciosa desde siempre. Somos muchos los periodistas que nos hemos formado bajo su amparo, hemos defendido con vehemencia nuestras ideas y hemos sido activos en la vida universitaria, incluso yendo a contra corriente. Pero nunca me había avergonzado de tanta falta de educación en un colega de profesión. ¡Qué mal futuro auguro!
Conservo amigos de aquellos años, y con muchos de ellos, aún estando en las antípodas de mis ideas, discuto, aprendo, comprendo su punto de vista y lo hacemos con total normalidad. En algún momento seguro que aumentamos el volumen de la discusión, pero no hay insultos, ni faltas de respeto, porque por encima de todo, está eso, la educación.