Desde hace 41 años un grupo de personas iniciaron el activismo por la reivindicación de los derechos de los sectores sociales LGBTIQ+; es toda una vida de entrega a la lucha por sus derechos. Reconocerse como persona diversa hoy día en el mundo es un acto político y trasgredir la normalidad impuesta por el mundo hetero patriarcal es un gran reto.
A lo largo de estos años han surgido cada vez más organizaciones que luchan por la creación de las políticas públicas y velan por la inversión que debe hacer el Estado para el ejercicio del goce pleno de los derechos humanos.
El pasado domingo 30 de junio al terminar el primer semestre del 2024 se llevó a cabo la Marcha del Orgullo o la Marcha de la Diversidad. Me conmovió de manera especial la ola de nuevas generaciones volcadas en las calles avivando esta causa; desde hace unos años hemos venido saliendo a marchar con una consigna llamada, ‘abrazos de mamá’, y es simplemente eso un abrazo.
Con este cartel en medio de la multitud repartimos miles y miles de abrazo, cada abrazo con una condición de cariño de escucha de amor y de respeto. Abrazamos muy poco y en ese muy poco, muy poco a nuestros seres queridos, pero encontré en esa multitud mucho dolor por el rechazo, el abandono, la incomprensión. Muchos jóvenes me decían, “hace tanto tiempo no veo a mi mamá”; “mi mamá me echó de la casa”; “mi mamá no me habla porque soy así”.
Yo simplemente abrazaba y le decía que todo estaba bien, que no había nada que curar, ni nada que perdonar, esas palabras automáticamente habría el llanto en los ojos de muchos de ellos, ellas y elles. Inmediatamente viene a mi cabeza la reflexión de todo el activismo en busca de la paz y me reafirmo: nos falta trabajar tanto la paz con nosotros mismos, esa paz interior, esa paz dentro de las familias, esa paz del poder respetar el desarrollo de la personalidad de cada uno y de cada una, porque debemos empezar por ahí.
Esto es un asunto de respeto, de respetar en su esencia, de aceptarlo y coexistir con él, con ella, con elle, de romper los estereotipos y la estigmatización que hay frente a la diferencia y permitir que las personas se expresen y se amen y que se pueda legitimar que hoy día el modelo de familia ha cambiado.
Ayer en las calles de Bogotá fui la mamá de miles de personas que me abrazaron y el sentir su desamor, su soledad, su tristeza, me conmocionó, pero también me cargo de energía. Esta definitivamente es una causa; una causa de la cual tenemos que hablar; una causa que no podemos dejar pasar desapercibida.
Son las nuevas ciudadanías y las nuevas ciudadanías nos dicen que el amor no tiene límite, es por ello que debemos de manera responsable ir acompañando este discurso para modificar los espacios de socialización de esta sociedad hetero normativa patriarcal que no permite que se presenten diferentes tipos de familia y, es empezando por la educación desde la casa. Desde esa casa hetero normativa por la cual tal vez algún día entre un rayo de luz multicolor y así tal vez, ese momento sea un momento de celebración y no un momento de angustia y desolación desde el hogar.
Debemos prepararnos para saber de estas nuevas ciudadanías, cuáles son los tipos de género que existen, porque de pronto en sus casas aparentemente sólo cohabita el modelo hetero patriarcal y digo aparentemente porque tal vez si usted se pone los lentes multicolor empiece a ver la realidad de otra forma.
La Constitución de Colombia hoy día permite que las personas de los sectores sociales LGBTQ+ más gocen de los derechos fundamentales. Estas personas del mismo sexo se pueden constituir en una familia; pueden tener hijo; pueden expresarse abiertamente en los entornos laborales y en el espacio público. Sin embargo, todavía estas personas lo hacen con miedo o con demasiado esfuerzo. Precisamente es eso lo que debe cambiar no debe ser una lucha pertenecer a esta comunidad.
Para ellos tenemos que revisar los entornos escolares donde están los manuales de convivencia de los cuales de nuevo reitero, son unos manuales pensados en una ciudadanía que ya no cohabita este mundo porque este mundo ha cambiado y debemos prepararnos para ese cambio en el entorno escolar.
Pertenecer a la comunidad diversa no debe ser objeto de burla ni de matoneo, debe ser respetado por el simple hecho de ser siendo libre de discriminación, estos acuerdos por la convivencia de los entornos escolares deben ser el punto de partida para poder hablar del respeto y de lo que está sucediendo con los sectores sociales LGBTIQ+; no puede ser motivo de escándalo; no puede ser motivo de disgusto; no puede ser motivo de sanción.
Quererse, amar y expresarse de manera diversa no es motivo de consulta psicológica; el tener una orientación sexual distinta no es motivo de consulta. Sentir ansiedad, reconocer los patrones de presión que hay en esta sociedad si es motivo de consulta. Hay que prepararse para saber afrontar esta situación en un mundo donde amar es pecado y la homofobia dizque una postura política.
Y definitivamente desde la psicología clínica también debe haber una especialización que trate de estos sentires y pensares de la diversidad con enfoque de género. La normalidad de la conducta nos hace reflexionar del bienestar de una familia basada en el respeto en la empatía y la comprensión frente a la diferencia.
También entender en el mundo laboral que cualquier persona puede pertenecer a la comunidad del Arco Iris y que el desempeño de esta persona no puede ser ni estigmatizado ni estereotipado por su condición sexual, en el entorno laboral las personas de la comunidad LGBTQ+ tienen derecho a compartir el día de la familia con sus familias homoconstruidas, que pueden afiliarlas a la caja de compensación y a la EPS y desde allí gozar de este ejercicio de derechos, que no hay edad; no hay estrato; no hay raza; no hay etnia, acá sólo hay amor. El estuche con el que venimos a este mundo tiene muchas funciones es importante que las descubramos y las utilicemos en pro de un mundo mejor.
La funcionalidad del ser humano debe hacer énfasis y basarse de manera reiterada en construir la convivencia y los límites basados en el respeto, en la empatía, en la aceptación y conocimiento de esas diferencias. Y es que simplemente lo que se está pidiendo es que las personas puedan ser; que puedan expresarse libremente y puedan desarrollar su personalidad tal cual como lo han querido.
Hoy día para muchos partidos políticos la diversidad se ha vuelto una causa política, sin embargo, en el ejercicio de la legislación y la asignación de presupuestos todavía se queda corta esa promesa que se hace en tiempos electorales. Necesitamos no solamente que se nos respete la condición de elegir y ser elegidos, sino que se nos cumpla con las promesas de poder vencer esas brechas de desigualdad.
Es así como puedo narrar el sentimiento de toda una jornada recibiendo abrazos de miles de personas que vivieron por un momento el abrazo de mamá. Una mamá que no te juzga; una mamá que te acompaña; una mamá que te sonríe; una mamá que te seca las lágrimas; una mamá que te cuida.
El mejor cuidado que podemos recibir como sociedad es aprender a respetarnos, a aceptarnos y coexistir en el mismo espacio vital.
¿Y ahora, tú a quien le darías un abrazo?
Marcela Clavijo P.
Psicóloga Esp investigación de mercados y Magister en psicología del Consumidor