1083 días tuvimos que esperar para disfrutar del mejor festival del país. Fueron más de mil días con cambios o suspensiones, y aunque estaba vigente el fantasma del Jamming Festival, el FEP (Festival Estéreo Picnic) sí fue una realidad en un primer día con una montaña rusa de emociones que atravesó el contraste de presentaciones de alta calidad y el luto por la muerte Taylor Hawkins, baterista de Foo Fighters.
Lastimosamente es imposible ver todas las presentaciones, pero decidí estrenar el FEP con Lucille Dupin. La bogotana cumplió con su promesa de hacer de su show un ritual, que se desarrolló con mucha energía y acabó con ella haciendo añicos su ukelele.
Después tuve un breve tiempo para hacer gestiones con la modalidad de ‘cashless’ y echarle un vistazo a las experiencias ofrecidas por los patrocinadores. Bon Yurt y Flamin’ Hut tuvieron algunas de las más apetecidas por los asistentes.
Siguió el turno de Duplat, que tuvo carácter para llevar un piano de cola al escenario con todo y lo complejo que pueda llegar a ser, pero no contento con eso, descrestó al público con una pieza clásica además de su repertorio en un espectáculo muy elegante.
A partir de las 5 de la tarde empezaron a llenarse los escenarios, la lluvia hacía amagues, pero el sol se imponía. El cielo estuvo despejado hasta el fin del evento para la suerte de los muchos que iban con tenis de tela o blancos.
Dear Boy tuvo una presentación destacada, aunque el público estaba algo menguado para esa hora.
Cuando el Escenario Adidas recibió a The Drums, ya la vibra del festival era otra. La temperatura la subió The Libertines, de la que su vocalista y el guitarrista traían esmoquin con la camiseta de la Selección Colombia. La banda tuvo una de las mejores presentaciones de la noche y de ahí en adelante el nivel no bajó.
Para Idles quedó claro que cualquier expectativa que alguien llevara se quedaba corta. Sin embargo, quien en mi opinión reinó en el primer día del FEP fue Nile Rodgers & Chic. La leyenda que se ha codeado con emblemas del ‘mainstream‘ brilló de manera arrolladora.
El público con ellos lo sentí distinto. A mi alrededor había una pareja que visiblemente superaba los 40 años y otra pareja de señoras aficionadas al disco, que -como yo- le huían al tumulto para tener espacio suficiente y bailar.
Este público que me rodeó se dividió entre los más mayores que cantaban clásicos a todo pulmón, mientras que los jóvenes gastaban su energía en bailar, tararear algunas letras y saltar. Pero la grandeza de Nile Rodgers es tan grande que los puso a todos al unísono con Get Lucky. El complemento perfecto lo impusieron Audrey Martells y Kim Davis, cuyos registros rompieron cualquier tipo de paradigmas. El síntoma de que ese show estaba cerca del fin fue cuando el Escenario Principal se aglomeraba de personas con camisetas, gorras y bandanas de Foo Fighters.
Como yo iba colgado de tiempo para ver a Black Pumas -del escenario Principal al Adidas hay fácil unos 10 minutos caminando- salí minutos antes de que Niles pudiera agradeceremos y a lo lejos oí cuando el director del festival quebró las esperanzas de la fanaticada de Foo Fighters, informando con voz de alarma y algo quebrada, que la banda canceló el show y su gira en Sudamérica por temas de salud.
Lo primero que imaginé fue que la altura afectó irreversiblemente a uno de los integrantes, como sucedió con Miley Cyrus el lunes. Las especulaciones iban y venían, chistes de todo tipo sobre la situación estaban en el murmullo de la gente. Por las redes sociales me enteré minutos después de la muerte de Taylor Hawkins.
Imaginé que el shock fue peor fue para los que se quedaron en el Escenario Adidas esperando desde antes a Black Pumas y se enteraron cuando el vocalista dedicó el show al baterista de Foo Fighters y pidió un minuto de silencio.
Dicen Eric Burton y Adrian Quesada de Black Pumas:
“…Y cuando este momento de silencio acabe, queremos que hagan la mayor cantidad de ruido posible por @foofighters y Taylor Hawkins” ?? pic.twitter.com/MzmbP8tdNo— EL PRESENTE. (@Festereopicnic_) March 26, 2022
Black Pumas -que para mí tuvo la segunda mejor presentación de las que vi en el día 1- plantó cara y trató de levantar el ambiente apagado y surrealista. De hecho, su show se extendió algo más de lo normal y al final todos vibramos al unísono con Colors.
Después de calmar mi apetito en la zona de comidas fue el turno para la EDM con Kaytranada primero, y después con Claptone, dos espectáculos que a pesar de ser los últimos, exprimieron la escasa energía de los asistentes y subieron el ánimo de los que seguían con el afectados por la muerte de Taylor Hawkins.
El día acabó con el peregrinaje de quienes se empinaban tratando de encontrar el vehículo que los trajera de regreso, mientras que otros aún seguían buscando amigos o familiares para devolverse. Por mi parte, escribí está crónica en el trayecto de regreso, ya que se me imposibilitó dormir en la flota. Este sábado será otro día más del FEP y habrá otra crónica más.
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