Las fuerzas de oposición de derecha en el Congreso de la República, incluyendo su desvariado Presidente Iván Name, están tacando burro. Con maniobras de todo tipo buscan sacar réditos políticos de un pretendido bloqueo a las iniciativas de reformas que el Gobierno del presidente Petro ha puesto en consideración del legislativo. El último episodio lo protagonizó el propio Name, quien en un impostado ataque de dignidad parlamentaria levantó la sesión en la plenaria del Senado del pasado miércoles, para darle una estocada final a la reforma pensional y enterrar definitivamente la reforma a la salud dilatando la votación de la apelación del Senador Wilson Arias a la votación de esta en la comisión séptima del Senado.
Y digo tacando burro, porque el accidentado tramite de los proyectos que buscan dar respuesta a sentidas demandas expresadas en el paro nacional del 2019 y el estallido social del 2021 no han conducido a la inmovilidad del gobierno, y mas bien han derivado al ejercicio de facultades del Ejecutivo para adoptar muchos de los cambios que hubiesen podido ser el resultado de acuerdos en el parlamento. Es lo ocurrido con la reforma a la salud, que luego de 18 tortuosos meses de trámite legislativo, fue votada negativamente en su tercer debate en el Senado por Congresistas cuyos partidos recibieron financiamiento en sus campañas por parte de Keralty, la multinacional dueña de Sanitas. El Gobierno, haciendo uso de las facultades reforzadas de la Supersalud en el periodo legislativo anterior por iniciativa del entonces Presidente Iván Duque, se vio obligado a intervenir la Nueva EPS y Colsanitas, en reacción al informe de la Contraloría General de la Republica sobre la situación financiera de las EPS.
Quienes bloquearon la reforma a la salud en el Congreso, negándose a votar la ponencia alternativa presentada por el Senador Verde Fabián Díaz como última oportunidad para construir un consenso en la Comisión Séptima del Senado, no se esfuerzan por ocultar su condición de áulicos de los poderosos económicos detrás de las EPS. Han saltado a criticar por injustificada la actuación de la Supersalud, olvidando deliberadamente que por razones similares en los Gobiernos de Pastrana se liquidaron 9 EPS, en los de Uribe 5, en los 8 años de Santos 18 y en el de Duque 10. Y proponen de manera tardía ahora una concertación para presentar una nueva reforma ante el Congreso, ante el costo político que no supieron calcular cuando evidenciaron semejante acto de mezquindad con la ciudadanía.
Bien lo advierte el analista y columnista Álvaro Forero Tascón, para nada Petrista, en una entrevista reciente en Blu Radio, “yo lo que sostengo es que tratar de bloquear un gobierno no es realista, porque los gobiernos cuando los bloquean recurren a gobernar por decreto en todas partes…. Estados Unidos, que es una democracia sensata, cuando los republicanos tomaron como estrategia para derrotar a Obama bloquearlo, no dejarle pasar nada, después que logró pasar la reforma a la salud, pues se dedicó a gobernar por decreto dentro de la Constitución. Eso hace cualquier gobernante que considera que tiene un mandato…”. Más aún, el Presidente Petro luego de la aprobación en el Congreso su Plan de Desarrollo, su progresiva Reforma Tributaria y la Ley de Paz Total, bien pudo dedicarse a gobernar con esos mandatos haciendo uso de las inmensas facultades que le otorga la Constitución en un régimen presidencialista. Escogió el difícil camino de construir consensos o mayorías para que la agenda de reformas fueran el resultado de decisiones democráticas en el Congreso.
En las actuales circunstancias de pugnacidad política es recomendable que tanto el Presidente Petro, como el Congreso de la República acudan al cumplimento del articulo 113 de la Constitución Política que ordena la cooperación y colaboración de los poderes públicos, sin detrimento de su separación e independencia como fundamento de toda democracia moderna. No es conveniente embarcarse en una aventura Constituyente, pero es reprochable el bloque institucional en la que están empeñados intereses patrimonialistas y sectores conservadores recalcitrantes en el Congreso de la República. El dialogo y la concertación pueden salvar la pensional y demás reformas que mejorarían notablemente nuestra democracia. Y el Congreso dejaría de tacar burro.