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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: AUC

Condenan a un hombre por tráfico de armas desde Bulgaria

El Juzgado Décimo Penal del Circuito Especializado de Bogotá condenó a cuatro años y seis meses de prisión a Humberto Ágredo Espitia, por facilitar el traslado de armas de Bulgaria a Colombia para abastecer a las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) entre los años 1999 al 2000.

Ágredo Espitia participó en la importación ilegal de aproximadamente 11.000 fusiles AK-47 desde territorio europeo, los cuales ingresaron irregularmente al país camuflados entre maquinaria y sacos de fertilizante por los puertos de Buenaventura (Valle del Cauca) y el Golfo de Urabá, y terminaron en manos de estructuras a cargo de los hermanos Castaño Gil.

 

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De acuerdo con la Fiscalía, este sujeto para concretar este propósito ilegal mantuvo reuniones con cabecillas del entonces Bloque Bananero de las AUC, como Raúl Emilio Hasbún Mendoza, alias Pedro Bonito, con quien se encontró en un hotel de Bogotá en 1999. Asimismo, auspició la falsificación de documentos oficiales del Ejército Nacional y desvió armamento que tenía como destino una exposición militar en Corferias, en Bogotá.

La Fiscalía destacó que estas actividades de tráfico de armas no fueron incidentales o aisladas, sino que constituyeron un esfuerzo coordinado y sistemático para promover y fortalecer el poder armado de los paramilitares, que utilizaron los AK-47 traídos de Bulgaria para cometer violaciones sistemáticas a los derechos humanos.

Alias Botalón quedó por fuera de Justicia y Paz

La Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá, excluyó del proceso especial de la Ley de Justicia y Paz al exjefe paramilitar Arnubio Triana Mahecha, alias Botalón, por delinquir luego de su desmovilización.

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La Fiscalía argumentó que el excabecilla de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio fue condenado por el Juzgado Primero Penal del Circuito Especializado de Bucaramanga (Santander), el 29 de enero de 2024, por los delitos de concierto para delinquir con fines de extorsión, tráfico de estupefacientes; y financiación del terrorismo y grupos de delincuencia organizada y administración de recursos relacionados con actividades terroristas y de la delincuencia organizada.

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Al respecto, la Magistratura concluyó que la gravedad de los delitos cometidos por Triana Mahecha después de su desmovilización, su reincidencia en hechos ilícitos y el incumplimiento de los compromisos adquiridos en el marco de la Ley de Justicia y Paz, justifican plenamente la exclusión.

Gustavo Petro propone reactivar proceso de paz con las AUC

En medio de un acto de entrega a campesinos víctimas del conflicto de 8.430 hectáreas de tierras, dentro de las cuales hay 7.916 pertenecieron a los entonces jefes paramilitares alias ‘Macaco’, alias ‘Nico’ y alias ‘Cuco Vanoy’, el presidente Gustavo Petro propuso la reactivación de la mesa de paz con los exjefes paramilitares.

“Porque el proceso no ha terminado, dado que no se han entregado los bienes que ustedes les entregaron a la justicia, a las víctimas de la violencia», dijo el primer mandatario.

 

Añadió que “esos mismos que los aplaudieron los pusieron en un avión encadenados, esposados, y se los llevaron a una justicia extranjera. Los traicionaron y la paz no se hace con traiciones», y recalcó: “La paz se hace con la palabra puesta sobre la mesa».

Consideró que “usaron el proceso con los paramilitares para que la tierra pasara de dueño, no en manos de las víctimas, sino de unos cuantos politiqueros y politiqueras. El señor fiscal (Francisco) Barbosa se negó a dar la lista de los bienes de extinción de dominio de narcotraficantes, porque han pasado a manos de políticos, de familiares de los políticos y de familiares de los dueños del Estado».

Es por eso –dijo– que existen dificultades “hoy para encontrar los caminos de la verdad. De nuevo se quiere repetir la historia del despojo como si el pueblo colombiano no estuviera cansado ya del despojo».

A los exjefes paramilitares, manifestó, “los aplaudían, considerándolos los héroes, los senadores, los representantes a la Cámara, los grandes propietarios de la tierra en Colombia, los grandes empresarios del país, los cacaos y ciertos medios. Los aplaudían como héroes, como salvadores, porque ustedes eran capaces de demostrar que a partir de la sangre podían extirpar la rebeldía».

En el acto estuvo presente el exlider paramilitar, Salvatore Mancuso, quien reiteró su disposición para trabajar en pro de la paz y la reconciliación.

Martín Sombre dice que las AUC no estuvieron en la masacre de Mapiripán

En una versión entregada a la Jurisdicción Especial Para la Paz, Elí Mendoza, alias de ‘Martín Sombra’,  dijo que los autores del masacre de Mapiripán, donde 49 personas fueron asesinadas, no son las autodefensas colombianas sino las Farc.

Rito del Río no fue, eso fue una tropa mía que se llamó Marco Aurelio Buendía, entonces nosotros acostumbrábamos a hacer las embarradas y achacárselas a los otros”, dijo el exguerrillero.

 

Aseguró además que el general del Ejército, Rito Alejo del Rio, quien fue declarado culpable por cohonestar con los paramilitares, no tuvo nada que ver con este hecho.

La declaración de Martín sombra obliga abrir en la JEP una línea de investigación que establezca si lo dicho por el exguerrillero corresponde a la verdad. En el caso de encontrarse que mintió, perdería los beneficios que otorga el tribunal de justicia transicional.

La masacre de Mapiripán tuvo inicio el 12 de julio de 1997, cuando unos 70 paramilitares abordaron helicópteros del Ejército que se encontraban al interior de la Brigada XVII, con rumbo a San José del Guaviare, donde abordaron dos camiones que pasaron en frente de la sede del Batallón Joaquín París.

Unos kilómetros más adelante, superaron sin ninguna dificultad un retén militar en el sitio Sinaí, que esa unidad militar tenía instalado. Luego de cruzar medio país, los camiones se dirigieron al casco urbano de Mapiripán, donde finalmente ejecutaron la masacre.

La masacre de Mapiripán marcó la entrada de las AUC en la zona. Por este hecho fue condenado a 40 años el general retirado, Jaime Humberto Uscátegui.

El general en retiro, Rito Alejo del Rio, fue relacionado con esta masacre.

Cárcel para alias ‘El Tío’, autor de más 30 muertes en Soacha y el sur Bogotá

La Fiscalía General de la Nación resolvió la situación jurídica de Luis Alejandro Alfonso Salamanca, alias El Tío, un señalado exintegrante del Bloque Centauros de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

La justicia le impuso medida de aseguramiento de detención preventiva en establecimiento carcelario como presunto responsable de una ola de homicidios ocurrida en Soacha (Cundinamarca), entre abril y noviembre de 2002.

 

Alias El Tío, habría sido designado en su momento como cabecilla armado y financiero de una estructura paramilitar denominada Bloque Capital. En cumplimiento de ese rol criminal, presuntamente, ordenó el asesinato de 34 personas en el sector de altos de Cazuca y, por lo menos, 10 barrios ubicados entre Soacha y la localidad de Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá.

El material de prueba indica que el hoy procesado, al parecer, le pagó a cada sicario 400.000 pesos por homicidio selectivo perpetrado.

En el curso del proceso se acreditó que las víctimas correspondían a personas señaladas de estar vinculadas a actividades delictivas, habitantes y líderes comunales que tenían ideas contrarias a los grupos paramilitares, y una menor de edad que identificó a algunos de los agresores y los denunció.

Adicionalmente, alias El Tío estaría involucrado en el crimen de un hombre que fue interceptado por una estructura del Bloque Centauros, trasladado a un inmueble, torturado, desmembrado, envuelto en bolsas plásticas y arrojado al río Negritos, en la vereda Las Mercedes.

Alias El Tío deberá enfrentar cargos por los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir agravado.

 

Jorge 40 se autocalificó como «colaborador» de las AUC, el ELN y las Farc

El líder paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, en su última oportunidad de poder acogerse a la justicia de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), insistió este jueves que no solo fue tercero colaborador de las autodefensas, sino también de las guerrillas de las FARC y el ELN.

 

«Desde mi más esencial intimidad quiero declarar que me siento profunda y sinceramente arrepentido por todo el dolor y el daño causado (…) producto de mis acciones como tercero y como combatiente», ha pedido disculpas a las víctimas antes de responder a las preguntas de la JEP.

Antiguo jefe paramilitar del Bloque Norte de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), ‘Jorge 40’ ha afirmado estar dispuesto a aceptar haber sido paramilitar y que financió a esos grupos, pero no bajo la acusación de la JEP que sostiene que en calidad de combatiente sirvió de enlace con las fuerzas del orden.

Esta es la última oportunidad que tiene ‘Jorge 40’ para acogerse a este tipo de justicia especial, surgida tras los acuerdos con las FARC en 2016, que no contempla en su jurisdicción a los grupos paramilitares. Su plan es demostrar que participó en el conflicto interno de Colombia en calidad de tercero colaborador civil.

Antes de dar pasado a las preguntas de la JEP en esta audiencia, que tendrá una segunda y última sesión este viernes 27, ‘Jorge 40’ ha pedido dar a conocer los motivos por los que no solo fue tercero colaborador de las AUC, sino también de la extinta guerrilla de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

«Eso fui primero un tercero colaborador del ELN y de las FARC, eso fue Rodrigo Tovar desde 1993 hasta 1996», ha dicho ‘Jorge 40’, quien ha achacado «al abandono y la opresión» las razones por las que «ciudadanos de bien, pacíficos, trabajadores» acabaron tomando las armas contra el Estado colombiano.

‘Jorge 40’ está dando su declaración desde la cárcel de La Picaleña, en la ciudad de Ibagué (Tolima), en la que se encuentra desde su vuelta de Estados Unidos en 2020 tras cumplir una pena de doce años por narcotráfico. Recientemente ha sido condenado a 40 años por un doble asesinato en 1999.

Al igual que otros ilustres paramilitares como Salvatore Mancuso, ‘Jorge 40’ también se sumó a la política de desmovilización del expresidente Álvaro Uribe, reconociendo su participación en más de 1.400 delitos, entre ellos 300 masacres, por los que tendrá que responder ahora si no logra agarrarse a la JEP.

La JEP pide investigar a 16 militares de alto rango por posibles vínculos con las AUC

La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) ha solicitado abrir una investigación a 16 oficiales del Ejército  por sus posibles vínculos con los grupos paramilitares al facilitar el reclutamiento de guerrilleros desmovilizados de las FARC y del Ejército Popular de Liberación (EPL) a la filas de las Autodefensas.

 

Entre quienes se pretende investigar están Rito Alejo del Río, comandante de brigada entre 1996 y 1997, condenado ya en 2012 a 25 años de prisión por el asesinato del líder social Marino López y Leonardo Barrero, comandante de las Fuerzas Armadas entre 2013 y 2014, a quien Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, señala como nexo entre los paramilitares y el Ejército.

La JEP sostiene que la laxitud y permisividad de los altos mandos de las fuerzas de seguridad permitió el fortalecimiento de los escuadrones paramilitares en la región de Urabá, en el oeste de Colombia.

Las conclusiones de la JEP son en base a decenas de documentos y declaraciones, entre ellas las del propio ‘Otoniel’ y otros líderes paramilitares como Elkín Casarrubia, alias ‘El Cura’, quienes relatan como ellos mismos, entre otros, dejaron las guerrillas para unirse luego a estos grupos armados, con la connivencia de los militares.

Capturan al ‘eslabón perdido de las AUC’

Darío Alberto Laíno Scopetta, conocido con el alias de ‘Ojos Azules’ fue capturado en la ciudad de Barranquilla por agentes del CTI de la Fiscalía.

Laíno Escopeta era considerado como el eslabón perdido de las AUC. Su captura se dio en cumplimiento a una orden del Juzgado Décimo Penal del Circuito de Bogotá, al parecer, por estar relacionado con el crimen del sindicalista Manuel Santiago Pájaro Peinado, ocurrido el día 16 de agosto de 2001.

 

De acuerdo con las versiones de Justicia y Paz, “fue la persona que presuntamente impulsó la creación de grupos paramilitares en el Magdalena”. Ningún homicidio se ejecutaba sin su aval”, se lee en la sentencia fallada por el magistrado Gustavo Roa Avendaño, proferida en marzo de 2019.

Era conocido con los alias de “M1, JM, Ojos Azules o José Miguel” dentro de las AUC, y fue llamado a indagatoria por la Fiscalía Quinta Delegada por el delito de homicidio agravado, en relación al crimen del abogado, docente, ganadero y presidente de Coolechera, Gustavo Alexis De Silvestri Saade.

 

Conceden libertad a alias ‘Gordo Lindo’

Un juez de la república dejó en libertad a Francisco Javier Zuluaga Lindo, alias ‘Gordo Lindo, reconocido narcotraficante quien se coló en el proceso de Justicia y Paz durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.

La orden de libertad fue emitida por el Juzgado Quinto de Ejecución de Penas de Bogotá con lo cual se le permitió su salida de la cárcel de máxima seguridad de La Picota.

 

Zuluaga Lindo pagó una pena en los Estados Unidos por temas de narcotráfico y fue devuelto a Colombia para cumplir con procesos judiciales que quedaron abiertos con su extradición.

Alias Gordo Lindo se desmovilizó en 2005 y en 2008 fue extraditado hacia los Estados Unidos por cargos de tráfico de drogas por los cuales fue condenado a una pena de 21 años de prisión y fue excluido del proceso de Justicia y Paz, luego de comprobarse que no hacía parta de las AUC.

 

 

La extradición y los derechos de las víctimas

En mayo de 2008 el entonces presidente Álvaro Uribe, autorizó la extradición a los Estados Unidos  de 15 comandantes paramilitares, entre ellos algunos de los más notorios líderes de las Autodefensas Unidas de Colombia -AUC- como Salvatore Mancuso, Diego Fernando Murillo, alias “Don Berna”, y Rodrigo Tovar Pupo, alias “Jorge 40”. Los extraditados enfrentaban cargos por producción o tráfico de cocaína, lavado de activos y actividades conexas, delitos bajo la ley federal del país del norte. La decisión de extraditarles fue presentada por el gobierno colombiano como parte de la lucha contra el narcotráfico. Pero los 15 extraditados eran postulados de la Ley 975 de 2005, la ley de justicia transicional creada para incentivar su desmovilización. Para el momento de las extradiciones, en las «versiones libres» dadas por paramilitares, se había empezado a revelar información muy útil e importante para sus víctimas sobre las circunstancias de los crímenes cometidos contra sus seres queridos. Estos avances se pusieron en riesgo con la extradición. Por eso se desató un gran debate sobre la extradición desde la perspectiva de los derechos de las víctimas.

En octubre de 2014 se publicó el documento “La extradición: Aprendizajes y recomendaciones desde las víctimas”, elaborado por Kimberly Stanton, ex directora de Project Counselling Service, PCS, hoy asesora del congresista de los Estados Unidos, Jim McGovern; Danilo Rueda, director de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, actualmente Alto Comisionado para la Paz; Franklin Castañeda, director de la Fundación de Solidaridad con los Presos Políticos, FCSPP, hoy director de Derechos Humanos del Ministerio del Interior; y quien escribe, cofundador del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, CAJAR. El estudio recoge las experiencias de las víctimas en sus esfuerzos de garantizar el cumplimiento de sus derechos a pesar de las extradiciones de comandantes paramilitares de 2008, y otros 10 más, para un total de 25 hasta 2010. Dado que la extradición es nuevamente tema de discusión entre Colombia y Estados Unidos, y ahora contando con un gobierno pro-derechos humanos, hay que retomar la reflexión.

 

¿De cuáles derechos hablamos? los principios universales para la protección y la promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad, actualizados en 2005 por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, los resume como los derechos a la verdad, a la justicia, a la reparación, y las garantías de no repetición de las violaciones. Para garantizar el derecho a la verdad, acorde al Principio 5, “Incumbe a los Estados adoptar las medidas adecuadas, incluidas las medidas necesarias para garantizar el funcionamiento independiente y eficaz del poder judicial, para hacer efectivo el derecho a saber …” El derecho a la justicia requiere que el estado garantice la amplia participación jurídica en el proceso judicial a todas las partes perjudicadas y a toda persona u organización no gubernamental que tenga un interés legítimo en el proceso (Principio 19). El derecho a la reparación debe ser accesible, rápido y eficaz.

Las extradiciones de 2008, en la práctica socavaron cada uno de estos derechos. A pesar de sus esfuerzos -incluyendo las visitas a las cárceles estadounidenses donde estaban internados- y contrario a las promesas de los funcionarios de ambos países de que no sería así, las víctimas perdieron acceso a los extraditados y por ende a toda la información que tenían. Los procesos judiciales en los EE.UU. no admitieron la participación de las víctimas colombianas ni tomaron en cuenta sus testimonios. De hecho, fue imposible que lo hicieran porque los procesos judiciales trataban solamente de cargos vigentes bajo la ley estadounidense. Por lo tanto,  las masacres, el desplazamiento forzado, la desaparición forzosa y otros delitos de lesa humanidad quedaban excluidos. No se confirmó qué parte de los bienes incautados de los extraditados fueron devueltos a Colombia, pero era evidente que no pasaron a manos de las víctimas. La decisión de una corte estadounidense, no protege los derechos de las víctimas ni contribuye a las reformas necesarias de las políticas colombianas para garantizar la no repetición.

Sin embargo, hubo ciertas luces. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dicho que en todas las etapas del procedimiento penal (tanto investigativa como de juicio), se debe garantizar que las víctimas y/o sus familiares tengan pleno acceso y capacidad de actuar, tanto en el esclarecimiento de los hechos y la sanción de los responsables, como en la búsqueda de una justa compensación. Las víctimas lograron en julio de 2009, que la Corte, en resolución sobre la supervisión del cumplimiento de la sentencia en el caso de la Masacre de Mapiripán vs. Colombia, estableciera que debe prevalecer la judicialización de graves violaciones de derechos humanos por encima de otros delitos; que la extradición no puede ser un mecanismo de impunidad; que debería haber mecanismos de cooperación judicial entre Colombia y EE.UU. para asegurar que la persona extraditada siga colaborando con la justicia colombiana; y que la extradición no debería interferir o entorpecer las investigaciones de las graves violaciones de derechos humanos ocurridas en Colombia. Un año después, en el caso de Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia, la Corte reiteró que el uso de la figura de la extradición no debía “favorecer, procurar o asegurar la impunidad”, y que el Estado colombiano está obligado a “adoptar las medidas necesarias para asegurar que las personas involucradas en graves violaciones de derechos humanos […] comparezcan ante la justicia”.

Para desarrollar «mecanismos de cooperación judicial entre Colombia y EE.UU» que protegen los derechos de las víctimas, el punto de partida es el hecho de que es prerrogativa del presidente de Colombia aprobar o no la extradición de un ciudadano de nuestro país. En cuanto a narcotraficantes, el presidente Petro ya ha propuesto que los que negocian con el Estado y dejan de delinquir, no se extraditan. Además, recogiendo recomendaciones consignadas en el documento de 2014 citado arriba y con el fin de hacer efectivo lo decidido por la Corte Interamericana, la extradición solamente se debe dar una vez satisfagan los derechos de las víctimas que han sido violados por el perpetrador procesado, y sólo bajo condiciones que contribuyan a la construcción de la paz y conlleven al fortalecimiento del sistema judicial colombiano. La revisión de una solicitud de extradición debe incluir el análisis de toda la historia delictiva del sindicado para determinar si hay derechos de las víctimas colombianas que no han sido satisfechos. En tal caso, se debe emitir concepto desfavorable para proteger a las víctimas. En relación a los perpetradores de graves violaciones de derechos humanos y crímenes de  lesa humanidad ya extraditados, se debe retomar la tarea de negociar las condiciones para que las víctimas puedan ejercer el rol de sujeto procesal, en cumplimiento de sus derechos fundamentales.

La extradición ha sido tema de debate en Colombia por décadas, pero los derechos de las víctimas violados por  los extraditados nunca han sido verdaderamente puestos en el centro de la discusión. Ya es hora que cambie la política pública.

 

 

 

 

 

 

Víctimas y victimarios se dieron un abrazo

Foto: El Heraldo.co

Víctimas del conflicto armado de los Montes de María, ex comandantes de las antiguas Farc, y excombatientes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)  se dieron un abrazos en medio de un acto convocado por la Comisión de la Verdad en Cartagena.

 

Para la coordinadora en el Caribe de la Comisión de la Verdad, Ana María Ferrer, fue un encuentro “histórico”, que servirá como abrebocas para un diálogo constante entre los actores que participaron en el evento.

“Fue un bonito ejemplo de lo que puede hacer un grupo de hombres que el pasado integró diferentes grupos armados, ex miembros de diferentes guerrillas y de las Autodefensas Unidas de Colombia, para mirarse a los ojos con sus víctimas y, desde la humanidad, reconocerse como seres humanos que viven en un mismo territorio y reconocer que lo ocurrido fue muy grave y así iniciar un camino juntos para evitar que esto se repita”, aseguró Ferrer.

La Comisión de la Verdad hará entrega al país de su informe final el próximo 28 de junio, cuando termina su  mandato.

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Análisis. Autodefensas, bajo diferentes nombres, han retomado zonas del país en medio del Proceso de Paz con las FARC, que estaría cerca de firmarse. El Presidente Santos y el Alcalde de Medellín instan a no dejarse amedrantar y movimientos sociales exigen que se respete la vida de sus miembros.

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