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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Inseguridad

El Cartel de los más buscados en Bogotá

El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, confirmó la captura de un grupo de delincuentes dedicados a delitos como el hurto y tráfico de estupefacientes en la capital del país y que hacen parte del ‘Cartel de los más buscados’ por las autoridades del Distrito.

El mandatario de la capital del país pidió a la ciudadanía colaborar con la Policía y la Fiscalía para de esta manera avanzar en la estrategia ‘Bogotá Camina Segura’.

 

«Solicitamos la colaboración de la ciudadanía porque ha sido clave y nos ha permitido acceder a información fundamental para poder conocer el paradero de estos delincuentes», afirmó el alcalde Galán.

El alcalde Bogotá confirmó la captura de cinco delincuentes, integrantes de organizaciones criminales que operan en Bogotá y confirmó además que se encuentran tras la búsqueda de 15 personas dedicadas al crimen en la capital del país.

De acuerdo con el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, José Daniel Gualdrón, dentro de los capturados se encuentran alias Gina; Yefrey David Campo, alias ‘Rastra’: alias Yordy; Pirela; Alias ‘Dumbo’ y alias ‘Rata’. Los dos últimos delincuentes pertenecían a los rompevidrios en el Centro de la ciudad.

Nuevo robo en una cafetería

Imagen de referencia

En las cámaras de seguridad de un restaurante quedó grabado un video en donde se observa a un individuo ingresar con un arma para luego amenazar a una mujer y robar su bolso.

 

La escena sucedió en un cafetería ubicada en la avenida con calle 103, donde se encontraba la víctima contando un dinero cuando ingreso el delincuente armado. La mujer forcejeó tratando de evitar que el sujeto se llevara su bolso, sin embargo el delincuente salió corriendo del lugar hasta tomar una moto que le esperaba en la puerta.

De inmediato los administradores de la cafetería dieron aviso a la Policía quien activó el Plan Candado para tratar de dar con el delincuente.

Cárcel para alias Moro autor de varios delitos en Buenaventura

Alias Moro, presunto integrante de la banda Los Chiquillos que delinque en los barrios Carlos Holmes, progreso, Progreso de este puerto fue imputado con cargos como presunto autor responsable de los delitos de desplazamiento forzado agravado y concierto para delinquir agravado.

De acuerdo con la investigación adelantada por el ente investigador, alias Moro habría adelantado actividades delictivas en  las comunas 10 y 12, a través de los homicidios selectivos, la extorsión a comerciantes y tenderos y la disputa por el control de las rutas del microtráfico.

 

El hombre habría ingresado en 2014 en la banda criminal La Empresa que, luego del encarcelamiento de varios de sus líderes e integrantes mutó a la estructura Los Chiquillos que, desde noviembre de 2023, estaría al servicio  de la facción Los Espartanos.

En el proceso, los investigadores de Policía Judicial establecieron que el imputado habría participado en el desplazamiento de 8 familias de estos sectores de Buenaventura, entre el 27 de junio y el 15 de julio de 2023, para apoderarse de los inmuebles, como efectivamente ocurrió por parte de la estructura criminal Los Chiquillos.

Policía incauta partes de armas de fuego y municiones en el Aeropuerto El Dorado

La Policía Fiscal y Aduanera evitó el ingreso vía Aeropuerto Internacional El Dorado, hacia Bogotá, Cajicá y otras ciudades, de las partes y accesorios para 10 armas de fuego tipo pistola y 14 fusiles, así como munición para diferentes tipos de armas de fuego.

Gracias al empleo de estas herramientas tecnológicas dispuestas para el control de mercancías que ingresan al país, fueron identificados los elementos que venían ocultos en electrodomésticos, juguetes, herramientas de construcción, prendas de vestir y calzado.

 

De acuerdo con las primeras hipótesis, este material sería utilizado por bandas delincuenciales para cometer delitos en las diferentes ciudades del país, como homicidio, hurto en todas sus modalidades, el tráfico de estupefacientes y la extorsión.

Asesinan al cantante Jaime Molina

La Policía ofreció una recompensa de 20 millones de pesos por información que permita capturar a los responsables del asesinato del empresario y cantante Jaime Molina.

El joven artista fue asesinado el sábado 16 de marzo en la calle 11A con carrera 11, en el centro de la ciudad de Riohacha, en medio de un aparente robo en el que participaron dos sujetos que intentaron quitarle sus pertenencias y al oponerse al hurto, uno de ellos le disparó con un arma de fuego.

 

Molina fue trasladado de inmediato a la Clínica Cedes, donde los médicos confirmaron su muerte minutos después de su ingreso.

¡Plata O Plomo!, ¿La Vida O La Plata?

El pasado: “La vida está más desvalorizada que el peso colombiano”, me dijo hace muchos años como practicante de periodismo deportivo,  en el lobby del Hotel Hilton en el centro de Bogotá, el jugador de la Selección Colombia, Rubén Darío Hernández, “Rubencho”. Eran tiempos de muertes violentas como consecuencia de la pelea entre “capos del narcotráfico”. 

El Presente: “La vida de una persona vale la mísera suma de un celular”, relató a Noticias Caracol, emisión del medio día del jueves 29 de febrero, con rabia, la familiar de un joven muerto por robarle su móvil tras los constantes hechos de inseguridad en la capital. Siendo sinceros, amigo lector, el paso de los años muestra que en ni “miércoles” hemos cambiado.

 

Es así como las cifras de muertes impactantes de un colombiano por falsedades realizadas en el mundo del narcotráfico y calificadas de “vueltas” o “torcidos”  por parte de  sus mismísimos sobrevivientes y que las describen o enaltecen en las publicitadas narconovelas se nos volvieron costumbre y en cierta forma aceptables socialmente. En esa línea, publican resultados de investigaciones, estudios, programas periodísticos y artículos de prensa de unidades investigativas desmenuzando la tipología -ya da asco describirlas- del accionar violento de estos delincuentes contra quien les traicionó y traiciona en sus empresas ilícitas a grande, media, pequeña y mínima escala. A estas figuras en nada les ha encajado en esas depravadas mentes que: “toda vida humana es digna y sagrada”, como rezan las enseñanzas bíblicas.

La pesadilla mortal no da tregua. Por estos caóticos días de inseguridad en Bogotá, las víctimas, unas veces en casos catastróficos o en otras ocasiones, menos dolorosos para familiares y la óptica de la opinión pública muestran la ferocidad de los delincuentes por un celular, un reloj de alta gama, una maleta con herramientas tecnológicas de alto valor, el robo sin mediar de altas sumas de dinero a cualquier descuidado y la acribillada a sangre fría sobre ciudadanos de bien o personas del común en hechos  por  esclarecer, según las autoridades, pero que en esencia nos dejan en estado de ‘shock’ ante la insensibilidad del delincuente o sicario para obtener su fin. “(…) entre todos los males que se pueden ocasionar al prójimo, el más grande es matarlo (…), dice Santo Tomas de Aquino.

Busco desde esta somera línea de tiempo referenciar a manera propia un contenido para evidenciar, de acuerdo con mis propias experiencias, cómo la inseguridad tiene particularidades definidas, en este caso, la ilegalidad del narcotráfico y sus históricos resultados criminales y el atraco a mano armada para despojar  de sus bienes y en últimas sus vidas a cientos de parroquianos. Vidas perdidas que en muchos casos se quedan sin justificar por parte de las autoridades, en el caso particular de la ciudad capital, en las 20 localidades, teniendo presente que para los matones en estos momentos de efervescencia violenta poco interesa el estrato social.  “Sin saberse aún si se trata de una tendencia o si el fenómeno viene de tiempo atrás, lo cierto es que la seguidilla de asaltos a establecimientos comerciales, particularmente restaurantes y cafeterías, tienen en zozobra a los bogotanos (…) se registran balaceras con muertos de por medio (…)”, destaca uno de los últimos editoriales de (@ELTIEMPO).

Lo cierto es que del cosquilleo, el raponazo y el atraco, modus operandi en otrora tiempo por parte de la delincuencia común, ahora se pasó a una cotidianidad matizada por bandas de pillos que merodean  a sus presas en caravanas de motos, con sus rostros tapados con pasamontañas, desenfundando  pistolas al estilo el viejo oeste y obligando a sus víctimas a entregar sus pertenencias o gruesas sumas de dinero. Si el objetivo muestra resistencia un cachazo en su cabeza o una puñalada en cualquier parte de su cuerpo puede dejar resultados cercanos a la muerte o en últimas entrar a formar parte de la estadística de los asesinados por los altos índices de inseguridad, dirán los estudios de la Alcaldía de Bogotá.

Quiero recordar que en el antaño quedaron esos amagos de susto o maneras de bromear provocados por familiares, amigos de barrio o cercanos que de sorpresa llegaban por nuestra espalda, nos puyaban con su dedo índice y nos decían en tono fuerte: ¡la plata o la vida! El susto era abismal, pero la esencia del momento terminaba en carcajadas. Ahora, o mejor,  desde hace varias décadas hacía acá la frase: ¡plata o plomo!, ligada a la forma de negociar del narcotraficante, Pablo Escobar, que se caracterizaba por entrar en su «planilla de sueldos» o recibir la descarga de la ametralladora de un sicario, pareciera vuelve a tomar fuerza entre las bandas y sus delincuentes encargados últimamente de aumentar el desorden público con escenas en donde el ruido de las balas con difunto a bordo encienden las alertas en todos los puntos cardinales de la ciudad.

Resumiendo y siendo honesto, el futuro en temas de inseguridad y violencia están en cuidados intensivos porque desafortunadamente para Colombia y los colombianos en este caótico contexto están inmiscuidos en su mayoría jóvenes de los estratos más vulnerables, jalonados a la fuerza al mundo del hampa por sus fuertes necesidades para subsistir, con escolaridad  limitada o sin recursos financieros para iniciar una formación técnica o tecnológica, sin serias opciones de empleo y una visión de mundo acorde a las negativas vivencias de su alrededor social. Un pasado, un presente y un futuro poco alentador por ese ADN de ser violentos por naturaleza… 

#Parzival: ¿Será Qué El Gobierno, Gustavo Petro (@petrogustavo) Va A Meter La Mano Por La Inseguridad En #Bogotá?

Edgar Martínez Méndez

Seguridad y convivencia urbanas, tareas inaplazables

Estas últimas semanas hemos sido sorprendidos por el aumento de los atracos a mano armada en Bogotá, y en otras ciudades como Cúcuta, Barranquilla, Cali y Medellín. Bandas de delincuentes comunes, que no son de cuello blanco, ingresan amenazantes, portando armas de fuego o de fogueo, a restaurantes y locales comerciales, para despojar de sus bienes, a ciudadanos atemorizados. En algunos de estos lamentables hechos, cuando el arma es de verdad, o cuando la policía o algún civil armado, no logra diferenciar un arma verdadera de una de juguete, ya que es casi imposible hacerlo, y menos en estado de alerta, de miedo o de desespero, ocurren enfrentamientos que pueden terminar en la muerte de una o varias de las personas atracadas, de agentes de policía, o de delincuentes.

Los hechos son grabados e inmediatamente difundidos, el pánico y la desesperanza van cundiendo a la sociedad, por la gravedad de los hechos ocurridos y por la forma en que se presentan las noticias. No es para menos, la sociedad se siente acorralada en su casa u oficina, y más aún, cuando, en la mayoría de las ciudades, el único esparcimiento, para muchos y muchas, es salir a compartir un almuerzo, una cena, o pasear en un centro comercial, ya que los parques, o han sido privatizados o han sido tomados por bandas dedicadas al tráfico de sustancias psicoactivas.

 

 Aunque, en relación con algunos de los delitos que más afectan a las y los habitantes de las ciudades, las cifras han disminuido, no en el porcentaje que quisiéramos o se necesita para elevar los niveles de crecimiento que, generen mejores ingresos para toda la sociedad, es necesario llamar la atención sobre el aumento por parte de las bandas criminales, de su nivel de efectividad, de coordinación para actuar y copar superficies de negocios y comunidades, así como de causar dolor y daño, lo que demostraría, un mejoramiento en su capacidad de inteligencia y de acceso a armas letales y municiones, algunas de ellas de uso privativos de las Fuerzas Armadas y de Policía.

Según la Agencia de Periodismo Investigativo (2023), delitos como el hurto a personas aumentó entre los años 2022 y 2023, lo mismo que el hurto a residencias, mientras otros delitos, como el hurto de vehículos (-3%), motocicletas (-1%), comercio (-26%), entidades financieras (-40%), piratería terrestre (-24%), presentaron reducción. Para la fundación Insight Crime, apoyándose en los informes del Ministerio de Defensa, el número de homicidios en 2023 se redujo en relación con el 2022, reportándose 13.432 casos, lo que indica una tasa de 25,7 homicidios por cada 100.000 habitantes, levemente inferior al 2022 (26,1), ubicando a Colombia en el cuarto lugar, con la tasa de homicidios más alta de América Latina y el Caribe, que a su vez se ubica como una de las regiones más violentas del mundo.

Estas cifras que indican, disminución de algunos de los delitos que más afectan a las ciudades, no necesariamente señalan que, estas obedecen a planes estratégicamente elaborados y coordinados entre los gobiernos territoriales y el gobierno nacional, o a estrategias de instituciones como la Fiscalía General de la Nación, que como lo hemos indicado en otras oportunidades, es la mayor responsable, de que, los niveles de impunidad estén rondando el 95%, desalentando las labores de captura por parte de la policía, y el nivel de colaboración y denuncia de la ciudadanía. Los resultados, pueden deberse a comportamientos seguramente relacionados con otras políticas sociales, o a los acuerdos de cese al fuego en el marco de la de Paz Total, o en relación con las políticas de persecución del narcotráfico.

Lo peor que nos puede ocurrir, ante este panorama, es que propuestas apoyadas en estrategias exclusivamente represivas apegadas a la Ley, o en su defecto, que propendan por la implementación de modelos claramente violatorios de la Constitución en relación, por ejemplo, con el monopolio exclusivo de las armas por parte del Estado, y que han demostrado ser peores que la enfermedad, a la cual dicen atacar, adquieran mayor fuerza, frente a otras propuestas, un poco más elaboradas estratégicamente, apegadas a la Ley y al Estado Social de Derecho, pero menos efectivistas, en términos de la urgencia que exige, garantizar la vida, la honra y los bienes de todas y todos.

Se equivocan quienes insisten en armar a la ciudadanía, ya sea promocionando el porte y tenencia de armas de fuego y municiones de forma individual, o promoviendo la creación de estructuras armadas para brindar una supuesta seguridad en calles y parques, en lugar de dedicarse, aprovechando la obligación de construir los Planes de Desarrollo Territoriales, a elaborar estrategias civilistas que pongan al centro la vida y la lucha a corto, mediano y largo plazo, contra las causas estructurales que originan el fenómeno de la delincuencia, las cuales, combinadas con alianzas estratégicas que involucren holísticamente a la ciudadanía, a la policía, a los gobiernos y a las instituciones del Estado, pueden dar resultados sustentables.

Ante la grave crisis de violencia que afecta a las ciudades, y como parte de la solución, se debe fortalecer a la policía, aumentando el número de agentes y de oficiales, mejorando el uso de tecnología de la informática y las comunicaciones, y la capacidad de inteligencia e investigación, sin olvidar que su formación no debe tomarse a la ligera (como actualmente ocurre), de tal forma que, se mejore su preparación en términos del uso de autoridad y entrenamiento para responder al delito, su capacidad de actuar como agentes conciliadores que ayudan a la transformación pacífica de conflictos cotidianos, como responsables de velar por los derechos humanos, los derechos de la mujer, los derechos de los niños, niñas y adolescente, los derechos de la población LGBTIQ+ y de los pueblos indígenas, entre otros, y su asesoría y conducción frente a los deberes ciudadanos.

Con la ciudadanía se debe hacer lo propio, fortaleciendo las capacidades de los comités de convivencia de las Juntas de Acción Comunal y los Consejos de Propiedad Horizontal, rescatando y fortaleciendo los comités de Derechos Humanos, fortaleciendo las iniciativas ciudadanas de paz, convocando y fortaleciendo los Consejos Territoriales de Paz, mejorando la cobertura y la calidad en la educación, implementando las cátedras de paz, de historia, de valores ciudadanos, de convivencia en la escuela, y promoviendo programas y estrategias para superar la indigencia, la pobreza, la desigualdad y el hambre. Hay que poner a funcionar la Ley 2272 de 2022, en relación con la promoción de la Cultura de Paz, de desarme ciudadano y de convivencia ciudadana. Recordemos que más de 4.000.000 de armas y de cartuchos, están en poder de civiles.

No es promoviendo estructuras paramilitares o parapoliciales, no es armado irresponsablemente a la ciudadanía y fracturando el monopolio del uso de las armas por parte del Estado, no es deslegitimando o debilitando la institución Policial,  como vamos a superar los altos índices de violencia societal, es con programas apegados a la Constitución y la Ley, buscando desarticular la delincuencia, aplicar justicia, y a mediano y largo plazo, superar las causas estructurales, incluidas la corrupción y el narcotráfico, que alimentan el crecimiento de las bandas delincuenciales, como lograremos superar esta calamitosa situación.

Luis Emil Sanabria D.

Roban a periodista en Bogotá

La periodista Catalina Botero reveló en sus redes sociales la forma como fue asaltada en el barrio 12 de octubre de Bogotá por un hombre que conducía una moto.

De acuerdo con la periodista, al salir de un local de muebles un delincuente en una moto se le acercó, y mediante la modalidad de raponeo le quitó el celular.

 

La víctima reveló que ingresaron a su cuenta bancaria a través de la aplicación y sacaron todo el dinero.

Balacera en el Parque de la 93

Una balacera se presentó en el Parque de la 93 de Bogotá, sobre las 7:30 de la mañana, que dejó como resultado el fallecimiento por disparos de balas al empresario, Hernán Roberto Franco Charry, hermano de Óscar Franco Charry, exdirector de la DIAN durante el primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez.

De acuerdo con las declaraciones a los medios del comunicación del coronel Juan Carlos Arévalo Rodríguez, «un ciudadano que desempeñaba labores de auditoría de empresa privadas llega a su oficina y es abordado por dos individuos que llegaban en una moto. Sin mediar palabra le disparan».

 

Uno de los escoltas del empresario que intentó repeler el ataque resultó herido y es atendido en una clínica de Bogotá. La reacción de la Policía Metropolitana de Bogotá permitió la captura de uno de los delincuentes.

Nota relacionada: «Bogotá necesita más Fuerza Pública»: Julián Espinosa

Bogotá está en crisis

Para nadie es un secreto que hoy Bogotá atraviesa por una fuerte crisis de seguridad. Una crisis que, si bien responde, en gran medida, a la pésima gestión de la exalcaldesa Claudia López y a la incompetencia del presidente Gustavo Petro, es ahora responsabilidad del alcalde Carlos Fernando Galán.

Me atrevo a afirmar que estamos viviendo en crisis, principalmente, por dos motivos: las escandalosas cifras de conductas delictivas que reporta la ciudad y el miedo que hoy secuestra la percepción de la ciudadanía. Un ejemplo claro es el comportamiento del hurto en la capital. Los robos, en sus distintas modalidades, se convirtieron en “pan de cada día”. Solo en el 2023, se presentaron aproximadamente 147.194 hurtos, que representan el 40.5% de los hurtos de todo Colombia. Un número astronómico que equivaldría a sumar los casos de los 7 departamentos más afectados por este flagelo (Antioquia, Cundinamarca, Valle del Cauca, Atlántico, Santander, Huila y Bolívar), posicionando, de lejos, a Bogotá como la capital del hurto en el país. Esto, sumado a los casos de homicidio y extorsión, que también incrementaron en comparación al año anterior, ha sembrado el terror en los bogotanos, a tal punto, que solo el 19.7% de los habitantes se siente seguro en la ciudad.

 

Aunque las autoridades han podido identificar, como responsables de esta crisis, a 72 estructuras criminales, donde se destacan grupos armados organizados como el ELN, las FARC y el Clan del Golfo, y bandas criminales transnacionales como el “Tren de Aragua” y los “Satanás”, la respuesta institucional ha sido totalmente insuficiente. Los bandidos siguen como “Pedro por su casa”, robando y matando libremente.

Decía el Papa Francisco que de una crisis como esta “podemos salir peor o mejor. Podemos retroceder o crear algo nuevo”. Cuando digo que Galán es quien lleva ahora la responsabilidad de esta crisis, no es porque la haya causado, sino porque es ahora quien debe reconocerla, enfrentarla y, ojalá, como prometió en campaña, solucionarla. Por supuesto que recuperar la seguridad de los bogotanos no es cuestión de unos cuantos días, pero para hacerlo se requieren decisiones inmediatas y el carácter para ejecutarlas, para así, poco a poco, pavimentar un camino de paz y tranquilidad, donde podamos realmente “caminar seguros”.

Desde el Concejo Distrital hemos elevado llamados respetuosos que esperamos sean escuchados y analizados con rigurosidad. Primordialmente, le pedimos al alcalde que contemple un incremento sustancial del presupuesto para atender esta crisis de seguridad que, increíblemente, hoy representa tan solo el 1.8% del dinero público de la ciduad. De igual manera, lo instamos a respaldar el trabajo de la fuerza pública, garantizar el bienestar de los uniformados, articular labores con el Ejército Nacional y las empresas de seguridad y vigilancia privada, vincular reservistas y veteranos a estrategias preventivas, fortalecer las redes de cooperación ciudadana, entre otros.

Lastimosamente, al día de hoy no hemos recibido respuesta, o al menos humo blanco, que nos permita confiar que se está avanzando en ese camino. Por eso, el llamado, igualmente respetuoso, para el alcalde Galán y su equipo de trabajo es: ¡escuchen, decidan y actúen! La ciudadanía no aguanta un robo más, la inseguridad no admite indecisión.

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«Militarizar a Bogotá no garantiza que se proteja a la gente»: Julián Triana

El concejal de Bogotá, Julián Triana, explica las razones por las cuales no considera que sea oportuno militarizar a Bogotá y va más allá, diciendo que el problema de inseguridad no se soluciona en el corto plazo.

Inseguridad

 

Bogotá

Nuevo robo a restaurantes en Bogotá

Un nuevo caso de robo masivo en restaurantes se presentó en Bogotá, en esta ocasión en la calle 122 de la localidad de Usaquén.

El hecho se dio cuando eran las 6 de la tarde del viernes 16 de febrero cuando tres hombres armados, ingresaron al establecimiento donde había presencia de varios clientes.  

 

La Policía informó que un cuarto sujeto participó el robo, esperando a los tres hombres a unas cuadras cercanas al restaurante. Este fue capturado por uniformados que se encontraban en la zona tras la pista de los delincuentes que protagonizaron el robo.

Durante el mes de febrero se han reportado al menos siete casos de robos masivos en restaurantes de Bogotá.

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José Félix Lafaurie insiste en la creación de brigadas solidarias para reforzar la seguridad

El presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan), José Félix Lafaurie, dijo en entrevista para Caracol Radio la creación de ‘brigadas solidarias’ que ayuden a la seguridad en las regiones, donde se ha disparado la extorsión, secuestros y homicidios.

Aquí hay un tema que el país no puede perder de vista, estamos perdiendo el territorio, no puede ser el terreno de los bandidos. La gente abandonó las fincas y ese fue el territorio que utilizaron para aprovecharse de la situación”, dijo Lafaurie.

 

El líder gremial anunció que estas brigadas estarían a cargo del general (r) Fernando Murillo quien coordinaría las acciones que al parecer, contaría con la colaboración de un buen número de ganaderos.

Llamado a la unión a la vigilancia privada para trabajar por la seguridad ciudadana

El líder gremial de la Seguridad y la Vigilancia Privada, César Rodríguez, hizo un llamado a todos los empresarios y gremios de la seguridad privada, por considerar que es urgente determinar una vocería que unifique y fortalezca al sector, para seguir garantizando y generando más empleo formal de calidad.

El sector de la seguridad privada está bastante atomizado y eso ha dificultado la interlocución y representación ante el gobierno nacional y los diversos entes que son interés del empresariado, es importante, urge unificar criterios para presentar proyectos en los que se fortalezca al sector, hoy tenemos 400 mil empleos formales, queremos seguir garantizando la empleabilidad y generar más empleos de calidad”, dijo.

 

El empresario, además, resaltó que, si se unen será más fácil la lucha contra la informalidad e ilegalidad que está golpeando duramente al sector.

“ Tenemos índices de ilegalidad de por lo menos el 60 %, sabemos que hay  empresas que bajo la figura de “Administración inmobiliaria” ofrecen paquetes con porteros (cumpliendo labores de vigilancia), aseo, mantenimiento y contabilidad; ahí hay empresas de conserjería, de logística que llevan a cabo ilegalmente, unas labores que son de estricto cumplimiento de las 700 empresas que hoy están legalmente constituidas, esa ilegalidad no solo pone en riesgo los bienes de quienes contratan esos servicios, además, dejan en entredicho la labor de las empresas legales porque el usuario, quien paga la administración en los conjuntos residenciales, en los edificios, al ser víctimas de un siniestro, no saben que le han pagado el servicio a una empresa ilegal que probablemente no les responderá”, señaló el empresario.

Por último, César Rodríguez, hizo énfasis en la necesidad de unirse, “Les hago un llamado a todos los gremios, a sus afiliados y a los empresarios independientes, es un momento coyuntural, necesitamos consolidar la unión del sector sin más dilaciones, dejando de lado intereses personales, egos y afán de protagonismo, pensando solamente en el interés superior que es la verdadera defensa de nuestro sector, contra la informalidad, pero también para hacer frente a esas iniciativas parlamentarias que surgen en algunos casos por desconocimiento y que son aprovechadas por algunos para ganar reconocimiento, pero que pueden terminar afectando el normal desarrollo de la actividad”.

“En Bogotá se requiere firmeza para combatir la inseguridad”: Julián Uscategui

El concejal de Bogotá por el Centro Democrático, Julián Uscategui, dice que desea que al alcalde Carlos Fernando Galán le vaya bien, pero considera que necesita de mucha firmeza y carácter para combatir la inseguridad.

¿Qué decir de los últimos acontecimientos en materia de inseguridad en Bogotá?

 

Julián Uscategui: La inseguridad en Bogotá es un tema bastante complicado en estos momentos. Las cifras son astronómicas; los índices de hurto y homicidios son preocupantes. Aquí lo que se necesita son acciones con firmeza y con carácter que nos ayuden a recuperar la tranquilidad en la ciudad.

¿Le gusta la idea de que se militarice la ciudad?

Julián Uscategui: Estaría de acuerdo siempre y cuando la presencia del Ejército sea permanente. No deben existir territorios vedados para la Fuerza Pública y es claro además que los militares deben articularse con la Policía para llegar a cada centímetro de la ciudad, especialmente en las zonas rurales.

¿Sirve de algo tener a un soldado patrullando las calles cuando no tiene la facultad de capturar a un delincuente ni de apretar el gatillo de su arma en una ciudad como Bogotá?

Julián Uscategui: Bueno es que una estrategia de seguridad requiere acciones preventivas y disuasivas más que reactivas. Necesitamos que el delincuente se abstenga de robar, de secuestrar, de extorsionar con la presencia de una autoridad presente, que está articulado con la Policía quien si tiene esa facultad. Recordemos además que el Ejército tiene una dirección de Policía Militar, que si puede patrullar las calles y si tiene permitido realizar ciertas acciones frente a los delitos.

¿Siente que la ciudadanía si está articulada con la Policía?

Julián Uscategui: No están articulados lo suficiente, al menos no como uno quisiera. Si hay voluntad e intención por parte de la ciudadanía, pero se necesita que el Distrito active diferentes canales de comunicación para que se articule un poco más.

¿Cómo ve a la Administración de Carlos Fernando Galán en materia de seguridad?

Julían Uscategui: Tiene buena voluntad e ideas muy interesante, pero es claro que en Bogotá se requiere firmeza y carácter. Esperamos que le vaya bien y es por esto que le he propuesto la vinculación de los veteranos de la reserva activa a programas de seguridad en la ciudad y una mayor vinculación con la seguridad privada.