Irreverente, audaz y valiente. Compleja y sin pelos en la lengua. Terca, apasionada, elocuente y brillante. La Negra se erigió bajo convicciones muy fuertes y enfrentó la muerte por esas convicciones: la paz, la salida negociada a la guerra, los derechos de las mujeres, la dignidad de las personas LGBTIQ+, la incidencia política de los afros, la movilización rebelde de los jóvenes.
Piedad Córdoba representa los retos y odios de este país. Las tensiones y contradicciones más fuertes de nuestra democracia las encarna la vida de la negra y su muerte es un testimonio de nuestros conflictos, traumas culturales y prejuicios cotidianos.
Cuando la paz estaba criminalizada y cuando en este país, según el dogma de Uribe, no había conflicto armado, Piedad insistió en una salida política y no militar a nuestro conflicto armado, insistió en los acuerdos humanitarios y se la jugó por ellos. En una sociedad que en su mayoría clama guerra, sangre y bala, Piedad, de facto y con acciones políticas resistía a esta aplanadora cultural de la guerra.
Cuando jóvenes eran perseguidas, perseguidos, asesinadas/os y desaparecidas/os – en plenos diálogos de paz con las FARC-EP- Piedad Córdoba apoyo una movilización nacional de jóvenes rebeldes a la guerra, llenaron las calles de este país y al unísono gritaban: exigimos paz y no más sangre.
En el Congreso de la República, Piedad fue determinante para la aprobación de la ley 1257 de 2008 que tiene como objeto “(…) la adopción de normas que permitan garantizar para todas las mujeres una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado, el ejercicio de los derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico interno e internacional (…)”. Ante nuestro patriarcalismo, racismo y arribismo las organizaciones de mujeres lograron articularse y construir ese tesoro normativo y político. El liderazgo y la fuerza de la senadora Piedad Córdoba contribuyeron de manera fundamental para que este mandato de justicia se volviera ley.
Para que las parejas homosexuales tuvieran reconocimiento legal la negra hizo un proyecto de ley al respecto. Hoy el matrimonio Gay es un hecho.
Luchó y resistió contra el racismo y promovió los derechos afros sistemáticamente.
Piedad, como política, no favoreció a los privilegiados, ni la guerra, se enfrentó a los poderosos de su partido y de este país, por esa razón la quisieron eliminar físicamente, la quisieron callar políticamente, le quisieron negar sus derechos políticos. Ella con persistencia, humor, resistencia y valentía nos mostró que en política la lucha es larga y que las derrotas son inyecciones de poder subjetivo para fortalecer la lucha colectiva y no dejarse derrumbar.
La muerte de Piedad ha mostrado también cómo nuestra sociedad y muchos de nuestros lideres están cargados de odio y erigidos en la indolencia. Los comentarios de muchos jóvenes, de lideres políticos y de influencer indignan y generar frustración -Tu y yo podemos pensar diferente, pero tu y yo jamás nos alegramos de la muerte de nadie, jamás queremos eliminar la humanidad de nadie. Tu nunca despojas de dignidad a nadie y mucho menos una vez muerta. Esta actitud es la que se siente, por ejemplo, en la voz de Jota Pe Hernández. No vale la apena repetir sus frases en X.
Necesitamos, como dice nuestra jefe del equipo negociador ante el ELN Vera Grabe, transformarnos a nosotros mismos, despojarnos de tanto odio y de querer eliminar al otro de diferentes maneras ¡Esa es la principal transformación cultural y pedagógica que requiere la paz! La muerte de Piedad y estas reacciones nos deben poner este asunto como un reto fundamental de país. Desde ahí se empieza a tejer el Acuerdo Nacional.
Encuentre aquí más columnas de Diego Cancino