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Etiqueta: Cambio climático

Colombia propone en la COP27: fondo de «Pérdidas y daños» por el cambio climático

En el marco de la segunda semana de la COP 27 realizada en Sharm el Sheikh, Egipto, Colombia ratificó este jueves, en una rueda de prensa, la urgencia y prioridad de establecer un fondo con recursos suficientes para que los países en desarrollo puedan enfrentar las pérdidas y daños derivadas de los efectos del cambio climático.

El encargado de alzar la voz sobre este tema fue el Viceministro de Ordenamiento Ambiental del Territorio, Francisco Canal, quien hizo un contundente llamado al mundo al establecer que sin este fondo los que seguirán enfrentando los efectos climáticos seguirán siendo las personas, los hogares y las comunidades más vulnerables, así como también, las economías de los países en desarrollo.

 

“Este fondo debe establecerse en la COP27 y debe ser dotado de recursos financieros nuevos, adicionales, predecibles y adecuados, necesitamos tomar una decisión aquí sobre plazos claros y discutir fuentes innovadoras de financiación”, precisó el viceministro Canal.

De igual manera, aseguró que existen grandes brechas financieras en las tres áreas de prevención, minimización y tratamiento de pérdidas y daños, especialmente, cuando se busca abordar este tema.

“También existe un problema de escala, ya que las necesidades de los países en desarrollo en materia de pérdidas y daños comienzan en 580.000 millones para 2030 y terminan en 1,7 billones para 2050. Hay suficiente capital y liquidez global para cerrar las brechas de inversión global como mostró el IPCC en su presentación el primer día del Diálogo de Glasgow”, agregó Canal.

La Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC) opina que, aunque no hay una única opción para la financiación de las actividades de pérdidas y daños ya existe una especie de imperativo moral o de justicia climática para que la Convención Marco de

Naciones Unidas sobre el Cambio Climático dé una respuesta que contribuya a cerrar la brecha existente para la financiación de dichas actividades.

Este fondo es una de las principales prioridades de la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, quien afirmó que “Debe haber un fondo específico que responda a las catástrofes climáticas como las que Colombia está atravesando”.

En ese sentido y de acuerdo a la importancia de este tema, se tiene establecido que las negociaciones continúen durante toda la noche de hoy y hasta la madrugada de mañana para continuar desarrollando cada uno de los temas de interés mundial.

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Foto: Minambiente

Un nuevo tipo de pensamiento es esencial: enfrentar el cambio climático

Durante la COP 27 en Egipto vuelve al ruedo la tensión entre los países desarrollados y los que se les dice que están en vía de desarrollo. Los primeros, causantes de la gran mayoría de los efectos del cambio climático que ponen en riesgo la supervivencia de los animales, incluidos los humanos, sobre la faz de la tierra; los segundos, que sufren ya, y sufrirán, los mayores impactos de las reacciones en cadena del clima que se vendrán con el calentamiento provocados por los gases de efecto invernadero -GEI-, dada su vulnerabilidad y su pobreza.

Los primeros forcejeando para no salirse de las estrategias basadas en compromisos voluntarios de los países, los mecanismos de mercado y de nuevos negocios verdes que resulten muy rentables para las multinacionales y para sí mismos. Los segundos reclamando la promesa de aporte financiero de los primeros para poderle hacerle frente al cambio climático, no solo en las vulnerabilidades existentes sino porque al mismo tiempo hay que enfrentar la pobreza, y más ahora que el sistema económico imperante se ha estancado como mecanismo para sacar a los pobres de su condición económica. Además, claro, de reducir sus emisiones, lo cual podría pasar por el tan mal debatido decrecimiento económico.

 

Recomiendo leer una buena descripción crítica y centrada sobre esta tensión, que para nada es nueva, y se podría decir que ha madurado desde sus planteamientos iniciales en Río (1992) y muy bien reafirmada en París (2015) generada por las promesas incumplidas, en “Responsabilidad ante la crisis climática: las potencias responsables deben pagar” de Camilo González Posso (Indepaz, 2022). Y para ambientarse en esta lectura se puede leer “La caverna: Un cuento sobre el decrecimiento económico y la asfixia de la humanidad” (ConfidencialColombia, 2022) y “Racionalizar antes que decrecer” (ConfidencialColombia, 2022).

Una de las muchas frases atribuidas a Einstein dice que “no podemos resolver nuestros problemas con el mismo pensamiento (nivel de consciencia) que usamos cuando creamos esos problemas” que parece muy indicada para reflexionar sobre las opciones disponibles para resolver el problema que enfrenta la humanidad. Sin embargo esta frase, como muchas otras, no fue del físico genio. Lo que sí firmó en 1946 como presidente del Comité de Emergencia de Científicos Atómicos un año después de lanzadas las bombas atómicas y por el impacto terrible que generaron en la humanidad, fue una carta para solicitarle fondos a los ricos de la época para poder adelantar campañas para darle un uso diferente a la energía atómica, en la cual se incluía una frase aún mejor para reflexionar en nuestros días: “Nuestro mundo enfrenta una crisis aún no percibida por quienes poseen el poder de tomar decisiones importantes por el bien o el malNecesitamos … que la gente sepa que un nuevo tipo de pensamiento es esencial para que la humanidad sobreviva y avance hacia niveles más altos” (Quora, 2013).

Al igual que aquel grito desesperado para que los poderosos tomaran consciencia del riesgo, ahora estamos ante una situación análoga. Si quienes deben tomar decisiones serias y responsables, de largo plazo, sobre cómo revertir la tendencia y emprender la recuperación, no lo hacen, seguramente no lo lograremos y los años venideros nos golpearán cuando ya no podamos hacer mayor cosa. Ni siquiera hacerles pagar su torpeza servirá para nada.

En la COP27 se enfrentan quienes quieren volver el riesgo en oportunidad versus quienes ya tienen el agua al cuello (Pakistán (NewsUN), por ejemplo, y los cientos de millones de personas que viven en los países pobres que no solo están bajo amenaza sino que ya reciben los efectos).

Hace dos años yo creía que lo lograríamos con la nueva economía verde y los mecanismos de mercado al escribir “El capitalismo se está vistiendo de verde” (ConfidencialColombia, 2020): “el poder económico mundial está experimentando un gran giro conceptual, que representa la única esperanza para la humanidad. Para ser prácticos, si el capitalismo dominante, dominado por el poder económico, no se ocupara de esta amenaza, no tendríamos mayor futuro.” Y me mostraba optimista por las declaraciones en 2019 de la Business Roundtable redefiniendo los objetivos de las empresas buscando beneficios para todos sus públicos interesados y no solo para sus accionistas, o por las afirmaciones del fondo BlackRock al anunciar que “la sostenibilidad será su nuevo estándar para definir inversiones alrededor del mundo, ante la creciente tendencia mundial en la que los inversionistas no sólo valoran criterios financieros, sino también ambientales y sociales”. Parecían anuncios de un nuevo nivel de consciencia de los poderosos, de quienes realmente comandan al capitalismo. Pero la realidad es que las promesas hechas por los países desarrollados no se han cumplido, la esperanza de nuevas tecnologías salvadoras en conjunto con los mecanismos de mercado y la velocidad de la transición energética mundial no están siendo suficientes al menos para revertir la tendencia y ya suena rayado advertir que no vamos a alcanzar.

Es muy probable que se equivoquen quienes, en su mayor claridad en prever la crisis que se nos cierne, intenten desconocer que los países poderosos no actúan porque son gobernados por políticos que a su vez obedecen a los accionistas y dirigentes de las multinacionales que quieren encontrar oportunidades de negocio al filo de la situación de emergencia. Y las invitaciones a que el activismo climático pueda saltarse el poder formal de los gobernantes son un tanto inverosímiles: el poder es el poder, y quienes ostentan ese poder saben usarlo. Una sin salida para los 8,000 millones de personas en manos de unos poquísimos poderosos que confían en que las nuevas tecnologías lograrán los equilibrios necesarios entre sus intereses personales y salvar el mundo, y a tiempo. ¡Jugándose el destino de la humanidad por sus mayores utilidades a corto plazo! (mayores utilidades que resultan ridículas en cualquier comparación frente al riesgo).

Una demostración de esto ha sido Canadá. Cuarto productor de petróleo y al mismo tiempo “tiene uno de los impuestos al carbono más altos y prohibió los plásticos de un solo uso… en medio de una política de transición energética que espera llevar a cero las emisiones en 28 años” (La República, 2022), y su aparición en la COP27 con petroleras a bordo (consideradas antagónicas por ambientalistas y activistas climáticos) revela nada menos que su apuesta es por la tecnología salvadora que solucionará la captura de GEI para regresarlos a la tierra, en medio de la nueva economía verde en la que las multinacionales lograrán sus mayores utilidades, que se impondrán a los países pobres quienes de todas maneras tendrán que pagar sus facturas.

Es necesario entender que muy probablemente el estribillo “en vías de desarrollo”, significando por desarrollo cuando no hay pobreza en un país y sus nacionales tiene un digno nivel de bienestar, deberá definitivamente abandonarse y volver a denominarlos países subdesarrollados, puesto que con esta estrategia para enfrentar el cambio climático no están en esa vía y estarán destinados a seguir con pobreza por siempre.

En Colombia, país pobre y subdesarrollado, ridículamente esta discusión es casi imposible debido a la politización. Una prueba difícil del pensamiento crítico es la capacidad de reconocer asuntos valiosos en quienes nos resulten opositores. Es de esperar que personas muy ideologizadas, como los militantes de partidos políticos de extremas, no sean capaces de tener pensamiento crítico aun cuando estemos hablando de una amenaza global, cuyas consecuencias les caerá igual a ellos y a sus familias. Es una demostración de que la ideologización sí embrutece o mínimo tiene como efecto que quienes están ideologizados actúan torpemente. Una reafirmación desafortunada de subdesarrollo mental.

Es esencial pensar en cómo generar “un nuevo tipo de pensamiento” para salir del paradigma que nos llevó a esta crisis, apoyando a quien genere los mejores argumentos sin importar su ideología. Es necesario que encontremos esas estrategias que equilibren bien los intereses de los poderosos y las cargas injustas a los pobres, lo cual pasa porque el mundo rico entienda bien y acepte que entre esos intereses debe estar incluida al mismo tiempo la necesidad de reducir la pobreza en el mundo pobre.

 

* @refonsecaz

Colombia estrena su hoja de ruta de género y cambio climático en la COP27

En el marco del inicio de la segunda semana de la COP27 en Sharm El Sheikh, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible lanzó oficialmente la Hoja de Ruta del Plan de Acción de Género de Colombia, una construcción realizada junto a más de 300 mujeres comunitarias de todo el territorio nacional, quienes validaron a
través de los Diálogos Climáticos que se realizaron para este fin, la visión país que tienen las comunidades y que garantizarán la inclusión de este importante tema en las políticas públicas.

El Plan facilitará que cada acción de reducción de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) y adaptación al cambio climático de cara a los próximos 10 años, integre de forma efectiva el enfoque de género. El lanzamiento, ya cuenta con un programa piloto en el departamento de Córdoba (Colombia) que permitirá evidenciar el poder de las mujeres para el cumplimiento de las metas climáticas del país.

 

En ese sentido, el Ministerio de Ambiente, junto al programa ProNDC, de la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ), y la Asociación de Mujeres Campesinas Emprendedoras de Rabolargo (AMCER) ubicadas en la zona rural de Córdoba generaron este piloto que aterrizará la forma de implementar las diferentes herramientas y políticas que se requieren para fortalecer la visión de género y cambio climático.

“Esta hoja de ruta es muy importante para nosotras, especialmente porque vemos incorporadas nuestras visiones y necesidades en torno a los efectos del cambio climático. Contar con una política pública en este tema es fundamental, resaltamos que se hayan tenido en cuenta los saberes ancestrales, ya que las mujeres rurales somos las que estamos produciendo el alimento y las que también nos vemos afectadas mayoritariamente por estos cambios”. Comentó, Nelly Velandia, de la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas, Negras e Indígenas de Colombia.

Las más de 50 mujeres de AMCER, vienen trabajando en la implementación de medidas de adaptación en la cadena de maíz, donde a través de prácticas sostenibles como el uso de fertilizantes adecuados y la rotación con el cultivo del
fríjol que permite dar una mayor resiliencia y nutrición al suelo, y menor impacto al ambiente, han logrado evidenciar en el corto plazo la potencialidad de la adaptación y la resiliencia a los efectos del cambio climático.

”La hoja de ruta busca fortalecer estrategias, identificar y reconocer necesidades de las mujeres frente a la creación; fortalecer sus capacidades e incentivar el liderazgo y la participación que ellas tienen en la gestión de conocimiento territorial que permita proponer un país más igualitario con miras a la resiliencia socio-ecológica”. Comentó la Ministra de Ambiente, Susana Muhamad.

El lanzamiento de la hoja de ruta involucró la participación de lideresas campesinas, afrocolombianas e indígenas, así como a los equipos técnicos de los sectores que tienen responsabilidad sobre la implementación de las metas y medidas enmarcadas en los compromisos del país al año 2030 y crear la Hoja de Ruta para la formulación del Plan de Acción de Género y Cambio Climático de Colombia.

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Las sequías continuadas podrían reducir el PIB de Argentina

Foto: Agencia Reuter

El Producto Interior Bruto (PIB) de Argentina podría reducirse hasta un 4% anual de promedio en 2050 en caso de periodos de sequías continuadas y teniendo en cuneta las «débiles» estructuras económicas y fiscales que tiene actualmente el país.

 

Según ha explicado el Banco mundial en su ‘Informe sobre clima y desarrollo del país Argentina‘, el país está «expuesto» a una serie de impactos relacionados con el cambio climático que afectan a su ciclo de agua y, en extensión, a sus sectores económicos y sus indicadores macroeconómicos.

Por ejemplo, en 2018 el impacto directo de la sequía se tradujo en una reducción a la mitad de la actividad económica, y los bajos rendimientos de algunas plantaciones como el maíz o la soja supusieron pérdidas de 1.440 millones de dólares (1.395 millones de euros) en la temporada 2021-2022, y de un 1% del PIB nacional.

Así, si no se llevan a cabo medidas para hacer frente al cambio climático, el impacto de los daños causados por las inundaciones sobre el PIB rondaría el 0,5% en 2060. Además, estas inundaciones tienen una especial afectación sobre el capital humano, lo que reduce el crecimiento económico del país y sus niveles de bienestar.

Uno de los sectores más afectados por estos cambios del ciclo del agua es el de la agricultura, que representa el 7% del PIB argentino y el 65% de las exportaciones del país. En algunas provincias, una caída del 10% de la producción tendría como consecuencia una reducción de su crecimiento económico de 0,7 puntos porcentuales.

«Debido al incremento en la frecuencia de las sequías, garantizar la resiliencia del sector agrícola frente al cambio climático mediante el uso de técnicas climáticamente inteligentes, cultivos resistentes a la sequía y seguros basados en índices, contribuirá en gran medida a lograr un crecimiento más estable», apunta el Banco Mundial en su informe.

Energías renovables, litio e impuesto al carbono

Entre las soluciones que ha planteado el Banco Mundial a Argentina para hacer frente al cambio climático, el organismo ha destacado el potencial en recursos de energías renovables, que podría «alimentar una red eléctrica con cero emisiones de carbono».

De esta manera, la capacidad de energía eólica y solar podría aumentar hasta un 25% en 2030, y hasta el 31% para la energía hidráulica, lo que permitiría «eliminar gradualmente» la producción de gas natural para 2045.

El país puede utilizar esta producción de electricidad limpia para abastecer a los vehículos eléctricos, la calefacción residencial o las industrias ligeras, lo que permitiría que estos sectores participaran en la descarbonización general de la economía», ha apuntado el Banco Mundial.

Asimismo, las reservas de litio de Argentina -que representan el 22% a nivel mundial- podrían convertir al país en un importante actor en la transición energética, llegando a aportar litio del 12% al 19% de los demandantes a nivel global. En consecuencia, el PIB podría aumentar entre un 0,4% y un 0,7% para el año 2030.

Por último, en cuanto a los ingresos tributarios, el Banco Mundial ha considerado que las reformas de los subsidios a la energía y del impuesto al carbono pueden «ofrecer los incentivos adecuados para una transición ordenada y justa».

En concreto, el actual impuesto abarca solo el 20 % de las emisiones totales, y coexiste con los subsidios a la energía, que funcionan en la dirección opuesta y generan una carga sobre las cuentas fiscales. Por este motivo, un impuesto más alto al carbono podría ayudar a incrementar los ingresos fiscales y enviar la señal correcta al sector privado acerca de los objetivos de descarbonización, impulsando así la inversión privada en la descarbonización.

«Una correcta utilización de la inversión pública generaría un aumento del 3,6% del PIB para 2050», ha concluido el informe en relación a los beneficios de este impuesto.

Destructiva demagogia ambientalista

Es probable que los representantes de los países en la cumbre mundial del clima en Egipto –COP27– no tomaran nota de la gran incoherencia con la que Gustavo Petro se refirió al tema. Porque no les propuso a los demás productores de petróleo que ellos también renunciaran a firmar nuevos contratos para buscarlo, como arbitrariamente lo decidió él en Colombia. Y no lo propuso para no quedar en ridículo, porque cuando Lula le dijo a Petro que no le haría daño a la economía petrolera de Brasil acompañándolo en ese desatino, le dejó claro lo que pensaban él y los demás jefes de Estado.

En el decálogo que armó a punta de frases altisonantes que no aclaran nada ni son útiles, Petro metió en el mismo saco a los cinco países más la Unión Europea que generan el 80 por ciento de la combustión de combustibles fósiles del mundo y a los que, como Colombia, aportan menos del 0,2 por ciento o todavía menos, es decir, a los causantes del problema y a sus víctimas.

 

Y también calló que entre los principales culpables del calentamiento global están las potencias económicas que mantienen al resto del mundo en el subdesarrollo, las mismas que no están cumpliendo con los compromisos de reducir sus emisiones de CO2 ni de respaldar en serio a los demás países para que puedan hacerlo.

Sobre la deforestación de la Amazonia –que por supuesto hay que enfrentar con todo rigor–, Petro no se atrevió a ufanarse de la falsa solución que está imponiendo en Colombia. Porque ni siquiera puede demostrar que la causa principal de la deforestación de todo el país y del Amazonas son los cultivos de coca, aunque sí provoque las mayores emisiones de carbono y sea el principal problema ambiental de Colombia. Y no se atrevió a informar en la cumbre del clima que para ello va a usar helicópteros de guerra norteamericanos, desproporción contra las soberanías nacionales que tampoco osó proponerles a los gobiernos de los demás países de la cuenca del Amazonas.

Si no fuera tan pernicioso para Colombia tan notable desenfoque, no valdría la pena ni comentarlo. Porque a pesar de que Petro lleva años engatusando electores con la demagogia de su infantilismo ambientalista, nunca ha hecho una explicación amplia de sus ideas. Cuando mucho, echa ocurrencias que ni intenta sustentar como ciertas, como la de ahora y la de la campaña presidencial de 2018, cuando prometió reemplazar las exportaciones de petróleo por las de aguacates, absurdo que esta vez ni se atrevió a mencionar y que sustituyó por otro: el de aumentar en cantidades imposibles los turistas extranjeros.

Para confirmar la importancia irremplazable de los hidrocarburos y de Ecopetrol en la economía nacional –éxito que este gobierno tiene la obligación de no sabotear y sí preservar y desarrollar–, sirve saber que sus utilidades entre enero y septiembre fueron de 27 billones de pesos, de lejos, las mayores entre las empresas de Colombia.

Ojalá el ministro de Hacienda no vaya a caer en el inconcebible error de regalarles a Petro y a su ministra de Minas cualquier dosis de alcahuetería sobre este tema, porque él conoce muy bien cuan irresponsable es su error y el inmenso daño que le están causando a Colombia, verdades que no deben taparse manipulando cifras.

La COP27 fue el escenario perfecto para los voceros ambientales colombianos

Las voces de más de 30 representantes de las comunidades que fueron acreditadas para participar en la COP27 en Egipto, compartieron a la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible Susana Muhamad, su visión climática enfocada en 4 pilares: Reconocimiento de las prioridades de la sociedad civil; educación formación y sensibilización; participación y acceso a la información y construcción y fortalecimiento de capacidades para la acción climática.

En un evento liderado por la ministra Susana Muhamad, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, más de 30 representantes de comunidades campesinas, afrocolombianas, indígenas, mujeres y jóvenes, presentaron las propuestas recogidas en los espacios de regionales de participación ciudadana que se realizaron en todo el país y que hacen parte de la campaña “Vamos pa’ las COP”.

 

Dentro de las principales propuestas resaltadas por las más de mil personas que participaron de los diálogos, se destacan: reconocer el rol de las mujeres como lideresas para la adaptación al cambio climático y la producción sostenible; gestión y conservación de bosques y fuentes de agua para mitigar los impactos climáticos; transferencia de conocimiento de entidades nacionales a entidades regionales y locales con información accesible y enfoque diferencial; reconocimiento e intercambio de saberes ancestrales, intergeneracionales, indígenas, palenqueros, y raizales; espacios de liderazgo con énfasis en redes de mujeres y jóvenes, líderes y activistas con causas comunes para una mayor cohesión e incidencia, entre otros.

“Tenemos que hacer una movilización mundial, la mayoría de la población que es vulnerable al cambio climático no tiene una verdadera capacidad de actuar. Por eso queremos compartir con ustedes una visión de gobierno; sin lugar a dudas hay que establecer una reestructuración del sistema financiero internacional, pensado desde las realidades de la crisis climática de los territorios y que tenga una propuesta seria en 2024, entre otros”, comentó la ministra.

Juan David Amaya, activista y defensor ambiental, dijo que “este año, a diferencia de las otras COP, ha sido un poco más inclusivo la participación de las juventudes y las comunidades más afectadas, comunidades como indígenas, juventudes, negras, entre otras. Sin embargo, aún hace falta mucho por mejorar. La participación de las infancias es muy poca, necesitamos más involucramiento de los niños, niñas y niñas en estos escenarios”.

Tatiana Fernández, de las delegaciones de jóvenes, expresó su agradecimiento por la oportunidad de participar en este escenario global. “Nos parece que las comunidades ya tienen una voz que han construido históricamente, y que los jóvenes particularmente hemos construido en los últimos años en el plano público; y tener la posibilidad de traerla aquí, de interactuar con otros jóvenes a nivel mundial, pero además con otro tipo de organizaciones, pues nos parece muy importante, porque permite en realidad construir lo que nosotros queremos y es apostarle a un bloque del sur global que pueda exigirle no solamente a este gobierno, sino a todos los gobiernos, la posibilidad de hacer cambios reales en el cambio climático”.

En representación de las comunidades de Tumaco, departamento de Nariño, Ladys Bernal del Consejo Comunitario Acapa, también hizo parte de la delegación colombiana en la COP. «Nosotros somos la comunidad de base y tenemos una perspectiva diferente a la que tiene el Gobierno, pero si el Gobierno nos escucha y nos da la oportunidad como nos la está dando, va a tener muchas más bases, para poder trabajar en pro de nosotros».

Colombia ha tenido una amplia participación con representantes de diversas comunidades en la cumbre de Cambio Climático, los cuales fueron elegidos de manera concertada por asociaciones y pueblos, que esperaron por ser representados en el evento de cambio climático más importante del mundo.

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Foto: Minambiente

Joe Biden deja un sabor amargo en su discurso de la COP27

Los países vulnerables al cambio climático, así como Greenpeace, lamentaron que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no hiciera un «compromiso firme» en cuanto a la financiación y apoyo a estas naciones, e insisten en que el mandatario necesita «mostrar más liderazgo» en pérdidas y daños.

Así lo trasladaron portavoces de varios países menos desarrollados y de la organización ecologista Greenpeace, quienes este viernes reaccionaron al discurso de Biden ofrecido en la COP27, la 27ª cumbre del clima de la ONU que estos días se celebra en Sharm el Sheij y ha reunido a más de 190 países para cooperar contra el cambio climático.

 

Desde el Foro Vulnerable ante el Clima de la presidencia de Ghana, el enviado especial Henry Kokotu transmitió en un comunicado su satisfacción por que EE.UU., el mayor responsable histórico de la crisis climática, haya regresado al Acuerdo de París, proceso que había abandonado durante el mandato del republicano Donald Trump.

Sin embargo, aseguró que «hasta ahora no hemos visto un compromiso total por su parte en materia de financiación y apoyo para ayudar a los países vulnerables al clima», y recalcó la importancia de que el mundo «se ocupe de las catástrofes climáticas» que más afectan.

«Ahora, en Sharm el Sheij, esperamos que el presidente de EE.UU. muestre un mayor liderazgo a la hora de comprometer nuevos fondos dedicados a las pérdidas y los daños y de poner en marcha mecanismos para su entrega (…) Otra cuenta bancaria en blanco no funcionará como resultado de la COP», aseveró Kokotu.

Por su parte, la jefa del grupo negociador de Países Menos Desarrollados (LDC, por sus siglas en inglés), Madeleine Sarr, advirtió que «el compromiso de EE.UU. será juzgado por sus acciones en materia de pérdidas y daños» para lo que «el mundo espera, y nosotros esperamos, el establecimiento de un mecanismo de financiación», dijo en declaraciones ofrecidas a los medios.

También el jefe de comunicación de Greenpeace Africa, Mbong Akiy, lamentó que «aunque cada dólar cuenta, el anuncio de hoy del presidente Biden de 150 millones de dólares estadounidenses está muy lejos de los 17.000 millones de dólares que faltan para alcanzar los 100.000 millones prometidos».

«El flujo de fondos de las economías ricas es fundamental para crear confianza y salvar millones de vidas de los impactos de los fenómenos meteorológicos extremos», afirmó, para resaltar que «el liderazgo real de Estados Unidos requiere que se presione para que se establezca un servicio de pérdidas y daños en Sharm el-Sheij».

EFE

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Foto: cortesía

¿Quién me quita lo bailado?

Si hay un mensaje consistente sobre el cambio climático –que ha quedado bastante claro en la reciente oleada de grandes evaluaciones sobre el tema– es que la temperatura de nuestro planeta ya está cambiando y este es el momento para actuar si queremos evitar consecuencias devastadoras.

Ahora, según un informe de las Naciones Unidas publicado este martes, la proyección de las emisiones de dióxido de carbono –el principal gas de efecto invernadero– para todos los países del mundo está desafortunadamente muy cerca del límite de los 2 grados Celsius establecido en el acuerdo climático de París de 2015 (CNN, 7 de noviembre/2022)

 

A pesar de que gozamos los inviernos menos fríos y las temporadas de calor extendidas, aun no somos conscientes de los efectos del cambio climático en el día a día; aunque ya sufrimos sus consecuencias. El aumento de los gases de efecto invernadero está haciendo que muchos trabajos al aire libre se hagan casi insoportables debido a las olas de calor, que asimismo generan sequías e incendios cada vez más temibles.

Son realidades que muchas veces vemos en la televisión mientras disfrutamos de un cómodo ambiente generado por nuestro aire acondicionado, cuyo uso indiscriminado y generalizado no deja de ser uno de los factores que genera el propio problema del que se intenta concientizar.

Sin darnos cuenta, todos sufrimos en el día a día por culpa directa o indirecta del cambio climático, unos efectos que nos hacen la vida más difícil e incluso restringen nuestra capacidad para desarrollar actividades con la libertad que teníamos hace unos años.

Un artículo de Global Citizen, un movimiento ciudadano global nacido en 2012 para acabar con la pobreza extrema en 2030 y actuar en defensa del planeta, nos proporciona algunos ejemplos:

  • Dormimos peor. Cerca del 62% de las personas en el planeta dormimos peor. Son datos de 2019 previos a la pandemia, por lo que no se puede achacar este deterioro al estrés provocado por el coronavirus. ¿La causa? Principalmente por el aumento de las temperaturas: en los meses más calurosos se han multiplicado las noches en las que el calor hace imposible conciliar el sueño. Esta es una causa directa, pero las hay indirectas, como la ansiedad entre los afectados por incendios, huracanes y otros desastres naturales. Si aumenta el número de estos fenómenos devastadores, también crece el de las personas que sufren este tipo de estrés y tienen problemas para dormir.
  • Alergias más intensas en momentos del año en los que antes no se producían. El aumento de los días calurosos durante el año y el adelanto de las estaciones cálidas, unido a la polución del aire y las partículas contaminantes en suspensión, son un coctel que complica las patologías de los que ya tienen alergia, y crea alergias en gente que nunca las ha sufrido.
  • Alquileres y compras de casas cada vez más caros. El cambio climático también toca nuestro bolsillo, tanto si alquilamos como si compramos una casa. Ya se construye pensando en el aumento de efectos climatológicos adversos y desastres, los costos de la construcción son e incluso de los seguros de las casas están subiendo.
  • Alimentos cada vez más escasos y caros. En el último siglo, los supermercados de muchas partes del mundo se han convertido en lugares de superabundancia, donde se pueden comprar alimentos de todo el mundo, independientemente de la temporada de cultivo. Pero esta era de comodidad está llegando a su fin a medida que el cambio climático perturba la producción mundial de alimentos. Pronto será difícil encontrar o permitirse cultivos básicos como el arroz y los productos derivados del trigo, algunas frutas como los melocotones y las cerezas, y determinados pescados y mariscos.
  • Nos quedamos sin espacios naturales. Altas temperaturas, falta de precipitaciones y suelos desérticos están dejando sin lluvia a zonas en las que sus ríos bajan con menos caudal, lo que hace disminuir los lagos, charcas y pozos, incluso haciéndolos desaparecer en algunos sitios. El impacto en el medio ambiente es evidente también para los humanos, que tienen menos sitios a los que acudir en verano para refrescarse, combatir el calor y disfrutar de la naturaleza.
  • Más atascos. El cambio climático nos afecta cuando cogemos el coche y tenemos que soportar cada vez más atascos. ¿Por qué? Con un patrón metereológico tan errático como el actual, los materiales e infraestructuras soportan un mayor estrés y son cada vez más habituales los fallos y roturas. ¿Y qué ocurre cuando una carretera, puente o túnel tiene problemas? Que el tráfico empeora hasta que se repara.
  • El cambio climático tiene una influencia clara en la movilidad humana en la región, en particular dentro de las fronteras de los países. Solo en 2021, el Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno registró más de 1,6 millones de nuevos desplazamientos por desastres en las Américas, una cifra que ascendió a 4,5 millones en 2020. Para el año 2050, el Banco Mundial cifra en 17 millones el número potencial de migrantes climáticos en América Latina si se cumplen los escenarios más pesimistas.

El cambio climático esta acá, y solo nos queda asumir una actitud frente a lo que será nuestro futuro. Pues como vamos, hemos escogido continuar viviendo como el último siglo, con el Antropoceno presente, que cambiar nuestros modos de vida y hábitos de consumo para tener un futuro en este planeta.

El homo sapiens está demostrando que no es para nada racional. Preferimos la comodidad de pedir todo a domicilio y seguir en el sofá viendo Netflix, que evitar consumos innecesarios de energía. La apuesta actual es tratar de acumular lo máximo posible en la actualidad, para que, con esa riqueza, podamos “protegernos” de las nefastas consecuencias que nos esperan. ¿será eso suficiente? ¿en un mundo sin agua, el dinero importa?

Este no es un artículo para hacer un llamado al cambio de actitud, y sumarnos a la lucha contra el cambio climático. De hecho, lo que busco es que sepamos que las cosas no van a ser mejores. Serán mucho peor.  Inflación, crisis climática, inmigración, guerras, e inestabilidad política serán las condiciones “normales” para el futuro. Algo parecido al presente, pero elevado a la N.

Hemos escogido nuestro futuro. Después no hay que lamentarnos porque… ¿Quién me quita lo bailado? Entonces, bienvenidos al futuro desolador mis conciudadanos, que la opulencia de hoy es el insumo para el sufrimiento del mañana.

 

PD I: Esto va dirigido sobre todo a las empresas, quienes tienen mas responsabilidades que los ciudadanos corrientes

 

PD II: Repito. ¿Qué pasa con la estrategia anticorrupción? ¿Se esta aprobando una reforma tributaria para que ahora se roben más recursos? ¿Como se van a cuidar los 20 billones de pesos que se planea recaudar?

Árboles longevos pueden mitigar el cambio climático

Los árboles más longevos, de muchos cientos o incluso miles de años, desempeñan un papel vital en preservar los ecosistemas porque pueden resistir y amortiguar el calentamiento climático

Un equipo de ecólogos destaca la importancia de preservar estos organismos monumentales y presenta una iniciativa de proyecto para garantizar su protección y longevidad, en un artículo de revisión publicado en la revista ‘Trends in Ecology & Evolution’.

 

«Los árboles antiguos son hábitats únicos para la conservación de especies amenazadas porque pueden resistir y amortiguar el calentamiento climático», escriben los autores, entre los que se encuentran Gianluca Piovesan, profesor de la Universidad de Tuscia (Italia), y Charles H. Cannon, director del Centro para la Ciencia de los Árboles, en Estados Unidos. Algunos de estos árboles, como los pinos bristlecone de las Montañas Blancas, en Estados Unidos, pueden vivir hasta 5.000 años y actúan como un enorme almacén de carbono.

Los árboles antiguos son focos de conectividad micorrícica, la relación simbiótica con hongos subterráneos que suministra a las plantas muchos de los nutrientes que necesitan para sobrevivir. Esta simbiosis con los hongos también ayuda a reducir la sequía en entornos secos. Los árboles antiguos desempeñan un papel desproporcionado en la planificación de la conservación y, sin embargo, se están perdiendo en todo el mundo a un ritmo alarmante, alertan.

Por ello, los investigadores proponen un enfoque doble para proteger los árboles antiguos: en primer lugar, la conservación de estos árboles mediante la propagación y preservación del germoplasma y el tejido meristemático de estos árboles antiguos, y en segundo lugar, una integración planificada de la protección completa y la repoblación forestal.

«La cartografía y el seguimiento de los bosques antiguos y de los árboles antiguos pueden evaluar directamente la eficacia y la sostenibilidad de las zonas protegidas y su integridad ecológica –escriben–. Para llevar a cabo este ambicioso proyecto, se necesita una plataforma de seguimiento global, basada en tecnologías avanzadas, junto con contribuciones públicas a través de proyectos científicos comunitarios».

En la actualidad, la protección de los árboles antiguos en los bosques, las zonas arboladas, los jardines históricos y las zonas urbanas y agrícolas sigue estando limitada por las políticas nacionales.

«La actual revisión del Convenio de Diversidad Biológica y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 15 ‘Vida en la Tierra’ de la Agenda 2030 debería incluir el mapeo y control de árboles antiguos y antiguos como indicadores clave de la efectividad de las áreas protegidas para mantener y restaurar la integridad de los bosques para un futuro sostenible», recomiendan los autores.

«Hacemos un llamamiento a los esfuerzos internacionales para preservar estos centros de diversidad y resiliencia –subrayan–. Se necesita una coalición mundial que utilice tecnologías avanzadas y científicos comunitarios para descubrir, proteger y propagar los árboles antiguos antes de que desaparezcan».

Foto: enestadocrudo.com/J Zapell /Árbol Pando

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La transición energética en Colombia

Hay un antes y un después del año 2015, cuando tuvo lugar la 21ª Conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 21), que concluyó con la firma del Acuerdo de París, al tiempo que la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 compendiada en los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). La descarbonización de la economía para contrarrestar el cambio climático y conjurar sus estragos, por una parte y propender por la universalización del acceso de la población a energías limpias por la otra, son dos compromisos inaplazables de la comunidad internacional y la Transición energética la estrategia para lograrlo.

Colombia por su parte tiene el compromiso con la comunidad internacional de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que para el 2019 alcanzaron los 275 millones de toneladas, 0.57% de las totales, en un 51% para el 2030.

 

Entre otras razones porque, de acuerdo con el principio establecido en la COP26 de “responsabilidad común pero diferenciada”, reconoce que no todos los países tienen las mismas responsabilidades y compromisos, así como las capacidades para enfrentar el reto del cambio climático. De ello se sigue que cada país debe adoptar su propio ritmo a efectos de cumplir con los suyos, consultando sus potencialidades y limitaciones. Entre otras razones porque, de acuerdo con el principio establecido en la COP26 de “responsabilidad común pero diferenciada”, reconoce que no todos los países tienen las mismas responsabilidades y compromisos, así como las capacidades para enfrentar el reto del cambio climático. De ello se sigue que cada país debe adoptar su propio ritmo a efectos de cumplir con los suyos, consultando sus potencialidades y limitaciones.

A guisa de ejemplo, mientras el total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel global en 2019 fue de 51.1 miles de millones de toneladas, en Colombia sólo se registraron 275 millones, equivalente al 0.57%. Entre tanto las de China, EEUU, India y Rusia, que son los principales responsables de tales emisiones, concentran el 30.65%, el 13.54%, el 7.20% y el 4.52%, respectivamente. Mientras un colombiano emite 1.6 toneladas de CO2 equivalente anualmente, el promedio mundial, según el Informe del Banco Mundial en 2018 estaba en 4.47 toneladas. Un chino, por ejemplo, emite 8 veces más que un colombiano y uno del Reino Unido 2.7 veces (¡!)

1 Miembro de Número de la ACCE

En consecuencia, cada país se ha de dar su propia hoja de ruta de la Transición energética, consultando sus especificidades y peculiaridades. La estrategia a seguir, por tanto, difiere de un país a otro. La línea de base de la que parten cada uno de ellos es determinante. Hay una enorme diferencia, por ejemplo, entre aquellos países que dependen de la importación del petróleo, del gas y del carbón para proveerse de los mismos y otros que, como Colombia, dependen de la producción y exportación de los mismos.

En Colombia, a diferencia del resto del mundo, en donde la principal fuente de emisiones de GEI es el sector energético con el 73.5%, este sólo contribuye con el 14%. Entre tanto, el cambio de uso del suelo, la agricultura, la ganadería y la deforestación participan con el 59%. Ello se explica en gran medida porque mientras en el resto del mundo, en promedio, la participación de la generación de electricidad con base en el parque térmico es del 64.9%, en Colombia a duras penas llega al 30% (¡!). Dicho de otra manera, entre Colombia y el resto del mundo, especialmente con respecto a los países desarrollados, existen grandes asimetrías, las cuales hay que tener en cuenta a la hora de definir nuestra propia hoja de ruta de la Transición energética.

De ello se sigue que el Pareto del costo-efectividad para la reducción de la huella de carbono en el caso de Colombia invita a poner el énfasis en la política que contrarreste el inadecuado uso del suelo, las malas prácticas en la agricultura y la ganadería y sobre todo detener el ecocidio de la devastadora deforestación, que supera las 170.000 hectáreas anuales. Sólo así podrá cumplir Colombia con su compromiso con la comunidad internacional de reducir sus emisiones de GEI en el 51% hacia el 2030. Ello, sin perjuicio de la necesidad de imprimirle celeridad al impulso de la generación de energía a partir de fuentes no convencionales de energías renovables (FNCER) y limpias, las cuales, además de robustecer y diversificar aún más la matriz eléctrica, contribuirán también a que la misma sea más resiliente frente al Cambio climático.

Esta, además, es la oportunidad de ampliar la cobertura del servicio de energía a los

431.117 hogares que aún no cuentan con el mismo, siendo esencial como lo cataloga la Ley y por consiguiente un derecho fundamental que les asiste. Sobretodo a los 207.449 hogares ubicados en sitios remotos, de difícil acceso y baja densidad poblacional, lo que dificulta conectarlos tomando la electricidad de la red del Sistema interconectado nacional (SIN), dada la flexibilidad que ofrecen las soluciones modulares solar-fotovoltaicas, instalando en ellos paneles solares. A ello concurre también la generación distribuida o embebida, cuya energía se consume in situ, prevista en la nueva arquitectura del sistema eléctrico.

De esta manera, además, se estaría cumpliendo con el 7º de los 17 Objetivos del desarrollo sostenible (ODS) para garantizar la universalización del acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna. De esta forma se podría, de paso,

sustituir el consumo de leña por parte de 1.2 millones de familias campesinas que no tienen otra opción distinta a esa para la cocción de sus alimentos.

Ello se justifica con creces, no sólo por razones de conveniencia si no por los altos costos en los que se incurre por parte del Gobierno a través del Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas para Zonas no Interconectadas (IPSE). En efecto, el costo de los subsidios a los combustibles, según cifras para el 2018, es del orden de los $288.514.728. Lo más insólito es que cuesta más el transporte del combustible hasta los poblados en donde se genera electricidad con plantas térmicas que el combustible mismo.

El Gobierno Nacional, los departamentos y municipios se deberían comprometer en un ambicioso programa de masificación de la instalación y el uso de los paneles solares, con lo cual al tiempo que se aliviaría el bolsillo de los usuarios del servicio de electricidad se promovería la cultura del ahorro y el uso eficiente de la energía. Es esta, también, una forma de involucrar al usuario como agente activo de la cadena, ahora en modo Transición energética. Por lo demás, el Ministerio de vivienda, ciudad y territorio, debería asegurarse de que en la ejecución de sus planes y programas de vivienda de interés social (VIS) se contemple la dotación de paneles solares en los techos.

 

Bitcoin, más dañino que la ganadería para el medioambiente

En proporción al precio de mercado, los costes medioambientales de la minería de la criptomoneda Bitcoin son más comparables a los daños de la producción de carne de vacuno que a los de la minería del oro.

Los autores de un análisis publicado en ‘Scientific Reports’ sugieren que, en lugar de considerarlo como un «oro digital», el Bitcoin debería compararse con productos mucho más intensivos en energía, como la carne de vacuno, el gas natural y el petróleo crudo.

 

Benjamin Jones y sus colegas hicieron estimaciones económicas de los daños climáticos de la minería de Bitcoin entre enero de 2016 y diciembre de 2021 e informan de que en 2020 la minería de Bitcoin utilizó 75,4 teravatios hora al año (TWhyear-1), un uso de energía superior al de Austria (69,9 TWhyear-1) o Portugal (48,4 TWhyear-1).

Los autores evaluaron los daños climáticos de Bitcoin según tres criterios de sostenibilidad: si los daños climáticos estimados aumentan con el tiempo; si el precio de mercado de Bitcoin supera el coste económico de los daños climáticos; y cómo se comparan los daños climáticos por moneda extraída con los daños climáticos de otros sectores y materias primas.

Los autores compararon los daños climáticos de Bitcoin con los de otras industrias y productos como la generación de electricidad, el procesamiento de petróleo crudo, la producción agrícola de carne y la minería de metales preciosos. Los daños climáticos de Bitcoin se situaron en una media del 35% de su valor de mercado entre 2016 y 2021. Esto fue menos que los daños climáticos comparados con el valor de mercado de la electricidad producida por el gas natural (46%) y la gasolina producida a partir del petróleo crudo (41%), pero más que los de la producción de carne de vacuno (33%) y la minería de oro (4%).

Los autores concluyen que Bitcoin no cumple ninguno de los tres criterios clave de sostenibilidad con los que lo evaluaron, y que se requieren cambios significativos -incluida una posible regulación- para que la minería de Bitcoin sea sostenible.

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*Foto: Pexels

BBVA movilizó recursos por $4,7 billones en financiación verde

En el marco del Día sin carro y sin moto en varias ciudades del país, BBVA celebra los dos años de creación de su portafolio de finanzas verdes. En este lapso, la entidad ha movilizado recursos por 4,7 billones de pesos dirigidos a iniciativas que buscan mitigar el impacto de diversas actividades en el medio ambiente y el impulso de proyectos sociales como acueductos, hospitales y la ampliación de redes de telecomunicación.

En septiembre de 2020, BBVA lanzó al mercado seis productos financieros de carácter sostenible, hoy tras avances y desarrollos se tiene una oferta de 19 productos. BBVA se fijó como objetivo acompañar a los colombianos en la adopción de prácticas que impacten el desarrollo social, ayuden a reducir las desigualdades y protejan el medio ambiente en el marco de sus acciones de sostenibilidad.

 

El año pasado se propuso que en 2022 llegaría a una financiación de 2,7 billones de pesos en cartera sostenible, y a agosto la entidad ya alcanzó la suma de 2,4 billones de pesos.

En proyectos sociales BBVA acompañó a empresas y personas que invirtieron en programas sociales con recursos por 811.000 millones de pesos entre enero y agosto de este año. La construcción de proyectos de interés social, financiación de primeras viviendas, el impulso a las pymes y líneas de créditos para el desarrollo de proyectos en zonas rurales, como infraestructura hospitalaria y ampliación de redes de servicios públicos, fueron algunas de las iniciativas impulsadas por la entidad.

En cuanto a los proyectos con impacto climático la cartera suma 1,5 billones de pesos, entre enero y agosto, a través de productos sostenibles como el confirming, garantías sostenibles, créditos atados a KPI medioambientales, movilidad verde, entre otros.

De esta cartera verde, la entidad ha movilizado cerca de 650.000 millones de pesos en promover la movilidad sostenible en el país. Así, se destaca la financiación para la construcción de la primera línea del metro de Bogotá, que beneficiará a tres millones de habitantes y que se constituye en el primero en el uso de energías renovables en el país.

Adicionalmente, en lo que respecta a la financiación a vehículos híbridos y eléctricos, entre enero y agosto la entidad movilizó recursos por 94.000 millones de pesos, un 96% más con respecto a 2021.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) alrededor de dos tercios de las emisiones contaminantes están ligadas a la quema de combustibles fósiles que se usan para calefacción, industria, electricidad y transporte, “dentro de este último sector, el 70% deriva de los automóviles, las furgonetas, los camiones y los autobuses. El 30% restante procede principalmente de los ámbitos marítimo y aéreo”.

Biodiversidad y cambio climático: serán los temas con los que Petro intervendrá ante la ONU

Mañana 20 de septiembre, en Nueva York, el presidente de la República, Gustavo Petro, hará la que será su primera intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGA, por sus siglas en inglés), en la cual le explicará al mundo las estrategias de Colombia para preservar su riqueza en biodiversidad, trabajar con comunidades y enfrentar el cambio climático.

La delegación, conformada por varios integrantes del gabinete, entre estas personas la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, cumplirá una extensa agenda de diálogos, reuniones de alto nivel y debates, con el fin de encontrar un balance equitativo e inclusivo en los esfuerzos de las acciones hacia el desarrollo sostenible.

 

“Estaremos en la Asamblea de Naciones Unidas posicionando a Colombia como un país biodiverso, el país con más biodiversidad por hectárea en el mundo, y haremos un llamado a la necesidad de preservar esa riqueza, pero preservarla en una forma que generemos bienestar social y económico a las comunidades que están en esa riqueza”, afirmó la ministra de Ambiente, Susana Muhamad.

El lema de la Asamblea General este año es ‘Un momento decisivo: soluciones transformadoras para desafíos interconectados’.

“La pregunta que queremos dejarle al mundo es: cómo generamos una economía que, de la forma como se desarrolla, genere biodiversidad como producto. Si Colombia logra eso, se vuelve una potencia mundial de la vida, y nosotros creemos que eso corresponde en el siglo XXI, cuando estamos en plena crisis climática”, precisó Muhamad.

En la agenda, que se desarrollará hasta el jueves 22 de septiembre, se llevará a cabo una cumbre sobre transformación en la educación; se abrirá un espacio para dialogar sobre la seguridad alimentaria y energías limpias; se adelantaran conversaciones previas a la COP 27 y COP15 y habrá reuniones sobre coaliciones de biodiversidad, entre otros temas.

También, durante este espacio, se reunirán los países de la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (Ailac) para hablar sobre la COP27, y, además, la ministra Susana Muhamad liderará un diálogo con ministros de Ambiente, en el que se presentará un mecanismo creado por Colombia para la implementación efectiva de los acuerdos que se alcancen en la cumbre de biodiversidad.

Cae granizo en el desierto, un evento extremo por el cambio climático

Varias zonas de Emiratos Árabes Unidos (EAU) registraron esta semana fuertes lluvias y tormentas con una inusual granizada en el desierto de Dubai y el emirato de Sharjah, zona en donde el termómetro alcanzó los 40 grados Celsius, mientras que la humedad continuaba siendo muy alta.

El fenómeno, según los meteorólogos del país asiático, dio paso a la formación de niebla debido a los pocos sistemas de presión superficial en las capas superiores de la atmósfera, lo cual permite las precipitaciones de granizo.

 

Las autoridades registraron que esta niebla comenzó a formarse desde las 00:00 a. m. hasta las 8:00 a. m (hora local) desde el pasado 13 de septiembre.

Ante esto, el Centro Nacional de Meteorología saudí pronosticó que durante los próximos días, el clima estará más despejado. Sin embargo, también dijo que estas nieblas se formarán en varias zonas costeras de la península.

El fenómeno, según los meteorólogos del país asiático, dio paso a la formación de niebla debido a los pocos sistemas de presión superficial en las capas superiores de la atmósfera, lo cual permite las precipitaciones de granizo.

El evento se hizo viral en redes sociales, siendo  motivo de asombro y preocupación para los internautas.

Foto: Cortesía

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Entérese del aporte que Canadá hace a los países de la Alianza del Pacífico

Un importante  anuncio realizó el Ministro de Ambiente y Cambio Climático de Canadá, Steven Guilbeault, durante la XXIX Reunión Anual del Consejo de la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte, en la que confirmó que se destinarán 4,5 millones de dólares canadienses para que México, Perú, Chile y Colombia, países miembros de la Alianza del Pacífico, fortalezcan sus sistemas de información y monitoreo que permitan la implementación de políticas ambientales en su camino a un clima resiliente y con bajas emisiones de carbono.

Canadá, como país observador, anunció que estos recursos serán ejecutados durante los próximos cuatro años para seguir avanzando en la coordinación que contribuirá a la consolidación de este Sub Grupo Técnico de Medición, Reporte y Verificación del Clima (SGT-MRV).

 

El fortalecimiento de los sistemas de información climática permitirá que Colombia pueda monitorear el avance en el cumplimiento de sus ambiciosas metas frente a la acción climática: la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC) con horizonte a 2030, en la que se propuso reducir a un 51% las emisiones de Gases de Efecto Invernadero respecto al escenario de referencia, y a largo plazo lograr la carbono neutralidad al 2050.

La Gold Standard Foundation será la organización encargada de acompañar la implementación de la hoja de ruta y del nuevo marco de coordinación del Sub Grupo Técnico de Medición, Reporte y Verificación (MRV) de la Alianza del Pacífico. Así mismo, será el garante de que el proyecto a ejecutar se realice con un alto compromiso ambiental y que contribuya al desarrollo sostenible, de forma que los resultados de esta implementación apoyen el cumplimiento de las NDC de los países miembros de la Alianza del Pacífico.

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