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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Palestina

¡Nunca más!

Con la Convención para la Prevención y Sanción del Genocidio de 1948, los 154 Estados signatarios se comprometieron a prevenir cualquier intento de genocidio, a hacer todo lo posible para detenerlo, en caso de suceder, y a castigar a quienes hubiesen participado en su ejecución, así ocurriere dentro de los límites de un Estado soberano. Frente al genocidio en pleno desarrollo en Gaza, Colombia y Sur África convocaron una Cumbre de emergencia del Grupo de La Haya que reunió a 30 países de todos los continentes los días 15 y 16 de julio en Bogotá con el fin de adoptar medidas concretas frente a la persistencia de las atrocidades contra el pueblo palestino.

Todos acordaron unánimemente exigir un cese al fuego inmediato y aplicar el derecho internacional reiteradamente conculcado. Doce de los países fueron más allá y convinieron adoptar seis acciones concretas, entre ellas, el embargo total de armas a Israel, la revisión de contratos públicos con ese país y el impulso de la jurisdicción universal para combatir la impunidad y asegurar justicia a las víctimas de crímenes internacionales cometidos en los territorios ocupados de Palestina.

 

Coincidiendo con la Cumbre, el New York Times publicó un ensayo del historiador Omer Bartov, profesor de estudios del Holocausto y el Genocidio en la Universidad de Brown en Estados Unidos, nacido en Israel y reconocido internacionalmente por su experticia en estas materias. “Mi conclusión ineludible -afirma- ha sido que Israel está cometiendo un genocidio contra el pueblo palestino. Habiendo crecido en un hogar sionista, vivido la primera mitad de mi vida en Israel, servido en las Fuerzas Armadas Israelíes como soldado y oficial y pasado la mayor parte de mi carrera investigando y escribiendo sobre crímenes de guerra y el Holocausto, esta fue una conclusión dolorosa a la que llegar, y una a la que resistí todo el tiempo que pude. Pero llevo un cuarto de siglo dando clases sobre genocidio. Puedo reconocer uno cuando lo veo.” Con esta última frase titula su ensayo.

Él no está solo en esta postura. Son muchos los expertos, organizaciones, países y personas de todos los credos y naciones, incluidos miles de judíos que repiten “¡No en nuestro nombre!”. El horror que se adelanta en Gaza no es una guerra entre dos ejércitos, sino el ataque de un ejército contra la población inerme, diezmada, hambrienta y desesperada del panóptico a cielo abierto en que el gobierno de Netanyahu ha convertido a Gaza.

El gobierno de Netanyahu y sus aliados, que incluyen a Estados Unidos y varios países europeos, se escudan del señalamiento acusando a quienes denuncian el genocidio de antisemitismo. Con ello buscan aislarlos, silenciarlos y permanecer en la impunidad, lo cual es moral y legalmente inaceptable. Esta negación indefendible le genera gran daño a la causa de quienes han logrado situar la verdad del Holocausto contra el pueblo judío como una alerta y una responsabilidad de la humanidad entera.

A diferencia de entonces, cuando se podía argumentar que no se sabía lo que sucedía en los campos de concentración, hoy vemos el genocidio en vivo y en directo y conocemos sus cifras y atrocidades a pesar de los esfuerzos por invisibilizarlas. Existe una responsabilidad colectiva en cuanto seres humanos, ya sea como simples ciudadanos o como gobernantes. Por ello cada cual deberá responder ante el tribunal de su consciencia y, si es creyente, ante Dios por acción o por omisión en este genocidio que contradice el expreso compromiso humano de ¡Nunca más!

Hacemos votos para que el Grupo de la Haya siga creciendo y reforzando su tarea de acción para ponerle fin al genocidio del pueblo palestino y para que la ciudadanía consciente refuerce su movilización de solidaridad y apoyo a los esfuerzos por ponerle fin a esta vergüenza de la humanidad que debió se “nunca más”.

Clara López

El precio invisible de la guerra: los impactos ambientales en Medio Oriente

Por cada bomba que estalla, la tierra también sangra.

Los conflictos armados en Medio Oriente —una región marcada por décadas de violencia— han dejado una devastación que va mucho más allá de los escombros y las cifras de muertos. Existe un precio silencioso, persistente y, muchas veces, irreversible: el daño ambiental.

 

Mientras el mundo observa las consecuencias humanas de la guerra, otro drama avanza sin ocupar titulares: la destrucción sistemática de ecosistemas enteros. El aire, el agua y los suelos se convierten en víctimas invisibles de los conflictos armados. Cada explosión, cada misil, deja una huella tóxica que contamina lo que nos da vida.

Durante la Guerra del Golfo, los incendios de pozos petroleros en Kuwait liberaron más de 500 millones de barriles de petróleo al ambiente. El cielo se cubrió con una nube negra durante meses. Años después, los suelos siguen infértiles, el agua sigue envenenada y la biodiversidad sigue ausente.

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La guerra no termina cuando cesan los disparos. En Irak, investigaciones médicas han encontrado niveles alarmantes de plomo, mercurio y uranio empobrecido en ciudades bombardeadas. En Fallujah, los nacimientos con anomalías congénitas se multiplicaron por cinco entre 2003 y 2010. La guerra no solo mutila cuerpos: contamina úteros.

El daño tampoco se detiene en la superficie. El polvo que levantan los bombardeos puede contener compuestos químicos peligrosos que quedan suspendidos por semanas. Respirarlos es inhalar enfermedad. El agua, contaminada tras ataques a refinerías o fábricas, se convierte en vehículo de muerte para millones que dependen de ella para sobrevivir.

Y los suelos, esos que deberían alimentar a las comunidades en recuperación, quedan arrasados. En Siria, por cada año de conflicto se han perdido más de 100.000 hectáreas de tierra cultivable, ya sea por minas, metales pesados o desecación extrema.

Pero lo más alarmante aún no ha ocurrido. Imaginemos un escenario nuclear. Basta recordar Hiroshima. Una sola bomba, 15.000 toneladas de TNT, destruyó una ciudad en segundos y dejó una herencia radiactiva que duró décadas. Hoy, las armas nucleares son entre 10 y 80 veces más poderosas. Estudios del programa Nuclear Famine alertan que el uso de apenas 100 armas nucleares regionales podría reducir un 10% la producción agrícola mundial y poner en riesgo la seguridad alimentaria de 2.000 millones de personas.

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Los impactos ambientales de una guerra no conocen fronteras ni fechas de caducidad. El aire contaminado viaja por el viento, el agua tóxica recorre ríos y mares, y los suelos devastados tardan siglos en recuperarse. La Tierra también entra en guerra. Y no puede defenderse.

Por eso, proteger la paz no es solo un deber ético o humanitario. Es una necesidad ecológica. Es un acto de defensa planetaria. No hay desarrollo sostenible posible en medio de guerras. No hay planeta B que compense la destrucción del único hogar que compartimos.

Cada bomba que cae en una zona de conflicto deja una cicatriz que ni el tiempo ni los tratados pueden borrar. La pregunta no es solo cuántas vidas humanas cuesta una guerra, sino cuánta vida —en todas sus formas— estamos dispuestos a perder.

Por: Angie Tatiana Ortega, docente del programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad de América

Siete palestinos muertos por bombardeos de Israel

Al menos siete civiles palestinos han muerto y un número aún por determinar han resultado heridos durante la madrugada de este domingo como consecuencia de nuevos ataques aéreos de las Furezas de Defensa de Israel (FDI) sobre las ciudades de Gaza y Jan Yunis, en la Franja de Gaza.

Cinco de los fallecidos, entre ellos una mujer y un niño, han perdido la vida a causa de un bombardeo que ha impactado en una tienda de campaña que estaba siendo utilizada como refugio para personas desplazadas en Mawasi, en el oeste de Jan Yunis, ha informado la agencia palestina de noticias Wafa citando a fuentes médicas.

 

Las mismas fuentes han notificado la muerte de otros dos niños en un segundo bombardeo, esta vez a una vivienda familiar cerca de una gasolinera situada en el barrio Zeitun, en la ciudad de Gaza, donde además varias personas han resultado heridas de diversa consideración.

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Las autoridades de la Franja de Gaza, controladas por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), han cifrado este sábado en más de 56.400 los muertos debido a la ofensiva desatada por Israel contra el enclave tras los ataques del 7 de octubre de 2023, al tiempo que han señalado que la cifra de heridos supera ya el umbral de los 133.000.

El odio más antiguo

Cantidades de estudiantes en las universidades norteamericanas y en otros lugares del planeta han protestado, violentamente muchas veces, contra la llamada “ocupación” israelí y la intervención militar de Israel en Gaza. Se creería que estas personas están defendiendo algún derecho importante, por ejemplo, el derecho de los palestinos a una nación, o su derecho a vivir en democracia. Sin embargo, si les preguntamos si saben que desde 1948 Gaza y Margen Occidental fueron regiones de Egipto y Jordania respectivamente, liberadas por Israel en 1967, no tienen ni idea. Tampoco saben que en 1948 se reconocieron los países de Líbano, Iraq, Siria y Jordania, además de Israel. No tienen ni idea que el 80% de la geografía que aspiraba Israel fue entregada al rey Hachemita, hoy Jordania, en donde el 70% de la población es palestina. La ignorancia sobre el complejo conflicto del Medio Oriente es generalizada.

La pregunta obligada es: ¿Si estas personas no conocen la realidad del Medio Oriente – la mayoría ni siquiera ha visitado la región –, ¿qué hacen protestando? ¿Por qué nunca han protestado por las masacres en Siria, ni por aquellas en Somalia, o las más recientes en Sudán, ni a favor de los kurdos perseguidos por los turcos hace muchos años? ¿Por qué no protestan ni una sola vez por las atrocidades de Hamás el 7 de octubre, cuando durante horas, miles de terroristas entraron a un territorio pacífico, acuchillaron en el vientre a mujeres embarazadas luego de violarlas, mutilaron sus senos, amarraron niños para quemarlos vivos, mataron a más de 1200 jóvenes que bailaban y cantaban en un concierto, y secuestraron a 251, muchos ya fallecidos, incluyendo dos bebés? 

 

Son rápidos para cantar “del río hasta el mar…” pero cuándo les preguntamos cuál mar y cuál río, se quedan mirando lejos. Cuando les preguntamos porqué los palestinos no aceptaron la partición de 1948, o les hablamos de las doce veces que Israel aceptó la paz propuesta por otros países, pero los palestinos las rechazaron, no tienen la más remota idea a lo que nos referimos. ¿Entonces, por qué protestan?

En realidad, el espíritu que les embarga a estos protestantes es el mismo que les embargó a quienes asesinaron a 12 mil judíos en Alemania en 1096 por no querer convertirse al cristianismo. El mismo espíritu que asesinó a 3000 judíos en Berlín en 1510 por rehusar ser bautizados.

Es el mismo espíritu del rey Eduardo que en 1290 expulsó a los judíos de Inglaterra y les confiscó todos los bienes. El mismo espíritu que los expulsó de Francia en 1394, de Hungría entre 1360, de Austria en 1421, de regiones de Alemania en los siglos XIV y XVI, de Lituania en 1495, de España en 1492, de Portugal en 1497, y de Bohemia y Moravia en 1744. Con ese espíritu, ucranianos liderados por Chmielnitzki en el año 1648 mataron a 100,000 judíos. Muchos fueron enterrados vivos. Se conocen historias de casos en que les sacaban los hijos a las mujeres embarazadas y los lanzaban al vació frente a sus ojos. Tal como hizo Hamás el 7 de octubre.

En el mismo espíritu de Adolf Hitler, cuyo régimen en la Segunda Guerra Mundial, mató a seis millones de judíos en campos de concentración.

No se engañen, las protestas de hoy, así como las masacres de hoy y de antes, no tienen nada que ver con palestina, ni con los derechos de nadie.

Estas obedecen a una sola cosa, al odio más antiguo del mundo: el odio a los judíos.

Samuel Azout

Un poco de verdad

El año 2024 será recordado como el año de desinformación. Con un campaña de mentiras por parte del gobierno de Colombia y de algunos medios de comunicación se tildó al Estado de Israel como genocida y practicante del apartheid. Nada más lejano de la verdad.

Genocidio es la intención de destruir una raza, una nación, o una religión. Cómo se puede decir que Israel está cometiendo genocidio si la población palestina no ha hecho sino crecer. Si Israel quisiera cometer genocidio con unas pocas bombas que tiene en su arsenal acabaría con toda la población de Gaza en un solo día. Genocidio es lo que trata de cometer Hamás, quien reconoce en el artículo 7 de su carta fundacional que su objetivo es matar a todos los judíos del mundo.

 

Cierto es que ha habido demasiadas muertes de civiles y sufrimiento en esta guerra. De lado y lado. Pero para los desinformados, la proporción de muertes de civiles frente a combatientes es la más baja de cualquier guerra urbana. Allí están las cifras reales. No las que presenta Hamás y las abundantes fuentes antisemitas.

En cuanto a difamar a Israel como estado apartheid solo hay que observar que en Israel viven dos millones de árabes con todos sus derechos y con representación en el congreso y en todas las instituciones del país. También viven drusos, cristianos y de muchas religiones todos con garantía de goce efectivo de derechos fundamentales. Los estados apartheid puedes encontrarlos en los países árabes, donde no hay tolerancia religiosa, ni democracia, ni libertad sexual, y donde los judíos fueron expulsados, especialmente a partir de 1948.

Pero la mentira más grande de todas es aquella expuesta por el mundo antisemita que insiste que los judíos son invasores y colonizadores extranjeros de la tierra de Israel, y que esta le pertenece a los árabes palestinos. Para aclarar esto, nada mejor que un poco de historia.

Primeramente, importante aclarar que la palabra palestina etimológicamente se deriva de la palabra “Filistine,” el nombre de una colonia europea en la costa Mediterránea. Los romanos utilizaron esta palabra en su mapa imperial, reemplazando el nombre de Israel, para apoyar la conquista filistea contra Jerusalén y los judíos. Los árabes palestinos de hoy, un fenómeno del siglo XX, no tienen nada que ver con los filisteos de aquella época 1200 a.C.

Es importante entender que los judíos conquistaron la tierra de Canaán, lo que comprende hoy Israel, los territorios, Gaza, Cisjordania, el oeste de Jordania, y el sur de Siria y Líbano aproximadamente en el año 1050 A.C., y la dividieron entre sus doce tribus las cuales formaron el Reino de Israel, donde se destacaron los reyes Saúl, David y Salomón.

El imperio Asirio conquistó la parte norte del Reino de Israel en el año 722 a.C. Muchos judíos fueron desplazados y exilados. Por otra parte, los Babilonios conquistaron Judea (la parte sur del reino) en 586 a.C., creando el llamado exilio Babilónico.

Los persas conquistaron el imperio de Babilonia en el año 538 A.C., y permitieron a los judíos regresar a su tierra. Luego, en el período helenístico, después de las conquistas de Alejandro Magno, la región cayó bajo influencia griega en el llamado Imperio Seleucida.

La autonomía judía en la región fue reestablecida bajo la Dinastía Asmonea alrededor de 140 A.C. gracias a la revuelta Macabea contra el imperio Seleucida.

Luego, en el año 63 a.C. el imperio romano conquistó Judea. Cuando se dividió el imperio romano fue el imperio bizantino quien controlaba la región.

Los árabes llegaron a la región en el siglo VII D.C., y la controlaron durante el período de la expansión islámica.

En el siglo XI D.C. se estableció en la región el poder Cristiano gracias a las cruzadas. Se establecieron varios “estados,” incluyendo el reino de Jerusalén.

En el siglo XIII los Mamelucos, una dinastía islámica, conquistó a estados de las cruzadas y gobernaron hasta la conquista Otomana en el Siglo XVI. Los Otomanos gobernaron hasta 1920, cuando la Liga de las Naciones (hoy Naciones Unidas) le dio al Reino Unido el mandato sobre Palestina.

Importante destacar que, si bien los judíos fueron expulsados de muchos de estos imperios, algunos nunca dejaron de vivir y siempre regresaron a su tierra ancestral.

Luego en 1948 Naciones Unidas decidieron reconocer al Estado de Israel. También reconocieron a Iraq, Siria y Líbano. A Israel le asignaron menos del 20% del territorio originalmente judío, el 80% se lo entregaron al Reino Achemita de Jordania. Hasta el día de hoy el 70% de la población de Jordania es árabe palestina.

Israel no tuvo opción sino aceptar esta partición, pero los árabes palestinos, no conformes con el 80% del territorio decidieron atacar a Israel. Israel se defendió y ganó la Guerra de 1948. Durante ese año judíos de los países árabes fueron expulsados.

Gaza y West Bank (Judea y Samaria) fueron ocupadas por Egipto y Jordania respectivamente en 1948. Israel liberó a estas regiones en 1967, cuando fue atacado por cinco países árabes simultáneamente, en la Guerra de los Seis Días. Desde ese momento, los árabes residiendo allí fueron catalogados refugiados. Nunca crearon verdaderas instituciones, no consideraron democracia, siguieron su esencia tribal y se empecinaron en continuar luchando para erradicar a Israel.

A pesar de que Israel tiene derecho histórico a estas tierras y que además las ganó en guerras que no comenzó, fueron muchas las oportunidades de paz, la más reciente en el 2008 cuando Israel ofreció el 94% de las tierras en disputa a cambio de cese del terror palestino. Los palestino nunca aceptaron. Está claro que no aceptan nada que no sea la total desaparición del Estado de Israel. Y esto lo reconoce Hamás y el yihaad islámico, entre otros grupos de terror palestino.

Si usted es objetivo debe preguntarse lo siguiente: Quién violó el cese al fuego En Octubre 7, 2023? ¿Quién ha rechazado todas las propuestas de paz? ¿Quienes colaboraron con los Nazis para exterminar a los judíos (genocidio) en la II Guerra Mundial? ¿Quiénes habla de exterminio cada vez que abren la boca? ¿Quiénes adoctrinan a niños para odiar judíos, perder la vida matando israelíes y convertirse en mártires? ¿Quiénes dicen que matar a judíos trae recompensa en el paraíso? ¿Quiénes no aceptan a ningún precio la existencia de Israel? ¿Quiénes recahazan la paz una y otra vez?

Tú sabes quiénes.

Mientras tanto, Israel ha construido un país milagroso, una democracia vibrante, una economía avanzada y próspera, donde las minorías son respetadas y dónde todos los ciudadanos, independiente de su condición étnica, racial o su preferencia política, ideológica, sexual o religiosa tienen igual de derechos bajo la ley.

 ¿Qué ha construido Hamás en Gaza? Un sistema de gobierno dictatorial, medieval y anacrónico donde las mujeres no tienen derechos, donde quien no sea heterosexual tiene pena de muerte, y donde no hay ninguna esperanza de democracia y desarrollo. No han hecho una sola contribución a la humanidad, ni en la ciencia, ni en las artes, ni en el deporte, ni en las ciencias sociales, ni en nada. Crearon túneles, fábricas de armamento, lanzadores de cohetes y misiles, todo un territorio desde donde atacar a Israel y matar civiles. Invadidos por la crueldad y el salvajismo del islam extremo solo saben matar, masacrar, secuestrar y aterrorizar.

Toda esta historia es para que no te dejes engañar por aquellos que dicen que la pelea es por tierra, y que los judíos son colonizadores extranjeros. Nadie tiene más derecho a estas tierras que el pueblo judío que, a pesar de los ires y venires de la historia, nunca dejó de tener presencia en la tierra de Israel desde hace más de 3500 años. Allí está la evidencia arqueológica para quien quiera debatirlo.

Los países árabes componen el 99.6% del territorio del Medio Oriente (¿muy poco?), Israel solamente el 0.4% (¿demasiado?). No, la pelea es simplemente por odio, odio al judío. Nada nuevo. Ha existido desde siempre.

En el juicio final, la guerra de Israel contra Hamás es la guerra de la democracia contra la dictadura, de la modernidad contra el atraso, del bien contra el mal, y de la civilización contra la barbarie.

Samuel Azout

La reacción de la Casa Blanca al reconocimiento de Palestina por parte de España, Irlanda y Noruega

La Casa Blanca ha reaccionado este miércoles a la decisión de España, Irlanda y Noruega de reconocer al Estado de Palestina recordando que la postura de la Administración de Biden pasa por «negociaciones directas entre las partes».

«El presidente es firme partidario de una solución de dos Estados y lo ha sido durante toda su carrera», pero cree que el reconocimiento de un Estado palestino «debería realizarse mediante negociaciones directas entre las partes» y no «de forma unilateral», ha dicho un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional a CNN.

 

A diferencia de Estados Unidos e Israel, cuyas autoridades han sido muy críticas con la decisión de estos tres países europeos, varios han sido los Estados que han acogido con satisfacción la medida, en especial los árabes, para quienes este reconocimiento puede ayudar a crear las condiciones para poner fin al conflicto.

Los anuncios por parte de España, Noruega e Irlanda elevan a 146 el número de Estados miembro de Naciones Unidas que reconocen al Estado de Palestina. Malta y Eslovenia han afirmado igualmente que podrían dar este paso próximamente. Por su parte, Francia cree que «no se dan las condiciones» propicias para ello.

En defensa a Israel

Golda Meir, ex primera ministra de Israel, argumentaba que, si los enemigos de Israel bajaran las armas, habría paz en el Medio Oriente, pero que, si Israel hiciera lo mismo, los judíos serían exterminados. En el documento de fundación de Hamas de manera explícita, se busca este genocidio “del río al mar”. Es peculiar que las violaciones de mujeres, el encarcelamiento de bebés, y el asesinato de abuelos judíos no haya generado la indignación del gobierno colombiano, ni si quiera, se hizo un llamado a Hamas para liberar los 133 secuestrados. Aun estando en desacuerdo con Netanyahu o pensando que la respuesta al atentado terrorista es desmesurada, romper relaciones con Israel es equivocado.

La superioridad moral con la cual el gobierno Petro juzga a Israel es simplemente sesgada. Es reprochable que una sola familia musulmana haya tenido que mudarse con la creación del estado de Israel, pero el tema no es tan blanco y negro. Para aquel momento 863 mil judíos vivían en países árabes, hoy a duras penas suman cuatro mil. Sitios como Belén, que tuvieron mayorías cristianas en Palestina, fueron hostilizados a irse. Hay que ver ambos lados de la moneda.

 

Pocas civilizaciones son exentas de culpa, por eso el intento de dividir la humanidad entre colonizadores y colonizados, depende mucho del prisma del tiempo. Esta acusación de hoy a Israel, es la misma que se les haría a los ejércitos del imperio otomano o a los invasores musulmanes del siglo VI. Por eso, al final de la segunda guerra mundial, después de un verdadero genocidio contra el pueblo judío, se creó un estado en su hogar ancestral para que vivieran sin temor a la persecución. Desde este momento, cada vez que son atacados, han respondido con ferocidad. Los intentos para compartir el territorio en 1947, 1993, 1995, 1998, 2000 y 2008 han sido rechazados, nadie ha permitido la paz.

Acusar a Israel de genocidio es desconocer la manera como trata los musulmanes palestinos en su territorio: estos tienen derecho a ciudadanía, son 21% del pais, incluyendo representación y partidos en su congreso; gozan de igualdad de género, las mujeres se pueden vestir como quieran, ejercen la profesión de su escogencia; ningún miembro de la comunidad LGTBIQ es ejecutado por su preferencia sexual; hay libertad de expresión, incluyendo la posibilidad de criticar a Israel; cualquier tipo de discriminación es castigada por ley; el ingreso per cápita de palestinos en Israel es 8.1 veces más que sus pares en Cisjordania, casi 32 veces que los de Gaza. Si bien no todo es perfecto, bajo la ley israelí, cuentan con los mismos derechos que los demás ciudadanos. Cuentan hasta con más derechos que sus pares en países aledaños, los derechos recíprocos de judíos en estos dejan mucho que desear.   

Expresiones de dirigentes israelís inspiradas en el dolor del terrorismo suenan terribles al ser traducidas. La estrategia militar de Netanyahu podría ser optimizada como sus aliados, incluyendo EEUU, han exigido. Por eso hay que trabajar en una solución de paz que incluya un estado soberano para Palestina, los insultos no contribuyen. La decisión temporal del actual gobierno de Colombia, será reversada en el próximo gobierno al ser minoritaria en la comisión asesora, y no reflejar el sentir del pueblo colombiano que aprecia a Israel y al pueblo judío.  

Simón Gaviria

ONU denuncia que fuerzas israelíes enterraron vivos a ciudadanos palestinos

Expertos de la ONU para los Derechos Humanos han expresado este lunes su condena tras el hallazgo de fosas comunes con cadáveres de personas con indicios de haber sido torturadas, ejecutadas e incluso enterradas vivas durante la ofensiva militar israelí sobre la Franja de Gaza. Alertan además del elevado número de víctimas civiles del conflicto, que afecta «desproporcionadamente» a mujeres y niñas.

«Estamos horrorizados por los detalles sobre las fosas comunes recientemente descubiertas en la Franja de Gaza. Más de 390 cuerpos han sido descubiertos en los hospitales Al Nasser y Al Shifa, incluidos los de mujeres y niños, y muchos de ellos parecen tener señales de tortura y ejecuciones sumarias y posibles casos de personas enterradas vivas», han apuntado los expertos en un comunicado.

 

Asimismo, alertan de que las mujeres y los menores de edad «están entre los más expuestos al peligro» en este conflicto. Casi la mitad de los más de 34.000 palestinos muertos son menores de edad y casi un tercio, mujeres. Entre los más de 78.000 heridos un 75 por ciento son mujeres y de los más de 8.000 desaparecidos, más de la mitad son mujeres y niños, según las estimaciones de los expertos de la ONU.

Las cifras implican unas 63 mujeres muertas al día, de las cuales 37 son madres. Un total de 17.000 menores palestinos han quedado huérfanos desde el inicio de la ofensiva israelí.

Además hay 1,7 millones de desplazados internos y 1,1 millones de gazatíes sufren «niveles catastróficos» de inseguridad alimentaria, según las estadísticas.

Desaparición de niñas y mujeres

El informe llama por otra parte la atención sobre los casos de mujeres y niñas que objeto de desaparición forzada que se atribuye a las fuerzas militares israelíes. En ese sentido, reprochan al Gobierno israelí que no haya llevado a cabo una investigación «independiente, imparcial y eficaz» sobre las acusaciones de agresiones y violencia sexual contra mujeres y niñas. También denuncian la destrucción por Israel de la clínica de fertilidad más importante del enclave, donde se almacenaban unos 3.000 embriones.

«El trato a mujeres embarazadas o en periodo de lactancia sigue siendo lamentable con el bombardeo directo de hospitales y la negación deliberada de acceso a instalaciones sanitarias por francotiradores israelíes, combinada con la falta de camas y recursos médicos que ponen a unas 50.000 mujeres palestinas embarazadas y a 20.000 recién nacidos en un riesgo inimaginable», han alertado.

Más de 183 mujeres dan a luz al día en Gaza sin ningún tipo de analgésico y «cientos de bebés han muerto por la falta de suministro eléctrico de las incubadoras». «Las terribles condiciones han provocado un incremento del 300 por cien de los abortos espontáneos y el 95 por ciento de embarazadas y mujeres en periodo de lactancia están en situación de grave pobreza alimentaria», han agregado.

Unas 690.000 mujeres y niñas de Gaza no tienen los medios para afrontar el ciclo menstrual con privacidad y dignidad y se han dado casos de uso de medicamentos anticonceptivos para evitar condiciones menstruales antihigiénicas.

En general, la «destrucción sin precedentes» de viviendas y la precariedad del día a día «han afectado desproporcionadamente a las mujeres y niñas». «Nada ilustra mejor la violencia sistemática que sufren las mujeres y sus hijos que la historia de un bebé que fue salvada del útero de su madre que murió en un ataque israelí en la Franja de Gaza, pero que murió días después, el 26 de abril, en una incubadora», han relatado.

«Estamos consternados por que las mujeres sean atacadas por Israel con tanta saña, con ataques indiscriminados y desproporcionados. Parece que no escatiman medios para destruir sus vidas y negarles sus derechos fundamentales», han reprochado.

Por todo ello piden a Israel «cesar todas las hostilidades» y a los Estados «el cese inmediato de todas las exportaciones de armas». «Estos Estados no pueden seguir ignorando que las armas se utilizan para matar y lisiar a mujeres y niños inocentes. No caben más excusas», han apelado.

Los firmantes de son la relatora especial para la violencia contra las mujeres y niñas, sus causas y consecuencias, Reem al Salem; la relatora especial para la situación de los Derechos Humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, Francesca Albanese; el relator especial para el derecho a la vivienda adecuada, BAlakrishnan Rajagopal; el relator especial para el derecho a la alimentación, Michael Fakhri; el relator especial para los derechos al agua potable segura y el alcantarillado, Pedro Arrojo Agudo; la relatora especial para los Derechos Humanos de las personas desplazadas internas, Paula Gaviria Betancur, y el relator especial para el fomento y la protección de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales durante la lucha contra el terrorismo, Ben Saul.

Los expertos forman parte del organismo de Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el órgano de expertos más grande del sistema de Derechos Humanos de la ONU. Son expertos independientes en Derechos Humanos nombrados por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que colaboran de forma voluntaria y no son funcionarios de la organización.

Acusaciones de antisemitismo están fuera de lugar

Con motivo del rompimiento de relaciones diplomáticas con Israel anunciado por el presidente Petro, el ministro de relaciones exteriores de ese país ha acusado al gobierno de Colombia de antisemitismo. De manera más amplia, así ha calificado el primer ministro Netanyahu a quienes de manera creciente vienen objetando la ofensiva contra la población civil palestina en la respuesta del ejército israelí al ataque de del 7 de octubre realizado por Hamas. Tan brutal ha sido el comportamiento del gobierno israelí que la Corte Internacional de Justicia, en medida cautelar, ha encontrado plausibles las acusaciones de genocidio planteadas en la demanda de Sudáfrica, que Colombia acompaña.

Solamente la extrema derecha pro-Nazi niega el holocausto judío llevado a cabo por Hitler durante la segunda guerra mundial. El resto del mundo lo condena. Tal vez el indicio civilizatorio más importante de la humanidad se encuentra en la respuesta dada por los instrumentos internacionales acordados por el grueso de los países en la posguerra que buscan proteger a las personas y a los pueblos de toda clase de discriminación y del genocidio.  Paradójicamente, ese holocausto judío ha blindado a Israel de un examen serio sobre sus propias acciones cuando todo indica que está incurriendo en las condenables prácticas de las cuales fue víctima la población judía por el antisemitismo.

 

Las cifras que llegan a 35 mil muertos, la mayoría mujeres y niños; las imágenes de los bombardeos y la devastación del sesenta por ciento de las edificaciones, las limitaciones a los suministros de alimentos, medicamentos y agua a los gazatíes, provocando una hambruna y miles de muertes evitables, dejan al descubierto el proceso de destrucción física, moral y humana de una población inerme que depende para su supervivencia de la comunidad internacional; una comunidad que no ha sido capaz de cumplirle la promesa de un Estado desde la partición de ese territorio en 1948, el mismo año de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de la Convención contra el Genocidio.

Seguramente por ello la Declaración Universal hace clara alusión a que “no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.” No obstante, a los palestinos en los territorios ocupados por Israel se le discrimina al punto de aplicarles un verdadero apartheid, hecho que explica por qué Sudáfrica es el país demandante ante CIJ por violación de Israel a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.

Que sea precisamente Israel el país cuestionado como victimario e infractor de los instrumentos internacionales acordados para evitar la no repetición de la victimización de los judíos debe hacer patente que todos los países, pueblos y personas están igualmente protegidas, sin excepción alguna. A Netanyahu le debe quedar claro que el pueblo palestino tiene igual derecho a existir que el pueblo israelí y que ese derecho está siendo conculcado con la destrucción de Gaza y la inaceptable discriminación de los palestinos en los territorios palestinos ocupados por Israel y en el propio Israel.

Saludo la acción erguida y dignificante del Presidente Gustavo Petro de romper relaciones diplomáticas con Israel, sanción moral que ojalá otros siguieran para presionar a Israel a un cese al fuego definitivo, con la liberación de los secuestrados y prisioneros. También se debe contemplar un camino creíble hacia la constitución del Estado de Palestina que contemplan las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas desde ese esperanzador, pero fatídico 1948, cuando al lado de Israel se ha debido reconocer el Estado de Palestina. Netanyahu no se puede seguir escudando en  acusaciones de antisemitismo que están totalmente fuera de lugar.

Clara López Obregón

Reino Unido sanciona a dos organizaciones por violencia contra palestinos

El Ministerio de Exteriores de Reino Unido ha anunciado este viernes la imposición de sanciones contra dos organizaciones de colonos israelíes que caracteriza como «grupos extremistas» responsables de fomentar y perpetrar violencia contra las comunidades palestinas de Cisjordania.

Las organizaciones sancionadas han sido identificadas como Hilltop Youth (La Cima de la Juventud) y Lehava. La primera, apunta Exteriores, es «un grupo juvenil israelí de corte radical nacionalista que establece asentamientos ilegales en Cisjordania y su declaración de principios llama a la expulsión de todos los palestinos de los territorios ocupados».

 

Lehava ha sido sancionada, por su parte, por «facilitar, incitar y promover violencia hacia las comunidades árabes y palestinas».

Asimismo, Reino Unido impone sanciones contra cuatro «colonos radicales» identificados como Noam Federman — antiguo líder del ahora desaparecido partido extremista Kach –, Neria Ben Pazi, Eden Levi y el portavoz extraoficial de La Colina de la Juventud, Elisha Yered.

Estas sanciones contemplan la prohibición de viaje a Reino Unido y la congelación de cualquier activo que las entidades e individuos designados pudieran tener en el país. De igual modo, prohíbe a empresas u organizaciones británicas la colaboración con las entidades e individuos designados.

Reino Unido recuerda que, desde el estallido de la guerra entre Israel y Hamás el pasado 7 de octubre, Cisjordania se han convertido en escenario de más de 800 incidentes de violencia colonial y que más de 480 palestinos han muerto en operaciones israelíes, así como ataques de colonos, en la zona.

Policía de EEUU ingresa a la Universidad de Columbia y detiene a manifestantes

La Policía de Nueva York (Estados Unidos) ha detenido este martes por la noche a más de cien personas tras irrumpir en la Universidad de Columbia, donde los manifestantes propalestinos han continuado sus protestas después de varios días y durante una jornada en la que han irrumpido en el edificio Hamilton Hall, uno de los más emblemáticos del centro educativo, símbolo también de las movilizaciones de 1968 contra la Guerra de Vietnam.

En torno a medio centenar de agentes han entrado en el edificio a través de una de las ventanas de la segunda planta después de que los manifestantes se hayan atrincherado en su interior, según ha publicado la cadena de televisión estadounidense CNN.

 

Antes de esta acción, la Policía ya había instado a los estudiantes que acampaban en el campus a retirarse, momento en el que comenzó un forcejeo y han tenido lugar los primeros arrestos.

Según un portavoz de la universidad, los manifestantes no son estudiantes del centro, y ha justificado la entrada de la Policía en el campus por la «ocupación», el «vandalismo» y el «bloqueo» de las instalaciones.

El Departamento de Policía de Nueva York ha anunciado que el campus ya ha sido despejado de los 200 estudiantes que hasta entonces permanecían atrincherados en el Hamilton Hall de la Universidad de Columbia, convertida en epicentro de unas movilizaciones que se han extendido también por otros centros educativos del país.

El día anterior, la propia universidad comenzó a suspender a estudiantes por participar en estos actos, lo que supone que no podrán terminar el semestre ni graduarse y no se les permitirá el acceso a las viviendas universitarias ni a los edificios académicos.

La Universidad de Columbia se ha convertido en los últimos días en el epicentro de las protestas propalestinas en Estados Unidos, que se han extendido a numerosas universidades por todo el país y que se han saldado con centenares de detenciones.

Es momento de detener el genocidio en Palestina

Ya van más de seis meses desde el inicio de la invasión de Israel a Palestina, la cual ha dejado a la fecha más de 30.000 personas asesinadas de las cuales al menos el 70% corresponden a niños y mujeres. Estamos presenciando un genocido en vivo y en directo, pero parece reinar la indiferencia por sobre la indignación.

El uso del término genocidio no es una exageración. El Estatuto de Roma, el cual establece la Corte Penal Internacional, define en su artículo sexto al genocidio como cualquier acto realizado “con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”. Dentro de los actos que denotan el genocidio están, entre otros, la matanza de miembros del grupo y el sometimiento intencional a condiciones de existencia que acarreen la destrucción física del grupo.

 

Cómo no hablar del genocidio del pueblo palestino perpetrado a manos de Israel cuando, además de la desgarradora cifra de muertos se les está negando de forma intencional el acceso a la comida y el agua, generando de forma planificada una crisis humanitaria sin precedentes. De acuerdo a Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, es el mayor número de personas que se enfrentan al hambre catastrófica jamás registrado en cualquier lugar y en cualquier momento, siendo un desastre provocado por el hombre.

Las Relatoras Especiales sobre el territorio palestino ocupado de las Naciones Unidas, Francesca Albanese y Tlaleng Mofokeng, han dicho que “el mundo está siendo testigo del primer genocidio mostrado en tiempo real por sus víctimas”. La declaración se dio luego de la destrucción del hospital Al-Shifa por parte de las fuerzas militares israelíes, acto terminantemente prohibido por el derecho humanitario internacional el cual no parece tener mucha importancia para Israel. No es sólo el agua y la comida lo que niega Israel, es también la salud.

Las relatoras señalaron que las estrategias adoptadas por los líderes mundiales y los Estados han sido insuficientes para poner fin a “la violencia atroz y grotesca que no cesa”. Afirmación que parece llegar a oídos sordos, pues mientras desde la sociedad civil se pide el cese al fuego inmediato las potencias en el Consejo de Seguridad de la ONU no son capaces de aprobar ninguna acción que garantice un fin al conflicto.

Mientras más tiempo pasa más corremos el riesgo de que el sufrimiento del pueblo palestino se convierta en parte del paisaje, que la pérdida de una cultura pase a un segundo plano mientras los amantes de la guerra piden ansiosos que se escale el conflicto bélico en el medio oriente, con algunos locos incluso hablando de armas nucleares como si no viviéramos todos en un solo mundo.

Por eso hay que aplaudir que Colombia haya sido uno de los primeros países en condenar de frente las acciones de Israel, sin importar que haya quienes digan que se debería tener una respuesta más “neutral”. Ante la barbarie no existe lugar para posiciones “moderadas”, hay que tomar una postura decisiva y firme. Hay que dejarle claro al mundo que desde Colombia exigimos asegurar la vida del pueblo palestino.

Alejandro Toro

Estados Unidos veta el ingreso a la ONU de Palestina

Estados Unidos ha vetado este jueves durante una votación celebrada en el Consejo de Seguridad de la ONU el ingreso de Palestina como miembro de pleno derecho en el organismo internacional en el marco de un proceso que llevaba paralizado desde 2011.

La recomendación de admisión ha fracasado después de que Estados Unidos haya ejercido su derecho a veto como miembro permanente del Consejo de Seguridad. Un total de 12 países han votado a favor –entre ellos Rusia–, mientras que uno ha votado en contra y otro se abstenido. De esta forma, Palestina seguirá siendo observador no miembro, estatus que tiene desde el año 2012.

 

«El Consejo de Seguridad, habiendo examinado la solicitud del Estado de Palestina de admisión en Naciones Unidas (S/2011/592) recomienda a la Asamblea General que el Estado de Palestina sea admitido como miembro de Naciones Unidas», reza el texto rechazado.

La última vez que un estado ejerció su derecho a veto para la adhesión de nuevos miembros fue en 1976 cuando el entonces representante estadounidense ante la ONU William W. Scranton levantó la mano para rechazar la entrada de Vietnam en el organismo internacional durante el mandato del presidente Gerald Ford. Un año más tarde, Estados Unidos dio ‘luz verde’ a la recomendación.

La resolución debía contar con el apoyo de al menos nueve de los 15 miembros del Consejo, sin que ningún miembro permanente –Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido– votara en contra. Superado ese trámite, la resolución tenía que pasar por una segunda votación en la Asamblea General, donde debía contar con una mayoría de dos tercios de los 193 Estados miembro que la componen.

La petición ya fue presentada en un inicio en 2011, si bien el proceso quedó paralizado y ha sido nuevamente relanzado después de que el representante palestino ante la ONU, Riad Mansur, pidiera a principios de abril en una carta al secretario general, António Guterres, que se revisara el estatus de observador no miembro.

La votación en el Consejo de Seguridad se produce en plena ofensiva del Ejército israelí contra la Franja de Gaza, controlada por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), donde han muerto ya cerca de 34.000 palestinos, según las autoridades gazatíes.

El Ejército de Israel lanzó su ofensiva tras los ataques de las milicias palestinas el pasado 7 de octubre, que dejaron alrededor de 1.200 muertos y unos 240 secuestrados. A estos balances de víctimas se suman más de 460 palestinos muertos en Cisjordania y en Jerusalén Este a manos de las fuerzas de seguridad de Israel y en ataques llevados a cabo por colonos.

Israel sin reglas

Bajo la cobertura de Estados Unidos, el estado de Israel ha asumido el llamado “excepcionalismo” estadounidense como propio. Dicho concepto desarrollado por los arquitectos de la política de seguridad del país del norte consiste en que, por sus atributos políticos, económicos e históricos, las reglas que rigen para todos los países conforme al derecho internacional, no se les son exigibles. Ambos acogen el mito del “pueblo elegido por Dios” para avanzar tamaña tesis, sin sonrojarse.

Ello ha facilitado una respuesta fuera de toda proporcionalidad de Israel contra el pueblo palestino por el brutal ataque de Hamas del 7 de octubre. La invasión del ejército israelí al territorio de Gaza, que ya tenía ocupado desde hacía más de una década, ha producido cerca de 34.000 muertos, ordenado el desplazamiento de un millón y medio de personas hacia el sur donde se ha procedido a bombardearlos; ha limitado infamemente el ingreso de comida al territorio, causando una severa hambruna e impedido la llegada de medicinas. Ha soltado 29.000 bombas, muchas de ellas de 2000 libras cada una, de fabricación estadounidense, destruyendo la mitad de las viviendas de la franja. El ejército israelí también ha atacado misiones humanitarias, periodistas, hospitales, sitios de culto y hasta el consulado iraní en Bagdad, violando todas las leyes y reglas del derecho internacional humanitario, de los derechos humanos y de la diplomacia entre estados. 

 

Tal es el holocausto generado por Israel en Gaza que la Corte Internacional de Justicia encontró “plausible” el señalamiento de genocidio hecho en la demanda de Sudáfrica contra el gobierno de Israel por la manera como su ejército está masacrando civiles de manera indiscriminada. Con excepciones notables, la reacción de la llamada comunidad internacional ha sido cobarde frente al poderío de Estados Unidos y de lesa humanidad frente al pueblo palestino.

No obstante, algo pudiera estar cambiando. El presidente Biden, por fin, llamó a Netanyahu para pedirle, algunos dicen que para exigirle, contención. Demasiado poco, demasiado tarde. Según el reporte del New York Times, en una llamada telefónica el presidente de Estados Unidos esbozó al primer ministro de Israel varios compromisos específicos que quería que Israel cumpliera para evitar perder su apoyo a la guerra contra Hamas. Netanyahu respondió autorizando nuevos puntos de entrada de ayuda humanitaria y asegurando que respondería los demás requerimientos en los próximos días. Todavía estamos esperando. A pesar de la presión norteamericana, Israel continúa las preparaciones para la anunciada invasión de Rafah en el sur de Gaza donde se encuentran hacinados millón y medio de palestinos forzosamente desplazados del norte.

Lo que se requiere con urgencia es un cese al fuego inmediato y la liberación de los secuestrados-rehenes, como lo exigió también tardíamente el Consejo de Seguridad de la ONU, con la abstención de Estados Unidos. La táctica de tierra arrasada no ha conseguido la destrucción de Hamas, pero si la generación de condiciones que harán muy difícil una solución a los conflictos del medio oriente, hoy dramáticamente exacerbados.

Estados Unidos puede detener esta guerra atendiendo el llamado del Consejo de Derechos Humanos de la ONU al suspender el suministro de armas a Israel y abandonando la cobertura del excepcionalismo israelí para que empiece a cumplir las resoluciones de la ONU y las normas del derecho internacional que lleva años burlando. Los países árabes también podrían cortar la entrega de petróleo para disuadir la continuación de la agresión a Palestina. Urge un Israel con reglas como las que se le exigen con justeza a Rusia en Ucrania. De continuar la doble moral es difícil evitar un decaimiento total del orden internacional.

Clara López Obregón

Biden confía en establecer acuerdo para liberar rehenes en la Franja de Gaza

El presidente estadounidense, Joe Biden, ha manifestado este lunes su optimismo sobre la cercanía de un acuerdo para la liberación de rehenes capturados por Hamás y retenidos en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre.

«Creo que sí», ha afirmado Biden al ser interrogado por un periodista sobre las perspectivas de un acuerdo, según recoge la prensa estadounidense.

 

Fuentes israelíes citadas por la televisión Canal 12 han señalado que el Gobierno «entiende que se ha reabierto la ventana de oportunidad y que los próximos días serán claves».

El Gobierno israelí ha advertido reiteradamente de que no se de credibilidad a las informaciones de medios de comunicación sobre un posible acuerdo y ha subrayado que notificará oficialmente a la opinión pública en el caso de que se logre un pacto

El acuerdo incluiría la liberación de medio centenar de niños y mujeres a cambio de un centenar de presos palestinos, una pausa de cinco días en los combates en los que además Israel no podría utilizar sus drones de vigilancia.