La discusión sobre el presupuesto general de la nación en 2022 ya está en marcha y desde luego las contradicciones y las propuestas desfachatadas del Gobierno no se han hecho esperar.
Con la vista en cualquier parte -y los oídos sordos ante cualquier propuesta que llegue desde los sectores alternativos- avanza lo que públicamente llamamos debate pero que no es más que la aplanadora del gobierno haciendo lo que quiere.
La mejor prueba de ello es la presencia del artículo 125 con el que, de manera sutil, pretenden suspender los efectos de la ley de garantías con le excusa de que esto permitiría reactivar la economía y general empleo -casualmente- de cara a los comicios legislativos.
La doble moral de este gobierno y toda la bancada oficialista se sale hasta por las costuras. La eliminación de la ley de garantías abre una puerta giratoria a infinitos escenarios en los que los recursos públicos pueden terminar en las cuentas de cualquier campaña y al servicio de la politiquería: todos ellos lo saben.
Es inadmisible que el presupuesto general de la nación termine financiando la defensa electoral de una clase política que le teme al coletazo del paro, que le teme a las consecuencias de su pésimo manejo de la pandemia y que le teme en últimas a la ciudadanía activa e informada.
Es más que evidente que conocen los perjuicios de lo que hoy sugieren, pues fueron ellos mismos quienes atacaron la medida cuando esta provino del gobierno Santos, públicamente fue señalado que no era más que una movida politiquera para repartir mermelada y ¿hoy piensan lo contrario?
Señor Iván Duque, Señor José Manuel Restrepo, con total respeto les pido que no subestimen la inteligencia de la opinión pública y les pido también que no manoseen la crisis de esta manera. La reactivación de la economía será posible y lo será lejos de los fines politiqueros de la inclusión del articulo 125.
En últimas la crisis económica precedió, acompañó y aparentemente permanecerá después de la pandemia en buena parte por la gestión tardía que se ha convertido en la regla y no en la excepción de este periodo presidencial, así que no nos mezclen las cosas y ojalá la bandera política que este presidente representa pueda asumir la contienda electoral desde el debate y las ideas, no desde la politiquería, la corrupción y la mermelada.