El pasado 10 de abril marcó un hito importante en la gestión de Carlos Fernando Galán al cumplirse los primeros 100 días desde que asumió su cargo como alcalde de Bogotá. Sin duda alguna, este periodo no solo sirve como referencia para evaluar su gestión, sino también para reflexionar sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta la capital colombiana. Bogotá no solo es la ciudad más poblada del país, con más de 7.9 millones de habitantes según el DANE en 2023, lo que representa el 15% de la población nacional, sino que también es un motor económico clave, al contribuir con uno de cada cuatro pesos al PIB nacional, según las cifras más recientes también publicadas por el DANE para el año 2022.
Con esto en mente, utilizando la metáfora de un semáforo, podemos destacar con mayor claridad los logros de estos cien días de administración con la luz verde, las áreas de precaución con la luz amarilla, y las señales de alerta con las luz roja, que hasta ahora definen la dirección de la gestión de Galán.
En la luz verde de su gestión durante estos cien días, claramente se ubican los desafíos más urgentes que enfrentó el alcalde al inicio de su mandato. Entre ellos, sobresale la suspensión (aunque temporal) del contrato entre la Empresa de Renovación Urbana de Bogotá -RENOBO- y un privado para la construcción de 13.000 viviendas sobre los terrenos de la Avenida Longitudinal de Occidente. Esta medida, es un paso hacia la dirección correcta que no solo le da tranquilidad para el futuro de la movilidad de la ciudad, sino que también simboliza un avance en la protección de una avenida tan importante no solo para Bogotá, sino también para la región y el país. Asimismo, se destaca el manejo ejemplar que el alcalde Galán le dio a los incendios forestales en la ciudad, y que se caracterizó por una comunicación constante con la ciudadanía y una gestión eficaz que reflejó un liderazgo sólido en tiempos de crisis.
En este bloque de aciertos también destaca la defensa contundente del alcalde para el Metro de Bogotá ante las interferencias del presidente Petro con la frase “ni un paso atrás con el metro”. En materia de seguridad, se observan mejoras en indicadores clave, como la reducción en el robo de vehículos, robos callejeros y homicidios, aunque persisten desafíos en la lucha contra la extorsión. Además, se ha evidenciado un seguimiento muy riguroso a las obras de la ciudad, con sanciones a aquellos que obstaculizan el avance, como en el caso del grupo 6 en la obra del Transmilenio de la 68. También, se ha registrado progreso visible en las intervenciones del IDU y de la Unidad de Mantenimiento Vial, lo cual refleja un compromiso tangible con el desarrollo urbano. En este contexto, destaca también la iniciativa del programa “Centro Vive” como un paso importante hacia la recuperación y revitalización del centro urbano, un modelo que podría replicarse en otros sectores de la ciudad para promover un urbanismo seguro en toda la ciudad.
En el ámbito de la luz amarilla, destaca el avance en la intervención de los parques en la ciudad. Si bien se han intervenido 50 parques en estos primeros cien días, de un total de 5000, es crucial acelerar el ritmo. Aunque la metodología de intervención y la voluntad política están establecidas, no se puede postergar la intervención de todos los parques a lo largo de los siguientes cuatro años. Acciones de este tipo son fundamentales, ya que no solo mejoran la seguridad, sino que también aumentan la sensación de calidad de vida de los bogotanos. Por lo tanto, es necesario reconocer el progreso logrado hasta ahora, pero también intensificar los esfuerzos en este aspecto y darle prioridad para avanzar en el urbanismo seguro de la ciudad.
En la luz roja, se encuentra la promoción del modelo integral de desarrollo urbano y vivienda formal que articula eficazmente las prioridades de la oferta y la demanda. La administración ya ha dejado claro en el Concejo Distrital que no modificará el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), un instrumento que infortunadamente obstaculiza el desarrollo formal de la ciudad. Por lo tanto, la ciudad espera conocer la estrategia de la administración para solucionar los problemas derivados de la inaplicabilidad del POT. La situación no puede prolongarse cuatro años más, ya que el desequilibrio en el reparto de cargas y beneficios, especialmente en los suelos de renovación urbana, impide la generación de vivienda social en la ciudad, lo que expulsa la oferta hacia los municipios aledaños. Además, más de 900 mil predios continúan afectados por las actuaciones estratégicas. La administración tiene la responsabilidad pendiente de comunicar claramente cuáles son las estrategias para permitir el desarrollo de vivienda social en Bogotá y evitar su expulsión hacia los municipios vecinos.
A este bloque se incorpora también la falta de decisión frente al consumo de drogas y estupefacientes en espacios públicos. A pesar del compromiso del alcalde para emitir un decreto al respecto a finales de enero, este aún no ha visto la luz. La importancia de este decreto radica en su capacidad para proteger los entornos escolares, impidiendo que el microtráfico encuentre terreno libre para acechar a nuestros niños. Es evidente la relación directa entre la seguridad en los parques y entornos escolares y la protección de la infancia frente a estas amenazas. Por tanto, no se puede obviar la necesidad urgente de medidas concretas que brinden claridad y salvaguarden la integridad de nuestros niños ante la presencia de jíbaros en estos espacios.
Con este balance, esperemos que el alcalde Carlos Fernando Galán no solo consolide los avances que ha logrado hasta ahora, sino que también acelere el ritmo en áreas donde aún hay desafíos pendientes. Es crucial que se concentre en abordar las problemáticas señaladas en la luz roja, trabajando arduamente para transformarlas en puntos de progreso. Solo así podremos aspirar a un futuro donde la luz verde brillen con fuerza para todos los ciudadanos, y que podamos decir ¡Vivamos Bogotá!
Concejal de Bogotá