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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: ELN

De nuevo el ELN ataca al Ejercito

La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha perpetrado este sábado un nuevo atentado con bomba contra efectivos del Ejército colombiano, esta vez sin víctimas, en un ataque que pone en cuestión el proceso de paz abierto con el Gobierno.

Uno de los vehículos blindados del Grupo de Caballería N.°18 Reveiz Pizarro fue atacado con una carga explosiva en la carretera Tame-Betoyes, en el departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela.

 

Los guerrilleros atravesaron un autobús de servicio público en la carretera para impedir el paso y detonaron la bomba al llegar el vehículo militar. Ningún soldado ha resultado lesionado tras la detonación por tratarse de un vehículo blindado.

El pasado martes murieron tres militares en un ataque del ELN contra una base militar en Puerto Jordán, también en el estado de Arauca.

Tatucos elenos a la paz total

Delirante y condenable. La acción del “Frente de Guerra Oriental” del ELN con una volquetada de explosivos tipo “tatucos”, ocurrida el pasado 17 de septiembre contra la base militar de Puerto Jordán entre los municipios de Tame y Arauquita (Arauca), que dejó como saldo 2 soldados muertos y 27 heridos, no solo dinamita el proceso de paz con esta organización insurgente y la deja en cuidados intensivos, sino que estalla en el corazón de la política de paz total.

Es el hecho más grave cometido por los elenos 45 días después de terminado formalmente el cese al fuego pactado con el Gobierno Petro y cuatro meses después, desde mayo de este año, de suspendidos los diálogos en medio de acusaciones mutuas de incumplimiento de lo hasta ahora acordado en la Mesa de Conversaciones, sumiendo la negociación en una grave crisis.

 

 Según Carlos Velandia o Felipe Torres, ex comandante, ex vocero del ELN y Gestor de Paz, el ELN en estas seis semanas ha realizado tres ataques a la Fuerza Pública en el Catatumbo que dejaron un soldado muerto, seis ataques en Arauca con dos policías y dos soldados muertos y nueve voladuras de oleoductos, seis al de Caño Limón-Coveñas y tres al Bicentenario, sembrando nuevas dudas sobre su voluntad real de paz.

La naturaleza política del ELN y su reivindicación como guerrilla de izquierdas hace aún más incomprensible e inverosímil su actuación. No solo porque le dispara a un gobierno con el que en teoría comparte el mismo campo ideológico, sino porque se atraviesa como vaca muerta a la posibilidad de que sea en cabeza de la propia izquierda que se logre una negociación del final del conflicto político armado con el mayor y mas cualificado proceso de participación ciudadana y popular, abordando incluso  asuntos relacionados con el modelo económico y social, tan negados en las paces anteriores.

La paz con el ELN es fundamental en la política de paz total, porque es el proceso más típicamente político de todas las conversaciones en curso. Mientras las otras ocho mesas de negociaciones con actores armados de diversa naturaleza podrán avanzar en  desarmes, reincorporaciones, sometimientos a la justicia y modestas acciones de transformación territorial en donde estos hacen presencia, con el ELN es posible incorporar nuevas transformaciones que le den mayor alcance a la agenda de cambios que hoy, no sin dificultades y resistencias del establecimiento, quiere abrirse paso en la sociedad colombiana.          

El ELN, si conserva su vocación de proyecto político transformador debe saber leer que la Paz Total es un imperativo para el país hoy gobernado por las izquierdas. Petro recibió como herencia de Duque, un deterioro de las condiciones de seguridad producto de la reconfiguración de las violencias, la actividad criminal y las economías ilícitas. Duque cerró su gobierno con un Clan del Golfo expandido a 241 municipios, mientras las disidencias de las Ex Farc comandadas por el entonces “Gentil Duarte” hacían presencia en 119 y la Segunda Marquetalia de Iván Márquez en 61 municipios. En otras palabras, según fuentes como Indepaz y Pares, Duque entregó a Petro, un país con 420 municipios con presencia de grupos armados, el 37% del territorio nacional. Construir la paz y el desarrollo común en semejante escenario sigue siendo una prueba de fuego de la capacidad de las izquierdas para ofrecer además de prosperidad y derechos sociales, convivencia y seguridad.    

Hay que salvar la paz política, corazón de la paz total, que es el proceso con el ELN. Con un espacio político mas estrecho y el sol a las espaldas, el Gobierno Petro debe hacer todos los esfuerzos para descongelar prontamente la negociación, pero a los elenos le corresponde la mayor cuota de responsabilidad con el país y con el mundo progresista al que dicen pertenecer.  Que la historia no les cobre su incapacidad de entender el clamor de los colombiano por la paz y los cambios que ofrece el gobierno del presidente Petro.

Antonio Sanguino

El golpe a la estrategia de la paz total

La construcción de una paz duradera en Colombia requiere de un enfoque integral y coordinado. Para alcanzar la Paz, no basta con avanzar en acuerdos parciales o segmentados; es necesario dialogar con todos los actores armados de manera simultánea. Este es un proceso complejo que, aunque desafiante, debe avanzar con firmeza y con una clara orientación hacia la consecución de resultados que realmente beneficien a la población. En un país donde el conflicto ha dejado profundas cicatrices, el diálogo es la herramienta más poderosa para la reconciliación.

En este contexto, la reciente suspensión de la mesa de diálogo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) representa un duro golpe a la estrategia de paz total que ha sido promovida por el gobierno actual. Este proceso, que ya había mostrado avances significativos en las conversaciones con este grupo insurgente, es crucial para la estabilidad y el bienestar de las comunidades más afectadas por el conflicto. La mesa de diálogo con el ELN, como parte de un enfoque integral, no es un fin en sí mismo, sino un medio para generar condiciones de vida dignas y seguras para millones de colombianos.

 

La suspensión no solo pone en riesgo los avances logrados hasta ahora, sino que también genera incertidumbre sobre el futuro de la estrategia de paz total. Las comunidades, especialmente en zonas históricamente vulnerables, necesitan ver resultados tangibles que muestren el compromiso del Estado y de los grupos armados en la construcción de una paz sostenible.

En estos momentos difíciles, nuestra obligación como sociedad es rodear el proceso de paz, fortalecer el respaldo a las negociaciones y mantener una postura firme en la exigencia de garantías reales para las comunidades afectadas. Es indispensable que el Estado, la sociedad civil y la comunidad internacional refuercen su compromiso con la paz y aseguren que las conversaciones no se queden en promesas vacías. Exigir compromisos claros de los armados, en términos de cese al fuego, respeto a los derechos humanos y efectivo compromiso con la superación de la violencia armada, debe ser una prioridad.

Este proceso requiere de paciencia, pero también de una voluntad decidida por parte de todos los actores involucrados y de la población civil. No podemos permitir que retrocesos como la suspensión de una mesa de diálogo empañen el horizonte de la paz total. Es crucial que las negociaciones con el ELN se retomen. Que se revise uno a uno los acuerdos logrados, los avances y las dificultades en la implementación y se evalúe el impacto en las regiones.

Al final, la paz no puede ser un pacto entre élites ni un simple acuerdo en papeles. Debe reflejarse en la vida cotidiana de la gente, especialmente de aquellas comunidades más afectadas por la guerra. El desafío de coordinar múltiples frentes de diálogo no debe ser visto como una barrera, sino como una oportunidad para construir una paz verdadera, inclusiva y justa.
El Acuerdo #28 logrado con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sobre la participación es crucial para garantizar que la voz de las comunidades más afectadas por el conflicto sea escuchada y valorada. Este acuerdo no solo establece el compromiso de las partes para promover la paz, sino que busca crear mecanismos reales de inclusión, donde las decisiones sobre el futuro del país se construyan de manera colectiva. Las comunidades han sido históricamente excluidas de los espacios de toma de decisiones, y en muchas regiones, son precisamente ellas las más afectadas por el conflicto armado. Implementar este acuerdo significa abrir espacios para que campesinos, indígenas, afrodescendientes, mujeres, jóvenes y otros sectores puedan influir en la construcción de políticas públicas que atiendan sus necesidades.

El Acuerdo sobre la participación de la sociedad, no es solo un paso más en las negociaciones, sino una base fundamental para la paz duradera. Si las comunidades sienten que tienen el poder de incidir en su futuro, se genera un ambiente de confianza y reconciliación. El ELN, al comprometerse con este acuerdo, también reconoce que la paz solo es posible si es construida desde abajo, con la gente.

Implementar los acuerdos de participación es, por tanto, una urgencia. No podemos esperar a que las condiciones sean perfectas o que otros factores se alineen. La paz se construye día a día, y la participación de las comunidades en los procesos de transformación del país es la garantía de que esa paz será inclusiva, justa y duradera.

Luis Emil Sanabria D.

Gobierno deja en el aire los diálogos de paz con el ELN

El Gobierno anunció que el proceso de diálogo con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha quedado «suspendido» tras un ataque contra una unidad militar ubicada en Puerto Jordán, en el departamento de Arauca, que se saldó con dos muertos y más de una veintena de heridos.

«Durante estos meses el Gobierno ha hecho llegar al ELN múltiples propuestas. Hoy el proceso de diálogos queda suspendido. Su viabilidad está severamente lesionada y su continuidad solo puede ser recuperada con una manifestación inequívoca de la voluntad de paz del ELN», reza un comunicado de la Delegación de Paz del Gobierno publicado en su cuenta de la red social X.

 

Por su parte, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, ha indicado que el ELN «no tiene disposición de paz» y que el diálogo solo finalizará si así lo decide el presidente del país, Gustavo Petro, quien en la víspera afirmó que este ataque «cierra un proceso de paz con sangre».

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Además, ha recordado que desde hace varias semanas el Ejército tiene las instrucciones de atacar a aquellos grupos que no se encuentran inmersos en el proceso de paz,.

El pasado 3 de agosto concluyó un alto el fuego temporal entre el Gobierno y el ELN que había llegado a extenderse por más de un año, si bien la guerrilla se negó a aprobar otra prórroga al considerar que las autoridades habían incumplido ciertos compromisos firmados.

El Gobierno de Colombia mantiene numerosos procesos de paz abiertos que se encuentran en diferentes fases. Las diferencias internas de la disidencia del Estado Mayor Central (EMC) de las FARC en las negociaciones ha llevado a una escisión liderada por el líder guerrillero Néstor Vera Fernández, alias ‘Iván Mordisco’, que precisamente es la que sigue luchando contra las Fuerzas Armadas. Recientemente, el Gobierno anunció que retomaba las conversaciones con la disidencia de las FARC Segunda Marquetalia.

Petro analiza si continúa diálogos con el ELN

Fueron capturados dos sospechosos del ataque perpetrado horas antes contra una base militar del Ejército en el departamento de Arauca, un asalto que ha sido atribuido a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y que se ha saldado con tres muertos y 27 heridos.

Las Fuerzas Armadas han indicado que los presuntos responsables del ataque se habían desplazado hasta la zona a bordo de motocicletas. Ambos han sido acusados de lanzar artefactos explosivos contra la base, ubicada en Puerto Jordán.

 

El Ejército ha confirmado, además, que ya son tres los militares fallecidos tras el ataque, después de que las informaciones preliminares apuntaran a dos muertos debido a la gravedad de las heridas sufridas.

La Octava División del Ejército atribuye el ataque al ELN, lo que ha llevado al presidente colombiano, Gustavo Petro, a declarar que este incidente «cierra un proceso de paz con sangre» y pone en «la cuerda floja» los diálogos abiertos entre el Gobierno y el grupo armado.

Ya son una decena los atentados perpetrados desde el ultimátum lanzado en agosto por parte del ELN en pleno congelamiento de las negociaciones. A las voces críticas se han sumado sectores de todo el país, que cuestiona la verdadera voluntad de la guerrilla..

El presidente Gustavo Petro sostendrá una reunión con su equipo de paz para analizar el camino a seguir con respecto a los diálogos de paz con el ELN.

Con tatucos atacan a 16 soldados en Arauca

Uniformados del Ejército Nacional fueron atacados en la base militar de Puerto Jordán, Arauca, por integrantes de una columna armada de un grupo ilegal por identificar quienes llegaron al lugar lanzando tatucos.

Al cierre de esta nota se reportó un total de 16 militares heridos, quienes reciben atención por el personal de la salud de la base. Las autoridades trabajan por determinar quiénes fueron los responsables.

 

Se presume que podría tratarse del Ejército de Liberación Nacional (ELN), guerrilla que tiene una fuerte presencia en Arauca y que se disputa el territorio con disidencias de las Farc.

El comandante del Ejército, general, Luis Emilio Cardozo Santamaría, rechazó el ataque y anunció que se dirige al lugar para colocarse al frente de la situación de orden público.

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Gobierno Petro abre un nuevo frente de paz

El presidente Gustavo Petro abrió un nuevo frente de diálogo de paz, esta vez con el frente Comuneros del Sur, que antes pertenecía al Ejército de Liberación Nacional en el departamento de Nariño.

En la resolución se delega a Carlos Erazo como jefe negociador y en también se nombra a la excongresista Ángela María Robledo, lo mismo que a Andrei Giovani Gómez, Clemencia Carabalí y Pablo Francisco Pardo en el grupo de acompañantes por parte del Gobierno Nacional.

 

«La mesa de diálogos de paz estará dirigida a obtener soluciones al conflicto armado, lograr la efectiva aplicación del derecho internacional humanitario, el respeto de los derechos humanos, el cese de hostilidades y afectaciones a población civil y el pacto de acuerdos de paz tendientes a facilitar el desarme y la desmovilización y el tránsito a la paz del grupo armado en mención”, dice la resolución.

«La oposición cree que la inseguridad desaparecerá mágicamente cuando Petro se vaya de la Presidencia»: Juan Fernando Cristo

Durante su visita a la ciudad de Cali, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, defendió el trabajo de las Fuerzas Militares y de Policía para defender el territorio de los grupos ilegales, y aseguró que el cese al fuego con el ELN y con el Clan de Golfo es inexistente.

No hay cese hoy en día con el ELN, no hay cese hoy en día con el Plan del Golfo. El cese bilateral al fuego hoy hay con un grupo del señor Calarcá de parte de las disidencias de las FARC que se está tratando de construir una salida negociada con ese sector de las disidencias, pero más allá de eso en líneas generales las fuerzas militares están a la ofensiva cometiendo el crimen», afirmó.

 

Recordó además que para bajar los niveles de confrontación armada en los diferentes territorios del país, es necesario implementar el acuerdo de paz, trabajo que según el, «se abandonó durante los cuatro años del Gobierno Duque».

«Lo que no podemos negar es que en los cuatro años después del acuerdo de paz durante el gobierno anterior se duplicó la presencia del ELN en municipios y número de integrantes de esta guerrilla en los municipios del país; se triplicó la de las disidencias de las Farc; se duplicó el Clan del Golfo. Las solas disidencias pasaron de estar en 62 municipios a estar en 127; el ELN pasó de estar en 92 municipios a 175», expresó.

Ejército da de baja a dos integrantes del ELN en el Cauca

Tropas del Ejército Nacional en el departamento del Cauca dejaron como resultado en las últimas horas la muerte en desarrollo de operaciones de dos integrantes del Frente Manuel Vásquez Castaño del ELN en el corregimiento de Pancitará, del municipio de La Vega, en el sur del Cauca.

En el desarrollo de la operación se incautaron los dos fusiles y municiones de dotación de los sujetos neutralizados. Cabe señalar que esta estructura armada delinque principalmente en los municipios del macizo caucano, zona en la que las tropas han desmantelado en lo que va corrido del año 53 laboratorios para el procesamiento de estupefacientes, estructuras del narcotráfico que integran las finanzas del ELN en esta zona del país.

 

Dicha estructura sería la responsable de las afectaciones sufridas por cuatro soldados durante el desarrollo de una operación de interdicción en esta zona del departamento, dirigida al desmantelamiento de un laboratorio para el procesamiento de cocaína. Al momento, los cuatro uniformados se recuperan satisfactoriamente en centros médicos de Cali y Popayán.

Un llamado a la coherencia y al respeto si queremos construir paz

En el delicado proceso de paz entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), las recientes declaraciones del Alto Comisionado para la Paz, Otty Patiño, y del comandante Antonio García del ELN han generado preocupaciones legítimas sobre la dirección de las negociaciones. Si bien es comprensible que existan diferencias en un proceso tan complejo, las posturas públicas de ambos líderes parecen estar contribuyendo a la erosión de la confianza mutua y al estancamiento de las conversaciones. Siguen pesando más las posiciones que el interés en respetar el anhelo de paz del pueblo colombiano y avanzar en el proceso.

Otty Patiño, en su calidad de Alto Comisionado para la Paz, tiene la responsabilidad de liderar un proceso que aspire a ser inclusivo y que busque soluciones duraderas a un conflicto que ha dejado una profunda huella en Colombia. Sin embargo, sus declaraciones recientes, que en ocasiones han mostrado una rigidez y una falta de empatía hacia las posiciones del ELN, han sido motivo de preocupación. La paz no se puede construir desde la confrontación verbal ni desde la imposición unilateral de condiciones, sino desde el reconocimiento de la legitimidad de las preocupaciones del otro y desde la búsqueda de puntos comunes, no solo con la contraparte, sino con las víctimas que este conflicto sigue produciendo.

 

Patiño, al no mostrar la flexibilidad necesaria para entender las raíces históricas y sociales del conflicto con el ELN, corre el riesgo de entorpecer un proceso que requiere sensibilidad y una disposición genuina para escuchar. Es fundamental que el Alto Comisionado se enfoque en fortalecer los canales de diálogo, en lugar de cerrar puertas con discursos que alimentan la desconfianza. La mayor responsabilidad de recomponer los diálogos le corresponde al Estado colombiano en cumplimiento de la Constitución Política y la Ley, y no al grupo guerrillero que claramente se declara en rebeldía y desarrolla acciones que infringen el Derecho Internacional Humanitario, y que en ocasiones se pueden calificar, por su forma e impacto, como terroristas.

Por su parte, Antonio García, uno de los líderes más visibles del ELN, ha mantenido un discurso que, si bien puede reflejar la frustración acumulada por décadas de lucha armada, también parece estar más orientado a justificar la continuidad del conflicto que a encontrar una salida pacífica. Por supuesto que en Colombia hay injusticias, que nuestra democracia es imperfecta, que la soberanía popular no se hace efectiva, que la corrupción carcome nuestras instituciones, pero se debe avanzar en un proceso que nos entregue acuerdos para ser cumplidos a corto, mediano y largo plazo, a la par que se desactiva la confrontación armada, que evidentemente aporta una gran cuota al estado de cosas injustas. Su postura rígida, que a menudo critica sin ofrecer alternativas viables, amenaza con mantener al país en un ciclo interminable de violencia.

La Sociedad, el ELN, al igual que el gobierno, debe reconocer que el diálogo es el único camino hacia una paz real. Persistir en una estrategia de confrontación armada y verbal no solo prolonga el sufrimiento, sino que también desvía la atención de los logros ya alcanzados en las mesas de negociación. García tiene la oportunidad de ser un líder que contribuya a un cambio histórico, pero para ello debe abandonar la retórica que perpetúa la desconfianza y empezar a construir puentes, con todos los sectores sociales, incluido el empresariado, que nos lleven hacia una reconciliación verdadera.

A pesar de las diferencias y las dificultades inherentes al proceso de paz, es crucial que tanto el gobierno como el ELN reconozcan los avances logrados hasta ahora y trabajen para superarlos. Los logros obtenidos no son insignificantes y representan pasos importantes hacia la paz y la reconciliación del país. Sin embargo, estos avances pueden verse amenazados si las partes continúan con un discurso de confrontación y descalificación mutua.

Es en este contexto que la sociedad civil colombiana debe levantar su voz. No podemos permitir que el proceso de paz se vea truncado por la falta de voluntad o por la obstinación de sus líderes. La sociedad civil tiene el poder y el deber de exigir avances concretos, de demandar respeto a la vida y a las opiniones de todos los colombianos, de exigir el cumplimiento de los acuerdos hasta ahora pactados, en especial el primer punto de la agenda sobre participación de la sociedad y de promover un diálogo que verdaderamente aspire a poner fin a décadas de conflicto.

La paz en Colombia no es solo responsabilidad de los actores armados o del gobierno; es un esfuerzo colectivo que requiere la participación activa de todos los sectores de la sociedad. Es el momento de que la sociedad civil se movilice para exigir que se respeten los acuerdos alcanzados, que se avance en las negociaciones y que se ponga en el centro del debate el respeto por la vida y por las opiniones diversas. La Semana por la Paz número 37, que se celebrará durante el mes de septiembre, llama al diálogo y a la unidad para avanzar en la construcción de un nuevo país, llamado que todos y todas debemos escuchar.

Luis Emil Sanabria D.

Ejército neutraliza a cuatro integrantes del ELN

En las últimas horas, en zona rural, límite entre los municipios de Bucarasica, Ábrego y Sardinata, Norte de Santander, fueron neutralizados cuatro sujetos, y uno más resultó herido, todos integrantes del Ejército Nacional de Liberación (ELN).

Los insurgentes pertenecen al Frente Juan Fernando Porras Martínez, del ELN. Estos hombres estarían dedicados a generar zozobra en la región con actividades delictivas como recolección de dineros producto del narcotráfico, extorsiones, acciones contra la población civil, ataques contra la Fuerza Pública, proselitismo y reclutamiento de niños, niñas y adolescentes, entre otras.

 

Esta estructura al parecer sería la responsable del reclutamiento y entrenamiento de jóvenes, para conformar este grupo y atentar contra la población civil y la Fuerza Pública.

El herido fue atendido en el lugar por los enfermeros de combate en cumplimiento del derecho internacional humanitario y fue trasladado a un centro asistencial de la ciudad de Cúcuta para atención médica de mayor nivel.

Durante la operación militar se incautaron cuatro fusiles, uno de estos con mira de francotirador, abundante material de guerra, intendencia, comunicaciones, explosivos y pañoletas y brazales alusivos al ELN.

Un esfuerzo necesario ante una guerrilla aferrada a sus posiciones

Ha pasado casi desapercibida la importante propuesta que el presidente Gustavo Petro le envió de manera confidencial a la guerrilla del ELN. No se trata solo de utilizar un mecanismo que es muy útil en momentos de crisis, como es la confidencialidad en la búsqueda de salidas posibles a los estancamientos o dificultades de los diálogos entre partes enfrentadas; se trata también de una valiosa idea en términos de participación, que seguramente incorporaría un actor y un nivel diferente y decisivo a la hora de buscar salidas prácticas a este largo conflicto.

La propuesta confidencial del presidente Gustavo Petro al Ejército de Liberación Nacional (ELN) para dialogar con los empresarios sobre la política económica del país representa un esfuerzo audaz para superar décadas de conflicto armado en Colombia. Esta necesidad, que se planteó por sectores sociales en los preencuentros y encuentros de participación promovidos por el Comité Nacional de Participación, es un intento genuino de integrar a todos los actores relevantes en la construcción de una paz duradera, pero también plantea importantes interrogantes sobre la disposición del ELN para participar en un diálogo constructivo que priorice los intereses populares.

 

El conflicto armado en Colombia ha estado profundamente arraigado en desigualdades socioeconómicas y en la exclusión social, fenómenos que se han exacerbado bajo políticas económicas neoliberales. Estas políticas, que priorizan la liberalización del mercado, la privatización y la reducción del gasto público, han beneficiado a sectores privilegiados mientras que han marginado a amplias capas de la población. Dialogar sobre estas políticas permite abordar las causas estructurales del conflicto, proporcionando un camino hacia la equidad y la justicia social, que son esenciales para la paz duradera.

La conversación entre el ELN, el Gobierno y los empresarios, en la cual se involucraría a las organizaciones ciudadanas, es una oportunidad para repensar el modelo económico colombiano, buscando uno que no solo favorezca el crecimiento económico, sino que también promueva la inclusión social y el desarrollo equitativo. Un modelo económico más inclusivo puede integrar las demandas de los sectores más vulnerables y asegurar que los beneficios del desarrollo lleguen a todos, reduciendo así las tensiones sociales que alimentan el conflicto. Un avance en este sentido fortalecería la democracia y la capacidad popular para avanzar en futuras transformaciones.

Las políticas neoliberales han generado una gran polarización en la sociedad colombiana, donde sectores enteros se sienten excluidos del proceso de desarrollo. Este sentimiento de exclusión ha sido uno de los motores del conflicto armado. Si las partes involucradas en el diálogo logran consensuar una política económica que considere las necesidades de todos, se podría reducir significativamente la polarización, creando un clima más propicio para la reconciliación y la paz.

Un acuerdo en este sentido hará posible multiplicar los beneficios de la implementación de un acuerdo de paz, no solo en términos económicos, sino también en materia política y social. Cerrar filas conjuntamente entre empresarios, gobierno, población civil y futuros firmantes de paz podría aportar sustantivamente a superar fenómenos como la corrupción, el narcotráfico, el lavado de activos, la minería ilegal o el cambio climático.

Los intentos de negociación con el ELN han estado marcados por la desconfianza mutua y la rigidez ideológica de la guerrilla, que ha mantenido un discurso de confrontación contra las élites económicas. La propuesta del presidente Petro busca romper este ciclo al invitar a los empresarios al diálogo, un gesto que reconoce la importancia de un consenso económico amplio para la construcción de una paz sostenible. Este enfoque integral es innovador y necesario, ya que sitúa la economía en el centro del proceso de paz, algo que ha sido largamente ignorado en negociaciones anteriores.

La importancia de este diálogo radica en su capacidad para abordar las causas estructurales del conflicto, pero para que tenga éxito, el ELN debe mostrar una apertura real al cambio. No basta con sentarse a la mesa; es necesario que la guerrilla reconozca la necesidad de un modelo económico que equilibre las demandas de justicia social con el crecimiento y la estabilidad económica. La pregunta es si el ELN está dispuesto a hacer concesiones en esta dirección o si continuará aferrándose a su agenda política y económica.

Por otro lado, los empresarios colombianos tienen ahora la oportunidad de jugar un papel proactivo en la construcción de la paz. Si bien la propuesta de Petro les invita a la mesa de negociación, también los coloca en una posición incómoda, obligándolos a enfrentar sus propias responsabilidades en la perpetuación de las desigualdades que han alimentado el conflicto. Su participación es crucial, pero también debe ser crítica, reflexiva y generosa, asegurando su disposición en la construcción de una sociedad más justa.

Los elenos deberían reconsiderar su posición, escuchar más a las comunidades y considerar la invitación que hace la Semana por la Paz – 2024, cuando pone al centro de su accionar el lema “Uniendo Voces Construimos País”. Solo en el diálogo, el logro de acuerdos y el cumplimiento de estos, estará la salida para avanzar en la paz integral. Descongelar las conversaciones, revisar el cumplimiento de lo acordado sin otra pretensión diferente a la búsqueda de la paz, retomar el Cese al Fuego Bilateral y la agenda de la participación, seguramente nos llevará a puerto seguro.

Luis Emil Sanabria D.

ELN pone fin al paro armado en el Chocó

La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha anunciado este domingo el fin del paro armado declarado en el departamento de Chocó desde hace una semana. El paro terminará este lunes, 19 de agosto, a primera hora de la mañana.

«Damos por finalizado el paro armado a partir de las 6.00 am del día 19 de agosto de 2024 y agradecemos a la población haber acatado la orden, ya que no se presentaron incidentes y les invitamos a seguir organizándose y luchando por la dignidad y la defesa del territorio y la vida», ha publicado el Frente de Guerra Occidental Omar Gómez del ELN en un comunicado difundido en redes sociales.

 

La guerrilla había ordenado así el cese de toda la actividad económica y de tránsito para proteger a la población civil de las operaciones ofensivas.

En esta zona de Colombia la guerrilla se enfrenta recurrentemente con el Clan del Golfo en lo que las autoridades consideran una disputa territorial.

El comunicado guerrillero denuncia que la situación de crisis humanitaria en la zona es el resultado del abandono estatal, «del incumplimiento de sus responsabilidades sociales y la falta de voluntad política para brindar a las comunidades condiciones de vida digna que garanticen la preservación de sus costumbres y su diversidad cultural».

Lamentan además la intervención de las fuerzas de seguridad y de los paramilitares «en contra de las comunidades» y que «queda en la impunidad y es ocultado por los medios masivos de desinformación».

Por ello, invitan a organizaciones de derechos humanos, a la Defensoría del Pueblo, la Iglesia y autoridades locales «a pronunciase sobre lo que realmente ocurre en el departamento». «La verdadera lucha es estar al lado de las comunidades y denunciar el matrimonio entre fuerza pública y el paramilitarismo. Es entendible que sientan temor por sus vidas, pero es la única manera de ayudar a desenmascarar y exponer al país el accionar criminal del Estado», han remachado.

El ELN decreta toque de queda en el Chocó

El Ejército de Liberación Nacional reafirmó el paro armado que declaró en el departamento del Chocó y anunció un toque de queda en las noches en los municipios de Istmina, Sipí, Novita, Alto y Medio San Juan.

Dijo además que permitirá un corredor humanitario desde el día 16 hasta el 21 de agosto de 2024, para que puedan llegar las ayudas a los pobladores y de esta manera mitigar los efectos del paro armado que se mantiene vigente hasta nueva orden.

 

Estos anuncios lo mismo que el paro armado tiene como protagonista al Frente de Guerra Occidental Omar Gómez del ELN, quien advirtió además que cualquier funcionario que desee desplazarse por estos territorios deben usar sus distintivos institucionales de manera visible, esto incluye las embarcaciones y vehículos.

Las Fuerzas Militares por su parte avanzan por tierra, mar y aire para hacer frente a cualquier acción armada que quiera ejecutar la guerrilla en esta zona.

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ELN anuncia paro armado en el Chocó

El Frente de Guerra Occidental Omar Gómez, del Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunció un paro armado en el departamento del Chocó sobre los territorios aledaños a los en los ríos San Juan, Sipi y Cajón.

El grupo armado ilegal advirtió que este paro armado se da como respuesta a la presencia en el departamento de integrantes del Clan del Golfo quienes están disputando con el ánimo de ejercer el control en estos territorios en donde hay presencia de diferentes rentas ilícitas.

 

“Debido al contexto de guerra que hay en la región, la confrontación tiende a agudizarse, los paramilitares del clan del Golfo en el río San Juan en contubernio con las fuerzas militares y de policía; quienes toman posiciones y se ubican para cubrirlos y abrirles campos de acción permiten de manera cómplice que estos mercenarios estén utilizando embarcaciones de la población civil para movilizarse colocando en riesgo a la población y a los bienes de estas comunidades”, afirmó el grupo subversivo.

Este paro armado se presenta en momentos en que el proceso de paz con el ELN atraviesa una crisis por cuenta de la terminación del cese al fuego.

Al respecto, la gobernadora del Chocó, Nubia Carolina Córdoba-Curi, expresó su preocupación por la población que habita en estas zonas.