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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Paz total

Petro pone en duda la carta donde el Tren de Aragua solicita ingreso a la paz total

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha puesto en duda la identidad del supuesto autor de la carta con una petición formal del Tren de Aragua para sumarse a sus políticas de paz, aunque ha señalado que «se explorará» la «seriedad» de la oferta, en línea con su apuesta por el «desmantelamiento pacífico» de estos grupos.

«No conozco si quien me escribe una carta desde la cárcel sea en realidad un vocero seguro del Tren de Aragua», ha escrito en X, días después de que la Consejería Comisionada de Paz respondiera al autor de la carta, supuestamente Larry Amaury Álvarez, alias ‘Larry Changa’, que se remitiría a Petro su propuesta.

 

«Se explorará cuál es la seriedad de esa carta», ha añadido el presidente colombiano, precisando que en su país quienes «mayores daños criminales» han cometido operan bajo «otras siglas» y con «otra historia detrás».

Así, ha sugerido que el Tren de Aragua no es más que un grupo delictivo, en contraposición con la postura de Estados Unidos, que recientemente ha sumado a esta organización criminal con origen en Venezuela en su lista de grupos terroristas.

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En ese sentido, Petro ha explicado que si «una organización criminal quiere desmantelarse en serio y dejar su actividad criminal», debería poder hacerlo en Colombia, tal y como sucede en Estados Unidos, cuya sistema judicial ha alabado por su eficacia a la hora de preferir la «verdad» y la «restauración».

«La Justicia de Estados Unidos tiene un mecanismo muy eficaz de negociación dentro de los procesos judiciales que la hace muy rápida y le quita impunidad, prefieren verdad, restauración, que cárcel», ha dicho Petro.

Asimismo, ha reiterado su apuesta por «abrir caminos de desmantelamiento pacífico» sin que esto sea óbice para seguir «sin cesar la lucha represiva y judicial» contra este tipo de «bandas».

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La propuesta enviada por el supuesto portavoz del Tren de Aragua fue recibida en un primer momento por la oficina del Alto Comisionado para la Paz de Colombia, Otty Patiño, responsable de evaluar este tipo de solicitudes, que valoró en una respuesta estándar el interés por sumarse a las políticas de paz del Gobierno e informó que remitiría la solicitud al presidente Petro.

Una respuesta mucho más amable que la que recibió hace varias semanas del entonces ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, cuando se supo de la petición por una filtración que publicó la revista ‘Semana’.

El Gobierno ha tomado medidas «muy serias» para evitar que los miembros de estas organizaciones «se burlen de los procesos de extradición», dijo Montealegre.

‘Larry Changa’ se encuentra actualmente preso en la cárcel de máxima seguridad de La Picota, ubicada en el sur de Bogotá, a la espera de ser extraditado a Chile.

Jefe del Tren de Aragua quiere entrar en la paz total de Petro

Los abogados de Larry Amaury Álvarez Núñez, conocido como ‘Larry Changa’, cofundador del Tren de Aragua, dieron a conocer una carta que envió este delincuente al presidente Gustavo Petro, pidiendo pista para un proceso de paz.

Esta solicitud se hace en el marco de los procesos de la paz total que ha promovido el gobierno nacional con diferentes grupos armados ilegales.

 

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Larry Changa busca la suspensión de su extradición a Chile e insistirá en su idea de unos diálogos entre el Gobierno Nacional y el Tren de Aragua, organización criminal que a pesar de tener presencia en Colombia, tiene origen en Venezuela y opera en varios países de Suramérica.

Petro insiste en nombrar a los exjefes paramilitares como gestores de paz

El Gobierno del presidente Gustavo Petro es protagonista de una nueva polémica por la designación de exjefes paramilitares como gestores de paz.

La nueva designación de gestores de paz incluye a exparamilitares como: Arnubio Triana Mahecha, conocido como ‘Botalón’; Ramiro Vanoy Murillo, ‘Cuco’ Vanoy; Héctor José Buitrago Rodríguez, ‘El Patrón’; Juan Francisco Prada Márquez, Juancho Prada; Luis Eduardo Cifuentes Galindo, el Águila; Hernán Giraldo Serna, ‘el señor de la Sierra’ y Manuel de Jesus Pirabán, Pirata; Diego Fernando Murillo Bejarano, ‘Don Berna’; Salvatore Mancuso Gómez; Rodrigo Pérez Alzate, ‘Julián Bolívar; Carlos Mario Jiménez Naranjo, ‘Macaco’; José Baldomero Linares Moreno, Guillermo Torres; Rodrigo Tovar Pupo, ‘Jorge 40’; Edwar Cobos Téllez, ‘Diego Vecino’; Héctor Germán Buitrago Parada, Martín Llanos, y Fredy Rendón Herrera, ‘El Alemán’.

 

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Ante la polémica, el ministro del Interior, Armando Benedetti, salió al paso a las críticas asegurando que este asunto será manejado por la cartera que el dirige en coordinación con la secretaría del Dapre para vigilar que los exparamilitares terminen de confesar la verdad de los hechos y se les garantice la reparación a las víctimas.

La idea del primer mandatario, según lo expresó en Montería el pasado 30 de abril, es que se cierre todo el proceso de Justicia y Paz y los temas que quedaron pendiente se cumplan cabalidad.

Menos paz, más seguridad

Si hay un discurso que produce desconfianza, escepticismo y algo de malestar entre los colombianos es: hablar de paz. Lo que debería ser un propósito colectivo y un valor fundamental para construir una sociedad, hoy es solo una idea sonsa mirada con desdén.

La tal paz, no existe, y cada vez somos más conscientes que debemos dejar atrás este ideal para avanzar hacia pensamientos más reales, acciones más correctivas y ser menos románticos con la idea de ‘paz total’. Los ciclos de violencia en Colombia son evidentes, las generaciones pasan siendo testigos de estos dolorosos hechos, la prensa no cambia los titulares y la historia parece ‘calcarse’ década tras década.

 

El asesinato del senador y precandidato presidencial, Miguel Uribe Turbay, hizo recordar que el país es un escenario de máximo riesgo para el ejercicio de la política, Además, alrededor de este despreciable hecho quedaron al descubierto otras señales que prueban que la reconciliación (como insumo prioritario para consolidar una cultura de paz) es algo que está demasiado lejos para nuestra sociedad.

Primero: una constante batalla y un airado resentimiento entre expresidentes que alimentan la confrontación en la opinión pública. Segundo: un gobierno poco conciliador, algo indolente e inoportuno en las intervenciones de sus funcionarios y a la vez muy ‘tibio’ para repudiar el hecho y hacer un llamado a la unidad del país. Tercero: unos candidatos presidenciales oportunistas, con palabras vengativas y haciendo señalamientos innecesarios e irresponsables en tan difícil situación. Y, por último, un pulso dañino en las conversaciones de las redes sociales justificando hechos de violencia de un lado y del otro.

Frente a este panorama, será difícil poner en primer plano el discurso de la paz dentro de la agenda pública del país. El proceso de paz con las FARC cada vez pierde mayor legitimidad con el crecimiento de las disidencias; la paz total del actual gobierno es un fracaso que luce desordenado y sin norte y que le abrió el horizonte de criminalidad a múltiples grupos insurgentes. El magnicidio de Uribe Turbay reafirma las heridas del pasado. El gobierno de Gustavo Petro se muestra cada vez más sectario, aislado y cuestionado a nivel nacional e internacional. Hay razones fácticas para pensar que la paz es una utopía, por lo menos en Colombia.

Frente a este panorama, la línea del discurso y las propuestas de cara a las próximas elecciones del año 2026 (parlamentarias y presidenciales) será la seguridad. Ya lo planteaba el desaparecido senador Uribe Turbay, y así lo enfatizó su padre Miguel Uribe Londoño durante su funeral: una sociedad que no le apueste a la seguridad, difícilmente podrá pensarse en una convivencia en armonía.

Más que violencia política en Colombia, sí es claro que existen altos niveles de criminalidad por: narcotráfico, corrupción y otros factores sociales que causa la falta de capital social.

La inversión económica y política en procesos de negociación es alta para el Estado colombiano y no es justo seguir gastando recursos en iniciativas que pierden legalidad y legitimidad y que son difíciles de sostener. Es tiempo de replantearnos un cambio en el paradigma de paz para avanzar con otras acciones y planes que nos permitan más confianza, reducir la criminalidad y abrir nuevos horizontes en la conversación nacional

Tristemente debemos contemplar que la violencia no se mitiga con discursos, que la paz va más allá de un relato y que la seguridad es fundamental para estar menos expuestos y sí más preparados ante una criminalidad que no da tregua, sin importar si gobierna la izquierda o la derecha.

Luis Carlos Martínez

Gustavo Petro confirmó conversaciones con el Clan del Golfo

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció este viernes que su equipo de gobierno ha iniciado –en el exterior– diálogos de paz con el Clan del Golfo y ha revelado que sus condiciones para sellar un acuerdo pasan por el marco jurídico que presentó al Congreso y por el respeto a los principios de «verdad, justicia y reparación» que en él se contemplan.

«Hemos iniciado conversaciones fuera de Colombia con el autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia. Yo no me canso de hablar, me dicen que soy un poco pendejo, pero hemos incautado más cocaína que cualquier otro Gobierno», ha expresado el mandatario durante una intervención pública desde el departamento de Córdoba (norte).

 

En esta línea, Petro ha insistido en que la propuesta presentada ante el Congreso por su ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, es la única vía para alcanzar «el sometimiento de los grupos» como el Clan del Golfo y «garantizar» los tres pilares antes mencionados.

Asimismo, el presidente ha subrayado la necesidad de «tocar el dinero que sostiene» a estos grupos, asegurando que –de otro modo– «la guerra no se detendrá».

El conflicto armado entre el Estado colombiano y el Clan del Golfo se ha intensificado en el último mes ocasionando la muerte de dos soldados colombianos en los enfrentamientos librados en puntos del país como la zona rural del municipio de Cañasgordas, en Antioquia, donde dos soldados fueron atacados a mediados de julio por la subestructura armada Edwin Román Velásquez Valle.

Adicionalmente, durante este tiempo, las autoridades de Colombia han tenido que hacer frente a la actividad del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que después de la ruptura de las negociaciones de paz con Bogotá intensificó sus operaciones contra las fuerzas de seguridad del país.

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MinJusticia radica proyecto de paz total y dice que la iniciativa no es para garantizar impunidad

El Gobierno Nacional en cabeza del ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, radicó el proyecto de ley con el que busca dotar al Estado de herramientas legales sólidas y humanitarias para avanzar en los procesos de desmovilización, diálogo y justicia frente a los actores armados ilegales.

Según el ministro de Justicia, esta iniciativa propone una hoja de ruta para enfrentar el conflicto armado y el crimen organizado desde la justicia, la verdad y la reparación.

 

Con este proyecto, agrupaciones ilegales como el ELN y las disidencias se le otorgará el estatus de beligerancia para poder avanzar en negociaciones de paz, mientras que, a bandas como el Clan del Golfo, se les aplicará un proceso de sometimiento a la justicia, con posibles beneficios jurídicos si colaboran realmente, entregan armas y ayudan a desmantelar sus estructuras.

El proyecto también aclara que los beneficios solo se entregarán si hay compromisos claros y verificables, como dejar de atacar a la población, contar la verdad, reparar a las víctimas y comprometerse con la reintegración.

“El objetivo no es premiar a los criminales, sino darle herramientas al Estado para acabar con la violencia, proteger a las comunidades y fortalecer la justicia”, explicó el ministro Montealegre.

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Ante toda la polémica que ha desatado esta idea del Gobierno Nacional, el ministro de Justicia afirmó que aclara que los beneficios solo se entregarán si hay compromisos claros y verificables, como dejar de atacar a la población, contar la verdad, reparar a las víctimas y comprometerse con la reintegración.

“El objetivo no es premiar a los criminales, sino darle herramientas al Estado para acabar con la violencia, proteger a las comunidades y fortalecer la justicia”, explicó el ministro Montealegre.

Con proyecto de paz total Gobierno busca salvar de la cárcel a los miembros de grupos criminales

Sin un ambiente favorable ni en el Legislativo, ni en la opinión pública, el Gobierno Nacional se alista para debatir un proyecto con el que busca desarmar las organizaciones criminales más temidas en el país y en las principales ciudades.

Dentro de estas organizaciones se encuentran el Clan del Golfo y todas las bandas criminales dedicadas al narcotráfico y el microtráfico, lo mismo que las disidencias y los integrantes de la Primera Línea que se encuentran presos por provocar desmanes y atacar a miembros de la fuerza pública durante el estallido social en el gobierno de Iván Duque.

 

Se trata de criminales, algunos de estos presos en la cárcel que siguen mandando desde su lugar de prisión y alimentando sus fortunas obtenidas de manera ilegal.

El proyecto contempla penas alternativas, lugares de reclusión en granjas agrícolas y también la posibilidad de que se les conceda el 12% de sus fortunas obtenidas con rentas criminales. Todo lo anterior, sin tener claro la reparación a las víctimas y entrega de la verdad de los hechos.

Desde ya la iniciativa ha causado polémica por lo que esto puede significar en materia de lavado de activos e impunidad, porque de acuerdo a lo que se ha dado a conocer a la opinión pública, el proyecto plantea la posibilidad de otorgar penas alternativas a los jefes de estas bandas y grupos criminales como si se tratara de un grupo subversivo.

Uno de los principales críticos a este proyecto es el expresidente Juan Manuel Santos, quien dijo en entrevista para el diario El Espectador, que mientras no se tenga un norte y un objetivo es difícil conseguir una paz total.

«Creo que presentar un proyecto de ley cuando uno no tiene nada claro sobre las negociaciones con estos grupos generales, ni quiénes son, ni cuántos son, ni cuál es el objetivo, me parece que sería un salto al vacío y una irresponsabilidad. Por eso espero que el Congreso no vaya a aprobar ese proyecto de ley.», dijo el exmandatario al Espectador.

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La Corte Suprema de Justicia ha mostrado sus reservas frente al tema porque esto es una mezcla de justicia transicional con justicia ordinaria, con la idea de beneficiar a grupos que no tienen estatus de beligerancia, muchos de ellos con delincuentes a punto de ser extraditados a los Estados Unidos.

Se espera entonces la radicación del proyecto por parte del ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, que desde ya se vislumbra con un panorama que no es claro en medio de un ambiente poco favorable para el Ejecutivo, al menos en el Senado de la República, donde el Gobierno tiene serias dificultades para la aprobación de sus ideas.

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Justicia y sometimiento, aún estamos a tiempo

Para el periodo legislativo que comienza este 20 de julio, el Gobierno Nacional, al parecer, radicará ante el Congreso de la República el proyecto de ley que establece el marco jurídico para el sometimiento a la justicia de estructuras armadas de alto impacto. Se trata de una iniciativa largamente esperada, fundamental para el desarrollo de la política de Paz Total, que debe buscar el desmantelamiento de las redes del crimen organizado, combatir las economías ilegales y avanzar en la protección de la vida y los derechos en los territorios.

Su presentación debió haberse dado desde el mismo momento en que se aprobó la Ley 2272 de 2022, que le dio sustento normativo a la Paz Total, habilitando así una arquitectura legal más completa para atender de forma simultánea los distintos frentes del conflicto armado y la criminalidad. La demora ha tenido costos, se ha generado incertidumbre jurídica, debilitado la capacidad de negociación del Estado y ralentizado los avances en materia de sometimiento colectivo.

 

A pesar de ello, el proyecto sigue siendo clave para el presente inmediato y para el futuro de los procesos de paz y la consolidación del Estado en los territorios. Colombia no puede seguir enfrentando el crimen organizado solo con las herramientas de la acción armada o la represión penal selectiva. Necesita una estrategia integral, con una base legal robusta, que permita desarticular las estructuras armadas ilegales y reconstruir el tejido social desde la justicia restaurativa.

Uno de los puntos más importantes es que el proyecto establece de manera clara que no se trata de una negociación política, sino de un sometimiento a la justicia condicionado al desmantelamiento total de las organizaciones, la entrega de bienes ilícitos, la reparación a las víctimas y el compromiso con la verdad. No habrá reconocimiento de estatus político ni concesiones ideológicas. Este no es un diálogo con insurgencias, sino una salida jurídica para estructuras delincuenciales que debe beneficiar a las comunidades afectadas.

Asimismo, se contempla un enfoque de justicia restaurativa, con penas reducidas y beneficios jurídicos sujetos al cumplimiento efectivo de condiciones verificables. Se abre la puerta a una posible amnistía económica condicionada, que permitiría al Estado acceder a activos ilícitos y destinarlos a programas de reparación y fortalecimiento institucional en los territorios.

Sin embargo, algunos articulados generan dudas legítimas. Uno de ellos es la excesiva discrecionalidad que se otorga a la Fiscalía General de la Nación para suspender órdenes de captura o facilitar beneficios sin controles suficientes. Si bien es importante que el Ejecutivo y la Fiscalía coordinen acciones, la falta de límites claros puede abrir espacios a arbitrariedades o negociaciones poco transparentes.

Otro elemento importante y polémico es que el proyecto incluye la posibilidad de someterse de manera individual, lo que da mayor flexibilidad al Estado para desarticular estructuras armadas y permite adaptarse a las realidades diversas de grupos con distintos niveles de cohesión interna, pero genera incertidumbre sobre posibles beneficios a individuos que no hacen parte de estructuras criminales claramente definidas.

También preocupa el tratamiento a terceros civiles y financiadores de estructuras criminales, quienes podrían recibir beneficios jurídicos desproporcionados si no se establecen mecanismos rigurosos para garantizar que contribuyan efectivamente a la verdad y la reparación. La impunidad para los poderes económicos y políticos que han respaldado la violencia sería un golpe a la legitimidad del proceso.

Otro aspecto crítico es la baja participación que se da las víctimas y a la sociedad civil en el diseño del proceso. La centralidad de las víctimas no puede limitarse al discurso. Es imprescindible que existan canales de veeduría ciudadana, control social y participación directa en los mecanismos de seguimiento y evaluación del cumplimiento.

El proyecto representa un paso necesario y una oportunidad para dotar al país de una política de sometimiento seria, coherente y ajustada a estándares de justicia y derechos humanos. El Congreso tiene ahora la responsabilidad de debatir con altura, corregir los vacíos, promover la participación de múltiples sectores, blindar los mecanismos de transparencia y fortalecer los derechos de las víctimas.

Colombia no puede renunciar a la búsqueda de la paz integral. Es hora de que los grupos armados escuchen el clamor de los territorios, reconozcan esta valiosa posibilidad que se les brinda y respondan de manera decidida al anhelo profundo de paz que une a millones de colombianos y colombianas. Romper la cadena de ilegalidad que une el crimen con sectores económicos y políticos, y recuperar el control institucional de los territorios exige valentía, fortalecimiento de la seguridad, diálogo, justicia y decisiones legislativas responsables. El proyecto de sometimiento puede abrir un nuevo capítulo en la historia de la paz y la justicia en Colombia.

Luis Emil Sanabria D.

La razón por la que alias ‘Zarco’ deja de ser negociador de paz

El Gobierno Nacional tomó la decisión de quitar la categoría de negociadores de paz a José Aldinever Sierra, alias ‘Zarco Aldinever, William Danilo Malaver López, Alberto Cruz Lobo, Luz Milfa Colmenares Vaca, Gladys Amparo Jiménez y Yuvarniza Romero.

Alias ‘Zarco Aldinever’, uno de los siete disidentes que ya no será negociador de paz, es considerado uno de los hombres cercanos a Márquez.

 

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De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado Para la Paz, se llegó a esta decisión al no existir negociación con esta organización armada al margen de la ley.

La Fiscalía General de la Nación trabaja fuertemente para confirmar si alias ‘Zarco Aldinever’, es o no uno de los presuntos autores intelectuales del atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido el pasado 7 de junio en el barrio Modelia, en el occidente de Bogotá.

Petro propone al Papa León VIX dejar que el Vaticano sirva como sede para diálogos con el ELN

Uno de los puntos de conversación entre el presidente Gustavo Petro y el Papa León XIV, durante la visita del primer mandatario en la Santa Sede fue la posible reanudación de los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), esta vez en el Vaticano.

«Hablé con el Papa sobre cómo el Vaticano podría ser la sede de las nuevas conversaciones de paz”, dijo el mandatario», dijo Gustavo Petro en un video publicado en la red de X.

 

El primer mandatario considera la posibilidad de brindar al ELN una segunda oportunidad, no sin antes reconocer los hechos violentos en los que ha incurrido esta guerrilla durante los últimos meses.

«El ELN viene de cometer una masacre. Se le olvidaron sus principios revolucionarios y están matando a los pobres campesinos del Catatumbo», afirmó.

El presidente Gustavo Petro durante su encuentro con el Sumo Pontífice dio a conocer su punto de vista sobre la migración y habló además de una posible visita del nuevo Papa a Colombia, antes de que el jefe de Estado finalice su mandato.

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Juan Manuel Santos señala al excomisionado Danilo Rueda de cohesionar al Estado Mayor

El expresidente Juan Manuel Santos lanzó fuertes críticas a la paz total del gobierno de Gustavo Petro, señándole de haber fortalecido a las disidencias de las extintas Farc.

Santos dijo que estos grupos estaban dispersos sin ninguna cohesión y reveló que fue el entonces comisionado, Danilo Rueda, el encargado de llevarlos en helicóptero al Yarí y ponerles nombre y bautizarlos.

 

Lo anterior según el expresidente, ocurrió en el año 2023 y fue allí donde se les bautizó como Estado Mayor Conjunto de las FARC.

“El comisionado de paz de este Gobierno, el primero (Danilo Rueda), con helicópteros del Estado fue recogiendo los voceros de los diferentes grupos criminales que se hacían llamar disidencias (…) Los llevaron en abril del 2023 al Yarí y ahí les dieron el reconocimiento de Estado Mayor Conjunto de las Farc”, reveló.

Juan Manuel Santos recordó al Gobierno Nacional que un proceso de paz lo primero que requiere es conocer, al contrario; qué tanta fuerza tiene; qué ofrece; qué marco jurídico se va a utilizar y además, trazar líneas rojas.

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La paz más allá de la fuerza

Es habitual en el análisis del conflicto colombiano recurrir a dicotomías simplistas entre violencia y paz, fuerza y justicia, buenos y malos. Desde diferentes orillas se plantea que la violencia actual es resultado de la falta de decisión de paz de los actores armados ilegales que creen que pueden seguir disfrutando de su discurso y del accionar violento; de grupos criminales que se benefician de las economías ilegales nacionales y trasnacionales; o un fenómeno propio del postconflicto, omitiendo, ya sea por cansancio o por convicciones ideológicas, que en el país persisten causas estructurales que retroalimentan las violencias.

La idea de que la paz total es posible si aplicamos la receta de fuerza militar y justicia, omite una variable fundamental que siempre se ha reclamado y es la participación efectiva y directa de las comunidades locales y de la sociedad en general para decidir sobre su presente y su futuro. La experiencia histórica enseña que los acuerdos impuestos o mediados sin la plena participación comunitaria rara vez logran sostenibilidad. Se requiere, más que oportunidades, la consolidación de una gobernanza local efectiva, empoderada y democrática, soportada sobre la emergencia de una sociedad que rechaza la violencia y la ilegalidad, capaz de romper ciclos históricos de exclusión, desigualdad y abandono institucional.

 

Resulta cuestionable la afirmación de que las estrategias de los grupos residuales o disidencias, así como del ELN se pueden romper y desmantelar de forma definitiva a través exclusivamente de la fuerza militar, ignorando la complejidad estructural de los conflictos armados. La dinámica cambiante de la confrontación en Colombia ha demostrado que derrotas militares o tácticas rara vez conducen a la desaparición absoluta de grupos armados ilegales o del fenómeno criminal. Las estructuras delincuenciales y sus cabecillas se reinventan constantemente ante vacíos de gobernabilidad, corrupción, debilidad social e institucional y oportunidades económicas ilícitas persistentes.

En este punto es pertinente contrastar estas reflexiones con la estrategia de Zonas Estratégicas de Intervención Integral (ZEII) implementada por el gobierno de Duque. Esta política se presentó como una intervención integral del Estado en territorios priorizados por su alta conflictividad, presencia de cultivos de uso ilícitos y economías ilegales. Sin embargo, en la práctica, dicha estrategia reproducía una visión del territorio, en donde la acción militar y la erradicación forzada ocupaban el centro de la estrategia. La participación ciudadana fue limitada, y los procesos de desarrollo territorial quedaron subordinados a la agenda de seguridad nacional.

Lo anterior contradice la necesidad, señalada por múltiples estudios y experiencias internacionales, de priorizar el desarrollo humano y la reconstrucción del tejido social en zonas históricamente marginadas. El control militar, por sí solo, no resuelve los problemas de legitimidad estatal ni genera confianza entre las comunidades, especialmente cuando el Estado ha sido históricamente percibido como ausente o represivo. Si bien es válida la necesidad de enfrentar con contundencia las economías ilegales y fortalecer la justicia, es esencial desarrollar iniciativas y estrategias sostenibles de inclusión económica y social, de reparación efectiva a las víctimas, educativas, culturales y de reconciliación que promuevan una cultura de paz; estrategias urgentes y coordinadas, arraigadas en el goce pleno de los derechos humanos, la convivencia pacífica, la democracia participativa, la justicia restaurativa y la inclusión política y social.

Muchas comunidades siguen demandando un Estado distinto, más garante que vigilante, más promotor de derechos que represor de ilegalidades. Cualquier intento de paz que priorice fundamentalmente el uso de la fuerza termina replicando las causas del conflicto. La paz auténtica no será solo el resultado de acciones punitivas o coercitivas, sino el fruto de una visión holística comprometida con transformar las condiciones estructurales que originan y reproducen las violencias.

Luis Emil Sanabria D

Gobierno pone fin al cese al fuego con la disidencia de Calarcá

El presidente Gustavo Petro no concedió prórroga al cese al fuego bilateral con las disidencias de las Farc conocidas como el Estado Mayor de los Bloques, lideradas por Andrey Avendaño y alias ‘Calarcá’.

A pesar de no continuar con el cese al fuego, el gobierno dejó claro que las conversaciones de paz con el grupo armado continúan en aras de lograr un desarme de esta estructura.

 

“La decisión de no prorrogar el cese al fuego bilateral NO implica la suspensión o el fin de la Mesa de Diálogos de Paz, NO afecta los reconocimientos como miembros representantes del EMBF para este proceso, ni las correspondientes suspensiones de órdenes de captura”, explica el documento de la Oficina del Consejero Comisionado.

Con la finalización del cese, ambas partes cuentan ahora con un plazo de 72 horas para reubicarse y adoptar sus propias medidas de seguridad. De esta manera la Policía y las fuerzas militares podrán desarrollar operaciones de orden público sin ninguna restricción.

La negativa a la prórroga podría reactivar enfrentamientos en regiones donde el grupo mantiene fuerte presencia, como el Cauca, Putumayo, Meta y Nariño o agravar la crisis humanitaria que ya viven zonas como el Catatumbo o Caquetá.

¿Por qué Iván Cepeda defiende la creación de un movimiento por la paz?

Durante el reciente Congreso por las Paz celebrado el pasado 5 de abril en donde participaron miembros del Ejército Liberación Nacional (ELN) y miembros del equipo negociador, surgió la idea de crear un movimiento por la paz, tendría eco en los oídos del senador Iván Cepeda.

Desde ese momento el senador Cepeda ha dicho en reiteradas ocasiones que esta idea surge de las comunidades y las asociaciones que desde los territorios exigen al Gobierno Nacional y a los armados ilegales concretar hechos de paz.

 

“Es una idea de tiempo atrás, no porque no haya uno que trabaje ya por la paz, sino para que se encargue de coordinar y articular los esfuerzos que se hagan para concretar una paz duradera”, dijo Cepeda.

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Dijo además que el objetivo principal es el de reactivar las mesas de diálogo con el ELN, que actualmente se encuentran suspendidas, y avanzar en la implementación del acuerdo de paz firmado con las Farc durante el gobierno de Juan Manuel Santos.

En el evento participaron la jefa de la Delegación de Paz del Gobierno con el ELN, Vera Grabe; el senador Iván Cepeda; el expresidente Ernesto Samper; Monseñor Héctor Fabio Henao de la Conferencia Episcopal colombiana; y Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del secretario general de la ONU en Colombia

¿Se cae otro proceso de paz en el Gobierno Petro?

Foto: Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada (ACSN) en una fotografía de sus redes sociales.

Las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN) han informado de la suspensión provisional de las negociaciones de paz con el Gobierno colombiano después de los intensos combates ocurridos entre miembros del grupo y efectivos del Ejército colombiano.

 

El grupo ha publicado un comunicado denunciando «la pérdida de la confianza construida en los acuerdos establecidos en los diálogos sociales» tras los contactos coordinados por la Oficina de la Consejería de Paz.

En particular denuncian un ataque de la Primera División del Ejército Nacional contra miembros del grupo en la sierra del municipio de Ciénaga (Magdalena) en el que murieron tres de ellos y otros resultaron heridos. Además se incautó material de guerra e intendencia.

«Fueron atacados con artillería pesada, mortero, ametralladora punto 50 y apoyo de aeronaves. Los ataques dejaron la pérdida de tres colombianos que, por convicción, hacían parte de nuestra preservación del mandato de nuestras comunidades, que no es otro que proteger y garantizar el orden en la Sierra Nevada», denuncia el comunicado.

«Estando nuestras unidades en una zona rural apartada, sin estar realizando ninguna actividad confrontancional y, mucho menos, que afectara a la población civil con fines genocidas. Es claro que, de acuerdo al número de municiones disparadas, estábamos frente a un plan genocida dirigido por el enemigo del territorio», ha reprochado la organización.

Pide así «que el Ejército Nacional respete la voluntad de paz, se respete el mandato popular entregado al presidente de la República, que es la búsqueda de la paz».

Las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada, han afirmado estar desilusionadas con el proceso de paz, por considerar que han sido traicionados luego de los acuerdos establecidos con el gobierno nacional y que no ha cumplido.

«Exigimos suspender órdenes de capturas, instalación de la mesa de diálogos y presencia de las organizaciones como MAPP-OEA, ONU, iglesia católica y la Defensoría del Pueblo para retomar cualquier conversación», han planteado.