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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Gas Natural

Proyecto de ley busca blindar al país frente al déficit de gas natural

El senador del partido Conservador, Miguel Ángel Barreto, vicepresidente de la Comisión Quinta, radicó un proyecto de ley que flexibiliza las reglas para la importación y comercialización del gas natural, con el fin de estabilizar tarifas, asegurar el suministro para los hogares e industrias y respaldar la generación eléctrica en contingencias.

«Radicamos un proyecto de ley pensando en los usuarios en Colombia. Nuestro país pasó de ser generador de gas a ser importador. Eso hace que las reglas de juego cambien», dijo el senador.

 

La iniciativa permite a los comercializadores importar gas de manera directa, sin acudir a intermediarios. Esto tendrá mejores tarifas para los usuarios, dijo el congresista en su exposición.

Nota recomendada: La política energética y sus desvaríos

El proyecto de ley busca además el estampillado para unificar el valor del transporte de gas en Colombia, como sucede con la energía.

El proyecto de ley propone tres ejes centrales: habilitar la recuperación tarifaria para la importación de gas bajo contratos de largo plazo (superiores a 10 años), migrar el esquema de transporte a un cargo de estampilla nacional y permitir el uso de canastas tarifarias en toda la cadena del gas natural. Estas medidas, señaló Miguel Ángel, garantizarían mayor previsibilidad en los precios, reducirían la volatilidad del mercado, darían seguridad al suministro en escenarios críticos como el fenómeno de el Niño y asegurarían que los usuarios más vulnerables no sean los principales afectados por los aumentos en las tarifas.

“No podemos esperar a que los hogares y la industria paguen las consecuencias de la inacción. Esta iniciativa es una respuesta concreta para asegurar la estabilidad energética del país y avanzar en la transición sin sacrificar la seguridad del servicio”, sostuvo el Senador.

Finalmente, Miguel Ángel recalcó que el gas natural, al ser una fuente de bajas emisiones y el energético más económico de la canasta colombiana, es clave para garantizar la confiabilidad del sistema, atender la demanda social y proteger a los usuarios más vulnerables. “confiamos en que el Congreso le dará un rápido trámite a esta importante iniciativa que solo busca un servicio público de calidad y tarifas justas para los colombianos”, concluyó

El gas natural, el energético estratégico

El gas natural irrumpe en la escena energética con la segunda transición energética, que tuvo su detonante en la guerra del Yon Kippur (octubre de 1973), cuando el embargo petrolero de los países árabes en contra de los aliados de Israel, llevó a estos a diversificar la matriz energética incorporando a la misma tanto al gas como el carbón, que desde entonces empezó a vivir su segunda juventud. Y ello al tiempo que las 7 hermanas, que era como se conocían las mayores empresas petroleras en el mundo convinieron también en diversificar su portafolio de inversiones, apostándole a la industria del gas y del carbón.

Ello explica la asociación de la multinacional petrolera Texas con ECOPETROL (1974), para explorar y explotar el gas natural en Colombia, que derivó en el hallazgo del más importante yacimiento de gas en La Guajira, al tiempo que otra petrolera, la EXXON, a través de su filial INTERCOR, se asoció con CARBOCOL (1976) para explorar y explotar el mayor yacimiento de carbón a cielo abierto en el país, El Cerrejón.

 

El descubrimiento de gas natural offshore en La Guajira se dio en el momento que el país más lo necesitaba, dado que en 1975 Colombia había perdido la autosuficiencia petrolera y había pasado de ser exportador a importador neto de crudo, a precios exorbitantes cuando se les compara con los precios de enantes a los que exportó. Juan Francisco Villarreal, por aquellas calendas Presidente de ECOPETROL acuñó la frase de que Colombia no tenía naranjas (petróleo) pero tenía limones (gas) e inspiró la estrategia de reemplazar por gas natural como combustible de las centrales térmicas de generación en la región Caribe al fueloil y las cantidades de este que se liberaron se exportó, con tanto éxito que a poco andar se convirtió en el segundo renglón de exportación después del café.

Con gran visión de futuro, el ex ministro de Minas y Energía Guillermo Perry Rubio (1986 – 1988), planteó su política del Gas para el cambio, tendiente a masificar el consumo del gas en Colombia para distintos usos (domiciliario, vehicular, generación de energía e industrial), sustituyendo energéticos más escasos, costosos y contaminantes. De esta manera Colombia se adelantó a la Transición energética, hoy en boga, que contempla al gas natural como el energético de la Transición. Lo demás es historia, Colombia recobró su autosuficiencia petrolera diez años después, con el hallazgo de petrolero y con él gas asociado en Caño Limón primero y posteriormente Cusiana, Cupiagua, Pauto y Volcaneras, en el pie de monte llanero, que sirvieron de nueva fuente de suministro de gas.

Pero, como dice el adagio popular todo lo que comienza como chorro termina goteando, máxime cuando se trata de un recurso natural no renovable, expuesto a su agotamiento. De manera que con la declinación de los campos de gas de la guajira y del pie de monte llanero pasamos de un mercado de abundancia a otro de escasez y en esas estamos. En los últimos 15 años (2007 – 2022) las reservas de gas han caído el 50%, situándose en los 2.3 TPC, que a duras penas apenas alcanzarían para 6 años y con ellas ha caído también la producción el 9% entre junio de 2023 y junio de este año, pasando de 1.170 MMPCD hasta los 900 MMPCD.

Según la Directora de la Gestora del Mercado de gas natural de la Bolsa mercantil de Colombia, se prevé que el potencial de producción caerá el 19.8% entre los años 2024 y 2026. Y como la demanda crece y crecerá aún más hacia el futuro, como sustituto del carbón y de los combustibles líquidos, según la Gestora para el 2025 se estima el déficit en un 12% (120 MMPCD) y para el 2026 de un 305 (350 MMPCD). Déficit este que tendrá que cubrirse con importaciones.

No obstante, el negacionismo del Ministro de Minas y Energía Andrés Camacho lo llevó a decir que “no es cierto que vayamos a tener escasez de gas los próximo años, no hay ninguna crisis energética y no estamos ante un riesgo inminente de desabastecimiento, razón por la cual no hay ningún traslado de costos adicionales a los usuarios”. Por su parte el Presidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) Orlando Velandia afirmó sin pestañear que “estamos viendo es que algunos agentes están contratando más del gas que realmente necesitan. esto deja a otros sectores, como el residencial o el parque térmico, sin posibilidad de acceder al recurso”. Es decir, que para ellos se trataba de un caso de acaparamiento y no de escasez.

Pero ello no fue óbice para que a poco andar se convencieron de que, como lo afirmó la Presidenta de NATURGAS Luz Stella Murgas “el déficit del gas natural es una realidad, no es una narrativa” y terminaron retractándose y dando su brazo a torcer, expidiendo, a instancia del Ministro, el Decreto que habilita y hace posible las importaciones. Ahora el Gobierno se ha ido al otro extremo, el Presidente Gustavo Petro ha considerado como estratégico contar con otra u otras regasificadoras que convertirán “el gas natural licuado en gas listo para su distribución reduciendo la dependencia de importaciones y estabilizando el precio interno”.

Por Dios, pero de donde va a salir el gas licuado, si no es el que importamos, para transformarlo en “gas listo para su distribución”. Y, además, será que importando gas licuado vamos a reducir la dependencia del mismo, considerado como estratégico para el sector energético y para la economía nacional. Definitivamente, este Gobierno está tan errático como despistado, a toda hora dando señales equívocas y equivocadas al mercado. Viene como anillo al dedo una frase atribuida al ex presidente de EEUU Harry Truman, a propósito de los mensajes oficiales: si no puedes convencerlos, confúndelos!

Amylkar Acosta

Escasez de gas en Colombia, más allá de un gobierno

Pensar que importar gas natural de Venezuela es por gusto y que en Colombia tenemos de sobra, es lanzar dardos al aire sin conocer de fondo el problema, llamados por la alerta generada en las últimas semanas del desabastecimiento prolongado.

La falta de gestión en la última década por parte de los gobiernos de turno en la búsqueda, perforación y desarrollo de proyectos (que pueden alcanzar fácilmente los 12 años de maduración), han generado esta crisis, y seguramente el próximo año paguemos más por el m3 de gas que en la actualidad.

 

También lo advertía Fedesarrollo en su investigación Obstáculos para el desarrollo del gas natural en Colombia, entregada en el año 2003: “No hay oferta de gas porque la demanda es insuficiente y no se demanda más gas porque no hay disponibilidad. Hay que «jalonar» la demanda para ampliar la producción y buscar más gas. Explorar en búsqueda de gas vale lo mismo que explorar en búsqueda de petróleo por lo cual se requiere encontrar cantidades grandes y, consecuentemente, que exista una demanda que justifique tanto la búsqueda como el hallazgo.” Una senda dejada al costado desde los años 2015 a 2017, siendo esta una alerta inicial.

En la actualidad, alrededor de 11 millones de familias usan diariamente el gas natural, más de 670.000 vehículos y 145.000 comercios se abastecen como materia prima para la ejecución de sus actividades y dinamización de la economía, teniendo una demanda promedio diaria de 1.080 giga de unidades térmicas británicas.

A eso le sumamos la estimación de la oferta y la demanda en crecimiento del 25 % para 2026 y que se mantendrá hasta 2030, teniendo un déficit de 8% anual, llevándonos a importar gas desde el lugar más costo-eficiente… probablemente Venezuela mediante el gasoducto Antonio Ricaurte con la petrolera PDVSA, teniéndose parte de la infraestructura en pie y contratos vigentes a la fecha.

Otro plan alterno o diferente, de acuerdo a lo mencionado por Ecopetrol genera suspicacias, falta de claridad y sin ningún avance en perforaciones como, por ejemplo, a través del Fracking.

Erradamente el discurso del gobierno del cambio a través de nuestro presidente Gustavo Petro donde nuevamente en Davos mencionó “Hemos decidido no contratar más exploraciones de petróleo, gas y carbón como una muestra de la necesidad que tenemos de descarbonizar nuestra economía”, no ayuda a la crisis más allá de generar alarmas, polarización y asumir un costo político que no le pertenece porque no es el único responsable, y que, a sabiendas, su propuesta de transición energética no despega.

Tampoco es consistente con lo mencionado por Ricardo Roa, presidente de Ecopetrol, quien ha indicado proyectos en curso relevantes principalmente el mar Caribe, teniendo un potencial de aproximadamente 75 terapíes cúbicos y con inversiones para este año por 350 millones de dólares, donde esperamos sus frutos en el año 2029.

Lo cierto es que venimos de realidades económicas y de servicios como la pandemia, el fenómeno del niño… que nos llevó a racionamiento de agua, incremento de tarifas de energía y, ahora, viene el gas natural, que, sin depender de una condición climática hace parte del diario de un colombiano, motivándolo a seguir, preparando el bolsillo.

Iván Santisteban

La autosuficiencia de gas natural llega a su fin

La estrechez actual entre la Demanda (1.019 GBTUD) y la Oferta (1.028 GBTUD), coincide con la caída, por segundo año consecutivo, de las reservas de Gas natural del 15.7% el último año, registrando un aforo de 2.37 TPC a diciembre 31 de 2023, para una relación de reservas/producción de sólo 6.1 años. Estos polvos tenían que traer esos lodos. De acuerdo con el más reciente reporte de la Bolsa Mercantil de Colombia, para este año el potencial de producción doméstica de gas natural en Colombia caerá alrededor del 7.3%. Pero será mayor la declinación en los años venideros, estimándose en un 11.6% para el 2025 y el 9.3% para el 2026, para un acumulado entre los años 2024 – 2026 del 19.8% (¡!).

Entre tanto la demanda de gas natural que aumentó el 3.9% entre 2022 y 2023, por debajo del incremento del 4.6% entre 2021 y 2022, lo cual se explica por la baja en la demanda del sector industrial a consecuencia de la desaceleración del crecimiento de la economía. La proyección de la demanda para este año y los próximos años será mucho más elevada, habida consideración de que el gas natural está llamado a ser el combustible – puente de la Transición energética. Esta, en procura de la descarbonización, conlleva el reemplazo del consumo del carbón y de los combustibles líquidos por gas natural, el cual, aunque es también combustible fósil, es menos contaminante que aquellos. La tendencia a la reconversión a gas natural, especialmente en la industria y el transporte, es una realidad incontrastable. Ello significa que el país pasará de un déficit en el suministro de gas natural del 7.5% el año entrante a un déficit de 16% en 2026.

 

Al stress que acusa el sector eléctrico, debido a la estrechez entre la Oferta (265 GWHD) y la demanda (248 GWHD) de energía, que presiona al alza los precios de la energía tiende a repetirse ahora con el gas natural, ante la imperiosa necesidad de suplir parte de la demanda el año entrante con gas importado, impactando al consumidor final (industrial, automotor, comercial y residencial).

La situación se tornará más crítica en presencia del fenómeno de El Niño, del cual no estamos exentos. De hecho, con ocasión del más reciente, cuando el parque térmico de generación llegó a generar casi al límite de su capacidad, participando con el 50% de la demanda satisfecha. Y más del 70% de esa energía se generó utilizando el gas natural como combustible, del cual aproximadamente 400 MMPCD se importaron de los 600 MMPCD consumidos. Por ello, cuando afirmamos que estamos ad portas de perder la autosuficiencia en el abastecimiento de gas natural de los últimos 45 años, nos referimos es al déficit estructural de la oferta, pues coyunturalmente, como en el caso mencionado se ha importado.

El gas importado tiende a ser más caro, hasta el doble, del precio del gas doméstico. Y, como es apenas obvio, al ser más alto precio del gas natural, ello se traducirá en incrementos de las facturas de los 12 millones de usuarios domiciliarios, alzas que pueden llegar a superar el 24%, dispara los costos de operación de los 650.000 vehículos convertidos a gas y desde luego ello implica mayores costos para la industria, afectando su competitividad y desde luego también impacta los costos de generación térmica, mayor el precio y en últimas más altas las tarifas. A ello se viene a añadir otro factor, que es digno de tener en cuenta y es que algo va de tener en las importaciones un respaldo para garantizar el cubrimiento de la demanda y otra bien distinta es depender de tales importaciones, porque estará en juego no sólo la seguridad sino también la soberanía energética del país.

Ante esta encrucijada y abocados a la necesidad de importar el gas natural para garantizar el normal abastecimiento, la discusión que está al orden del día es cuál sería la fuente de suministro. El Gobierno ha insistido una y otra vez en la posibilidad de importar gas desde Venezuela como una primera alternativa. Esta la veo cada vez más remota y más en las actuales circunstancias de inestabilidad política.

La alternativa que se tiene al alcance de la mano y la más realista es la ampliación de la capacidad de la regasificadora que opera la sociedad portuaria del Cayao, ubicada en Barú (Cartagena) que hoy está en 530 MMPCD. Ello, sin descartar el montaje de una planta bidireccional en La guajira, que permita importar en el corto plazo y exportar cuando lleguemos a tener excedentes en el futuro próximo. El gas que se ha venido importante procede de los EEUU, como ya se ya se ha

venido dando, desde el año 2016 cuando se instaló la regasificadora de la Zona franca Parque Central que opera la Sociedad Portuaria del Cayao S. A, ubicada en Cartagena, que cuenta con una capacidad actual de 530 MMPCD. Lo curioso del caso es que ese gas que se importa desde los EEUU y es producido en yacimientos no convencionales, utilizando la técnica del fracking que este Gobierno tanto abomina, pero que, como afirmó el Presidente Obama, convirtió a los EEUU en la Arabia Saudita del gas natural y en el primer productor de petróleo del mundo, con una producción de 13.2 millones de barriles al día!

Este sombrío panorama debería llevar al Gobierno a recapacitar y a repensar sobre la inconveniencia para el país de persistir con terquedad aragonesa en su decisión de no firmar más contratos de exploración y explotación de hidrocarburos, pues lo que está en juego es nada más ni nada menos que la seguridad y la soberanía energética del país, las que no puede poner en riesgo la Transición energética!

Ello es tanto más razonable si se tiene en cuenta que Colombia posee un enorme potencial de gas natural, tanto en onshore como en offshore, que puede superar perfectamente los 70 TPC. La provincia gasífera costa afuera del Bloque Tayrona es muy promisoria y los proyectos exploratorios en los campos de Uchuva y Gorgon en La Guajira son sumamente prometedores. Allí ECOPETROL, de la mano de PETROBRAS avanza en la perforación de pozos con miras a dimensionar el tamaño del yacimiento. Y este tiene la ventaja de su proximidad a las facilidades que ofrece para su desarrollo y transporte de las dos plataformas de Chuchupa.
Mientras tanto, es menester, como lo ha urgido el gremio del sector, NATURGAS, se deben implementar medidas regulatorias que flexibilicen y habiliten la comercialización de gas importado y el proveniente de costa afuera. Se impone también ajustar la normatividad que rige la comercialización de gas local e importado en lo atinente a la duración de los contratos, que posibilite las negociaciones y renegociaciones en cualquier época del año, evitando sus rigideces.

También se impone la necesidad de aprobar las inversiones asociadas a la ampliación de la capacidad de transporte del gasoducto Ballena – Barranquilla y de esta manera permitir que los excedentes de gas de la región Caribe pueda llegar a compensar los déficits en el interior del país y viceversa. Para ello se precisa, además resolver las solicitudes de cargos y agregación de tramos de transporte con el fin de optimizar la capacidad de transporte y el empalme entre los gasoductos de PROMIGAS y TGI.

Amylkar David Acosta Medina

La tormenta perfecta

Súbitamente, hace 15 días, se presentó una contingencia, sin solución a la vista, en el campo Jobo, ubicado en el Departamento de Córdoba, productor de gas natural y operado por la empresa CANACOL ENERGY. Ello la obligó, por fuerza mayor, a suspender la entrega de 37 MMPCD de gas natural a la que está comprometida con el mercado no regulado, lo cual se ha traducido en un racionamiento del 10% de la oferta de gas, que viene a sumarse, en una especie de tormenta perfecta, al racionamiento del servicio de energía que padece la región Caribe. Es de anotar que CANACOL ENERGY es el segundo proveedor en la región Caribe después de HOCOL, filial de la estatal ECOPETROL.

Como se dice coloquialmente, esta es otra pata que le nace al cojo. Empresas como Tecnoglass, Monómeros, Gracetales, Cartón Colombia y Cerromatoso, están enfrentando serios traumatismos en su operación, a consecuencia de esta restricción en el suministro de gas. Este último es el caso más patético porque, además de ser el mayor consumidor (entre 15 y 18 MMPCD), no tiene alternativa distinta al gas natural y de remate, según comunicado de la compañía “al no tener el suministro del gas de manera estable y continua, ello implica subirle la potencia a los hornos, lo que conlleva unos riesgos importantes en su estructura y eventualmente se podría llegar a un daño catastrófico y la reparación de cada horno está en los US $180, aproximadamente”. Es asunto de vida o muerte para CMSA.

 

Como se lo han planteado las factorías afectadas al alto Gobierno, “las restricciones generan afectaciones a los clientes en sus niveles de producción, costos de producción, precios de venta, e incluso a sus equipos de producción, con daños potencialmente irreversibles”2. Sobre todo en aquellos casos en los cuales no se cuenta con sustituto idóneo, como sería la electricidad, para mantener su operación, que son la mayoría de ellas. Con el gravante de que en este preciso momento se presenta una limitación de suministro de electricidad, que está siendo suplida por las térmicas, que operan sobre todo con gas natural como combustible.

Este déficit en el suministro de gas natural contratado por parte de las dos empresas distribuidoras que cubren el mercado de la región Caribe (Gases del Caribe y

Surtigas) con Canacol Energy, comprometen el 50% del volumen de la capacidad contratada en firme con respaldo físico, lo cual tiene un efecto dominó “aguas abajo”. Por fortuna, esta falla en el suministro no está afectando ni al consumo domiciliario ni al vehicular, como tampoco al parque térmico, que tiene en la regasificadora del Cayao su respaldo para proveerse de gas natural importado siempre que lo requiere.

La escalada alciste de los precios del gas natural

La opción de comprar el gas natural faltante en el mercado spot sale demasiado costoso, a precios mucho más alto que el convenido en los contratos vigentes ahora interrumpidos, debido a que en los últimos meses la cotización del gas natural ha estado por las nubes. Basta con decir que su precio pasó en un solo año de US 2.55 el MMBTU en enero de 2022 a US $5.11 en enero de 2023, el doble y en el último mes de este año ha oscilado entre los US $12 y los US $16 el MMBTU (¡!). Esta escalada alcista de los precios tuvo su detonante en la invasión de Rusia a Ucrania y las sanciones de los países que hacen parte de la OTAN   a Putin. Esta, entonces es un coletazo de la crisis energética global que desató3.

De la abundancia a la escasez

Una vez más este impasse pone de manifiesto que Colombia hace rato pasó de la abundancia a la escasez de gas natural, debido fundamentalmente a la declinación de las reservas de gas en los yacimientos de La Guajira4, atenuada por los nuevos hallazgos en el Departamento de Córdoba y Sucre (Bloque Sinú). Según el más reciente informe de la ANH contentivo del balance reservas/producción, a la vuelta de 3 años la importación de gas natural dejará de ser la excepción para convertirse

en la regla 5 . Por fortuna, el descubrimiento de una nueva provincia gasífera offshore, que tiene como epicentro el Pozo Orca en proximidad de las dos plataformas de Chuchupa en La Guajira, constituye una noticia esperanzadora.

Empero, como afirma Alberto Consuegra, Vicepresidente ejecutivo de ECOPETROL, allí “hay un gran volumen y una gran cantidad de gas, pero tiene retos. Esos retos son confirmar que los hallazgos y descubrimientos se pueden madurar para llevarlos a la fase de desarrollo y convertirlos en reservas de gas. Ese va a ser el reto6. Razón tiene, entonces, el Presidente de ECOPETROL Ricardo Roa, cuando plantea la necesidad de “poner el acelerador y hacer cronogramas más rigurosos”7, para que las reservas probables y contingentes se tornen en reservas probadas. Con tal fin, se aprestan a perforar el pozo delimitador en Orca para así y sólo así poder establecer el tamaño del yacimiento8.

¿Qué hacer?

Pero, mientras tanto, cabe preguntarse qué hacer para sortear la actual encrucijada. En primer lugar el Grupo térmico, a cuyo servicio está la terminal regasificadora ubicada en la isla de Barú en Cartagena, tiene permanentemente fondeado un buque metanero, con capacidad de almacenar hasta 530 MMPC de gas natural licuado (GNL) importado, el cual sirve de respaldo para garantizar el combustible para la operación de sus plantas de generación. De este volumen, por limitaciones logísticas se dispone de 450 MMPCD, de los cuales estas deben disponer 350 MMPCD para cumplir con el compromiso de ofertar energía en firme (OEF) con cargo de confiabilidad, de manera que bien podría liberar parte del remante para superar la actual coyuntura de desabastecimiento. Otra alternativa es que las térmicas utilicen el gas importado en lugar del gas doméstico, liberando parte de este, mientras se subsana este traspié.

Estas medidas se pueden complementar, como lo plantea PROMIGAS, eliminando “la restricción regulatoria temporalmente permitiendo la comercialización de estas cantidades para periodos inferiores a un año, y así, solventar los requerimientos de gas generados por restricciones en el suministro” y de paso “asignar las restricciones de gas natural a prorrata de los consumos de cada usuario que cuente con contrato en firme, de forma directa o a través de su comercializador”.

Finalmente, para evitar que situaciones como esta se repitan hacia el futuro, ya sea en la región Caribe o en el centro del país, la CREG debe agilizar el trámite de la Resolución que permita que opere la bidireccionalidad de los gasoductos de

5 Amylkar D. Acosta M. Las cifras no mienten. Junio, 4 de 2023

6 El Nuevo Siglo. Julio, 24 de 2023

PROMIGAS y TGI, que se empalmaron desde el 1º de abril pasado, con punto de convergencia (STN) en La paz (Cesar), estableciendo los cargos para posibilitar las inversiones en capacidad de compresión, que se requieren para pasar de la capacidad de transporte actual, que es de sólo 50 MMPCD hasta los 170 MMPCD. Para luego es tarde!

Cota, septiembre 3 de 2023 www.amylkaracosta.net

Las licencias de exportación de gas se emitirán en junio

El ministro de Petróleo y presidente de la estatal Petróleos de Venezuela SA, Pedro Tellechea, confirmó que se otorgarán permisos a las empresas europeas Eni Spa de Italia y Repsol de España para que puedan exportar gas natural. El gobierno de Nicolás Maduro planea otorgar licencias a las empresas en cuestión el próximo mes de junio.

El pasado 5 de mayo se firmó un acuerdo entre Venezuela y las empresas mencionadas, por lo tanto, se debe obtener una licencia de exportación líquidos de gas natural o condensados. Después de exportar solo petróleo crudo durante 100 años, el país ahora se está convirtiendo en un exportador de gas natural.

 

“En los próximos días terminaremos de negociar la licencia de exportación de gas”, dijo Tellechea en una entrevista a un medio de comunicación en la que además destacó que “Eni y Repsol están interesadas en crecer en el área de gas en Venezuela. Llevaban siete años esperando el permiso de exportación de líquidos de gas natural”. Además se informó que la “fecha de inicio de las exportaciones dependerá de la velocidad de la inversión que desembolsen”.

La meta de las dos empresas europeas es reanudar el proyecto Cardón IV de gestión conjunta «a su  capacidad máxima», que es de 1.300 millones de pies cúbicos, manifestó Tellechea en una medio de una entrevista.

Venezuela firmó autorización para exportación de gas natural

Venezuela ha firmado un acuerdo para exportar de gas natural a otros mercados con la petrolera estatal italiana Eni y con la española Repsol.

«En presencia de las autoridades Eni y Repsol firmamos el permiso para la exportación de líquidos del gas natural (GNL) de la licencia de Cardón IV. ¡Trabajo en Equipo, Victoria Segura!», ha publicado en su cuenta de Twitter el ministro de Petróleo venezolano y titular de Petróleos de Venezuela, Rafael Tellechea.

 

El socio gerente de Venezuela de Gas Energy Latin America, Antero Alvarado, ha afirmado que se trata de un «paso previo necesario» antes de que ambas multinacionales participen en otros proyectos de exportación más grandes en la región, según ha recogido el diario ‘El Espectador’.

El contrato permitirá que una planta de recuperación de condensado propiedad de Eni y Repsol pueda exportar el producto a Europa, aunque no se han confirmado fechas de cuando se iniciarán estas exportaciones.

Cardón IV, empresa de gas natural administrada de forma conjunta por Repsol y Eni productora de condensados que se envían para alimentar las refinerías de PDVSA, ha aumentado a 500 millones de pies cúbicos (unos 14 millones de metros cúbicos)de gas natural por día en 2023, un 31 por ciento más que en 2019, según datos de Bloomberg.

La firma se ha producido mientras el Gobierno venezolano y las empresas negocian para «tener un mayor control operativo en las empresas petroleras de propiedad conjunta con la energética estatal PDVSA».

El gas natural: El combustible puente de la transición energética

¡Para llegar a la tarde hay que pasar por el medio día!

Antecedentes

 

El Departamento de Santander fue la cuna de la industria petrolera y de la producción del gas asociado al mismo en Colombia, el cual se quemaba en los campos mediante teas que se instalaban en los mismos, amén de su reinyección para imprimirle una mayor presión a los pozos y de esa manera obtener una mayor tasa de recobro. Fue sólo en 1961 que, mediante la Ley 10, expedida por el entonces Presidente de la República Alberto lleras Camargo, se obligó a las empresas operadoras de los yacimientos petrolíferos “evitar el desperdicio del gas producido, bien aprovechándolo industrialmente o confinándolo a los yacimientos para su utilización futura o como fuente de energía para la máxima recuperación final de las reservas de petróleo”. Se trataba de optimizar el aprovechamiento de este.

Este es el antecedente más remoto de la producción y el uso del gas natural en Colombia, que tuvo su hito más importante el 10 de marzo de 1962, hace 50 años, cuando se puso en funcionamiento la primera planta de tratamiento del gas de Cicuco y se construyó el primer gasoducto para transportarlo hasta Barranquilla. Posteriormente, en 1964, se construyó el siguiente gasoducto para llevarlo, esta vez, desde el campo de Jobo Tablón hasta el complejo industrial de Mamonal en Cartagena.

Pero sería sólo el 12 de agosto de 1977, con la inauguración por parte del Presidente Alfonso López Michelsen de la Estación de producción de gas natural libre en el campo de Ballena en La Guajira y el gasoducto de PROMIGAS para transportar el gas desde el más importante yacimiento descubierto hasta la fecha hasta La heroica, cuando el gas natural se integró en forma a la matriz energética. Posteriormente, en el año 1996 entró a operar el gasoducto de TGI que transporta el gas desde Ballena hasta empalmar con el que conecta a Barrancabermeja con el centro del país.

Y ello se dio justo cuando, a consecuencia del embargo petrolero de los países árabes a los países aliados de Israel llevó a estos a apelar al gas y al carbón para diversificar sus fuentes de suministro de los energéticos y lo propio hicieron las multinacionales petroleras, diversificando su portafolio de inversiones. Ello explica que una multinacional petrolera (TEXAS) se asociara con la estatal ECOPETROL para la extracción de este gas, al tiempo que otra (EXXON) se asoció con CARBOCOL para explotar el carbón de El Cerrejón. Desde entonces el gas natural ha cobrado cada vez una mayor importancia a nivel global, participando con el 24.7% de la canasta energética y su uso se ha extendido exponencialmente.

En Colombia, particularmente, se ha masificado su uso residencial, en el transporte, en la industria y en la generación de electricidad. El mayor impulso al gas natural se lo dio el ex ministro Guillermo Perry, con su estrategia del Gas para el cambio (1986 – 1988). El año 2020 cerró con un número de 10´253.699 usuarios de gas natural en el país, 10´061.213 domiciliarios, 186.760 comerciales y 5.726 entre automotores, industriales y generadores de energía.

De la Abundancia a la escasez

Después del hallazgo de gas natural en La Guajira y en el pie de monte llanero, las dos principales fuentes de suministro del gas del país, que ya están en franca declinación, no ha habido otro de su importancia. Las reservas con que se cuenta, de 3.1 GPC, a duras penas alcanzan para 8 años, de allí la urgencia de explorar aún más para recuperarlas, ya que desde hace una década pasamos de la abundancia a la escasez de gas, poniendo en riesgo el autoabastecimiento. Por fortuna, en los últimos días se ha anunciado por parte del Presidente de ECOPETROL Felipe Bayón descubrimientos muy importantes y esperanzadores que pueden alejar el fantasma de las importaciones de este energético. De todos modos se cuenta con una planta regasificadora de la Sociedad Portuaria El Cayao, localizada en Cartagena, para importarlo ante eventuales déficits internos de suministros, cuando el parque de generación térmica así lo requiera.

Este es el escenario que enfrenta Colombia en medio de la crisis energética a nivel global que ha exacerbado la invasión rusa a Ucrania y las sanciones impuestas por EEUU y sus aliados de la UE a Putin, que ha elevado sensiblemente la cotización del gas, superando los US $8 el MMBTU, incrementando exorbitantemente los precios y las tarifas de energía, atizando de paso la inflación global. Ello ha venido a interferir la marcha de la Transición energética en dichos países, obligándolos a dar marcha atrás en su avance, en pos de garantizar la seguridad y sobre todo la soberanía energética. Claro está que este impasse puede servir de catalizador a la Transición energética, acelerándola, única vía para superarlo con éxito.

En Colombia, como en el resto del mundo, el gas natural está llamado a servir de combustible puente de la Transición energética y así lo catalogó el parlamento europeo, integrándolo a su matriz energética con el sello verde, dándole el mismo tratamiento de las energías renovables. Colombia requiere del gas natural para avanzar en una Transición gradual, como tiene que ser y responsable. Y dado que nuestras reservas de gas son tan precarias es imperativo continuar con la exploración del mismo, pues sólo se encuentra si se busca, para así garantizar una Transición tranquila. Una de las lecciones aprendidas de la tragedia que vive la UE es que la Transición energética no debe poner en riesgo la seguridad y la soberanía energética.

Quienes desestiman la importancia del gas natural en la fase en la que estamos de la Transición energética, como Jésica Arias, del equipo de energía de Transforma y Ph.D en Transición Energética, afirman que “en la generación eléctrica tenemos todo el potencial para suplir nuestra demanda a mediano plazo con fuentes renovables” (El Espectador. Agosto, 18 de 2022). Ello es absolutamente falso, tanto más en cuanto que los principales proyectos de energía eólica que se están instalando en La guajira sólo entrarían al sistema interconectado nacional (SIN), si no se presentan más demoras, el 1º de abril de 2024 (¡!), según el aplazamiento dispuesto por el Ministerio de Minas y Energía en su Resolución 40181 de mayo 23 de este año.

 

Además, las fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER), dada su intermitencia, requieren contar con el respaldo de la energía firme que sólo puede garantizar el parque térmico, que cuenta con 5.400 MW de potencia instalada y este requiere para operar del gas natural. Y no podemos cometer la misma insensatez de los europeos de apagarlas asumiendo el riesgo sistémico subsiguiente.

Del gas natural, al igual que del petróleo, podemos decir que es mejor tenerlos y no necesitarlos que necesitarlos y no tenerlos y peor que depender de ellos es depender de sus importaciones. Ello fue lo que llevó al Congreso de la República a expedir la Ley 2128 de 2021, tendiente a promover “el abastecimiento, continuidad, confiabilidad y cobertura del gas combustible en el país” y la masificación de su uso “se declara de interés nacional y estratégico para el desarrollo económico, social y ambiental”. Exponer al país a tener que importarlo contraviene esta Ley, ello sería impensable.

A guisa de ejemplo, según el Plan Energético Nacional Colombia ideario energético 2050, elaborado por la UPME, para el año 2030 circularían en el país 600 mil vehículos con motor eléctrico y se proyecta que para entonces tendríamos un parque automotor de 22 millones de vehículos. ¿Será que se podrá prescindir del uso del gas vehicular y de la mezcla de los biocombustibles para garantizar la movilidad automotriz? No, uno y otro contribuyen a la movilidad sostenible.

Lo propio podemos decir del gas domiciliario. Si bien la Transición energética le apuesta a la electrificación de la economía, si se pretendiera sustituir el consumo de gas natural por la electricidad en la cocción de alimentos, el calentamiento de agua y el aire acondicionado, según cálculos del ex viceministro de energía Manuel Maiguashca ello tendría un costo de $36 billones (Manuel Maiguashca. La maldición de los dinosaurios muertos. Agosto de 2022)

Cabe preguntarse ¿Quién asumiría semejante costo?

 

Gas Natural vende su filial en Colombia a Brookfield, dueño de Isagen

Gas Natural Fenosa ha llegado a un acuerdo con Brookfield para la venta de su participación del 59.1% en su filial de gas en Colombia por 570 millones de dólares aproximadamente, según ha informado la empresa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

La venta de su participación en Gas Natural ESP, empresa colombiana de distribución y comercialización minorista de gas, supondrá valorar la compañía en aproximadamente 1,185 millones de dólares y se prevé que la transacción tenga un impacto positivo para la española de 412 millones de dólares aproximadamente después de impuesto para este mismo ejercicio.

 

La operación se desarrollará en dos fases. En la primera, que se prevé ejecutar dentro del ejercicio 2017, se transferirá una participación en la colombiana que conllevará la pérdida de control en esta última. En cuanto a la segunda, que se espera que se cierre en el primer semestre de 2018, se transferirá la participación restante por medio de una OPA directa o de exclusión para que tome de control del adquirente.

Según la compañía presidida por Isidro Fainé, la venta tendrá un impacto contable positivo después de impuestos para Gas Natural Fenosa de aproximadamente 412 millones de dólares en el ejercicio 2017. Se basa para este cálculo en el crecimiento de la empresa gasista colombina que, desde su adquisición en 1997, ha aumentado su número de clientes desde 400,000 hasta casi 3 millones y los kilómetros de su red de distribución desde 5,000 hasta los más de 22,000 actuales.

Este resultado incluye tanto la plusvalía por la venta de la participación inicial como la revalorización asociada al resto de la participación, debido a la pérdida de control. Así, el beneficio neto atribuible después de impuestos para los últimos doce meses a septiembre 2017 de esta actividad en Colombia asciende a algo más de 40 millones de dólares, mientras que el resultado bruto de explotación (ebitda), a 162 millones de dólares.

La operación supone valorar el 100% de la empresa en 1,185 millones de dólares y la participación del 59.1% en 570 millones de dólares. Según señala Gas Natural Fenosa, en la venta ha tenido especialmente en cuenta el grado de desarrollo del negocio logrado a lo largo de los últimos 20 años, alcanzando un 90% de penetración comercial, así como la contraprestación ofrecida por el comprador y su experiencia en la gestión de infraestructuras energéticas, además de la protección del valor para los accionistas minoritarios.

CONFLICTO POR ELECTRICARIBE


La operación se produce en medio del conflicto abierto con el Gobierno de Colombia por su filial Electricaribe, intervenida desde el pasado año por el país sudamericano. A este respecto, Gas Natural subraya que esta decisión no afecta a su voluntad de mantener un diálogo con las autoridades colombianas para evitar el procedimiento arbitral de protección de inversiones.

Así, Gas Natural Fenosa reitera su llamamiento a las autoridades colombianas para dejar sin efecto la medida de intervención para liquidación acordada en marzo pasado y trabajen «para buscar una solución acordada, satisfactoria y, sobre todo, sostenible para la prestación del servicio de suministro eléctrico en la zona en beneficio de los clientes, empleados, acreedores y accionistas de Electricaribe».

Y, para ello, apela al conocimiento que las autoridades colombianas han tenido en el último año de conocer de primera mano «la realidad del suministro eléctrico a la costa Caribe».

Gas Natural prepara multimillonaria demanda tras liquidación de Electricaribe

Gas Natural ha exigido hoy al Gobierno colombiano en un comunicado que deje sin efecto la decisión de liquidar la sociedad Electricaribe y se esfuerce en buscar una solución «satisfactoria y sostenible para ambas partes» que garantice el suministro eléctrico en la zona.

 

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