Resulta difícil creer que cada cuatro años la confianza de los colombianos siga intacta, confiando en propuestas populistas para cambiar el futuro de nuestro país, unas más descabelladas que otras, pero si de todas aquellas se tuviera que escoger alguna que generara cierta expectativa en la sociedad, sin lugar a dudas sería la tan anhelada reducción de salarios de los congresistas.
Pues la misma, es el fiel reflejo de la desigualdad que vive hoy nuestro país, sin dar cifras para no herir susceptibilidades, el salario de los congresistas en nuestro país es el segundo más alto en América latina, mientras que el salario mínimo del ciudadano de a pie en Colombia se ubica en la décima posición comparando los países latinoamericanos, y aunque parezca mentira algunos congresistas aún se atreven a decir que el salario no les alcanza y otros simplemente hacen oídos sordos cuando se quiere tocar el tema en público.
Así las cosas, parece ser que la brecha entre los parlamentarios y el pueblo colombiano fuese de estos tiempos, sin embargo, los ciudadanos deben saber que en 32 años el salario de los congresistas aumentó en más de un 341%, pese a lo anterior, los colombianos aún conservan la esperanza de que los congresistas por fin se reduzcan el salario, y no para que la economía mejore sino para lograr disminuir en el imaginario colectivo que la desigualdad cada vez es más estrecha.
Lamentablemente como todo en nuestro país se queda en veremos, la grandiosa iniciativa legislativa lleva 7 meses engavetada, pues se encuentra estancada en la Comision primera de la Cámara de Representantes y está a punto de hundirse por falta de celeridad de los representantes a la cámara; al proyecto tan solo le falta un debate en primera de Camara y un debate en plenaria de la misma, también tendríamos que esperar si el proyecto presenta cambios y esperar las conciliaciones, todo esto antes del 20 de junio, si se pasa de este tiempo, el proyecto tendrá que archivarse.
Bueno, de lo único que se tiene hoy certeza respecto al tema, es que volvieron a mentirle al pueblo, pues por un lado el salario del legislativo ya aumentó en un 10,8% oscilando cerca a los 48 millones de pesos y por otro lado parece ser que el proyecto naufragara en la comisión primera de la Cámara de representantes, donde evidentemente no quieren darle tramite.
Finalmente, el tiempo determinará si de una vez por todas los congresistas tendrán una rebaja en el salario para el 2026 o simplemente renacerán las propuestas populistas de cada cuatro años, como el congelamiento del salario, reducción directa por ley, renuncia a gastos de representación, o cualquier otra que enamore más al elector y que si o si, continúa profundizando las desigualdades extremas en nuestro país.
César Orlando Amaya Moreno