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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: : Mario Posada García–Peña

Las universidades lideran el camino hacia la eliminación de plásticos de un solo uso

En las últimas décadas, la contaminación por plásticos de un solo uso se ha convertido en una de las principales amenazas para el medio ambiente. Según datos de la ONU, cada año se producen más de 300 millones de toneladas de plástico, de las cuales una gran parte se utiliza solo una vez antes de ser desechada, terminando en océanos y rellenos sanitarios. Este desafío global ha impulsado a diversas instituciones de educación superior a tomar medidas innovadoras para reducir su dependencia de estos materiales desechables.

La Universidad de América, reconocida por su compromiso con la sostenibilidad, ha implementado desde 2022 un ambicioso proyecto de compostaje dentro de su sede principal, el EcoCampus de los Cerros. Esta iniciativa ha permitido procesar más de 2.000 kg de residuos orgánicos, transformando estos desechos en abono, y eliminando la necesidad de bolsas plásticas y otros productos desechables utilizados tradicionalmente para el manejo de residuos. Este enfoque promueve no solo la reducción de plásticos de un solo uso, sino también el fortalecimiento de la economía circular dentro del campus, generando beneficios tanto para la comunidad universitaria como para el ecosistema local.

 

“La eliminación de plásticos de un solo uso es una prioridad institucional. Creemos que las universidades tienen la responsabilidad de liderar con el ejemplo y generar soluciones que no solo beneficien a nuestras comunidades, sino que también contribuyan a la preservación del medio ambiente”.

El compromiso de la Universidad de América es solo un ejemplo del creciente número de instituciones educativas que adoptan medidas para la eliminación de plásticos de un solo uso. Estas acciones no solo evitan que toneladas de residuos terminen en rellenos sanitarios, sino que también contribuyen al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, en especial aquellos relacionados con el consumo responsable y la acción climática.

Además de la gestión de residuos, muchas universidades han comenzado a integrar prácticas sostenibles en sus currículos académicos, asegurando que las nuevas generaciones de profesionales estén conscientes del impacto ambiental de sus decisiones. El papel de la educación en esta transición es fundamental para formar una nueva cultura de responsabilidad ambiental.

Las instituciones que lideran la eliminación de plásticos de un solo uso están viendo resultados claros. Al reducir la dependencia de estos materiales, se disminuye la huella ecológica de las universidades, se fomenta la conciencia ambiental entre estudiantes y colaboradores, y se establecen ejemplos prácticos de cómo es posible implementar soluciones efectivas y sostenibles.

La eliminación del plástico de un solo uso es un reto alcanzable, siempre que exista el compromiso institucional, el desarrollo de infraestructuras adecuadas y la participación activa de la comunidad. Las universidades, como centros de innovación y cambio, están demostrando que es posible desarrollar e implementar soluciones sostenibles que sirvan de ejemplo para otros sectores de la sociedad.

El desafío de erradicar los plásticos de un solo uso no es solo una meta, es una responsabilidad compartida por todos los sectores de la sociedad. La Universidad de América está demostrando con hechos que las instituciones educativas tienen el poder de liderar este cambio, inspirando a futuras generaciones y mostrando que la sostenibilidad no es una opción, sino una necesidad urgente. Cada acción cuenta, y al integrar soluciones innovadoras y sostenibles, las universidades no solo están moldeando el presente, sino que están garantizando un futuro más limpio y justo para todos.

Mario Posada García-Peña

Hacia un modelo de educación más resiliente

En la educación superior colombiana, la deserción estudiantil es un desafío que enfrentamos en dos esferas: por un lado, la que nos convoca como comunidad académica y, por el otro, como sociedad. Y es que, según datos del Ministerio de Educación Nacional, aproximadamente el 8,02% de los estudiantes que ingresan a la educación superior no logran completar sus estudios. Esta cifra aumenta considerablemente al 13,39% si hablamos de programas TyT o técnicos y tecnológicos.

Esta realidad simboliza no solo una pérdida de oportunidades individuales para los estudiantes, sino también un desafío para el desarrollo social y económico del país. Cada estudiante que abandona sus estudios representa un talento desperdiciado y un potencial no desarrollado, lo que afecta directamente la capacidad del país para competir en un mundo globalizado y en constante evolución.

 

Dicho esto, resulta fundamental abordar esta problemática con seriedad y determinación. Esto implica no solo identificar las causas subyacentes de la deserción, sino también implementar estrategias efectivas para prevenirla y mitigar sus efectos. El enfoque debe ser holístico, abordando tanto los aspectos académicos como los socioeconómicos y emocionales que influyen en la decisión de un estudiante de abandonar sus estudios.

En este sentido, es crucial invertir en programas y recursos que apoyen la retención estudiantil y promuevan un ambiente de aprendizaje inclusivo y motivador. Esto puede incluir servicios de tutoría académica, asesoramiento personalizado, apoyo financiero y actividades extracurriculares que fomenten el sentido de pertenencia y comunidad entre los estudiantes, y que, a su vez, marquen la diferencia para quiénes enfrentan dificultades durante su paso por la universidad.

Así mismo, es importante reconocer la importancia de la colaboración entre instituciones educativas, el gobierno, el sector privado y la sociedad en general para abordar este desafío de manera efectiva. Juntos, podemos desarrollar e implementar políticas y programas cada vez más integrales y de mayor alcance e impacto, que promuevan el acceso equitativo a la educación superior y mejoren las condiciones de vida de las familias y por tanto, las estadísticas de retención y permanencia estudiantil a lo largo del país.

Abordar el problema de la deserción estudiantil representa un gran desafío, pero también una oportunidad enorme para quienes concebimos la educación como motor de transformación social, hecho que involucra al equipo de liderazgo de las instituciones de educación superior, al cuerpo docente, a los colaboradores que materializan la operación académico-administrativa, los egresados como fiel testimonio del proceso de formación y por supuesto, los estudiantes y sus familias.

Como rector de una Universidad abanderada por la sostenibilidad y la defensa de la dignidad humana, estoy firmemente convencido que esta es la oportunidad de trabajar juntos para construir un ambiente de aprendizaje seguro, inclusivo, motivador y enriquecedor, donde cada estudiante se sienta valorado y respaldado en su proceso de formación. Solo así podremos construir un futuro más prometedor para todos.

Mario Posada García Peña

Rector, Universidad de América

Pruebas Saber Pro ¿Por qué son importantes?

Por: Mario Posada García-Peña, Rector de la Universidad de América.

Las pruebas Saber Pro han sido objeto de controversia en distintos momentos durante los últimos años, mientras muchos argumentan y apoyan la idea de que son una herramienta valiosa para medir el desempeño de los estudiantes que están a punto de culminar su carrera universitaria y la calidad de la educación superior en Colombia, otros piensan que solo que solo se enfocan en la memorización de conocimientos.

 

Lo cierto es que el llamado “examen de estado” ofrece varios beneficios y ventajas tanto para los estudiantes como para las universidades del país. En primer lugar, para las universidades, las pruebas Saber Pro que realiza el ICFES a los estudiantes, representan un indicador de calidad en la formación de los mismos, puesto que, permiten identificar, en gran medida, cómo va su proceso académico y cómo se sitúa la institución en general, con el objetivo de poder tomar decisiones y estrategias que ayuden desde la autoevaluación y la autorregulación a conseguir mejores métodos de enseñanza-aprendizaje.

También pueden ser utilizadas por las universidades para evaluar la efectividad e impacto de sus planes de estudio y programas académicos, identificando oportunidades de mejora con el fin de diseñar estrategias más efectivas a largo plazo que aporten a un mejor desempeño de sus estudiantes. De igual manera, otro punto a favor, es que pueden ayudar a mejorar el indicador de empleabilidad y enganche de sus graduados.

En segundo lugar, para los estudiantes, estas pruebas son una oportunidad para demostrar las habilidades y conocimientos adquiridos durante su proceso de formación y el transcurrir de su vida universitaria. Además, el resultado que se obtenga en esta prueba es un indicador de su calidad académica, y demostrar un excelente resultado brinda beneficios a nivel laboral, académico y económico. Por lo que, los resultados del Saber Pro son un sinónimo de Excelencia académica y compromiso profesional.

Tanto así, que un buen desempeño puede abrir las puertas de múltiples beneficios: por ejemplo, muchas empresas y compañías tienen en cuenta el puntaje para sus procesos de contratación, es una ventaja considerarlo dentro de la hoja de vida, esto podría hacer la diferencia para conseguir el empleo después de graduarse. El Icetex financia los estudios de posgrado (especialización, maestría y doctorado) a aquellos estudiantes que tengan los puntajes más altos en esta prueba de estado. Del mismo modo, el Ministerio de Educación Nacional resalta los más altos desempeños a través del Reconocimiento José Francisco Socarrás Mejor Saber Pro en la Noche de los Mejores.

Es de resaltar, que la Universidad de América, cuenta con una Facultad de Ingenieras destacada en el país que integra programas como Ingeniería Química, Ingeniería de Petróleos, Ingeniería Mecánica, Ingeniería Ambiental, entre otras. Así como, la Facultad de Arquitectura, la de Ciencias y Humanidades y la de Ciencias Económicas y Administrativas; de esta última, destacamos el programa de Negocios Internacionales donde una de nuestras estudiantes logró el primer puesto en las pruebas Saber Pro 2022 a nivel nacional y Bogotá en su campo.

Y, ¿por qué estudiar Negocios Internacionales en la Universidad de América? pues, son muchas las razones, pero entre ellas está el desarrollo de competencias en la toma de decisiones y en la identificación de oportunidades de negocios e inversión, haciendo énfasis en la gestión, la gerencia, y la interculturalidad de la negociación internacional. Los estudiantes, realizan visitas pedagógicas a organismos internacionales como el Parlamento Andino, el Ministerio de Relaciones Exteriores, ProColombia y ANALDEX; la articulación a procesos de formación, e investigación, con impacto social y profesional, en el medio empresarial hacia la sostenibilidad con perspectiva internacional desde el Centro de Trayectoria Profesional CTP y el Centro de Emprendimiento e Innovación Sostenible – CEIS; así como la articulación al Plan Nacional de Desarrollo, para la diversificación de exportaciones en sectores de clase mundial y la internacionalización empresarial.

En resumen, la aplicación de las pruebas Saber Pro y los resultados entregados tanto institucionalmente como individualmente brindan respuestas y un panorama claro sobre el alcance de cada institución en las diferentes competencias, además, sirven como fuente de información para la construcción de indicadores de evaluación de calidad de la educación superior. Por otro lado, no se trata solo de memorizar conocimientos, estas pruebas pueden ayudar a nuestros estudiantes a conocer sus destrezas y habilidades para aspirar a un mejor futuro.

 

 

 

 

¿Qué está pasando en Colombia con el acceso a la educación superior?

Las instituciones de educación superior en Colombia se han visto enfrentadas a varios retos en los últimos años. La pandemia, sin lugar a dudas nos hizo replantearnos la manera en que percibíamos los modelos de educación tradicionales y que estábamos seguros iban a perdurar con el tiempo. Asimismo, los jóvenes empezaron a cambiar sus preferencias en la formación académica y muchos de ellos apostándole a los cursos cortos y de conocimientos técnicos, que en mi opinión son de gran valor.

Sin embargo, y pese a la disminución de matrículas que sufrieron muchas instrucciones, fenómeno que inició alrededor del año 2018 pero se intensificó durante la pandemia y que hoy en día sigue siendo un total desafío para todas las IES. De acuerdo con el informe del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES), en 2018 la matrícula total en las universidades del país fue de 2′408.041 estudiantes, evidenciando una disminución del 1,5 por ciento frente a 2017 (38.000 alumnos menos) y que en los años posteriores se mantuvo en descenso. Nos queda la pregunta ¿Qué está pasando en Colombia?.

 

Hoy no me queda duda alguna que lo que realmente está sucediendo obedece a la falta de financiación y cobertura. Se requieren costos razonables y fuentes de financiación que se adecuen a las necesidades de los jóvenes, adultos y familias que quieren ingresar a los programas académicos; lo anterior implica reconocer que cada región del país tiene costos de vida y niveles medios de ingreso diferentes y, en ese orden de ideas, se hace necesario procurar medios para que el acceso a la educación de alta calidad se dé y esté dentro de las posibilidades financieras de cada joven del país. Como lo mencione antes, no es culpa de las nuevas generaciones que vean oportunidad en los cursos cortos, una nueva posibilidad de formación a bajo costo; por el contrario, es un reto y un replanteamiento que debemos formular al interior de las instituciones de todo el territorio.

Desde la institución que lidero estamos comprometidos con el acceso a la educación superior de alta calidad. Para lograrlo, la Universidad de América ha consolidado un grupo de ayudas y auxilios educativos que junto a un grupo de aliados financieros externos facilitan el acceso a diferentes fuentes de financiación requeridas por la comunidad estudiantil y aspirantes, haciendo un análisis meticuloso de cada estudiante y cada contexto para tomar decisiones.

Hago un llamado solidario para que en conjunto podamos brindar a nuestros jóvenes un futuro lleno de prosperidad y oportunidades. También es importante que sembremos en nuestros jóvenes la semilla del empoderamiento, no solo el empresarial, sino también el investigativo desde cada área del conocimiento.

Por: Mario Posada García-Peña, rector de la Universidad de América.

La apuesta de las universidades por ser más sostenibles

La sostenibilidad se ha convertido en un tema de relevancia sobre todo a la hora de implementar este enfoque dentro de las operaciones de las empresas. Esto debido al impacto positivo que genera en relación a la creciente preocupación por el cambio climático, los recursos naturales y la desigualdad social.

De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo con mayor riqueza natural y con un gran potencial para el desarrollo de energías renovables; así mismo, según el Banco Mundial, el país es el segundo con el índice de desigualdad más alto de los países de la OCDE, superado solo por Brasil. De allí, la preocupación de las compañías para implementar en sus procesos estrategias que puedan promover sociedades más equilibradas, estables y generar beneficios.

 

En ese contexto, la academia cumple un papel fundamental en la enseñanza y producción de conocimiento en técnicos, tecnólogos y profesionales que desde modelos de sostenibilidad ambiental puedan solucionar los problemas de la sociedad, así como asumir el compromiso de la sostenibilidad como parte de la vida universitaria y vincularla a sus procesos formativos e investigativos.

Actualmente, este tipo de programas sostenibles son muy demandados por los estudiantes y un ejemplo de ella es la Universidad de América, donde “tenemos programas como ingeniería en energías, ingeniería mecatrónica, ingeniería química, arquitectura, administración y otras 6 carreras que han estado en continuo crecimiento los últimos tres años, porque buscan dar soluciones innovadoras, con conocimientos de vanguardia como la robótica, la gerencia inteligente y la construcción sostenible”.

De igual manera, los beneficios de que las universidades le apuesten a la sostenibilidad desde sus programas son muchos. A continuación, algunos:

  • Aprender cuáles son las causas y efectos del cambio climático para la búsqueda de soluciones y contribuir a la disminución y mitigación del mismo.
  • Formar a los actuales y futuros ejecutores de soluciones y estrategias de sostenibilidad, innovación y paz, así como de los ODS.
  • Aumenta la demanda de programas sostenibles.
  • Prosperar por sociedades más justas, equilibradas y libres de conflicto.

Desde la Universidad de América ya empezamos a implementar este enfoque sostenible desde el Plan de Desarrollo 2020-2025, y “lo hemos incorporado iniciando por la sostenibilidad financiera, luego la ambiental (y de patrimonio en nuestro EcoCampus de los Cerros y nuestras casas patrimonio) y la social que involucra el ADN de nuestros programas; muestra de ello fue la reciente creación del Centro de Emprendimiento e Innovación Sostenible – CEIS como un centro desde donde se gestiona la innovación de la institución y damos respuesta a las necesidades de las problemáticas de nuestra sociedad” concluye Posada García-Peña.

 

Mario Posada García-Peña,

Rector de la Universidad de América

 

 

 

Transición energética: un compromiso desde la academia

Hoy el mundo enfrenta grandes retos sociales, económicos y ambientales. Es imposible negar que el planeta requiere la transición a energías más limpias para cuidar el medio ambiente y preservar la raza humana. Es aquí en donde debemos poner la atención y los esfuerzos para aportar a la agenda sostenible de cara a las próximas décadas.

A través de la historia hemos visto como la humanidad ha cambiado su entorno para sobrevivir, por ejemplo, en el siglo XIX se pasó de la leña al carbón; en el siglo XX del carbón al petróleo. Ahora, en nuestros tiempos, se necesita una transición hacia energías alternativas como el hidrógeno, la energía solar térmica y fotovoltaica, la energía eólica, la hidroenergía, la energía de los océanos y la energía geotérmica.

 

Dicho lo anterior, nuestro país no puede ser la excepción. De acuerdo con el Índice de Transición Energética – ITE del Foro Económico Mundial, Colombia es el tercer país en la región que más esfuerzos ha realizado para alcanzar este objetivo con una ponderación del 65,93%. En este contexto, existe la necesidad moral de todos los actores de la sociedad en lograr la neutralidad del carbono para el 2050. Hoy el Estado cuenta con una capacidad energética de 1.365 MW generados por centrales solares y eólicas y tiene previsto desarrollar más de 4.500 M en los próximos años.

Durante la Cumbre Mundial de Cambio Climático COP27, realizada hace algunos meses en Egipto, el Gobierno Nacional anunció los pasos para la construcción de la hoja de ruta para la Transición Energética Justa en Colombia, que pretende diversificar la matriz energética de la nación.

Los ingenieros de petróleos, para este fin,  no deben temerle  a esta transición, ya que son los grandes protagonistas en este proceso, pues los recursos obtenidos del sector Oil & Gas serán el motor dinamizador para el desarrollo de tecnologías que impulsen de forma acelerada la transición que sí o sí se tienen que dar para la sostenibilidad del planeta que habitamos.

Expuesto lo anterior, la academia tiene en sus manos la gran responsabilidad de aportar a este debate y generar nuevo conocimiento alrededor de las energías alternativas para proyectar profesionales con competencias y habilidades aptos para ser protagonistas de primer orden en el proceso de la transición energética.

Desde la Universidad de América, integramos en nuestra oferta académica algunos programas que fungen como grandes apalancadores para el gerenciamiento de nuestros yacimientos con el fin de potencializar el recurso y con la implementación de tecnología de punta minimizar los impactos, aumentar las reservas, la producción, la economía y la calidad de vida de las comunidades.

Es indiscutible que la transición energética es un compromiso del mundo con las futuras generaciones. Es por esta razón,  que es  el momento de servir desde la academia para la construcción de la esperanza basada en la ciencia, en el conocimiento, en el deber de ayudar a otros y en caminar hacia un mundo cada vez más sostenible.

Por: Mario Posada García–Peña, rector de la Universidad de América.