A la controversia sobre la reforma pensional porque el petrismo les traspasó a los fondos privados de pensiones entre 2,1 y 2,8 billones de pesos, al imponerle a la Cámara de Representantes que respaldara el ciento por ciento del proyecto de ley aprobado en el Senado, hay que agregarle otros ingredientes regresivos y una verdad que se menciona muy poco.
Fue Gustavo Petro en persona quien les ordenó a los petristas de la Cámara –Pacto Histórico, liberales, conservadores y de la U– actuar como simples correveidiles de sus copartidarios del Senado, ratificándoles el articulado que habían aprobado. Con esa directriz les hizo un gran regalo a los Fondos de Pensiones y violó la dignidad del Congreso y la separación de los poderes, base del sistema democrático que ordena la Constitución.
De acuerdo con información de El Tiempo del 14 de junio pasado, en reunión de Petro con los congresistas del Pacto Histórico quince días atrás, en la Escuela de Caballería, les dijo que “debían acoger el texto del Senado”, como en efecto hicieron sus enmermelados de la Cámara de Representantes. Así les causaron un gran daño a los colombianos, con el agravante de que los Representantes tenían el tiempo suficiente para analizar el proyecto y decidir, cambiando lo que desearan cambiar, que es para lo que Colombia cuenta con un Congreso bicameral.
Ya Asofondos, la organización de los fondos de pensiones –Porvenir, Protección, Colfondos y Skandia– reconoció que lo que aprobaron en Senado y Cámara fue lo que esa asociación les indicó a decenas de congresistas, de acuerdo con los intereses de sus propietarios.
Por la imposición de Petro, tampoco se pudo modificar en la Cámara una aberración del sistema de pensiones colombiano, que admite algo que no está permitido en casi toda América. Que, por ejemplo, Porvenir financie las carreteras de Corficolombiana, cuando las dos son empresas del grupo financiero de Luis Carlos Sarmiento Ángulo. ¿Por qué ese compadrazgo es negativo para los trabajadores que cotizan para su pensión? Porque para ellos lo mejor es que Porvenir le preste a Corficolombiana con intereses altos, en tanto que a Corficolombiana le conviene que Porvenir le preste con tasas menores, contradicción que de seguro resuelven contra los ahorradores.
De otra parte, el objetivo principal de esta reforma –que es la del FMI– apunta a reducirles sus derechos de pensión –con cada persona en situación diferente– a los colombianos menores de entre 40 y 45 años. Y se los recorta también a los trabajadores más calificados, con sueldos por encima de 2,3 salarios mínimos, presionándolos a irse a vivir a otros países.
Es notorio que casi todos los que están aprobando o aplaudiendo esta reforma, es decir, la alta burocracia del gobierno de Petro, los congresistas petristas y la cúpula petrista del sindicalismo que hizo de esquirol, no perderán nada porque quedaron protegidos por el período de transición, calculado en su beneficio y para hacerles daño a los trabajadores más jóvenes.
Y señalar que los escasos pesos que les darán a los ancianos –con los que estoy de acuerdo– no demuestran la generosidad de Petro y sus enmermelados de todos los partidos, empezando por los de César Gaviria, porque esos recursos pueden recaudarse de otra manera. Su verdadero fin es usarlos para ocultar el recorte de los derechos pensionales de los colombianos y convertir a esos pobres en clientela política del petrismo.
Es tan atrabiliaria la forma como los petristas de la Cámara sabotearon el principio de publicidad al impedir el debate de la ley, que la Corte Constitucional tiene razones para declarar inconstitucional ese trámite.