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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Opinion

Acusaciones de antisemitismo están fuera de lugar

Con motivo del rompimiento de relaciones diplomáticas con Israel anunciado por el presidente Petro, el ministro de relaciones exteriores de ese país ha acusado al gobierno de Colombia de antisemitismo. De manera más amplia, así ha calificado el primer ministro Netanyahu a quienes de manera creciente vienen objetando la ofensiva contra la población civil palestina en la respuesta del ejército israelí al ataque de del 7 de octubre realizado por Hamas. Tan brutal ha sido el comportamiento del gobierno israelí que la Corte Internacional de Justicia, en medida cautelar, ha encontrado plausibles las acusaciones de genocidio planteadas en la demanda de Sudáfrica, que Colombia acompaña.

Solamente la extrema derecha pro-Nazi niega el holocausto judío llevado a cabo por Hitler durante la segunda guerra mundial. El resto del mundo lo condena. Tal vez el indicio civilizatorio más importante de la humanidad se encuentra en la respuesta dada por los instrumentos internacionales acordados por el grueso de los países en la posguerra que buscan proteger a las personas y a los pueblos de toda clase de discriminación y del genocidio.  Paradójicamente, ese holocausto judío ha blindado a Israel de un examen serio sobre sus propias acciones cuando todo indica que está incurriendo en las condenables prácticas de las cuales fue víctima la población judía por el antisemitismo.

 

Las cifras que llegan a 35 mil muertos, la mayoría mujeres y niños; las imágenes de los bombardeos y la devastación del sesenta por ciento de las edificaciones, las limitaciones a los suministros de alimentos, medicamentos y agua a los gazatíes, provocando una hambruna y miles de muertes evitables, dejan al descubierto el proceso de destrucción física, moral y humana de una población inerme que depende para su supervivencia de la comunidad internacional; una comunidad que no ha sido capaz de cumplirle la promesa de un Estado desde la partición de ese territorio en 1948, el mismo año de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de la Convención contra el Genocidio.

Seguramente por ello la Declaración Universal hace clara alusión a que “no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.” No obstante, a los palestinos en los territorios ocupados por Israel se le discrimina al punto de aplicarles un verdadero apartheid, hecho que explica por qué Sudáfrica es el país demandante ante CIJ por violación de Israel a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.

Que sea precisamente Israel el país cuestionado como victimario e infractor de los instrumentos internacionales acordados para evitar la no repetición de la victimización de los judíos debe hacer patente que todos los países, pueblos y personas están igualmente protegidas, sin excepción alguna. A Netanyahu le debe quedar claro que el pueblo palestino tiene igual derecho a existir que el pueblo israelí y que ese derecho está siendo conculcado con la destrucción de Gaza y la inaceptable discriminación de los palestinos en los territorios palestinos ocupados por Israel y en el propio Israel.

Saludo la acción erguida y dignificante del Presidente Gustavo Petro de romper relaciones diplomáticas con Israel, sanción moral que ojalá otros siguieran para presionar a Israel a un cese al fuego definitivo, con la liberación de los secuestrados y prisioneros. También se debe contemplar un camino creíble hacia la constitución del Estado de Palestina que contemplan las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas desde ese esperanzador, pero fatídico 1948, cuando al lado de Israel se ha debido reconocer el Estado de Palestina. Netanyahu no se puede seguir escudando en  acusaciones de antisemitismo que están totalmente fuera de lugar.

Clara López Obregón

Colombia transita hacia la democracia

El 1 de mayo se convirtió en una jornada donde Colombia reflejó su esencia más vibrante y diversa. Cientos de miles salieron a las calles en una manifestación multitudinaria que reafirma la vitalidad de una nación deseosa de cambios sustanciales. Este día, marcado por la paz y la festividad, ha mostrado una cara de Colombia que, a pesar de la densa cortina de desinformación, reconoce la urgencia de no permanecer estática.Se diferencia enormemente con otras manifestaciones promovidas por sectores conservadores y de derecha, donde ha predominado un tono más violento. Mientras las calles se llenaron el 1 de Mayo de reivindicaciones por los derechos fundamentales como la salud, la educación y las pensiones. Mientras tanto el discurso de la oposición al gobierno nacional parece teñido por intereses que buscan más preservar el statu quo y sembrar temor ante cualquier propuesta de reforma. Esta bifurcación en el espíritu público revela la profunda división sobre cómo debe avanzar el país.

Esta coyuntura coyuntura de marchas y divergencias que se expresan en las calles refleja también la posibilidad de construir una democracia que no le teme al conflicto, sino que lo abraza a través de la discusión pública. No se trata de tener una sociedad homogénea con pensamiento único, el pluralismo y la diversidad son fundamentales para consolidar una democracia madura y moderna
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Este es un momento de transición crucial para el país, un periodo donde cada acción hacia el futuro está cargado de significado político y social. El papel de los medios de comunicación en este proceso es fundamental. Su responsabilidad radica en la promoción de una cultura del diálogo y la información veraz e imparcial. Si los medios caen en la tentación de tomar partido o renuncian al equilibrio la ciudadanía verá limitada su capacidad de comprender la diversidad de visiones que existen en este momento.

 

Las marchas recientes, por tanto, son el reflejo de una lucha más amplia en Colombia. Son el reflejo de una nación que, a pesar de las tensiones y diferencias, muestra un creciente interés con el debate público y la acción colectiva como medios para resolver sus conflictos y conquistar derechos. En este contexto de pluralismo democrático, el desafío será convertir estas expresiones de divergencia en pilares para una construcción común, asegurando que todos los sectores de la sociedad puedan tener voz y voto en la definición del futuro. A medida que Colombia camina por este sendero de debate, la esperanza reside en que la comprensión mutua y la tolerancia guíen al país hacia un futuro donde las diferencias no solo se toleren, sino que se celebren como fuentes de fuerza y renovación. El mayor cambio es construir un país verdaderamente democrático.

Juan Carlos Upegui

Tacando burro

Las fuerzas de oposición de derecha en el Congreso de la República, incluyendo su desvariado Presidente Iván Name, están tacando burro. Con maniobras de todo tipo buscan sacar réditos políticos de un pretendido bloqueo a las iniciativas de reformas que el Gobierno del presidente Petro ha puesto en consideración del legislativo. El último episodio lo protagonizó el propio Name, quien en un impostado ataque de dignidad parlamentaria levantó la sesión en la plenaria del Senado del pasado miércoles, para darle una estocada final a la reforma pensional y enterrar definitivamente la reforma a la salud dilatando la votación de la apelación del Senador Wilson Arias a la votación de esta en la comisión séptima del Senado.    

Y digo tacando burro, porque el accidentado tramite de los proyectos que buscan dar respuesta a sentidas demandas expresadas en el paro nacional del 2019 y el estallido social del 2021 no han conducido a la inmovilidad del gobierno, y mas bien han derivado al ejercicio de facultades del Ejecutivo para adoptar muchos de los cambios que hubiesen podido ser el resultado de acuerdos en el parlamento. Es lo ocurrido con la reforma a la salud, que luego de 18 tortuosos meses de trámite legislativo, fue votada negativamente en su tercer debate en el Senado por Congresistas cuyos partidos recibieron financiamiento en sus campañas por parte de Keralty, la multinacional dueña de Sanitas. El Gobierno, haciendo uso de las facultades reforzadas de la Supersalud en el periodo legislativo anterior por iniciativa del entonces Presidente Iván Duque, se vio obligado a intervenir la Nueva EPS y Colsanitas, en reacción al informe de la Contraloría General de la Republica sobre la situación financiera de las EPS.

 

Quienes bloquearon la reforma a la salud en el Congreso, negándose a votar la ponencia alternativa presentada por el Senador Verde Fabián Díaz como última oportunidad para construir un consenso en la Comisión Séptima del Senado, no se esfuerzan por ocultar su condición de áulicos de los poderosos económicos detrás de las EPS. Han saltado a criticar por injustificada la actuación de la Supersalud, olvidando deliberadamente que por razones similares en los Gobiernos de Pastrana se liquidaron 9 EPS, en los de Uribe 5, en los 8 años de Santos 18 y en el de Duque 10. Y proponen de manera tardía ahora una concertación para presentar una nueva reforma ante el Congreso, ante el costo político que no supieron calcular cuando evidenciaron semejante acto de mezquindad con la ciudadanía.

Bien lo advierte el analista y columnista Álvaro Forero Tascón, para nada Petrista, en una entrevista reciente en Blu Radio, “yo lo que sostengo es que tratar de bloquear un gobierno no es realista, porque los gobiernos cuando los bloquean recurren a gobernar por decreto en todas partes…. Estados Unidos, que es una democracia sensata, cuando los republicanos tomaron como estrategia para derrotar a Obama bloquearlo, no dejarle pasar nada, después que logró pasar la reforma a la salud, pues se dedicó a gobernar por decreto dentro de la Constitución. Eso hace cualquier gobernante que considera que tiene un mandato…”. Más aún, el Presidente Petro luego de la aprobación en el Congreso su Plan de Desarrollo, su progresiva Reforma Tributaria y la Ley de Paz Total, bien pudo dedicarse a gobernar con esos mandatos haciendo uso de las inmensas facultades que le otorga la Constitución en un régimen presidencialista. Escogió el difícil camino de construir consensos o mayorías para que la agenda de reformas fueran el resultado de decisiones democráticas en el Congreso.

En las actuales circunstancias de pugnacidad política es recomendable que tanto el Presidente Petro, como el Congreso de la República acudan al cumplimento del articulo 113 de la Constitución Política que ordena la cooperación y colaboración de los poderes públicos, sin detrimento de su separación e independencia como fundamento de toda democracia moderna. No es conveniente embarcarse en una aventura Constituyente, pero es reprochable el bloque institucional en la que están empeñados intereses patrimonialistas y sectores conservadores recalcitrantes en el Congreso de la República. El dialogo y la concertación pueden salvar la pensional y demás reformas que mejorarían notablemente nuestra democracia. Y el Congreso dejaría de tacar burro.     

Antonio Sanguino

La paz del EPL, reafirmaciones pertinentes

El primero de marzo pasado, se cumplieron 33 años del proceso de paz entre el Gobierno Nacional y el desaparecido Ejército Popular de Liberación – EPL, dirigido por el clandestino Partido Comunista de Colombia (Marxista-Leninista). Esta organización, que predicaba la lucha armada y de masas para derrocar al Estado capitalista, tenía presencia en casi todo el territorio nacional, con especial énfasis en zonas de desarrollo agrícola, energético, minero y en los centros urbanos más importantes. Era la guerrilla más grande que existía en el país, y que conformó, en la década de los 80 del siglo pasado, junto con otras organizaciones armadas, la llamada Coordinadora Nacional Guerrillera “Simón Bolívar”.

El PCC (m-l), y todos sus frentes políticos y armados, habían propuesto, años antes del acuerdo de paz, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que profundizara la democracia, reconociera la soberanía popular y sirviera de preámbulo a la construcción de una sociedad justa y democrática. Estas propuestas y la responsabilidad de coordinar el movimiento guerrillero, desató una ola de asesinatos a sus dirigentes destacados para el proceso de paz y a los responsables de la conducción del EPL, es así como se asesina a Oscar William Calvo, en compañía de Ángela María Trujillo y Alejandro Arcila, en pleno centro de Bogotá y se persigue, captura y asesina, también en Bogotá, al Comandante Ernesto Rojas (Jairo de Jesús Calvo).

 

A pesar de las persecuciones a los líderes y lideresas de su propuesta democrática electoral, llamada Frente Popular y su exterminio en todo el país, tanto el PCC (m-l), el EPL y sus estructuras políticas, tomaron la determinación mayoritaria de avanzar hacia la paz, recogiendo los esfuerzos realizados en el gobierno de Belisario Betancourt, continuando con los esfuerzos en el gobierno de Virgilio Barco y finalmente concretando la firma de paz en el gobierno de Cesar Gaviria, bajo la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente, que promulgaría, en el mismo año de la desmovilización, una nueva carta política para la sociedad colombiana. Lamentablemente, pese a los esfuerzos de quienes firmaron la paz, y a contar con una nueva Constitución, la violencia desatada por quienes se han opuesto al desarrollo del Estado Social de Derecho, produjo una gran ola de violencia que cobró la vida en menos de cinco años, a más de setecientos firmantes del acuerdo de paz del EPL.

Por eso, para la mayoría de los sobrevivientes de este grupo, que acompañaron los esfuerzos del Pacto Histórico, desde diferentes agrupaciones políticas y sociales, no cayeron bien las palabras del Sr. Presidente Gustavo Petro, escritas en un mensaje de la plataforma “X” (Twitter) y reproducidos luego en otras plataformas virtuales, cuando afirmó: “…Los gritos libertarios se apagaron, el movimiento estudiantil fue asesinado, la universidad de Córdoba pasó a manos paramilitares. Los liberales y conservadores se volvieron uribistas y hasta el EPL, antes guerrillero, y ahora desarmado se pasó en gran parte al bando paramilitar”.

Entre Córdoba y Urabá, emergieron los Frente Jesús María Alzáte, Bernardo Franco y Fabio Vázquez Villalba, que aglutinaban más de mil combatientes, todos comprometidos con el proceso de paz, que hicieron dejación de armas frente a los Integrantes de la Veeduría Internacional, con el acompañamiento de la Iglesia Católica, la Prensa Nacional e Internacional, y frente al pueblo que se volcó de forma masiva a presenciar ese hecho inédito para la región y el país. El gobierno estaba representado  por los señores Ricardo Santamaría,  Rafael Pardo, Jesús «Chucho» Bejarano y el ministro del interior Horacio Serpa, frente a los Cuáles se hizo públicamente la dejación de armas desde el primer  Comandante hasta el último combatiente uno a uno hasta terminado el acto ceremonial; una vez  se hizo la dejación  de armas, los nuevos ciudadanos, se trasladaron al casco urbano de Apartadó para cerrar con un acto público presenciado por más de ciento cincuenta mil personas. Actos parecidos se realizaron en diferentes partes del país, en donde se habían concentrado los diferentes frentes, combatientes y los principales líderes y lideresas políticas del PCC (m-l) y el Frente Popular.

Como en todos los procesos de paz adelantados en nuestro país, luego de la dejación de armas, se hicieron evidentes la falta de Garantía a la vida, el incumplimiento del Estado para cumplir los pocos compromisos territoriales pactados y la falta de oportunidades para la reincorporación social, económica y política. Rápidamente, algunos combatientes y mandos medios de estos y otros frentes, se rearmaron, aduciendo falta de claridad en el proceso, bajo el estímulo de las organizaciones que seguían en la lucha armada, como las FARC-Ep y el ELN, quienes en un principio los recibieron y protegieron. Sin embargo, pronto florecieron en Urabá y Córdoba, contradicciones frente al dominio territorial, la influencia política, y las propuestas sociales.

Así surgió y se fortaleció, entre 1991 y 1996, una disidencia, alimentada por dirigentes políticos nacionales del PCC (m-l) que no participaron del proceso de paz, y que, luego de varias acciones guerrilleras y de persecución a los desmovilizados del EPL, en medio de cercos de aniquilamiento desatados por las Farc y la Fuerza Pública, decidieron cambiar de brazalete y pasarse a las fuerzas paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia. Fue así como, a los sobrevivientes de este experimento fracasado de disidencia, los recogieron en varios helicópteros, según los relatos de la población, por los lados del Municipio de Tierralta cerca a la represa de Urrá, para ser transportados hasta la finca Cedro Cosido en el bajo Sinú, y luego vincularse a los paramilitares que comandaba la casa Castaño.

Luego del proceso de paz, el grueso de la organización que abandonó la lucha armada, algunos bajo el nuevo partido legal, llamado Esperanza, Paz y Libertad y/o haciendo parte de la Alianza Democrática-M19, continuaron actuando en la arena política, legal, amplia y transparente, a pesar de que el Estado Colombiano, les arrebatara la personería jurídica meses después de firmado el acuerdo de paz, y que han recuperado hace apenas un año, gracias a una fuerte lucha legal y jurídica, que llevó al reconocimiento con condiciones, por parte del Consejo Nacional Electoral, y que hoy se reconoce como Esperanza Democrática, integrante del Pacto Histórico.

Firmantes de este acuerdo de paz han hecho parte de varias organizaciones y tendencias políticas legales y comprometidas con la democracia, como el PDI, el PDA, UD, Partido Liberal, Colombia Humana, Partido Verde, y en el Pacto Histórico, entre otras. Algunos de sus integrantes han sido o son ediles y edilesas, concejales y concejalas, alcaldes, diputados y diputadas, representantes a la cámara y senadores. Otros han ocupado importantes cargos en gobiernos municipales, departamentales o nacional, incluido el actual gobierno nacional.

Todos los miembros de la dirección nacional del desaparecido PCC (m-l) y de la comandancia del desmovilizado EPL, que firmaron el acuerdo de paz, unos con más entusiasmo que otros, siguen trabajando por la paz, la democracia, la justicia social y la equidad, como fue su compromiso individual y colectivo, en el marco de la Constitución fruto de la Asamblea Nacional Constituyente que promovieron y en la cual participaron. Haciendo honor a los compromisos pactados, centenares de hombres y mujeres “esperanzadas”, durante muchas décadas han encabezado importantes organizaciones sociales, culturales, comunales, étnicas, de mujeres, de población LGBTIQ+, con discapacidad, de víctimas del conflicto, ambientalistas, constructoras de paz y defensoras de Derechos Humanos, han sido reconocidos académicos, investigadores sociales, funcionarios públicos, etc.

Luis Emil Sanabria D

Rebeldía contra la alternancia en el Gobierno

La propuesta constituyente del presidente Petro planteada frente al monumento que simboliza la explosión social de 2021 ha generado una torrencial polémica repleta de señalamientos extremos que merecen un análisis desapasionado por sus implicaciones institucionales. La oposición descalificó la propuesta como una amenaza a la democracia y el presidente del Senado llegó a insinuar ¡ruido de sables!

Difícil entender esos señalamientos cuando la Asamblea Constituyente está prevista como una de las tres formas para reformar la Constitución según su artículo 374. Hace cinco años, cuando la Corte Constitucional declaró inexequibles las objeciones del presidente Duque a la JEP, vimos cómo el Centro Democrático con las senadoras María Fernanda Cabal y Paloma Valencia a la cabeza llamaron a la convocatoria de una Constituyente sin que nadie las señalara de estar amenazando la separación de poderes, ni la institucionalidad.

 

El problema es mucho más de fondo que el “No” sistemático de la parte de la oposición más extrema. Lo que se está protocolizando es un bloqueo institucional en rebeldía contra la alternancia en el gobierno que caracteriza a todo régimen democrático que merezca esa denominación. Síntomas de dicho bloque son visibles en las tres ramas del poder público. La principal traba está en el Congreso de la República, con la aplicación de una operación reglamento como la que suelen utilizar los controladores aéreos cuando hacen huelga, sin interrumpir el servicio. Hacen gala de las disposiciones reglamentarias para demorar y paralizar el tráfico aéreo. Esa obstrucción por vía del reglamento, no siempre interpretado con la rigurosidad debida, tiene prácticamente bloqueada la discusión de las reformas en el Congreso.

Por el lado de las cortes han surgido posibilidades de bloqueo no previstas en gobiernos anteriores. El 2 de marzo de 2023, por ejemplo, la Corte Constitucional amplió sus facultades para, bajo ciertas circunstancias, decretar la suspensión provisional de las leyes cuando sean demandadas, atribución sobre la cual guarda silencio la Constitución. Dicho cambio de jurisprudencia se discutió dentro del análisis de la Ley 2272 de 2022 que renovó las facultades del ejecutivo para adelantar conversaciones con grupos armados fuera de la ley. No obtuvo la mayoría para su aplicación contra la ley de Paz Total, pero quedó vigente, prevención, para posteriores casos.

En diciembre me quedé con una ponencia expósita ante la resistencia del Consejo de Estado al proyecto de ley sobre arbitramento de litigios tributarios. En la prensa se reflejó la negativa del presidente de la Corte Suprema de Justicia a siquiera discutir en la Comisión de la Reforma de la Justicia una propuesta de la Justicia Penal Militar para convocar un Comisión Internacional contra la Impunidad en Colombia.

El común denominador de las trabas aducidas para no discutir las propuestas gubernamentales es la negativa a dar la discusión pública después de la cual se decide rechazar o aceptarlas.

Todo parece normal, todo se justifican en los reglamentos, o más o menos. Pero la resistencia a aceptar que hay un gobierno alternativo elegido para hacer cambios está en el fondo del bloqueo institucional a la hora de tramitarlos con la normalidad acostumbrada. A eso denomino “rebeldía contra la alternancia en el gobierno”. Aceptar la elección, sí, pero no para que el gobierno cumpla el mandato popular de cambio social que todos de palabra, pero no de obra, suscriben.

Estamos ante el primer gobierno elegido popularmente que pertenece a un proyecto alternativo al que ha venido gobernando y que tiene un mandato para hacer el cambio dentro de la Constitución. No permitir que lo haga va en contra del espíritu democrático que confiere resiliencia a las instituciones. No vaya a ser que las destruyamos argumentando su defensa.

Clara López

La particular visita del uribismo a la OEA

Es muy curioso, paradójico y hasta chistoso ver al Centro Democrático acudir ante organismo internacional que vela por el cumplimiento de la democracia y protección de los derechos humanos en América como lo es la Organización de Estados Americanos (OEA)

Y pienso que es curioso porque según ellos, el presidente, Gustavo Petro, maltrata la democracia colombiana al pedirle a la Corte Suprema de Justicia, la pronta elección de quien ocupará el cargo de fiscal general de la Nación, que en este caso sería una de las tres mujeres ternadas por el primer mandatario.

 

Según ellos, el presidente de Colombia no está respetando la separación de poderes y de acuerdo a sus declaraciones, estaría acorralando a los magistrados.

Pedir una pronta elección de un fiscal general de la Nación es una cuestión de sentido común, porque esta persona es quien estará a cargo de una entidad que maneja investigaciones judiciales supremamente sensibles, que necesitan resolverse y que no pueden estar a la deriva por mucho tiempo.

Esto no es un capricho personal de Gustavo Petro. Ahora, sí lo que no les gusta es que sea el presidente de la república, quien proponga los nombres de quien ocupará el cargo, es bueno que lo digan, pero que además digan también, ¿cuál es temor? Y sobre todo, ¿por qué el miedo a que el ente investigador sea manejado por una persona que no les es cercana como si lo fue Francisco Barbosa?

Por otro lado, es bastante particular que sean precisamente los miembros de un partido como el Centro Democrático, quienes asistan a una reunión con la cabeza de un organismo internacional a defender a la Corte Suprema de Justicia, una entidad que fue perseguida por el gobierno del jefe de este grupo político, es decir, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Supondría que en aras de la sinceridad que acompañó esa visita ante el secretario de la OEA, Luis Almagro, expresarían también su preocupación por las investigaciones de los falsos positivos que se cometieron en el gobierno Uribe y que hoy se encuentran sin resolver; supongo además, que también expresaron sus dolencias por la barbarie cometida por efectivos de la Policía en el gobierno de Iván Duque, que dispararon sin control en medio de una noche de protesta en Bogotá y donde murieron civiles que nada tenían que ver con los desórdenes.

Sería bastante extraño que no explicaran las razones por las cuales Iván Duque, presidente de un gobierno del Centro Democrático, en lugar de hacerse al lado de una ciudadanía víctima del abuso policial en medio de un estallido social, se fue a una estación de Policía de Bogotá a disfrazarse de Policía.

Por supuesto, espero no hayan olvidado las explicaciones por las presiones que recibieron en su momento quienes integraban la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia para que eligieran al fiscal que el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, quería, es decir, a Camilo Ospina, el mismo que ideó los premios a los militares que terminaron incentivando los Falsos Positivos. Por ese entonces, Uribe los insultaba y los tildaba de aliados de la guerrilla, recuerdo.

Ese doble racero del Centro Democrático lo único que provoca es que la ciudadanía se decepcione muchísimo más de la política e incentiva en gran medida la desconfianza hacia los políticos, una comunidad de personas donde no todos somos iguales ni pensamos ni actuamos de esa manera tan… uribista.

Oscar Sevillano

@sevillanoscar

El Cañón del rio Cauca, macroproyectos y empobrecimiento

Con la presencia de lideresas y líderes del movimiento Ríos Vivos, habitantes “cañoneros” del norte, occidente y bajo Cauca del departamento de Antioquia, concejales y delegados de la alcaldía del Municipio de Toledo (Antioquia), motivados con el entusiasmo de la Senadora Isabel Cristina Zuleta, del Pacto Histórico, el acompañamiento y compromiso de delegados y delegadas del Ministerio de Ambiente y Desarrollo, y la presencia de la Directora General de Corantioquia Liliana María Taborda, se realizó el miércoles 7 de febrero, un encuentro deliberativo, buscando soluciones a los graves problemas que ha dejado la instalación en la región de proyectos mineros y energéticos, incluido por supuesto el impactante y violento Hidroituango.

Luego de los saludos de rigor, de los abrazos de reencuentro, de los actos simbólicos que recuerdan la historia y la vida de la comunidad antes de que llegara la muerte violenta, el desalojo, el dolor y la desesperanza, impuestos tanto por los grupos armados ilegales, como por la irresponsabilidad, la persecución de las empresas y su concepto de desarrollo, que desconoce las mínimas condiciones que deben ser respetadas y garantizadas de tal forma que prevalezca y se sustente a corto, mediano y largo plazo, las mínimas condiciones para llevar la vida con dignidad, se dio inicio sin protocolos a la conversa sincera y constructiva.

 

Poco a poco, sin descanso, pero con la voz firme y la decencia intacta, fueron tomando la palabra las y los voceros de las organizaciones municipales y regionales. Nadie se quedó con la palabra en la boca, todas y todos denunciaron las graves condiciones económicas y sociales a que han sido sometidos, tanto por la exclusión y las políticas de empobrecimiento ligadas a la economía centralista y a la corrupción, como por los proyectos que se adelantan por empresas nacionales y extranjeras, que venden al mundo una falsa condición idílica de las comunidades.

Nosotros no cuidábamos el rio, era el río el que nos cuidaba, nos alimentaba, nos daba vestido, recreación y alegría. Cuando su garganta fue cerrada y su cauce secuestrado, la subienda de peces desapareció, no pudimos volver a pescar, no pudimos volver a sembrar y a cosechar, el hambre se apoderó de nuestros hogares, y nadie aún nos pregunta, cómo estamos haciendo para evitar que la desnutrición y el dolor minen de malos pensamientos a nuestros jóvenes, cómo sobrevivimos, siendo tan pobres en medio de la riqueza que otros se llevan, en medio de la alegría que nos secuestraron y se llevaron a otras mesas. Las crecientes no volvieron, y con ellas se fueron los regalos de navidad, desechados río arriba y que recogíamos de las playas río abajo, para ser limpiados, arreglados y entregados a nuestros niños y niñas. El puente que nos comunicaba con los pueblos vecinos, pero que también fue testigo de asesinatos y desapariciones, descansa sumergido bajo las aguas represadas. Con el puente y los caminos se fue la arriería, las visitas a nuestros seres queridos y las historias de amores y desamores”.

La hidroeléctrica de propiedad de las Empresas Públicas de Medellín- EPM, estandarte del “desarrollo” económico regional y nacional, ni siquiera cumple con su obligación de limpiar del “buchón” o jacinto de agua, que prolifera en las aguas represadas, en lugar de retirarlo utilizando la mano de obra local, prefieren contra toda regla ambiental, rociarlo con glifosato, contaminando las aguas represadas que son luego liberadas, denuncia la comunidad. “Río abajo del muro, nos persiguen, nos impiden barequear, nos dañan las herramientas, nos golpean, y nos quitan el poco oro que logramos sacar artesanalmente, y que antes de instalada la represa, se encontraba con menos trabajo. La EPM, es quien da la orden, como si el rio y sus playas, fueran propiedad de ellos”.

El Cauca ya no es el entusiasta dador de vida en la región, se muestra afligido y abandonado, ya no late su corazón con la fuerza de la amistad y el amor de las comunidades que, a lado y lado se instalaron durante años. El río ahora separa, lo obligaron a abandonar a su gente y a sus peces, lo sometieron, lo encadenaron para chuparle la energía. “Nosotros lo necesitamos como al aire, como a la tierra y a la comida, como a la música y a la poesía”. Ese amoroso caudal que “daba trabajo sin pedir hoja de vida, sin exigir contratos”, rugiendo por las faldas de las montañas, solo pide que sus amigos de antaño, vuelvan a gozar de su riqueza, de su alegría y de su dignidad.

Pero no es solo Hidroituango el que se lleva la riqueza de la región, sin devolver algo más que las regalías, para ser invertidos en el buen vivir o desarrollando programas de responsabilidad social empresarial que hagan posible que los habitantes de esta zona, rehagan su vida y se garantice el desarrollo sustentable de la región; también están las Pequeñas Centrales Hidroeléctricas, señaladas de estar captando un mayor caudal de agua que lo permitido para mover sus turbinas, o destruyendo caminos por donde transitan los estudiantes. Es preciso, que las empresas y las comunidades, establezcan espacios de diálogo permanentes, en donde se estudien las problemáticas y se construyan soluciones; las empresas deben valorar los impactos tanto económicos, como sociales y culturales que se generan sobre la comunidad y el ambiente, y las formas más expeditas y amigables, de mitigar, prevenir o solucionar los conflictos que se crean, buscando que la convivencia, el respeto por los Derechos Humanos y la justicia social, sean un horizonte permanente.

Al cañón lo está rompiendo la megaminería del oro, causando un profundo impacto en el ambiente. Las comunidades señalan que, algunas quebradas se secan, se construyen grandes túneles, se contaminan las vertientes de agua con combustibles y mercurio, sin que se realicen programas de mitigación de la mano de los y las campesinas de la zona. Todo el cañón está concesionado a las mineras, principalmente extranjeras, de esta situación se aprovechan los grupos armados herederos del paramilitarismo, para presionar el desplazamiento de la gente o para destruir zonas de reserva ambiental, que las mismas campesinas y campesinos, a través de sus propias formas organizativas, han cuidado y fortalecido.

Ante la gravedad de los hechos, el tribunal superior de Medellín, falló a mediados de 2019, a favor de los derechos del río y de las generaciones futuras. El fallo designa amparos específicos para el río como fuente de biodiversidad, agua y sustento, y reconoce a las generaciones futuras como un grupo en posesión de derechos fundamentales a la dignidad, el agua limpia, la seguridad alimentaria y el medio ambiente sano, en ese sentido, será necesario desatar un ambicioso programa prospectivo, que participativamente reconozca las iniciativas comunitarias y fortalezca la labor de los Guardianes del Río, ya que no se registran mayores avances en la implementación de la sentencia. Este plan requiere, adicionalmente, un programa de autocuidado, autoprotección y garantías para la permanencia de las organizaciones en el territorio.

Estos conflictos se pueden solucionar con un poco de voluntad del Estado, de los gobiernos municipales, departamentales y nacional, de las corporaciones autónomas regionales, y principalmente de las empresas nacionales y extranjeras. El respeto a la vida y al planeta, no solo es responsabilidad de la gente del común, debe ser también el fruto de acuerdos nacionales y territoriales, que hagan posible, que el beneficio que genera el desarrollo económico, sea equitativo, responsable y justo.

Luis Emil Sanabria D.

Mientras Milei aprueba reformas por decreto, la oposición en Colombia calla

El presidente de Argentina, Javier Milei, ha generado una fuerte oposición entre los ciudadanos debido a su intento de implementar cambios en el régimen laboral mediante decretos presidenciales. Estas modificaciones abarcan la eliminación de indemnizaciones por despidos sin justa causa, la reducción de cargas patronales e impuestos al trabajador, la limitación de mandatos sindicales y la restricción del derecho a la huelga. Como consecuencia de estas medidas, tras 28 años, La Central de Trabajadores de Argentina (CTA) y los gremios que la conforman han retornado a la Confederación General del Trabajo (CGT).

Lo que hace el presidente Milei y que tiene a la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) en huelga en Argentina, sería impensable que el presidente Petro hiciera lo mismo; seguramente enfrentaría una fuerte condena mediática, críticas de empresarios y oposición. Cuando nuestro presidente habló de «esperanza o barbarie» durante la campaña argentina, no se refería a Milei, sino al proyecto político que estaba por venir, y el tiempo le ha dado la razón. Lo que propone Javier Milei por medio de Decreto de Necesidad y Urgencia es:

 

– Modificar 366 leyes por decreto presidencial. ¿Se imaginan la senadora Cabal donde lo proponga presidente Petro?

– Ley Ómnibus, 600 artículos que modifican 20 leyes, y se pretende votar 500 artículos en bloque. Para nosotros en el congreso de Colombia, votar 5 artículos en bloque de la reforma a la salud, fue un escándalo; sin embargo, la oposición en Colombia no se ha levantado a denunciar este hecho.

A esto hay que agregarle que su ministra de seguridad, Patricia Bullrich, a poco de comenzar el primer paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) expreso: “todos defendiendo sus privilegios, resistiendo el cambio que decidió la sociedad democráticamente y que lidera con determinación el presidente Milei. No hay paro que nos detenga, no hay amenaza que nos amedrente”, además de tratar a los sindicalistas de mafiosos, a los jueces de cómplices corruptos. Lo que nos hace preguntar: ¿Dónde están algunos medios del país pidiendo garantías para la justicia e independencia de poderes?

Pero que se puede esperar de un presidente que llamó imbécil al Papa Francisco (quien es argentino), desconoce el cambio climático, pide que la gente pueda vender libremente sus órganos y dijo que la moneda argentina no servía ni de abono, hundiendo aún más su valor, que tiene el dólar blue en más de 1.200 pesos.

Me duele el país, su gente hermosa, sus luchas ganadas, su educación ejemplar y su futuro. ¡Adelante Argentina!

Encuentre aquí más columnas de opinión de Alejandro Toro

Periódico vida, la verdad sin intermediarios

El 16 de enero de 2024 marcó el inicio del periódico «Vida», con el propósito de informar a los colombianos sobre los avances del gobierno del cambio en diversos ámbitos de desarrollo del país. La iniciativa busca llegar a áreas carentes de medios de comunicación, utilizando un lenguaje comprensible para la ciudadanía en general, fomentando la participación ciudadana, incluso generar un espacio a las voces de la oposición, según lo expresado por su director, Augusto Cubides.

A pesar de su loable propósito, «Vida» ha sido objeto de críticas debido a los costos de producción, alcanzando los 600 millones de pesos. Algunos consideran esta inversión como una práctica oficialista del gobierno de Petro. Sin embargo, es importante recordar los 15 contratos de publicidad oficial celebrados durante el mandato del expresidente Iván Duque. Estos contratos, llevados a cabo a través del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), sumaron un total de 20.000 millones de pesos, entre agosto de 2018 y agosto de 2020. Además, durante los cuatro años de su presidencia, los gastos ascendieron a 46 mil millones de pesos, según lo evidenciado en el informe emitido por la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip).

 

El informe también evidenció que varios contratos tenían como objetivo fortalecer la imagen presidencial a través de canales digitales, mediante el monitoreo exhaustivo a los medios de comunicación y a la reducción de las ruedas de prensa presidenciales. Esta estrategia perseguía objetivos concretos: Destacarse en medios internacionales y obtener contenidos favorables en medios de comunicación Nacional, es de decir el gobierno manipulaba a los Colombianos.

Un claro ejemplo de esto es el paro nacional que ocurrió en 2019, donde el gobierno celebró un contrato con Alotrópico S.A.S, cuyo objetivo estaba enfocado en posicionar la imagen del gobierno y desprestigiar la movilización social. Publicando titulares como: «Colombia quiere más propuestas, menos movilizaciones» y «conversar para avanzar, si uno para no avanza». Los contratos celebrados con Alotrópico S.A.S entre 2018 y 2022 ascendieron a $1.145’448.14 millones de pesos.

Según la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), parte de los recursos utilizados para sufragar estos gastos procedieron del Fondo de Programas Especiales para la Paz. Esta revelación plantea interrogantes sobre la asignación de fondos destinados originalmente a iniciativas de paz, que terminaron respaldando actividades que parecían más enfocadas en la promoción política que en el bienestar general.

¿Cuál es la crítica de los detractores del periódico «Vida»? ¿Los costos? Ya hemos observado las sumas significativas que el gobierno de Duque gastó con el propósito de engañar a los colombianos, desacreditar a la oposición y, lo más grave, realzar su gobierno mediante la manipulación y tergiversación de información. No podemos pasar por alto que utilizó recursos destinados a la paz del país. Hechos contradictorios con los objetivos del periódico «Vida», que busca proporcionar información a todo el país, llegar a zonas rurales y fomentar la cercanía del país con el gobierno. ¡Adelante Presidente con un periódico sin intermediarios, transparente!

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La izquierda, el gobierno y el argumento falaz

Uno de los mensajes que se ha repetido hasta convertirse en verdad es que uno de los grandes problemas de ejecución de este gobierno se debe a que la izquierda carece de experiencia. Este argumento es lo que en lógica se conoce como argumento inválido o falaz. Es decir, pese a que las dos premisas son ciertas: el gobierno Petro tiene problemas de ejecución, y la izquierda no ha tenido experiencia (o muy poca) en el gobierno nacional, no se puede inferir que todo problema de ejecución se deriva de la falta de experiencia y que, por tanto, la baja ejecución es a la izquierda casi como connatural al no haber tenido suficiente tiempo en el gobierno.

Otros ejemplos de argumentos falaces en la política trajeron serias consecuencias a la democracia latinoamericana, incluyendo el ascenso de políticos anti-derechos como Milei y Bukele. Y antes de que algunos de mis lectores me acusen de ligereza en la calificación, los propios Milei y Bukele se han manifestado en contra de agendas de ampliación de derechos y de la propia responsabilidad de los Estados en el cumplimiento de los Derechos Humanos. Me voy a detener en el argumento de la baja ejecución del primer año y medio de gobierno y sus aparentes causas.

 

Es verdad que la izquierda no tiene experiencia de una o dos décadas gobernando. De hecho, la mayoría de esta se ha dado en Bogotá y en algunas experiencias regionales de gobiernos con amplias inversiones sociales y en bienes públicos y no adscritos a los gobiernos o partidos políticos tradicionales. Pero valiéndonos del principio de auto-adscripción, tan importante para definir la identidad de cualquier persona, personas pertenecientes a movimientos políticos de izquierda no han estado más que en pocos cargos de elección popular. ¿Y tiene la culpa la izquierda de haber sido sistemáticamente excluida del régimen político, e incluso del empleo público?

Aquí está la conclusión falsa. Si el mercado del empleo en el Estado fuera abierto a cualquier persona con capacidad para ejercer una función específica, vaya y venga. Acusémoslos. Pero el mercado del empleo público en Colombia es cerrado y clientelista, además de inestable y de distribución ineficiente. Para que me entiendan, la relación en el Estado es de un 30% funcionarios, 70% contratistas. Dentro de los funcionarios también se encuentran las plantas temporales, compuestas por aquellas personas que sudan frío cada elección porque van a perder su empleo si su político pierde. Podemos decir misa, pero este mercado es tóxico y lleno de incentivos perversos.

Entonces, en realidad, la acusación no se refiere a la falta de técnica, sino al mero hecho de que la izquierda no ha tenido la capacidad de orientar la clientela a su favor. Y en un mercado tan perverso como este, de cada diez personas que trabajan en el Estado, siete le deben su puesto, su estabilidad y su vida entera a un político. Puede ser, como ocurre en ocasiones, que sean personas tan excepcionales que logren convertirse en indispensables, pero no es lo usual. Es una excepción que no se puede confundir con la regla.

Pero, además, hay un ingrediente más en la encrucijada. El liberalismo que ha traído tantas ventajas a la humanidad – incluyendo la defensa acérrima de la libertad y la democracia – tuvo una distorsión sustancial en Colombia, de la mano del clientelismo. Un mismo modelo – funcional hasta cierto punto en las grandes ciudades – fue la destrucción de toda posibilidad de equidad en las regiones más apartadas o simplemente en municipios pequeños. La ejecución de cualquier plan, programa y proyecto se tiene que contratar con un mercado pequeño, cómodo y, hay que decirlo, bastante corrupto. Si el objetivo era que el sector privado entrara a suplir la ineficiencia y corrupción estatal, fracasamos en el intento. Hoy, por ejemplo, a una alcaldía le es imposible hacer una carretera si no cuenta con un congresista intermediario que probablemente le diga cómo y con quién contratar. Somos nosotros, con nuestro dinero, los que pagamos ostentosas campañas políticas, a cambio de migajas y proyectitos sin mayor impacto.

Le tengo críticas al gobierno del presidente Petro. Las he manifestado. Pero en esto, entiendo al presidente. Algunas voces reclaman que haga un pacto nacional con fuerzas políticas que no pactan, chantajean. Es decir, que su rol en el pacto no depende de educadas conversaciones intelectuales sobre el tamaño del Estado. Simplemente de que les conserven el poder de la clientela, que es un poder al final corrupto. Hay una parte de la ejecución, y esto lo sostengo con plena confianza, que se ha retrasado porque a muchos sectores de gobierno no les falta experiencia técnica, sino experiencia manejando oscuros mecanismos de contratación. Lo paradójico es que entre mejor quieran hacer las cosas, entre más limpias salgan las licitaciones y convocatorias, más desiertas se van a quedar. Por eso celebro que el presidente Petro se haya reunido con los empresarios, que generan empleo y con los que probablemente se pueda tener una conversación auténtica sobre un pacto nacional. Mucho mejor eso, que un pacto de contratistas sin valor agregado.

Laura Bonilla