El sistema de transporte público organizado, eficiente y sostenible en Bogotá, a pesar de los sabotajes políticos y el pesimismo de algunos, lleva 25 años avanzando. Le falta mucho, pero no apoyamos a quienes dicen que hoy no existe nada bueno.
La discusión de la movilidad va más allá de la pregunta “¿cómo se mueven las personas?”, nos debe poner a hablar del derecho a movernos, porque en la medida en que una ciudad tenga un buen sistema de transporte, quiere decir que, en esa ciudad, todos nos podemos encontrar como iguales. Una buena ciudad es aquella en la que los ricos y los pobres se encuentran juntos en el transporte público, como le escuché alguna vez decir al exalcalde Enrique Peñalosa. Por eso, en esta columna, los invito a que veamos medio lleno el vaso de la movilidad en Bogotá.
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El 24 de diciembre de 1884, 60.000 bogotanos (toda la población de entonces) recibieron como regalo de navidad el primer sistema de transporte público de la ciudad: los tranvías impulsados por mulas1. Llegó 1910, las mulas se retiraron del servicio, los tranvías fueron electrificados y así funcionaron hasta 1952 cuando desafortunadamente se acabó la red férrea en Bogotá por falta de mantenimiento, deficiente servicio y la llegada de un competidor más barato, flexible y con mayor cobertura: el bus.
Aparecieron entonces los buses eléctricos, los trolleys o trolebuses, esos que funcionaron hasta la mitad de la década de 1980, que debían ir conectados permanentemente para funcionar y eran administrados por la Empresa Distrital de Transporte Urbano. Fue por ese entonces que apareció la guerra del centavo, esa peligrosa competencia entre privados para movilizar la mayor cantidad de gente posible en buses propios. Pero llegó 1998 y con él la idea de Transmilenio, el sistema de transporte masivo troncal que comenzó a operar en el 2000 y que hoy, 25 años más tarde, moviliza más de 2 millones de personas al día; luego, en el 2006 se creó el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) que buscó organizar e integrar el transporte público de la ciudad. Así, en 2011 entraron a operar los buses zonales (que movilizan, actualmente, otros 2 millones de ciudadanos diarios) y en 2019 se adjudicó la obra de la Primera Línea del Metro de Bogotá que entrará a operar en 20282.
A pesar de aquellos ires y venires en el tiempo y de muchos intentos de sabotaje por parte de algunos, hoy la ciudad tiene un SITP amplio y que apuesta a la multimodalidad:
117km de troncales de Transmilenio operando (aunque debería tener 388km).
31.7km adicionales de troncales en construcción y que entrarán en operación antes de 2028 (Av. 68, extensión de la Av. Caracas y extensión a Soacha, Av. Ciudad de Cali).
Más de 8.000 buses del SITP que cubren toda la ciudad diariamente.
Un cable aéreo operando (Ciudad Bolívar).
Un cable aéreo en construcción (San Cristóbal) y otro adjudicado y listo para empezar a construirse (Potosí).
Un cable aéreo en proceso de estructuración (San Rafael).Avanza la construcción de la Primera Línea de Metro (con un 46,2% al cierre de 20243).
Avanza la adjudicación de la Segunda Línea de Metro y la estructuración de la Tercera que conectará a Bogotá con Soacha.
Se está construyendo el Regiotram de Occidente, tren de cercanías que comunicará a Bogotá con municipios como Facatativá, Madrid, Mosquera y Funza (se espera su entrada en operación para 2026).
Se encuentra en estructuración el Regiotram del Norte, el otro tren de cercanías que conectará a la Capital con Chía, Cajicá y Zipaquirá.
630km de ciclorrutas4 por los cuales se mueven alrededor de 880.000 personas al día (muchas más que en Ámsterdam, Santiago y Copenhague5).
Y estos no son logros menores, menos para un país con una economía tan inestable como la nuestra y tan afectada por los cambios en el precio del dólar. La construcción de la Primera Línea del Metro de Bogotá costaba, para 2017, $13.8 billones de pesos; del Cable Aéreo de San Cristóbal, $341.838 millones de 2023; la Segunda Línea del Metro se proyecta en $34.9 billones; y ni hablar de las troncales cuyas obras avanzan actualmente (a precios de 2024): la Calle 13 ($4.5 billones), la Avenida 68 ($3 billones) y la Avenida Ciudad de Cali ($786.214 millones). Bogotá lleva décadas apostando por una modalidad sostenible y aunque a paso lento y muy costoso, la ha ido consolidando, por eso es tan importante velar por la continuidad de estos proyectos.
Dice el profesor Darío Hidalgo, Doctor en Planeamiento de Transporte Urbano, que, a pesar de todo, Bogotá “sigue teniendo una movilidad sostenible” que son los viajes a pie, en bicicleta y en transporte público, los medios en los que los bogotanos más se han movido en estos casi 500 años de historia. Para 2024, según la Encuesta de Percepción Ciudadana de Bogotá Cómo Vamos (2024), el 39% de los habitantes de la Capital se movilizaron en Transmilenio, el 14.3% en buses del SITP, el 11% en bicicleta y el 6.7% a pie. Ǫuiere decir esto que el año pasado el 71% de los residentes de Bogotá usaron medios de transporte sostenibles para sus actividades diarias. El vaso medio lleno. Pero hay que reconocer los retos que se mantienen: según Bogotá Cómo Vamos (2024), Transmilenio es el modo de transporte de la ciudad que menos satisfacción genera entre sus usuarios con tan solo el 35% (en 2023 era del 39%).
Bogotá debe ser referente mundial en movilidad, no solo en cómo mover ciudadanos sino en cómo respetar y garantizar nuestro derecho a movernos. No nos dejemos llevar por el pesimismo y por los que atacan el SITP para raspar votos. El sistema de transporte público se mantiene en el tiempo si los ciudadanos nos apropiamos de él y lo cuidamos, no si lo vandalizamos, rompemos e incendiamos. Pero la responsabilidad también cae sobre los políticos, los gerentes públicos, esos tomadores de decisiones que por años se negaron a expandir el sistema, demandaron sus obras para que estas no avanzaran y afectan a los millones de ciudadanos que lo usan. Es ahora nuestra responsabilidad trabajar por mejorar esas falencias y mostrar la otra cara de la moneda, la que sí funciona y nos ha hecho sentir. orgullosos. Hoy el vaso está medio lleno, pero sé que llegará el momento en el que lo tendremos a punto de derramarse con un sistema de transporte público organizado, eficiente y sostenible.
Ñapa: y no olvidemos un importante avance, la extensión de la Primera Línea del Metro hasta la Calle 100, que quedó incluida en el Plan Distrital de Desarrollo 2024-2027 gracias a una iniciativa nuestra; proyecto que, además, cuenta ya con una propuesta de prefactibilidad radicada en diciembre pasado ante el Metro de Bogotá por la empresa China Harbour Engineering Company (CHEC).
1 El Tiempo, 2019. “Vea dónde está el único ejemplar que sobrevive del tranvía de rieles”. Tomado de: https://www.eltiempo.com/bogota/el-tranvia-de-mulas-tiene-sala-especial-443590
2 Esta línea de tiempo es extraída del primer podcast de Juan David Ǫuintero con Darío Hidalgo.
3 RCN Radio, 2025. “Avance del metro de Bogotá alcanza el 46% y proyecta nuevos hitos para 2025”. Tomado de: https://www.rcnradio.com/bogota/avance-del-metro-de-bogota-alcanza-el-46-y-proyecta-nuevos-hitos-para-2025 4 Secretaría de Movilidad, 2024. “Mapa de Ciclorrutas de Bogotá”.
4. Secretaría de Movilidad, 2024. “Mapa de Ciclorrutas de Bogotá”. Tomado de Secretaria de Movilidad
5 https://www.uniandes.edu.co/es/noticias/ingenieria/bogota-tiene-mas-viajes-en-bicicleta-que-amsterdam