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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Marcela Clavijo

Mucho cuidado con la salud mental

Después de la pandemia COVID-19 sea vuelto muy común hablar de salud mental, al parecer el encierro de esos meses confronto a la humanidad, la depresión, la ansiedad, las manías, las rumias, empezaron a hacerse visibles en las familias. La medicación para el sistema nervioso no se hizo esperar, lo cierto es que ya hace 4 años que este flagelo conmocionó a la humanidad y en Colombia se incrementó y más de un millón y medio de personas fueron diagnosticadas con trastornos y enfermedades mentales en los primeros meses de este año.

Según los datos de la Dirección de Epidemiología y Demografía del Ministerio de Salud y Protección Social presentados por la Procuraduría, 1.517.933 personas fueron diagnosticadas con trastornos y enfermedades mentales entre enero y mayo de 2023. Entre los trastornos mentales más comunes se destacan la ansiedad, la perturbación de la actividad y de la atención, la depresión y la esquizofrenia.

Por otra parte, el DANE reporta que 3.017 personas tomaron la decisión de quitarse la vida en 2022, y el 66,3% de los colombianos declara que en algún momento de su vida ha enfrentado algún problema de salud mental. Este porcentaje es significativamente mayor entre las mujeres en un (69,9%).

El DPN aseguró que para el primer semestre de este año se ha logrado un cumplimiento de un 80,76% de las acciones de política pública, sin embargo, la articulación intersectorial, sigue siendo el objetivo que menos avanza y su importancia radica que la presencia del Estado avance del papel a la implementación y ejecución en los territorios.

Y aunque se resalta la importancia de promover la salud mental desde el bienestar y no cómo una patología, es importante reconocer el aumento en la demanda de estos servicios, situación que antes no se daba, y después de esta emergencia global del COVID 19 se generó una preocupación por parte de las entidades y prestadores de servicios de salud frente a la necesidad de atención de la salud mental. Y es que los trastornos de la conducta están en la cotidianidad de nuestra sociedad, pero debemos sacarlos de closet, la salud mental es en términos generales, un estado de equilibrio social y conductual donde la persona interactúa con su entorno sociocultural, y este le garantiza su participación social, para poder desarrollar la capacidad de afrontar dificultades, percepción y juicio de la realidad y de sí mismo para alcanzar el bienestar y una buena calidad de vida.

Pero además del COVID-19 en nuestro país se viven las consecuencias invisibles de la guerra, ya que se firma un tratado de paz y el sistema de salud no actúa de manera interviniente ni menos preventiva, sino que en letargo se espera el turno en esa demanda que se congestiona con las múltiples dificultades que en si ya tiene el sistema.

La guerra trae consecuencias graves para el desarrollo del ser humano, no solo físicas sino psicológicas. Se manifiesta en la pérdida del sentido de la vida, los sentimientos de odio, la desesperación, el desprecio, la ira, los síndromes del trauma de la violación, el trastorno por estrés postraumático, transformaciones persistentes de la personalidad tras experiencias catastróficas, angustia, trastornos depresivos. En lo social la guerra afecta a todos los sectores, se produce una desorganización de la sociedad. En el aspecto humano se presentan olas de violencia, violación de DDHH, atropellos, deshumanización por el ocupante, perdida de la espiritualidad, y de la autoestima.

Uno de los mayores elementos de estrés que sufre una sociedad durante una guerra es la violencia. El rompimiento del tejido social y el desgaste de la mente de las personas durante el transcurso del conflicto. Las guerras conducen a una serie de costos que van desde la destrucción del capital físico como de las infraestructuras carreteras, de comunicaciones, de producción de bienes, hasta las consecuencias humanas, tanto las irreparables pérdidas de vidas, como los desplazamientos y sufrimientos de la población afectada.

Es por ello que debemos pararle bolas a la legislación acerca de la salud mental y la reciente comisión accidental de salud mental creada por el Congreso de la República, donde cursa un proyecto de ley que busca instituir la educación emocional en la formación de niños y de los jóvenes en el país, para tratar de disminuir los problemas alrededor de la Salud Mental, el consumo de drogas e incluso el suicidio -y esto está muy bien- pero no debemos dejar de lado la tarea de la reparación emocional que necesita nuestra sociedad por la guerra vivida, por una paz firmada pero emocionalmente no reparada.

Es deber de todos los gobernantes incidir en el desarrollo de la política pública de salud mental, y asignar recursos para la plena ejecución de esta, si hay salud mental hay bienestar y si hay bienestar hay productividad. Este es un mecanismos eficaz y veraz para hacer de la paz, una paz total y verdaderamente sostenible.

Desde casa desde el autocuidado se puede mantener la salud mental y sirve de apoyo para su tratamiento y recuperación, en caso de que tenga alguna inquietud de Salud Mental acá les dejamos algunos ítems para ejercitarla:

Haga ejercicio con regularidad.

Consuma alimentos saludables y con regularidad.

Manténgase hidratado. 

Dele prioridad al sueño.

Intente practicar una actividad relajante.

Establezca metas y prioridades.

Practique la gratitud.

Centre su atención en las cosas positivas.

Comuníquese con amigos o familiares que puedan ofrecerle apoyo emocional

¿Y tu ya revisaste tu estado de salud mental?

Marcela Clavijo

¿Por qué es necesario dar el abrazo de mamá?

Desde hace 41 años un grupo de personas iniciaron el activismo por la reivindicación de los derechos de los sectores sociales LGBTIQ+; es toda una vida de entrega a la lucha por sus derechos. Reconocerse como persona diversa hoy día en el mundo es un acto político y trasgredir la normalidad impuesta por el mundo hetero patriarcal es un gran reto.

A lo largo de estos años han surgido cada vez más organizaciones que luchan por la creación de las políticas públicas y velan por la inversión que debe hacer el Estado para el ejercicio del goce pleno de los derechos humanos.

El pasado domingo 30 de junio al terminar el primer semestre del 2024 se llevó a cabo la Marcha del Orgullo o la Marcha de la Diversidad. Me conmovió de manera especial la ola de nuevas generaciones volcadas en las calles avivando esta causa; desde hace unos años hemos venido saliendo a marchar con una consigna llamada, ‘abrazos de mamá’, y es simplemente eso un abrazo.

Con este cartel en medio de la multitud repartimos miles y miles de abrazo, cada abrazo con una condición de cariño de escucha de amor y de respeto. Abrazamos muy poco y en ese muy poco, muy poco a nuestros seres queridos, pero encontré en esa multitud mucho dolor por el rechazo, el abandono, la incomprensión. Muchos jóvenes me decían, “hace tanto tiempo no veo a mi mamá”; “mi mamá me echó de la casa”; “mi mamá no me habla porque soy así”.

Yo simplemente abrazaba y le decía que todo estaba bien, que no había nada que curar, ni nada que perdonar, esas palabras automáticamente habría el llanto en los ojos de muchos de ellos, ellas y elles. Inmediatamente viene a mi cabeza la reflexión de todo el activismo en busca de la paz y me reafirmo: nos falta trabajar tanto la paz con nosotros mismos, esa paz interior, esa paz dentro de las familias, esa paz del poder respetar el desarrollo de la personalidad de cada uno y de cada una, porque debemos empezar por ahí.

Esto es un asunto de respeto, de respetar en su esencia, de aceptarlo y coexistir con él, con ella, con elle, de romper los estereotipos y la estigmatización que hay frente a la diferencia y permitir que las personas se expresen y se amen y que se pueda legitimar que hoy día el modelo de familia ha cambiado.

Ayer en las calles de Bogotá fui la mamá de miles de personas que me abrazaron y el sentir su desamor, su soledad, su tristeza, me conmocionó, pero también me cargo de energía. Esta definitivamente es una causa; una causa de la cual tenemos que hablar; una causa que no podemos dejar pasar desapercibida.

Son las nuevas ciudadanías y las nuevas ciudadanías nos dicen que el amor no tiene límite, es por ello que debemos de manera responsable ir acompañando este discurso para modificar los espacios de socialización de esta sociedad hetero normativa patriarcal que no permite que se presenten diferentes tipos de familia y, es empezando por la educación desde la casa. Desde esa casa hetero normativa por la cual tal vez algún día entre un rayo de luz multicolor y así tal vez, ese momento sea un momento de celebración y no un momento de angustia y desolación desde el hogar.  

Debemos prepararnos para saber de estas nuevas ciudadanías, cuáles son los tipos de género que existen, porque de pronto en sus casas aparentemente sólo cohabita el modelo hetero patriarcal y digo aparentemente porque tal vez si usted se pone los lentes multicolor empiece a ver la realidad de otra forma.

La Constitución de Colombia hoy día permite que las personas de los sectores sociales LGBTQ+ más gocen de los derechos fundamentales. Estas personas del mismo sexo se pueden constituir en una familia; pueden tener hijo; pueden expresarse abiertamente en los entornos laborales y en el espacio público. Sin embargo, todavía estas personas lo hacen con miedo o con demasiado esfuerzo. Precisamente es eso lo que debe cambiar no debe ser una lucha pertenecer a esta comunidad.

Para ellos tenemos que revisar los entornos escolares donde están los manuales de convivencia de los cuales de nuevo reitero, son unos manuales pensados en una ciudadanía que ya no cohabita este mundo porque este mundo ha cambiado y debemos prepararnos para ese cambio en el entorno escolar.

Pertenecer a la comunidad diversa no debe ser objeto de burla ni de matoneo, debe ser respetado por el simple hecho de ser siendo libre de discriminación, estos acuerdos por la convivencia de los entornos escolares deben ser el punto de partida para poder hablar del respeto y de lo que está sucediendo con los sectores sociales LGBTIQ+; no puede ser motivo de escándalo; no puede ser motivo de disgusto; no puede ser motivo de sanción.

Quererse, amar y expresarse de manera diversa no es motivo de consulta psicológica; el tener una orientación sexual distinta no es motivo de consulta. Sentir ansiedad, reconocer los patrones de presión que hay en esta sociedad si es motivo de consulta. Hay que prepararse para saber afrontar esta situación en un mundo donde amar es pecado y la homofobia dizque una postura política.

Y definitivamente desde la psicología clínica también debe haber una especialización que trate de estos sentires y pensares de la diversidad con enfoque de género. La normalidad de la conducta nos hace reflexionar del bienestar de una familia basada en el respeto en la empatía y la comprensión frente a la diferencia.

También entender en el mundo laboral que cualquier persona puede pertenecer a la comunidad del Arco Iris y que el desempeño de esta persona no puede ser ni estigmatizado ni estereotipado por su condición sexual, en el entorno laboral las personas de la comunidad LGBTQ+ tienen derecho a compartir el día de la familia con sus familias homoconstruidas, que pueden  afiliarlas a la caja de compensación y  a la EPS y desde allí gozar de este ejercicio de derechos, que no hay edad; no  hay estrato; no hay raza; no hay etnia, acá sólo hay amor. El estuche con el que venimos a este mundo tiene muchas funciones es importante que las descubramos y las utilicemos en pro de un mundo mejor.

La funcionalidad del ser humano debe hacer énfasis y basarse de manera reiterada en construir la convivencia y los límites basados en el respeto, en la empatía, en la aceptación y conocimiento de esas diferencias. Y es que simplemente lo que se está pidiendo es que las personas puedan ser; que puedan expresarse libremente y puedan desarrollar su personalidad tal cual como lo han querido.

Hoy día para muchos partidos políticos la diversidad se ha vuelto una causa política, sin embargo, en el ejercicio de la legislación y la asignación de presupuestos todavía se queda corta esa promesa que se hace en tiempos electorales. Necesitamos no solamente que se nos respete la condición de elegir y ser elegidos, sino que se nos cumpla con las promesas de poder vencer esas brechas de desigualdad.

Es así como puedo narrar el sentimiento de toda una jornada recibiendo abrazos de miles de personas que vivieron por un momento el abrazo de mamá. Una mamá que no te juzga; una mamá que te acompaña; una mamá que te sonríe; una mamá que te seca las lágrimas; una mamá que te cuida.

El mejor cuidado que podemos recibir como sociedad es aprender a respetarnos, a aceptarnos y coexistir en el mismo espacio vital.

¿Y ahora, tú a quien le darías un abrazo?

Marcela Clavijo P.

Psicóloga Esp investigación de mercados y Magister en psicología del Consumidor