Ruralidad capitalina

Bogotá, capital de Colombia, la ciudad más grande de país, punto de convergencia de millones de personas, cuna de la toma de decisiones que armonizan o quebrantan la estabilidad de toda una nación, con sus altos rascacielos, bulliciosas calles y vibrante vida citadina, a menudo se pasa por alto un elemento vital que yace en los márgenes geográficos de la ciudad: la Bogotá rural y sus honorables habitantes, los campesinos.

Así es, la ciudad Andina que se encuentra ubicada en el altiplano cundiboyacense y sobre la sabana que lleva su mismo nombre a 2600 metros sobre el nivel del mar, encuentra en muchas ocasiones olvidado el rasgo campesino de miles de habitantes que fungen como guardianes de la tierra, los cuales se citan en su mayoría sobre las laderas de los cerros que rodean la metrópolis; y es que aunque en la capital se encuentren grandes oportunidades de progreso y mejora con miras a un mundo rodeado de una compleja pero llamativa trama urbana, existen otros personajes que a diario viven su propia lucha, desde la resiliencia por su humilde, honrada y ancestral labor.

Pero sorprendentemente, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Bogotá es una de las ciudades con mayor porcentaje de población que se identifica como campesina, ubicándose en el tercer lugar con 10 puntos, por debajo de regiones como el Cauca (48,7%) y la región Oriental (44,3%). Sin embargo, el 59,4% de los campesinos de la región de Bogotá, ya asentados en pequeñas parcelas agrícolas, de cultivos de papa, maíz, fresas y hortalizas, han advertido como “Muy difícil” el grado de complejidad de llevar a cabo su labor en los últimos 10 años, siendo el resultado del crecimiento masivo y un tanto desbordado del sector urbano.

Una persona que vive al interior de la capital, en el vertiginoso ritmo de la vida moderna, se estaría preguntando ¿Dónde se encuentra esta población campesina?; el territorio rural de Bogotá esta distribuido en su gran mayoría en 9 de las 20 localidades, entre ellas Ciudad Bolívar, Usaquén, Santa Fe, San Cristóbal, Chapinero, Suba, Bosa Sumapaz y Usme, según el Instituto Distrital de Turismo, el 75% de Bogotá es zona rural.

Es de gran importancia resaltar, que los campesinos de la región de Bogotá no solo son proveedores de alimentos frescos y saludables para la capital, sino que también son guardianes de la biodiversidad, preservadores de tradiciones de identidad cultural que se entrelazan con la historia misma de la ciudad, guardando el Bogotano original, aquel que milenariamente ha habitado el territorio capitalino, y que afortunadamente se ha negado a entrar en las aparentes comodidades que brinda lo urbano, pues ¿qué sería de nosotros sin los campesinos?

El dos (02) de Junio conmemoramos el Día Nacional del Campesino, reconociendo a cada una de las personas que labran la tierra con sus manos callosas y su labor ancestral, entre sueños y anhelos de esperanza que muchas veces son invisibilizados o minimizadas en el discurso público y político, relegadas a un segundo plano frente al brillo de ciudad moderna; no obstante, la Bogotá rural emerge como un recordatorio vívido y esencial de nuestras raíces, nuestra dependencia de la tierra y nuestra conexión con la naturaleza. La invitación no es otra que reconocer la importancia de este sector y trabajar en colaboración con los campesinos y las comunidades rurales para proteger sus tierras, promover sus prácticas agrícolas y crear políticas de desarrollo sostenible que valoren y apoyen su inmensa labor.

César Orlando Amaya Moreno

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