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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Corrupción

Dos festivales

Valledupar celebró por estos días el Festival de la Leyenda Vallenata. Esta vez, su versión número 55, tuvo un significado especial: fue una competición entre los últimos reyes vallenatos en las distintas modalidades de acordeón, canción inédita y piquería; constituyó un homenaje al legendario cantante Jorge Oñate; y congregó a miles de colombianos y muchos extranjeros de manera presencial después de la pandemia.

Como es habitual, la inauguración del certamen corrió por cuenta de un Presidente Duque abucheado por el público, mientras la campaña presidencial se sentía en las calles, parrandas y eventos folclóricos.

Pero mientras la atención de casi todo el mundo se concentraba en el tradicional evento folclórico inventado hace mas de medio siglo por la inolvidable Consuelo Araujo Noguera, el Expresidente Alfonso Lopez Michelsen y el mágico compositor Rafael Escalona; otro festival, pero de corrupción y desidia protagonizan los clanes políticos tradicionales en la Universidad Popular del Cesar UPC, el principal centro de educación publica superior del departamento y la región.

Un festín burocrático y financiero que afecta 17 mil seiscientos estudiantes, quienes decidieron, junto a los docentes y trabajadores, declararse en cese de actividades ante la inminente imposibilidad presupuestal de la UPC para garantizar el segundo semestre del 2022. La respuesta del Consejo Académico no pudo ser más inverosímil: en vez de buscarle salidas a la crisis, el pasado 19 de abril declaró la suspensión del semestre en curso.

La situación de la UPC es verdaderamente dramática. Del presupuesto para el 2022 calculado en 117 mil millones de pesos, el 53% de sus ingresos provienen de las matrículas de sus estudiantes, lo que la convierte en una institución financiada en mas del 50% por las familias de los jóvenes que ingresan a ella, casi todas de bajos ingresos.

La parálisis actual obedece a un déficit presupuestal que la Administración estima en cuatro mil ochocientos millones de pesos, pero que los estudiantes y docentes calculan en nueve mil millones, con una proyección de incremento en doce mil millones para el segundo semestre del 22. La responsabilidad del Gobierno Duque y de la Gobernación del Cesar en la crisis es inocultable : mientras el Ministerio de Educación Nacional le debe a la UPC trece mil millones de pesos por concepto del lánguido programa de matricula cero, con el que saca pecho Duque; la Gobernación controlada por los Gnecco le adeuda cuatro mil millones por concepto del programa de becas “Fedecesar” del departamento.

Esta situación financiera la padecen de manera especial los docentes de la U: se les debe la seguridad social del 2021 y un salario del 2022. Las deudas a los docentes de la sede Valledupar suman seis mil millones y a los de Aguachica, en el sur del departamento, mas de 900 millones. Todo esto ocurre en un marco de inestabilidad institucional, disputa politiquera por su control y perdida progresiva de la calidad académica de la institución. 7 rectores nombrados en menos de 5 años, deterioro crónico de sus programas de formación, precaria actividad investigativa y desconexión del desarrollo regional caracterizan a una institución publica llamada a ser el tanque de pensamiento del departamento y el centro de formación y de promoción del talento de los jóvenes cesarenses. Para los clanes políticos del Cesar, el dominante y los mas pequeños y subalternos, la UPC solo es importante para aprovecharse de su poder burocrático y benefíciarse de la contratación de sus recursos.

Este festival de corrupción y negligencia que campea en la UPC no le merece ninguna preocupación al Presidente Duque que vino a dar cátedra de “Economía naranja” en los actos protocolarios del Festival Vallenato en la Plaza Alfonso Lopez. Tampoco a su candidato Federico Gutierrez que feliz posó en fotos de apoyo a su candidatura con los congresistas que representan a los sectores políticos responsables de esta tragedia. Sergio Fajardo fue el único candidato que se mostró especialmente preocupado por la situación de la UPC.

El nuevo Presidente que se elija en mayo y junio tiene el desafío y la responsabilidad de garantizar que la alegría de quienes disfrutan el Festival Vallenato sea también para los 17 mil jóvenes de la Universidad. Quizás la elección reciente del nuevo rector Robert Romero sea una oportunidad para diseñar y poner en marcha, con el compromiso del nuevo gobierno nacional, un plan de emergencia que salve financieramente a la UPC, que la libere de las garras de los clanes y que la impulse por el camino de la excelencia académica.

El nuevo gobierno tiene además la oportunidad y la urgencia de adelantar una gran revolución educativa que reforme la ley 30 para mejorar la financiación de la educación publica superior en una perspectiva de gratuidad, reducir brechas de desigualdad entre las Universidades Públicas del país y liberar la autonomía universitaria de la dictadura de los clanes políticos regionales. Que el inmenso talento de los jóvenes de estas tierras macondianas tengan un digno albergue en sus universidades . De eso se trata el cambio.

La banalización de la corrupción

Hace unas décadas, un sentenciado a muerte, condenado por asaltar un banco y haber asesinado a varias personas durante el asalto, fue preguntado sobre su declaración final; ¡maldigo a mi madre! dijo. Sorprendidos los funcionarios, la madre y el pastor le preguntaron el porqué de su afirmación. Cuando yo era niño, continuó, tomé de la cartera de mi madre 10 centavos sin ninguna autorización, y ella no me corrigió al darse cuenta, ni me reprendió ni hubo una enseñanza al respecto; si lo hubiera hecho, muy seguramente yo no estaría a punto de afrontar esta pena de muerte (adaptado de una historia real que es un poco más violenta).

Los pequeños actos de desviación a lo correcto como lo entiende una sociedad, sutiles podrán algunos decir, pueden tornarse en las enormes brechas de comportamiento de los ciudadanos pasado el tiempo. Parte del problema estructural de educación* sobre la ética y el comportamiento social contrarios al bien general está basado en que hemos relativizado lo que no está bien, hasta el punto de volverlo banal, y en esa debilidad conceptual dar paso a la inversión de los valores que valida como vivo, inteligente y sagaz a quien roba recursos que no le pertenecen o hace trampa a una ley. (*La educación en el sentido trascendente de Freire, que radica en la capacidad de pensar y desarrollar el pensamiento crítico, y no en la adquisición y repetición de memoria de conocimientos).

Surgió en estos días el conflicto con los motociclistas que permite ilustrar toda esta problemática. La ciudad de Bogotá está adoptando la prohibición del parrillero hombre (segundo pasajero) en las motos en algunos horarios para prevenir hechos delictivos cometidos con la ayuda de esos aparatos. Antes de estar vigente la norma ya se ha mostrado la forma de evadir el control de su cumplimiento usando un casco que tenga adherido pelo largo para simular que su usuario es mujer.

La cultura reinante hace que las personas sonrían ante esto y exclaman frases como ”que ingenio”, “que inteligencia” y otros más elaborados como “los mercados siempre encuentran la forma” (mercados en economía), como si no se estuviera ante una falta potencial ante la ley, como si no fuera el clásico “hecha la ley, hecha la trampa” y con un avance sorprendente que consiste en anticiparse a la promulgación de la ley. Es decir, sublimando la trampa.

Cualquier desviación a lo que “debiera ser”, a lo que está establecido como correcto en una sociedad, es una corrupción; en su acepción de “deterioro de valores, usos o costumbres” (RAE) y no sólo en el sentido de robar plata del Estado, que obviamente también lo es. Hay quienes dicen que en el sector privado se llama fraude, o como en el caso de las motos es una trampa. No importa como se le diga, o como se le quiera clasificar por los más académicos a quienes les gusta recitar lo aprendido en la facultad, todas las palabras significan un deterioro de los valores y por tanto todas significan corrupción.

Esto es de la mayor importancia porque, sin duda alguna, es la corrupción el más grave problema de los colombianos. A raíz de nuestra cultura de corrupción se explican prácticamente todos nuestros demás problemas, desde el narcotráfico, pasando por la violencia, hasta la “pequeña” propensión de los ciudadanos comunes a saltarse las reglas, como violar el orden en una fila irrespetando a sus congéneres. Ninguna forma, grotesca o sutil, se puede tolerar porque, como en la historia del condenado a muerte, las sutiles desviaciones de hoy engendrarán las terribles situaciones delictivas de mañana.

De ninguna manera podemos andar banalizando lo que es corrupto, porque el mensaje que se lanza es que saltarse la ley, hacer trampa y ser corrupto, es permitido, es consentido e incluso es admirado. Hay que ser enfáticos en que el inicio de una solución radica en esta claridad, en una frontera diáfana entre lo que está bien y lo que no, usando el marco legal que nos cobija.

Si es que el marco legal está mal, entonces lo que corresponde es mejorarlo, pero el cumplimiento de la norma debe ir hasta que se logre cambiar (muy claro en la filosofía de calidad japonesa de los 70). Hay quienes piensan que la norma promulgada con este tipo de restricción crea incentivos para que los motociclistas adopten un comportamiento tramposo dado el actual contexto de cultura reinante y capacidad coercitiva. Es de esperar que las autoridades de Policía y seguridad de la Alcaldía hayan valorado todas las alternativas posibles para lograr el objetivo superior de disminución de la asfixiante inseguridad en la ciudad capital, tanto en sus impactos positivos como en los riesgos que tendrían cada una de ellas (surgieron dudas por un estudio de la Universidad de los Andes que cuestiona la efectividad de esta estrategia (Valora Analitik)). Si no, el tiempo y los análisis de los datos lo revelarán.

Como se sabe, la Alcaldesa de línea política centro-izquierda, es poco querida por la izquierda y menos por la derecha. Una parte de las críticas, usando esta apología a la trampa (la “genial” forma de banalizar el cumplimiento de la medida (la foto)), podría ser más motivada por diferencias de ideología, o partidismo, o por pertenecer o haber pertenecido a un gobierno que le resulta contraria la ideología de la Alcaldesa, y que logra nublar la inteligencia hasta de los más destacados. Más que lamentable, ya que perdemos las mejores mentes en un ejercicio no honrado, cuando lo justo sería complementar la crítica con las propuestas de mejores alternativas para la estrategia de seguridad.

En todo caso, es vergonzoso que se haga eco de una apología a un actuar corrupto de los ciudadanos.

¿Cualquier reducción de la corrupción pasa por la reducción del Estado?

Últimamente varios economistas han opinado en las redes que cualquier reducción de la corrupción pasa por una reducción del Estado. Taxativamente. En esta columna hemos dedicado varios artículos al análisis de las causas de la corrupción con base en la observación de la realidad y las correspondientes posibles soluciones, pero esta tesis no ha sido parte de las conclusiones.

En las discusiones esos economistas explican que la corrupción se genera en el Estado y por lo tanto si el Estado es pequeño, menor corrupción habrá. Parece lógico y simple. Pero no es cierto. Y hay ejemplos recientes que lo demuestran con facilidad; uno de bulto es lo ocurrido con Odebrecht como socio del concesionario de la Ruta del Sol III, en la que el Estado estaba en su mínima expresión a través de la ANI (Agencia Nacional de Infraestructura) y eran los privados los que prestaban el servicio (diseñan, construyen, operan, mantienen la autopista). No hay una mayor reducción posible del Estado en este caso, y por lo tanto la tesis no funciona para todos los casos como lo que sugiere su redacción. No funciona porque olvida que la corrupción en el Estado se genera también en una interrelación entre lo público y lo privado, así el Estado ya no tenga como reducirse más, como el caso anterior. Pero tampoco funciona en los casos en que privados (del poder económico) logran condicionar al poder político (que representa lo público, el Estado), para que legisle a su favor (menores impuestos, barreras a competidores) a cambio de unas dádivas o de haber financiado la campaña correspondiente, mecanismo que hemos explicado en detalle (ver artículo) y que tampoco tiene nada que ver con el tamaño del Estado. Tampoco funciona la tesis en la operación muy extendida de verdaderas mafias que asaltan la contratación pública, que como la que al parecer comandaba el senador Castaño (ver artículo), actualmente investigado por la fiscalía por cobrar coimas para los contratos que “gestionaba” articulando programas del Gobierno Nacional con administraciones locales y con contratistas previamente escogidos a través de pliegos “sastre” en las licitaciones. Ninguno de estos ejemplos de protuberante corrupción se acabaría reduciendo el Estado. La tesis no tiene asidero real.

La reducción del Estado se refiere a que no haga nada de lo que podrían hacer los privados; parte del conocido manifiesto neoliberal, que incluye la globalización, la privatización de todo lo posible, la desregulación y la mínima intervención de lo público.

Al respecto, un documento del BIDCorrupción y Modernización del Estado” de Orrego Larraín (2000), analizó esto profusamente y concluyó asuntos realmente importantes para esta discusión.

En uno de sus apartes dice: “La generalizada idea de que una de las principales causas de corrupción en países en desarrollo es la excesiva injerencia económica del Estado, ha hecho que muchos vean en las políticas de desregulación económica y privatización de empresas y servicios públicos una respuesta inmediata y efectiva a este problema… La ausencia de un marco jurídico-institucional adecuado y la falta de transparencia, especialmente en el caso de las privatizaciones, han sido los factores claves para el surgimiento de casos de corrupción en la implementación de dichas políticas. Las dos formas más comunes han sido la manipulación de las normas de privatización a cambio de comisiones ilícitas, y el aprovechamiento de la discreción y rapidez con que muchas se han llevado a cabo para entregar información privilegiada a compradores privados a cambio de ciertas comisiones o sobornos”. Dicho en forma resumida, durante el proceso de reducción del Estado se genera corrupción debido a las falencias institucionales existentes, y por lo tanto, de arranque la tesis no es correcta.

Mas adelante se encuentra: “Otra situación conflictiva ha sido lo ocurrido con posterioridad a las privatizaciones. Muchas de las empresas privatizadas pasaron de ser monopolios públicos a monopolios privados, sin que el Estado tuviera una estructura jurídica ni la claridad conceptual acerca del tipo de regulaciones que dichas empresas requerían, tanto desde el punto de la eficiencia económica como desde el de la equidad social. Este último es particularmente importante ya que muchas de las empresas privatizadas son servicios de utilidad pública como energía, agua o teléfonos. En este ámbito se engendra un enorme potencial de irregularidad (corrupción). Si el Estado tenía antes poder debido a su influencia como productor en la economía, éste es aún grande cuando se trata de dictar regulaciones que implican sumas millonarias para las empresas reguladas. La ausencia de mecanismos jurídico-institucionales adecuados para cumplir esta función es fuente potencial de graves irregularidades, ineficiencias o iniquidades”. Tal cual hemos observado esto, que en parte es el meollo de la argumentación en contra: no por reducir el Estado se garantiza que se reduce la corrupción; en estos casos citados es al revés, se aumenta. La tesis entonces resulta falsa.

También apunta que la estrategia de reducción del Estado después de la crisis económica de los 80 trajo unos resultados inesperados: “Samuel critica fuertemente este excesivo acento en la disminución del tamaño del Estado, ya que a su juicio la forma como éste se ha llevado a cabo ha traído consigo cierto desmedro en la eficiencia y eficacia públicas, ambas piezas claves en la lucha contra la corrupción”. Es decir, el efecto contrario. Por reducir el Estado, se debilita y contribuye a que se genere corrupción. Por este lado, tampoco resulta cierta la tesis.

En otro punto, cita: “Como explica Samuel (1989), si uno sostiene que las burocracias tienen una tendencia natural hacia la búsqueda de rentas, y además cree que esto trae perversos efectos para la eficiencia y eficacia del sector público, entonces parece lógico sugerir un Estado mínimo y una fuerte reducción de la burocracia para mejorar el desempeño del Estado. Esta visión contó con numerosos adeptos entre economistas y agencias internacionales, sin embargo sus efectos fueron en parte neutralizados por la acción correctiva de la nueva economía institucional”. Sugiere que el asunto ya fue superado. Fue una tesis de los años 80.

Como sabemos, la campaña electoral atiza la polarización y con ella todas las expresiones ideológicas en todos los temas de los extremistas. Como todos los candidatos han hablado de lucha contra la corrupción, y al mismo tiempo el candidato de la izquierda puede representar un aumento del tamaño de Estado como resultado de algunas de sus estrategias en sus propuestas, es posible que estén exhibiendo la tesis como una forma de atacar a ese candidato, relacionando la lucha contra la corrupción con la reducción del Estado. De seguro, una tesis sacada de una teoría que se recita en la facultad, pero que como otras en economía, no resultan estrictamente ciertas en la realidad. La lucha contra la corrupción es el asunto más complejo y de mayor impacto negativo que tenemos prácticamente en todos los ámbitos de nuestra sociedad y de nuestro Estado. No se pueden aceptar reduccionismos y falacias como la de esta tesis, sin importar el tinte politiquero de donde provengan. El primer paso para solucionar un problema es comprender bien el problema.

@refonsecaz

Suspenden a alcaldesa local de Usme por escándalo de corrupción que salpica a su padre

El secretario de Gobierno de Bogotá, Felipe Jiménez, anunció este martes la suspención temporal de la alcaldesa local de Usme, Mabel Sua Toledo, por el escándalo de corrupción donde salió salpicado el padre de la mandataria local.

De acuerdo con Jiménez, la suspensión de la alcaldesa Sua fue ordenada por la ofcina de Asuntos Disciplinarios de la Secretaría de Gobierno, con el fin de facilitar y proteger la investigación de los órganos de investigación y control a raíz de denuncias en contra de varios funcionarios y contratistas de la Alcaldía de Usme.

“Esta decisión busca garantizar la transparencia y celeridad en la investigación. Ya hemos ampliamos las denuncias que su momento instauramos ante la Fiscalía General de la Nación y la Oficina de Asuntos Disciplinarios de la Secretaría de Gobierno tan pronto conocimos los hechos,”, señaló Felipe Jiménez, Secretario de Gobierno.

Dorian de Jesús Coquies, actual director del Sistema Distrital de Servicio a la Ciudadanía y exalcalde local de Tunjuelito, asumirá como alcalde encargado de la Localidad de Usme mientras se define la situación de la titular.

Además, el secretario de Gobierno ordenó una auditoría interna en la Alcaldía de Usme, para detectar o prevenir cualquier otro presunto acto en contra de la administración pública.

“Hacemos un llamado a todos los ciudadanos para que denuncien cualquier posible acto de corrupción en los procesos de contratación locales, al correo [email protected], y de esta manera todos contribuyamos a vigilar los recursos públicos de la ciudad”, finalizó Jiménez.

“Que venga el que quiera”: la anti-ética de las campañas de los políticos

Las campañas que han tenido más éxito no manifiestan un rigor absoluto para actuar conforme a la ética, específicamente en la lucha contra la corrupción. En contraposición, las que han manifestado más rigor han resultado menos exitosas. Una realidad dolorosa pensando en el país, pero que conocen y aprovechan los más avezados en política.

Las campañas de Petro, Fico e incluso Rodolfo dicen tener en la lucha contra la corrupción uno de sus ejes fuertes; en el último candidato es su única bandera, argumento, programa y tema. Sin embargo, los tres han afirmado “que venga el que quiera” en el sentido de que aceptan adeptos a su candidatura “vengan de donde vengan” incluyendo los políticos corruptos. Uno dice que hay que dar segundas oportunidades y los otros que ellos no pueden impedir que quieran apoyarlos.

Hay matices, claro. Rodolfo dice que pueden venir pero que no lo pueden condicionar; ojalá así fuera.  En los casos de Petro y Fico desde el inicio de sus coaliciones han hecho la advertencia que se trata de unir fuerzas. Petro ha hecho todo tipo de coqueteos hasta con Luis Pérez y su partido Liberal, encabezado por el expresidente Gaviria, que aún está esperando quién le hace la mejor oferta. Ellos saben qué significa tener poder político y lo usan. El de Fico sí nace desde el principio y de la base de los partidos de su coalición, llenos de politiqueros que saben hacer todo tipo de jugaditas y actos de corrupción como se conoce todos los días con nuevos casos. Y ahora que el Centro Democrático ha aceptado darse un trato de moza, – nos amamos desde siempre pero en público no me reconoce -, termina de reforzar el grupo de políticos que han tenido procesos por corrupción o que tienen fuertes cuestionamientos vigentes. Eso sí, los tres sostienen que van a luchar contra la corrupción.

Fajardo, y en general el Centro Esperanza con algunas excepciones por el lado de Gaviria que se mostró dispuesto a recibir gente con dudas de trasparencia, e Ingrid, que quiere posicionarse como la adalid de esa lucha, como Rodolfo pero con un idioma más sofisticado que el plano y pendenciero del de aquel, por coincidencia o por efecto son candidatos que tienen menos posibilidades de ganar las elecciones.

Tal vez más por efecto. En Colombia llevamos toda la historia perfeccionando la corrupción desde que nos colonizaron. A una gran parte de los colombianos les gusta la gente “aviona”, “abeja”, que “hacen jugaditas”, que se vuelve rica aprovechando la oportunidad “haciendo lo que toque hacer”, y se oye permanentemente que “de todas maneras otro se lo va a robar” hablando de robar los dineros públicos, y que son el botín por el cual los politiqueros hacen todo tipo de esfuerzo y maromas para llegar a tener el poder. Claramente no es una población con ética. En este grupo están los que venden el voto encabezando la lista, pero no son los únicos.

Pero también está una masa de gente que es susceptible a la lucha contra la corrupción pero que es más susceptible aún a la polarización. Se dejan vender una consigna que solo tiene el pseudo argumento de por quien no votar, o por quien votar para que el otro no gane, así al país se lo vayan a robar y también lo sepan. Es decir, para ellos la ética es marginal.

En ambos casos perdemos todos, pierde el país con todos ahí metidos, porque seguiremos con los niveles de corrupción asfixiantes y con tendencia al alza, que impedirán avanzar contra la pobreza y alcanzar un nivel de bienestar suficiente. Los únicos que ganan, claro, son los corruptos. Por eso ganar las elecciones es para ellos esencial y hacen lo que sea para lograrlo, directamente o por interpuestas personas. Los votantes son los peones en este tablero en donde los que mueven las fichas lo hacen priorizando sus intereses particulares. El bien general y el país no importan, pero acomodan sus mensajes para que los peones piensen que todo se hace por ellos.

El cuento con el Gobernador del Chocó y otros cuentos de corrupción enorme

Desde casi 10 años atrás hemos venido sosteniendo que la corrupción es el peor de nuestros males, e incluso hasta hemos concluido que es la causa raíz de prácticamente todos los demás males del país (ConfidencialColombia); al menos, ya este cáncer está en la mira de la mayoría de las personas. No hay que explicar mucho. Todos los días los colombianos lo experimentamos a diario. De cuando en cuando se producen hechos que confirman las quejas expresadas: la fiscalía está tras una red de corrupción enorme en la que se sindica al senador Mario Castañeda como su eje y jefe. Increíblemente se dio origen a la investigación porque el senador estando borracho cantó sus secretos.

Explicamos en varias ocasiones cómo era el “procedimiento” corrupto para robar dineros públicos mediante la captura de instituciones como las Alcaldías al nivel local (ConfidencialColombia), que desgraciadamente emergió como un subproducto de la bien intencionada descentralización de la Constitución del 91. Alguien me lo explicaba hace unos años en un resumen conceptual, muy sencillo de entender: antes había unos 100 corruptos robando los dineros públicos desde el Gobierno central (que lo dominaba todo), ahora hay 100 corruptos en cada municipio y en cada departamento robando los dineros públicos desde los gobiernos locales; hemos multiplicado la corrupción por más de 1000. Y eso se siente, evidentemente.

El caso de este senador es solo un caso de miles. Hay evidencias de que el mal hizo metástasis hace tiempo en todo el país a través de las trampas en la contratación estatal que suceden todos los días y desgraciadamente sin atención de las entidades de control. La reciente desactivación de la llamada Ley de Garantías ha servido para que haya un festín de la corruptela con los parques Sacúdete (ver caso por caso a diario en la cuenta del ingeniero R.Fernández). Pero como las entidades de control están “bien relacionadas” con el mismo Gobierno (quien puso a sus cabezas), no cuidan al que deben cuidar, se hacen las de “la vista gorda” y hay impunidad descarada.

En el caso que nos ocupa “esta red criminal que habría dirigido el senador Castaño, en dos años había logrado firmar obligaciones contractuales por un monto de 43 mil millones de pesos (otros medios hablan de 70 mil y 60 mil), no solo en algunos departamentos sino además en  el Ministerio del Interior, Ministerio del Deporte, la Unidad de Gestión del Riesgo, la Gobernación del Chocó, el Sena y una decena de alcaldías del país” (CofidencialColombia). Menciona la investigación a otras entidades como SENA Caldas, Procuraduría, Contraloría, Agencia Nacional de Minería (ANM) y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) (El Espectador). Los departamentos eran, además del mencionado Chocó, Cauca, Tolima, Risaralda y Valle del Cauca, y ciudades como Cali, Popayán, Ibagué y Pereira (misma fuente).

Hay que entender que en cada lugar en que se acordaba el 10% de coima (o mordida) a los contratos estatales tenía que haber una contraparte, ya fuera el Alcalde o el Gobernador y/o sus funcionarios participando para poder manipular los pliegos de la licitación y así garantizar que los contratistas escogidos ganaran o que quedaran de únicos proponentes (que es su mejor opción). Toda una organización de corruptela. Por eso mismo la investigación de la Fiscalía no puede quedar solo en el senador y sus nueve ayudantes en los delitos, sino tiene la oportunidad de arrasar con toda la red, llena de políticos, funcionarios y contratistas corruptos. Mención especial para uno de los audios de la investigación en el que dicen que “eso me va a dejar entre 15 y 20 mil millones de pesos por año” hablando de “el cuento con el Gobernador del Chocó” (ver en Noticias Caracol).

Como se ve, este senador y su organización corrupta nos presenta un cuadro clínico ya más avanzado que lo que se podría haber pensado. Cuando la corrupción pasa campante produciendo estas enormes cantidades de dinero, lo único que se puede concluir es que esta lucha contra la corrupción se perdió y ya es muy tarde para rescatar al país de semejantes hampones bien organizados. Hay que recordar que el entramado de los “procedimientos” corruptos incluye a las herramientas de justicia que supuestamente tenemos para que pare y extirpe este cáncer terminal. Por tanto, tenemos una muy débil defensa ante este mal enorme.

La única luz de esperanza es que en las elecciones del próximo domingo podamos cambiar a la mayor parte del congreso, hasta ahora lleno de este tipo de politiqueros corruptos, pero escogiendo bien a quienes definitivamente no tengan ninguna tacha en su honorabilidad durante su vida. Esto es mucho más importante que si tienen experiencia y conocimientos en esto o aquello: necesitamos que sean honrados, tengan sentido común y sobre todo quieran de verdad al país.

Hay que votar bien pensando en esto. ¡Todos somos responsables de nuestro futuro!

El ‘ventilador’ de Aida Merlano: estos son algunos de los políticos salpicados

La Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia compulsó copias a la Fiscalía y la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes, del último testimonio que rindió recientemente la excongresista Aida Merlano que salpicó a varios políticos por compra de votos.

La decisión de la Corte se da con la intención de que el ente investigador y la Comisión de Acusaciones adelanten las pesquisas necesarias en este caso.

En su más reciente comparecencia ante la Corte Suprema de Justicia, Merlano salpicó a varios personajes de la política nacional que se habrían beneficado de la red de corrupción electoral que le permitió llegar al Congreso en 2018, y por la cual fue condenada por la justicia colombiana.

Según ha trascendido, entre los nombres que mencionó Merlano está el del ex alcalde de Barranquilla y precandidato presidencial Alejandro Char. Así mismo, el del presidente Iván Duque Márquez.

En la lista también figuran los expresidentes Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe. Así como el ex vicepresidente Gérman Vargsr Lleras y el ex fiscal, Néstor Humberto Mártinez.

Además de los políticos, la ex congresista que se encuentra actualmente en Venezuela, también mencionó a Julio Gerlein, poderoso empresario en Barranquilla y fundador de la firma Valorcon.

Corte abre investigación contra un poderoso miembro del clan Aguilar

El exsenador Richard Aguilar Villa quedó formalmente vinculado a investigación judicial por la Sala de Instrucción de Primera Instancia de la Corte Suprema de Justicia.

El máximo tribunal de la justicia, deberá establecer, tras acusación de la Fiscalía, si el excongresista es el presunto responsable de los delitos de concierto para delinquir, contrato sin cumplimiento de requisitos legales, interés indebido en la celebración de contratos y peculado por apropiación.

El ente acusador afirmó que hubo irregularidades en seis contratos que suscritos en el año 2014, y cuyo valor superaron los 15.278 millones de pesos y una adición reconocida por más de 6.700 millones de pesos, relacionados con el trabajo de reforzamiento estructural del estadio Alfonso López y adecuación de piscinas y del Coliseo Vicente Díaz Romero.

Las audiencias preparatorias de juicio iniciarán el próximo martes 5 de abril.

Richard Aguilar es el segundo miembro de la poderosa familia Aguilar que está en la mira de la justicia, ya que en el pasado el patriaca de la familia, Hugo Aguilar, fue condenado por parapolítica al se hallado culpable del delito de concierto para delinquir agravado.

Permitido cambiar de opinión

Cuando nacía un niño en la primera mitad del siglo pasado lo más probable es que de una vez fuera bautizado como chulavita o cachiporro, y lo más seguro era que así muriera, no sin haberse “hecho matar” a diario por sus creencias durante su vida. Las creencias eran las de su padre realmente, pero le tocaba hacerlas suyas por “honor familiar”. Durante su vida recibía un entrenamiento en “creer” muy fuerte, desde la religión hasta la política, pasando incluso por los mitos y leyendas. No había la más mínima posibilidad de cambiar de opinión, porque ni siquiera eran opiniones. Eran dogmas. Los dogmas tienen la particularidad de castrar la necesidad de información; con el dictado del dogma termina la búsqueda de conocimiento. Y la persona se siente bien anclada, sin vacíos ni dudas metafísicas.

Como el conocimiento libera a las personas de las cadenas de la ignorancia, lo más interesante de nuestra época actual es que existe la oportunidad de buscar y entender la información que se quiera, y por lo tanto, poder romper a voluntad cuantas cadenas en diversos temas se desee, pese a que aún seguimos siendo entrenados en “creer”. Entre esos temas, la política. Quien no aprovecha esa oportunidad sabiendo que existe, es más ignorante que aquel que no sabe que es ignorante sobre algo, porque no ignora que es ignorante y quiere seguir siéndolo a voluntad.

Aquellos que heredan dogmas o se dejan llenar su cabeza de dogmas han tomado una decisión similar, por cuanto la fe y las certezas anulan la necesidad de sentir esa curiosidad que lleve a la búsqueda incesante de conocimiento para encontrar lo verdadero de algo. Con las certezas pasa igual. La fe es una certeza lograda por implantación mientras que algunas otras certezas son logradas por experimentación (el efecto de la gravedad, por ejemplo), pero la mayor parte de las certezas podrían ser el resultado de una auto imposición: después de un proceso liviano de pensamiento la persona decide parar su racionalidad y “tener” certeza en algo.

Los pensamientos se pueden clasificar (del filósofo español Ayllón) en dudas, opiniones o certezas, dependiendo de la disposición de la persona a cambiar su pensamiento por uno diferente mediante un proceso mental. Cuando se tiene una duda, con cualquier argumento que parezca mejor se puede cambiar el pensamiento. Cuando se tiene una certeza, con ningún argumento se puede cambiar. Paradójicamente, las dudas pueden ser síntoma de una mente que usa más su inteligencia que la de aquel que tiene más certezas. Para Russell este asunto era taxativo: “El drama de nuestra época es que los tontos están llenos de certezas mientras que los inteligentes están llenos de dudas”.

En política lo vemos a diario en nuestros días, lo cual es toda una extrañeza, dados los avances en la educación y las facilidades para conseguir información. En ese pasado de chulavitas y cachiporros se podría explicar por la ignorancia generalizada que a su vez alimentaba un contexto avasallador; pero en la actualidad, francamente, resulta difícil de explicar.

Debemos, por tanto, hacer el esfuerzo de repensar esas certezas llevándolas al nivel de las opiniones. Como las opiniones se forman partiendo de una información existente, específica, de contexto o de ambas, y a través de un proceso mental. Sin importar que tan hábil es cada quien en sus procesos mentales, sería de esperar que si cambia la información o el contexto, la opinión cambie. Por pura lógica.

Como resultado, deberíamos darnos el derecho y permitirnos cambiar de opinión sin sonrojarnos siquiera, cuando ha cambiado la información. Si era precaria y ha mejorado, con mayor razón. Es la manifestación de una inteligencia trabajando.

En estos tiempos en que la verdad empieza a aflorar, transitando de rumor a testimonio, confesada por sus mismos actores terribles, nos está cambiando la información específica y también el contexto. Por lo que, con el uso de nuestra inteligencia, debemos darnos la orden de pasar de certezas a opiniones, y volver a pensar esas opiniones que nos habíamos formado a partir de una información diferente, que había sido manipulada. Ahora ya sabemos, a partir de cada vez más testimonios que narran la verdad del conflicto que vivimos, los móviles y los actores del despojo a fuego y sangre (literalmente) de las tierras de pequeños campesinos, y de todos aquellos que ayudaron a que esta bacanal de violencia pudiera convertirse en una “bonita” historia de terceros compradores de buena fe.

Es permitido cambiar de opinión en esta era. Es un derecho personal. Pero, dado que vivimos en una sociedad en la que la interdependencia entre todos hace que cada acto individual afecte a los demás, es también un deber. Es una obligación ser críticos ante la verdad y edificar unas condiciones que aseguren la no repetición de ninguna de estas barbaries a través de la elección de políticos íntegros en las elecciones, que sean capaces de construir diques de justicia real para acabar con la violencia y la corrupción generalizadas. No podemos dejar que sigan aquellos politiqueros y sus cómplices, ninguno de los que participaron de alguna forma en la desgracia de colombianos, indefensos, campesinos. Es también nuestra desgracia. No debe continuar.

*@refonsecaz – Ingeniero. Consultor en competitividad.

Colombia más cerca de Londres…Estocolmo, Berlín u Ottawa

La cadena de televisión ITV ha tenido acceso al correo electrónico del secretario privado del primer ministro, Martin Reynolds, en el que invitaba a cerca de 100 personas a una fiesta privada en los jardines de Downing Street: “Hola a todos, después de lo que ha supuesto un periodo de mucho trabajo, he pensado que estaría bien sacar partido de este tiempo tan maravilloso y tomar unas copas, con la distancia social debida, en el jardín del Número 10 [de Downing Street] esta tarde. Sumaos a partir de las seis de la tarde, y ¡traed vuestro propio alcohol!”, escribía el alto funcionario. (El País, 11 de enero, 2022)

“Los ricos se creen ingleses, la clase media se cree gringa, los intelectuales se creen franceses y los pobres se creen mexicanos», bromeaba acerca de sus compatriotas el humorista colombiano Jaime Garzón, en una muestra más de nuestro arribismo e idea de lo colombiano como algo ordinario y no apetecido.

Pero hablando de los cachacos específicamente, a comienzos del S. XX, estos se creían ingleses, o al menos querían parecerse a ellos. Una muestra, es el origen de esa palabra, cachaco. La palabra original es cachet, que significa de estilo propio, personalidad, calidad superior de alguna cosa. Y se terminó uniendo a la palabra inglesa ‘coat’ (abrigo) creando la expresión ‘cachet coat’ (abrigo de marca), que terminó evolucionando en la palabra cachaco (Yuly Gonzalez, Coordinadora del Cuarto Festival Cachaco de Chapinero).

Sin embargo, recientemente los bogotanos (y el resto de los colombianos), nos hemos sentido más cerca que nunca de Londres, debido a que la “justicia solo aplica para los de ruana”. Recientemente, se han encontrado evidencias de fiestas organizadas en la residencia del primer ministro, en pleno confinamiento por el COVID, y aún peor, se ha comprobado que se celebró una fiesta de despedida de un funcionario de la administración de Boris Johnson, el mismo día de la muerte del Príncipe Felipe (Esposo de la Reina Isabel), en pleno duelo nacional.

En Colombia, no estamos muy lejos. El escándalo nació tras una investigación de Blu Radio, en la que se dio a conocer una lista de millonarios contratos con 17 entidades estatales, que obtuvo la esposa de Mayorquín, Karen Liseth Vaquiro, desde que él empezó a trabajar como asesor presidencial, en octubre de 2019. De acuerdo con la revelación, en enero de 2020, tres meses después de que Mayorquín aterrizó en la Casa de Nariño, Vaquiro obtuvo un contrato por $88 millones con el Departamento para la Prosperidad Social (DPS).

Sin embargo, no solo estamos más cerca de Londres. En 2017, los delitos de cuello blanco se disparaban en Suecia. El uso de información privilegiada detectada por las autoridades aumentó un 53% en 2016 hasta una cifra récord de 388 casos. Mientras los sobornos crecieron un 47% elevándose a niveles máximos de siete años, según cifras del propio Gobierno. Esto estuvo a punto de romper el mito de Suecia, como modelo económico y social. Tres grandes escándalos financieros estallaron en ese año, en los que estaban implicados multimillonarios, un ex ministro de Finanzas y una gran compañía tecnológica como Tesla. Y los tres tienen los mismos ingredientes: uso de información privilegiada y sobornos. El país nórdico suele encabezar los informes de tasas de corrupción más baja del mundo. The Reputation Institute, una consultora especializada estadounidense, califica al país como el más limpio y transparente.

En Alemania, en 2021, a comienzos del inicio de la maratón electoral en Alemania, a los conservadores del país les explotaron en la cara dos escándalos de corrupción. Se trata de dos diputados que supuestamente cobraron jugosas comisiones —cerca de un millón de euros en total— por recomendar mascarillas de ciertos productores ante distintas administraciones durante la escasez del comienzo de la pandemia. La Fiscalía ha abierto sendas investigaciones y los dos parlamentarios han dimitido, pero el daño ya parece estar hecho.

Y en la gélida Ottawa (Canadá) durante 2019, según el diario El país de España, a SNC-Lavalin (una empresa importante del sector infraestructura en Canadá), le habían notificado en septiembre que debería ir a juicio. Según las fuentes del diario, Trudeau y sus allegados presionaron a Wilson-Raybould, para que frenara el proceso y permitiera a la compañía salir más o menos airosa a cambio de un acuerdo extrajudicial. Pero la ministra no cedió. SNC-Lavalin ya había presentado un recurso de apelación. El fallo está pendiente. El primer ministro negó todas las acusaciones.

Colombia, no solo con la administración Duque, sino con todas las anteriores, tiene un estrecho vínculo con las grandes capitales del mundo. Lastimosamente, no es por sus fuertes lazos políticos, comerciales, o de cooperación. Somos unidos por la corrupción que permea a todos los países.

Esto demuestra que todas las administraciones públicas, sean locales o nacionales, son muy susceptibles y frágiles ante este mal. Es una muestra que ninguna sociedad en el mundo esta libre de esto. Por eso, la ciudadanía de todo el planeta debe estar consciente, que somos nosotros quienes ejercemos ese control anti-corrupción, y los Estados son absolutamente débiles frente a esto. Tenemos que ayudar a evitarlo por medio del voto y la constante veeduría.

Por otro lado, los políticos deberán entender que la corrupción es una de las razones por las cuales sus acciones y administraciones tienen 0 credibilidad. La población les es útil solo para hacerse elegir, pero en los restantes 3 años y 10 meses (en el caso colombiano), solo les aplica la ley, que ellos rompen tranquilamente y sin ninguna consecuencia. Esto produce crisis democrática y personajes como Castillo en Perú o Bolsonaro en Brasil.

¿Corrupción, un mal mundial? O ¿Indiferencia, la causa de corrupción?