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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Reforma Tributaria

La ANDI apoya los cambios introducidos en la reforma tributaria

El presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), resaltó los cambios que el Gobierno Nacional ha introducido en el proyecto de Reforma Tributaria que se encuentra en manos del Congreso de la República.

Bruce Mac Master, señaló que es muy positivo que se haya podido dar un debate entre el Congreso y el Gobierno, teniendo en cuenta, las sugerencias y observaciones hechas por los agentes de la economía colombiana.

 

El dirigente gremial habló haciendo referencia a los grupos de impuestos saludables, del medio ambiente, patrimonio.

«esperamos que, durante esta discusión, al igual que las discusiones de la ponencias y debates con las plenarias de Cámara y Senado se logre al mejor resultado posible para la economía colombiana, para las familias colombianas, para el empleo y para la actividad empresarial», puntualizó.

La ANDI solicitó la revisión de las propuestas iniciales desde el lado de los dividendos y las ganancias ocasionales. La ponencia, que se espera para la próxima semana, incluye dos iniciativas. Una, que los dividendos no alcancen la tarifa del 39 %, sino el máximo del 20 %.

Al tiempo que las ocasionales ya no tendrían un impuesto del 20 %, sino del 15 %. Buscando no resentir la inversión en el país.

Gremio de textiles y calzados pide no eliminar Día Sin IVA

El gremio de los comerciantes mayoristas del sector textil y de calzado, le pidieron al Gobierno Nacional no se eliminar la jornada del Día sin IVA.

Cabe mencionar que dentro de las jornadas del Día sin IVA este  sector ha reportado ventas superiores a los $10 billones y de siete millones de transacciones con factura electrónica.

 

Nota relacionada: Reforma tributaria de Petro confirma la eliminación del Día Sin Iva

El gremio recordó al Ejecutivo solicitó que el sector alberga alrededor de 11.500 empresas mayoristas, y que muchas de estas participan en los  ‘madrugones’, organizados por el Centro Comercial Gran San en el sector de San Víctorino.

Según Fenalco, este sector genera el 29.1% del empleo urbano.

 

Debate sobre el precio de la gasolina, ¿Quién tiene la razón?

Entre algunos de los recuerdos de muchos colombianos del primero de enero de año nuevo se encuentra el del aumento del precio de la gasolina el día anterior, con lo cual se comenzaba el año con aumento en los precios a nivel general, sobre todo en los alimentos, y todo aquello que se transporte, es decir, casi todo lo que afecta a cada consumidor en Colombia.

Esta cuasi tradición cambió un poco en el 2007 con la creación del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles – FECP, el cual ha logrado entregar a los colombianos precios estables durante los últimos años en los combustibles, fondo adscrito al Ministerio de Hacienda. Pero desafortunadamente los últimos tiempos este Fondo ha generado déficits no menores año tras año, los cuales deben ser resueltos cuanto antes, ya que de continuar como hasta ahora, se incrementaría el déficit aún más gradualmente llegando a niveles insostenibles en el mediano plazo.

 

Aproximadamente el déficit es de $24 Billones de pesos, para final de año podría ser de $35 Billones.  Con esta última cifra el actual gobierno nacional argumenta su decisión de aumentar el precio de los combustibles, define que este aumento en el déficit del Fondo FECP hace crecer un hueco fiscal generando una especie de subsidio creciente a quienes consumen combustibles en Colombia, según afirma el Presidente Petro.

Sobre la balanza ponemos la contraposición, el primero en alzar la voz fue el exministro de Hacienda del gobierno anterior, José Manuel Restrepo, quien manifiesta que ya se pagaron $14,2 billones de pesos del déficit mencionado y adicional afirma que se dejaron presupuestados $28,5 billones. Señala también que este tema del déficit corresponde a estrategias en pandemia, al no subir precios de combustibles, estos se estabilizaron y se evitaron 5 puntos adicionales en la inflación para la no afectación del a población más vulnerable y la recuperación de las Mipymes en el país.

Esto último que dice el exministro, tiene sentido, incluso ya comienza a debatirse en el Congreso un monto de $19 billones de pesos de los cuales se destinan los $14,2 billones al déficit. Pero es pertinente afirmar que al cierre del año el déficit será de más de $35 billones, casi el 2.7% del PIB, por lo tanto, esa diferencia tendría que ser pagada por el nuevo gobierno para deudas y cubrir el déficit de aquí al año 2025.

El tema de los precios en los combustibles en Colombia parece entonces un problema de no acabar, este gobierno parece, se encuentra determinado a sacar adelante el aumento a los mismos, debido a los déficits mencionados por parte del Fondo FECP, no es para menos y como hemos comentado anteriormente, a nadie le gusta pagar más impuestos, es difícil lograr un consenso en estos temas y claro, ya empiezan a surgir varias propuestas.

El gobierno argumenta que el dejar financiado el Fondo, como dice el exministro, implicó quitar $10 billones de pesos de la inversión para el 2023, lo cual trae como consecuencia la no provisión para programas sociales como “ingreso solidario” entre otros.

El tema es que independiente de quien tenga o no la razón, es un hecho el trámite de los ajustes para el aumento de los precios a los combustibles, así como es un hecho que por más que hayan dejado o no financiado o previsto estos gastos, en el mediano y largo plazo, subsidiar combustibles no parece la mejor alternativa para el Estado. Por esta y otras razones, algunos congresistas ya proponen, por ejemplo, concentrar el subsidio a la gasolina a través del SOAT solamente para Motos, transporte de carga y transporte público, con esto pretenderían evitar una afectación en los costos para los combustibles en muchas personas, veremos si esto prospera o no.

Otros congresistas también afirman vehementemente la ineficacia del gobierno anterior al dejar un déficit fiscal total de unos $83 billones de pesos, sumado a la deuda, lo cual amerita hacer reformas estructurales, como esta de los aumentos a los combustibles.

El precio de los combustibles solo contempla un 51% en ingresos para el productor, 13% corresponde a los impuestos nacionales y otro 13% a impuestos territoriales, el resto es para transporte, biocombustibles y los márgenes de distribución. La carga es grande, y los consumidores finales somos los directamente afectados si hay aumentos, pero, el sistema de subsidio al consumidor no es muy sostenible en el tiempo. No en vano muchos aseguran que esta política actual de combustibles genera un déficit constante, evidentemente afecta las finanzas del Estado, por lo tanto, me sumo a quienes piensan que se requiere un plan de acción de transición que tenga en cuenta precisamente los efectos de inflación y que pueda incluir a su vez medidas estructurales.

La medida y la función del Fondo FECP ha logrado tener un precio por galón de gasolina relativamente barato comparado con la región en Latinoamérica, para tiempos de emergencia como la pandemia, logró estabilizar los precios en los combustibles, ha evitado en esos tiempos mayor inflación, pero definitivamente se debe pensar en revaluar la estrategia, también ante estos tiempos de escases, conflictos mundiales y transiciones energéticas. Pensemos que deberíamos estimular el consumo de biocombustibles, pero con estas estrategias realmente estamos subsidiando para terminar estimulando el consumo de combustibles fósiles. Esperamos se logre una determinación para cubrir estos déficits, pero también a su vez, esperamos se logre un equilibrio en precios para los consumidores en el sensible tema de los precios de los combustibles, que, por ahora siguen siendo parte fundamental para el desarrollo de todo el país.

@jack80x

 

Renta de Netflix

Una de las principales innovaciones de la reforma tributaria es la de redefinir la territorialidad de los tributos. En otras palabras, los OTTs (Over The Top) como Netflix, YouTube o HBO deberán pagar impuestos sobre sus rentas en Colombia. Los antecedentes de esta mejora, los creamos en la reforma tributaria de 2016 cuando se les obligó a recaudar IVA. Con los avances de la economía digital, el concepto de territorialidad con el cual se construyeron las tesis tributarias de renta del siglo XX pierde fuerza; se empieza a tributar, no desde donde se produce un bien o un servicio, sino desde donde se consume. La reforma tributaria no solo forja historia en Colombia, crea precedentes globales.

La OECD validó la decisión de Colombia de requerir que las OTTs recaudaran IVA. Con 85% de la pauta digital nacional en manos de Facebook y Google, que no cobraban IVA, tenían una ventaja comparativa injusta. Aunque no se puede culpar el avance de la tecnología, tampoco se puede permitir que se facture publicidad vista en Colombia como irlandesa, para no pagar IVA. Inclusive, si esa pauta que llevó a Google a ser el segundo grupo de medios en Colombia, estuviera disponible, muchos medios de comunicación nacionales no hubieran quebrado.  Es verdad que la venta no era en Colombia y que muchas OTTs ni tenían presencia en el país, pero esas son las consecuencias del avance tecnológico, innovación tributaria. Ya el impuesto está superando los $250 mil millones de recaudo.

 

La modificación del impuesto de renta se reglamenta bajo la figura de presencia económica significativa, no es especificó sobre las OTTs. Crea tres nuevas condiciones para pagar el impuesto para no residentes: ventas nacionales por más de $1,189 millones, uso empresarial del dominio .co, y más de 300,000 usuarios. La primera condición es muy amplia, haría que casi todos los exportadores al país se volvieran contribuyentes de renta. La falta de acuerdos de doble tributación del país causaría un caos de comercio indescriptible, para no decir que podría ser abiertamente violatorio de las normas de la OMC. Las otras dos condiciones son novedosas e innovadoras.

La legislación actual para OTTs solo cubre 108 empresas donde se cobra el 0.5% de su facturación como impuesto de renta. La reforma lleva la contribución de estas empresas a la par con los demás contribuyentes colombianos. El reto está en que estas empresas con presencia económica significativa deben llevar una segunda contabilidad para su actividad colombiana. Construir esta contabilidad traería retos sustanciales como calcular precios de transferencia de matrices que no cobran regalías. Por ejemplo, ¿cuánto cobra Google EEUU a Google Colombia por usar la tecnología de su buscador? Eso no está definido. Los retos de la reglamentación son sustanciales.

Lo óptimo sería que la OECD acelerara el acuerdo global de renta digital para que cada país no contribuyera a una colcha de retazos. La OECD propone la transición de impuestos corporativos del domicilio hacia la ubicación de los consumidores. Como las principales empresas digitales son de EEUU, ese país ha frenado avances en esta materia. Si Colombia lidera esta legislación, sería precedente para más países. Después de la pandemia, siendo mucho más digitales, se tiene que avanzar.

Impuesto al Carbono

Cuando se creó el impuesto al carbono en 2016, se aprobó lo que políticamente era posible y, a la luz de hoy, funcionó. Gracias a una tarifa de $17.660 por tonelada de carbón en 2021, el país recaudó $425 mil millones. Es un tributo al uso de combustibles, pero que se compensa si el contribuyente es carbono neutro. Se puede adquirir bonos de carbono creados por terceros para cumplir el requisito, lo cual contribuye a la creación de un mercado de carbono nacional. Si bien hay leves ajustes en la tributaria, seguimos sin desincentivar todos los gases efecto invernadero (GEI), no es solo el dióxido de carbono que causa el calentamiento global. Un impuesto que abarque más sectores tendría sentido.

El actual mercado de créditos de carbono mueve más de $600 mil millones, debido a una demanda anual de 13 millones de toneladas. Estos recursos para ser usados en el esquema tributario, deben registrar proyectos ante Min Ambiente. Gracias al incentivo de compensar el impuesto al carbono se financian 65% de estos. La nueva tributaria limita la compensación a tan solo el 50% del valor económico actualmente se puede hasta el 100%, debilitando el incentivo a la conservación para privilegiar la caja. En vez de poder pagar por conservación, por lo menos la mitad del recurso debe ir en efectivo a la Dian.

 

Cuando se definió el precio de la contribución en 2017, este era cerca de US$5, pero como consecuencia de la devaluación y de un ajuste de inflación más uno por ciento, se perdió casi 25% de su valor en dólares, tanto, que el mercado voluntario internacional está por encima, oscilando entre US$7-15. En la tributaria se aumenta la base de la contribución en 16% para llegar a $20.500 la tonelada, monto que, en dólares, está por debajo del precio original. Como se mantiene la fórmula de ajuste es probable que nuestro incentivo local sea insuficiente. Ahora con COP 27 fortaleciendo temas de financiación, las transacciones internacionales no se contabilizan para cumplir compromisos nacionales.

Con la propuesta de reforma, el impuesto al carbono se amplía levemente, incluyendo el consumo de carbón de manera gradual hasta 2028, pero con ello el tributo solo afecta sectores como transporte (16,9%), hidrocarburos (3,1%) y minería de carbono (2,2%), lo cual, en conjunto, solo aporta el 22,2% de las emisiones nacionales. No obstante, otros sectores que son mucho más contaminantes están exentos de contribuir al cambio. No hay ni garrote ni zanahoria para manufactura, industria, energía o residuos sólidos. El proyecto de reforma tributaria también debería traer incentivos puntuales para fomentar las inversiones privadas de la transición energética.

El grueso de los avances en sostenibilidad proviene del incentivo privado a disminuir los costos; el Estado debe acelerar este proceso. El Congreso debe aprobar algunas de las modificaciones del impuesto al carbono, pero al limitar la compensación al 50% se da un golpe a la conservación. Al ir estos recursos al presupuesto general puede que se gaste en conservación, pero también en defensa y pensiones. Esto afecta el propósito de disminuir en un 51% las emisiones nacionales para 2030, mucho mas cumplir con las metas del nuevo presidente. Se recauda un poco más, pero hacemos menos por el medio ambiente.

 

 

 

Regresividad y Petroreforma Tributaria

Al contrario de lo que ordenan los criterios democráticos y la Constitución, hoy el sistema tributario colombiano es regresivo. Porque en amplias proporciones grava con tasas iguales a los que tienen mucho y a los que tienen poco, muy poco o nada.

Así, el 54 por ciento –$94 billones– del total del recaudo sale de impuestos indirectos, regresivos por definición, como ocurre con el IVA, por $46,6 billones, o con el 4 por 1.000, por 9,8 billones. Lo regresivo también se expresa en que la tasa de renta de las empresas –del 35 por ciento– es la misma para las pequeñas y las medianas, las grandes y las enormes. Con toda razón, las pymes llevan años reclamando por tasas que vayan de menores a mayores, como en otros países, para estimularles su progreso.

 

Tampoco es progresivo que sean iguales las tasas de renta de las empresas grandes y las super grandes. O que mediante malabares tributarios –incluidos los ilegales– sean tan desiguales las tasas reales de renta que se pagan, con ventaja para las más poderosas.

Es regresivo también aceptar la receta del FMI para Colombia y aumentarle el impuesto al consumo en tres billones de pesos –más del 10 por ciento de los $25,9 billones a recaudar– a las bebidas azucaradas, los alimentos ultraprocesados, los plásticos y los combustibles en las zonas de frontera, bienes todos de ineludible consumo popular en un país donde el 30 por ciento de las familias está aguantando, literalmente, hambre.

La reforma recurre al sofisma de incluir en el 10 por ciento “más rico” de Colombia –para justificar aumentarles los impuestos– a quienes tengan ingresos, incluidos sueldos y pensiones, por $10 millones mensuales o más, con lo que a las clases medias les hacen el honor de volverlas igualitas a Don Luis Carlos. Por regresivo e inconstitucional, las organizaciones de trabajadores han rechazado que se graven las pensiones y han advertido que, a semejanza de lo que ocurrió con el IVA al aumentarle la tasa inicial, en el futuro los neoliberales buscarán bajar de $10 millones la línea de los “más ricos”.

La regresividad también aparece al aumentar la tasa de renta de las personas naturales con mayores ingresos. Porque, si se observa con cuidado, la progresividad desaparece en beneficio de las de mayores ingresos. E igual pasa con el impuesto al patrimonio.

Yerra también la reforma cuando le aumenta los impuestos a Ecopetrol en $5 billones, al gravarle el barril de petróleo que pase de 48 dólares, y porque no podrá descontar lo que le pague al Estado por regalías. Craso error tratar a Ecopetrol como a otra empresa más, cuando es pilar insustituible de la operación petrolera nacional y de las finanzas públicas. Que estas decisiones no empujen hacia su privatización. También es errado gravar más las exportaciones de carbón metalúrgico, porque golpea a empresas nacionales con ingresos muy inferiores a las trasnacionales del sector.

Y la reforma no toma las medidas necesarias para darles cárcel a los grandes delincuentes tributarios y a quienes les diseñan sus ilegalidades.

No sobra advertir que estos reclamos también tienen que ver con que los impuestos regresivos le hacen daño a Colombia porque reducen la capacidad de compra nacional y le achican el mercado a los productores y los vendedores.

Más de 95 mil colombianos le piden a MinHacienda incluir propuesta de cobro de impuestos a las iglesias

Un total de 96.650 ciudadanos, a través de la organización Change.org, participaron en una ‘firmatón’ con el objetivo de solicitarle al ministro José Antonio Ocampo que en el texto que se inició a discutir  en el Congreso se contemple la propuesta de cobrar impuestos a las iglesias.

El vocero de la campaña, John Murillo, un ciudadano de a pie del municipio de Facatativá, Cundinamarca, le entregó este miércoles personalmente al jefe de la cartera de hacienda y crédito público las cerca de 10.000 firmas, en compañía de la representante a la cámara Katherine Miranda.

 

Estamos evaluando la posibilidad y no la descartamos”, así le respondió el ministro de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Acampo, a John Murillo, un facatativeño de a pie de 46 años, luego de le que entregará este miércoles las cerca de 95.000 firmas digitales que recogió durante el último mes en todo el país en apoyo a una campaña ciudadana que le solicita al gobierno Nacional, en el marco de la reforma tributaria, que se incluya un artículo que obligue a las iglesias a pagar impuestos.

Así mismo, esta iniciativa incluye una propuesta para que se haga un mayor control al recaudo que hacen este tipo de instituciones religiosas y que, a la fecha, no pagan ningún tipo de tributo del dinero que reciben por parte de feligreses y otras organizaciones.

“Como ciudadano colombiano y con una opinión objetiva más allá de la religión, veo con indignación como las iglesias colombianas funcionan como cualquier empresa y están totalmente exentas de pagar impuestos. Por eso hago esta petición, que cuenta con el apoyo y respaldo de cerca de 95.000 colombianos, para que el ministro de Hacienda incluya en la reforma tributaria el cobro de cuatro impuestos a estos centros de culto: 1) Impuesto a las ventas (Régimen Común), 2) Impuesto de guerra, 3) Impuesto predial y 4) Impuesto sobre la renta”, señaló Murillo.

De acuerdo Murillo, en Colombia hay más iglesias que colegios. “Son más de 819 entidades religiosas incluida la iglesia católica, todas con personería jurídica, que las exime de pagar impuesto a las ventas, sobre la renta, predial e impuesto a la guerra. Esto debe cambiar”, cuestionó.

 

Cambio Radical se opone a que se graven las gaseosas y el salchichón

Luego de reunirse con el exvicepresidente, Germán Vargas Lleras, la bancada del partido Cambio Radical anunció su voto negativo al proyecto de reforma tributaria presentado por el Gobierno Nacional a consideración del Congreso de la República.

Entre los puntos que Cambio Radical considera lesivos para el bolsillo de los colombianos se encuentra el impuesto para las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados como el chorizo, el salchichón, etc.

 

Dice además el comunicado que el partido no comparte la idea de gravar con un impuesto del 10% las bolsas y empaques de plásticos de un solo uso en los que se empacan alimentos como el arroz, frijol, lentejas y demás.

Según el partido de Vargas Lleras “la reforma pone en riesgo la estabilidad de más de 500 familias cafeteras del país al eliminarles la deducción del 40% de costos de mano de obra.

También se pronunció en contra de que se graven las pensiones mensuales de más de 9 millones de pesos, según ellos, “obligando al pensionado a destinar entre una y tres mesadas al año para el pago del impuesto sobre la renta”.

Dice también Cambio Radical que la reforma elimina las exenciones para los proyectos de vivienda de interés social y de interés prioritario (VIS y VIP).

Finalmente, la colectividad asegura que el Gobierno no ha sido claro en qué se van a invertir los 25 billones de pesos que se pretenden recoger mediante esta iniciativa.

 

Reforma tributaria

Atípico que un gobierno presente una reforma tributaria desde el mes de agosto. Se estila radicar presupuestos sin recursos para obligar leyes de financiación en el mes de octubre con mensaje de urgencia. De esta manera, el tiempo para discutir es limitado porque el Congreso tiene hasta diciembre para aprobar. La iniciativa llegó sin consenso previo con los partidos, pero con la promesa de un amplio debate durante su trámite. Con un estilo democrático, el nuevo gobierno debe solucionar el hueco fiscal de $83 billones del anterior. De lo que salga del Congreso, como mínimo se necesitan $23 billones, no solo hay que construir la paz social, también se debe recuperar el grado de inversión.

Como todo, hay cosas para mejorar, pero no es el infierno comunista que muchos trataron de vender. El Congreso debe trabajar con Min Hacienda para lograr una reforma tributaria fiscalmente responsable, haciendo el menor daño posible. Lo mejor sería frenar la evasión, una promesa muchas veces invocada, pero no cumplida. No fue la falta de voluntad de administraciones pasadas, simplemente la tecnología no estaba disponible.

 

El esfuerzo de US$250 millones de crédito con el BID ha modernizado la Dian. La implementación de la factura electrónica fue exitosa, permite tener información en tiempo real de más de 650 mil contribuyentes. La meta de recaudo de $26 billones es exagerada en un cuatrienio, pero $12 billones son realistas. La fiscalización mejoró, se realizaron más de 150 mil decomisos de mercancía sin papeles por valor de $1.2 billones. Hoy, el 90% de los tramites se puede hacer en línea. Aunque falta por integrar la base de datos de la Dian con otras entidades, incluyendo territorios, y que no se caiga tanto la página Web, esta es un nueva Dian. Hace cuatro años solo 2.8 millones de contribuyentes declaraban, hoy más de 5 millones lo hacen.

La reforma tributaria pide facultades extraordinarias para el Presidente por 6 meses, para reformar el sistema de personal de la Dian. Estas facultades son necesarias para potencializar las nuevas herramientas tecnológicas que refuerzan la lucha contra la evasión. Para empezar, teniendo en cuenta el tamaño de la economía, la planta de la DIAN debe aumentar cinco veces para llegar a estándares OECD. El esfuerzo de inspección física y visitas a empresas sigue siendo insuficiente, el Pareto de esfuerzo está en el manejo de los datos. Los grandes logros contra la evasión provienen de cruzar tantos datos de cada contribuyente como sea posible. Para lograr esto, aparte de contadores y economistas, se necesitan programadores y científicos de datos.

La nueva facultad que pide determinar oficialmente la declaración de impuestos mediante facturación no solo ofrece facultades de recaudo. Ya existe una declaración sugerida, pero ahora si el contribuyente no controvierte va a quedar en firme. Con la reglamentación de plazos, condiciones y demás, en cabeza de la Dian, se hará mucho más poderosa la figura. Esto implica una implementación gradual, pero preparar la declaración para todos los contribuyentes va a requerir procesar muchos más datos que antes. Un paso que hará nuestra relación con la Dian mucho más íntima (que es bueno y malo) y puede significar un quiebre positivo en el recaudo del país.

 

 

El salchichón y la reforma tributaria

Lo que más ha sorprendido del debate por el proyecto de reforma tributaria como mecanismo del Gobierno para conseguir 25 billones de pesos que necesita para financiar sus proyectos, no es el debate que comúnmente se  da alrededor de la nueva carga tributaria sino la discusión sobre lo que podría costar en adelante el salchichón y la gaseosa.

Muy triste para el país que las personas que tienen en sus manos la posibilidad de corregir errores en la manera como se tributa no den la discusión con la altura que se requiere y sí pesquen el anzuelo de intereses de las empresas productoras de bebidas azucaradas y alimentos procesados que claramente no les conviene una carga mayor sobres sus ganancias.

 

Y más triste es aun, que la opinión pública se deje guiar por estos intereses y traten el asunto como si se tratara de un producto de la canasta familiar que forma parte de la alimentación básica de miles de familias.

No es lo mismo hablar de un impuesto a los huevos, al arroz, a la leche, frutas, y demás productos nutricionales, que encarecerían el costo de vida, que preocuparse por un producto que, aunque las personas lo consumen, no forman parte de su alimentación básica.

Meterse con los productos básico de la canasta familiar fue lo que produjo la indignación de mucha gente durante el Gobierno de Iván Duque y provocó el estallido social, no pretenderán ahora que las personas se movilicen y salgan a las calles porque se grava el salchichón. Ni más faltaba.

Por otro lado, el debate por gravar las bebidas azucaradas viene desde años atrás, con la diferencia de que era la oposición la de la iniciativa y el Gobierno Nacional quien se encargaba de hundirla utilizando su aplanadora en el Congreso. Hoy, que la idea llega desde el Palacio de Nariño, se utiliza a la opinión pública no se si con la idea de sacar a la gente emberracada a la calle.

Se necesita una reforma tributaria y eso lo saben todos, oposición y Gobierno, y ahora que se presenta la oportunidad de debatir y analizar la manera en como lograr una tributación adecuada, además de controlar la evasión para de esa forma conseguir un buen recaudo que permita financiar los proyectos que tiene en mente el presidente de la república y continuar los que vienen en marcha, no la vamos a desperdiciar por distraernos en temas menores.

Se requiere que se asuma el debate con total seriedad, sin decir tonterías y sin prestarse a juegos e intereses particulares. Además, se necesita que el Gobierno no permita que se desvíe el foco de atención con asuntos como el salchichón y las gaseosas, entre otras porque en otros países como México y Chile, las bebidas azucaradas se encuentran gravadas y la gente no ha dejado de consumirlas.

@sevillanojarami

 

 

 

 

 

Petro y los empresarios

A los poderosos no les gusta que el nuevo gobierno amenace con quitarles algunos de los beneficios económicos que se ganaron en los últimos treinta años a punta de lobby y de financiar campañas políticas bajo el sofisma de generar más empleo, competitividad y productividad. Los beneficios que recibieron no derivaron en una economía más competitiva, productiva y transparente, ni en una sociedad avanzada con más y mejor empleo formal, equidad y sostenibilidad.

Treinta años desde que el Estado se dedicó a regular a favor del mercado, para lo cual creó un cuaderno de beneficios que no se han traducido en sostenibilidad económica, social, política, ambiental y jurídica. Gaviria sentó las bases, pero la profundización la hicieron Pastrana, Uribe y Duque.

 

Petro no dijo en campaña una cosa y como presidente otra. Lo que sucede es que los intocables se dedicaron a apoyar personajes menores, como Fico y el Ingeniero, el cual, sin embargo, ha sido más sensato que el paisa desconfigurado, que no tiene figura de nada menos de presidente de Colombia. Entonces, por andar haciendo travesuras electorales con el uribismo y demás maquinarias de la corrupción, los poderosos no atendieron ni entendieron lo que Petro decía.

Ganó la presidencia y está gobernando. Es un gobierno de cambio, pero de cambios sostenidos, sensatos, necesarios  contundentes y graduales, cuya consolidación se demorará unos cuantos años, ojalá menos que el neoliberalismo en destruir la economía, el sistema político y las instituciones. Nada de lo que a muchos asombra, es nuevo. Lo anunció y está cumpliendo, por supuesto con ajustes y cambios buscando los consensos y precisando el alcance y contenidos de las políticas y de las reformas.

Reforma tributaria: gradualidad condicionada

Las quince reformas tributarias que compró la dirigencia derivó en que no pagan impuestos o eluden más que el resto de América Latina, y en más del cien por ciento que en los países desarrollados. Si se suma corrupción a la evasión y elusión, los recursos públicos son escasos, por eso el 60% de los colombianos están desatendidos: tienen pocas opciones de bienestar y de oportunidades de crecimiento y desarrollo como personas, familias y comunidades.  Los poderosos ahora protestan y amenazan con llevarse la plata.

Gradualidad piden  otros según dicen analistas, columnistas, centros de estudio de su bolsillo y los discursos de sus representantes gremiales. Está bien, pero sin confundir gradualidad con aplazamiento. Esa gradualidad podría pensarla el gobierno, porque se debe dar un espacio para adaptar el modelo de negocios a las nuevas responsabilidades tributarias y su compatibilidad con las orientaciones de las nuevas políticas que debe diseñar e implementar el nuevo gobierno. La gradualidad debe condicionarse a compromisos que deben cumplir los empresarios: generar más y mejor empleo, invertir más en investigación, desarrollo, innovación y diversificación, patentar y exportar más, sustituir importaciones, y desarrollar nuevos sectores o actividades intensivas en tecnología. Para ello, el estado debe transitar del estado regulador parásito, al estado regulador innovador y emprendedor que establezca alianzas estratégicas de gran impacto con las empresas innovadoras.

Los grandes empresarios deben pagar impuestos por la repartición de dividendos. Deben perder beneficios ociosos que nada le dejaron a Colombia las zonas francas. Deben pagar impuestos los grandes propietarios de la tierra que deben volverla más productiva o venderla a privados o al estado para que este se la dé a pequeños productores o las venda a otros empresarios del campo. Deben pagar más impuestos por sus elevados salarios los ejecutivos, empleados públicos y políticos, porque la mayoría de estos últimos se han robado mucha plata del erario público, conformando redes de testaferros con familiares y amigos tal como lo hacen los narcotraficantes – cuando no es en alianza con estos -, así que al menos deben devolver la plata que nos quitaron a todos.

Tributaristas y analistas de su cuerda no pueden continuar con el cuento chimbo de la progresividad y de la equidad tributaria con el fin de poner a la clase media alta – aquella que gana entre diez y veinte millones de pesos mensuales – a pagar los impuestos que ellos no han pagado. Sin embargo, los de diez a veinte millones también deben poner su cuota.

La comida chatarra debe pagar IVA. Parte de la salud preventiva es una buena dieta. Un cálculo rápido muestra que sale igual o más cara la comida chatarra que una sana comida. Además, la comida chatarra termina llevando a las personas convertidas en chatarra a las salas de urgencia de clínicas y hospitales. Aquí el criterio, más que económico es de salud, y de pedagogía para un cambio cultural, como ocurrió cuando las verduras y las frutas se volvieron parte de la comida de todos los días, porque antes la dieta era harinas y más harinas, colesterol y más colesterol, lo cual aún ocurre en ciertas culturas. Debe haber algunas gradualidades mientras el proceso educativo se hace con la ciudadanía. Al final, todos los productos chatarra deben pagar IVA.

Gradualidad sí, nuevos beneficios también, pero no a cambio de nada o de poco. El mercado como concepto supremo y rector de un modelo económico, fue mentira. Colombia está lejos de tener una economía del futuro. Es una economía y una sociedad con mentalidad pequeña y del pasado. Estado – empresa es el esquema correcto. Mercado solo, no. Esto implica cambios en la educación y en la investigación científica y tecnológica, en la planeación del país, en las políticas sociales, y en superar las rigideces del presupuesto general de la nación. En Colombia las políticas son cuadriculadas, estrechas, mal apropiadas, creativas para la trampa negadas para el desarrollo.

La transición energética: una misión de largo plazo

Vuelve y juegan los intereses de unos cuantos poderosos. Colombia se metió y no ha salido de la enfermedad holandesa de los minero-energéticos, sobre todo de petróleo, por eso el dólar es absurdamente caro. Como la desindustrialización y la dependencia alimentaria fue una estrategia deliberada de los gobiernos de los últimos treinta años, entonces, el extractivismo sin industrialización se convirtió en la principal opción para obtener ingresos por exportaciones. De esa manera, se formó un gigantesco negocio de pala, excavadora, volqueta, tubo, barco y tren, que tiene inimaginables beneficios tributarios. Por eso, el impuesto a sus exportaciones tiene razón de ser. Además, las zonas, comunidades, y ciudades de los territorios extractivistas son de los menos desarrollados de Colombia, y algunos de los más violentos.

Fue otra bonanza que quedó en pocas manos y nada en los bolsillos de los millones de colombianos pobres, y pocas empresas e industrias se crearon en las cadenas de producción extractivistas.

De tal manera, que la transición energética implica, según van precisando el presidente y sus ministros, terminar los contratos de exploración de petróleo y gas, pero no incentivar más exploraciones, por eso punto final al fracking.

La autosuficiencia de los fósiles debe tener un periodo: doce a quince años como máximo, mientras se consolida el plan de reestructuración productiva y de nuevas exportaciones. Esto pasa por una estrategia de reindustrialización con base en energías alternativas. Lo he dicho en otras columnas: las nuevas energías no pueden seguir el modelo de que Colombia pone el recurso, y otros la tecnología, la producción y el negocio. Ecopetrol y el Instituto Colombiano del Petróleo, deben reestructurarse. A la actual Junta Directiva y al presidente de Ecopetrol no los veo en esa transición. Y los ministerios de Hacienda, Minas y Energía, Agricultura, Ciencia y Tecnología, Educación, Medio Ambiente, Transporte, y el DNP deben trabajar con productores y bancos la reestructuración y reindustrialización productiva de las nuevas energías y del sistema productivo en general.

P.D.: En una próxima publicación hablaré del caso del accidente que sufrí con una máquina de afeitar. La multinacional responsable ha dilatado y ofrecido compensaciones indignantes.

 

 

 

Mensaje de urgencia al proyecto de reforma tributaria

El Gobierno Nacional acaba envió mensaje de urgencia al proyecto de reforma tributaria radicado en la Cámara de Representantes semanas atrás por el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo.

“Esta reforma tributaria establece un conjunto de medidas dirigidas a fortalecer la tributación de los sujetos con mayor capacidad contributiva, robustecer las fuentes del Estado, introducir instrumentos, o modificar los existentes para reforzar la lucha contra la evasión, el abuso y la elusión tributaria y promover tributos que busquen principalmente el mejoramiento de la salud pública y la protección del medio ambiente, dice la comunicación enviada al presidente del Congreso”, Roy Barreras.

 

Desde su cuenta de Twitter el senador y presidente del legislativo, Roy Barreras, agradeció al Gobierno Nacional por escuchar la solicitud de darle al proyecto mensaje de urgencia.

Así las cosas, el proyecto de reforma tributaria tendrá discusiones paralelas en las plenarias de Senado y Cámara y debate en las comisiones económicas de ambas corporaciones de manera conjunta.

¿Tenemos una Biblia socialista?: Katherine Miranda a María Fernanda Cabal

La senadora María Fernanda Cabal respondió a los comentarios de la representante Katherine Miranda, quien está de acuerdo con que se cobre un impuesto a las iglesias que, según ella, “se han convertido en empresas electorales”.

Hoy son empresas electorales que se lucran de incautos. En la reforma tributaria nos vemos.”, escribió la congresista Miranda en sus redes sociales.

 

De inmediato la senadora del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, escribió en su cuenta de Twitter:

“La iglesia es perseguida en los regímenes socialistas y empiezan difamando su función, para justificarlo. “Empresas electorales que se lucran de incautos”, ¿también van a prohibir la libertad de culto?”.

La representante volvió a contestar con la siguiente frase: “Ay señora, recójase. Bien dice Mateo 22:21: ‘Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios’. Entonces tenemos una Biblia socialista”.

La polémica surgió a partir de la solicitud de la congresista Miranda, al ministro de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Ocampo, incluir en el proyecto de reforma tributaria un gravamen a las iglesias.

 

Los “intocables” y la reforma tributaria

El problema: el mercado.

Lo que dijo el presidente Petro en la campaña presidencial está en la reforma tributaria que se tramita en el Congreso de la República. Incluso, la reforma es más moderada porque para el primer año pide la mitad de los cincuenta billones anuales a que aspira llegar en su último año de gobierno.

 

Entonces, no es entendible la quejadera de los empresarios y de sus emisarios antes de presentar propuestas alternativas que sustituyan unos impuestos por otros con el fin de lograr los 25 billones que necesita el gobierno para financiar la agenda social y la reestructuración productiva, porque el desarrollo de la producción es la que permite que el recaudo cumpla con los objetivos sociales y económicos de las políticas.

Es claro que otorgar beneficios no soluciona problemas estructurales como ha ocurrido con las políticas de competitividad y de transformación productiva de los últimos treinta años puesto que no han tenido propósitos definidos y metas cuantificables centradas en crear una economía del conocimiento de alta productividad con sectores industriales y de servicios avanzados.

El fracaso de las zonas francas como instrumento para dinamizar las exportaciones se traduce en que la canasta exportadora no ha cambiado por eso las cuentas internacionales son negativas dado que exportamos menos de lo que importamos, además, exportamos materias primas e importamos tecnología.  Es un descuadre estructural que tiene efectos en los agregados sociales de pobreza, inequidad, violencia, informalidad, evasión y baja tasa de tributación, es decir, una suma de supuestos equivocados. El mercado lo tuvo todo, fracasó y el país perdió la posibilidad de construir un proyecto nacional de desarrollo duradero y sostenible.

Esta realidad plantea un problema que no es menor, por el contrario, es de gran dificultad, el cual, si ahora no se asume, la reforma tributaria tendrá problemas para cumplir los objetivos que pretende, pues no estaría amparando la reestructuración para abatir la dependencia del petróleo y del carbón por la vía de nuevas especializaciones que conduzcan a desarrollar el sistema agroalimentario, las energías alternativas, nuevas industrias y nuevos servicios con el fin de construir una oferta exportadora robusta en valor tecnológico y en valor económico, que genere oportunidades duraderas y superiores a técnicos, profesionales, investigadores, emprendedores, campesinos y empresarios, y más ingresos frescos y abundantes al Estado porque el sistema productivo crecería en calidad, cantidad, cobertura y sostenibilidad.

La razón por la cual Colombia ha tenido más de quince reformas tributarias en treinta años, se debe a que las políticas de competitividad y de desarrollo productivo han sido una mentira puesto que el propósito era la desindustrialización y acabar la soberanía alimentaria con las importaciones, de lo contrario no se explican las malas políticas internas y todas las ventajas para la competencia internacional a través de las importaciones. Ya vimos como en la reforma no se puede poner IVA a las importaciones de Estados Unidos por razones del TLC. De esa manera ¿cómo puede Colombia desarrollar industrias avanzadas si entran con desventaja a construir capacidades? No olviden que Colombia sólo invierte el 0.30% del PIB en CyT y la OCDE el 2% en promedio. Adicionalmente, cuando las empresas colombianas no pagan aranceles para ingresar al mercado de Estados Unidos, poco hacen ellas y el estado colombiano para elevar la productividad y el cambio estructural y tecnológico con el fin de aumentar la factura y la oferta con nuevos bienes innovadores. Al final, la balanza comercial con los TLC es negativa, y la brecha en desarrollo es cada vez más amplia frente a esas economías.

Como el objetivo no era desarrollar la producción para desarrollar la economía y la sociedad, las reformas tributarias han sido para cubrir las necesidades inmediatas de caja de los gobiernos.

Treinta años de mentiras, treinta años engañando al país y deformando la educación, la investigación, mal formando instituciones, y preservando los equilibrios macroeconómicos castigando decisiones contra cíclicas que sirven para suscitar cambios estructurales.

Desarrollar la producción superando la cota de la regla fiscal, no es déficit, es superávit, porque los retornos son inmensos sin sacrificios sin retornos como lo exige el FMI. Es irresponsable que ciertos economistas ortodoxos, exministros y gremios digan que no se necesita la reforma tributaria. Es igualmente irresponsable que lloren los milmillonarios y los que tienen salarios superiores a los veinte millones, por pagar más impuestos para beneficio de las mayorías olvidadas, cuyo bienestar sería más ventas para las empresas y más riqueza para ellos porque sus salarios aún podrían ser mejores con una economía más avanzada. La inequidad, la injusticia social, son enfermedades sociales cognitivas, bañadas de estupidez y mezquindad.

La solución: más estado más empresariado para más economía de la innovación.

Ahora bien, el nuevo presidente, sus ministros y el Director del Departamento Nacional de Planeación, han dado las primeras señales para iniciar un proceso de reestructuración productiva. Sin embargo, todo lo que se pretende en agricultura, energías alternativas, fortalecimiento industrial, nuevas industrias digitales, industrias de salud, otras industrias estratégicas, en turismo y otros servicios, no cuenta aún con una política de reestructuración productiva. Los lineamientos disponibles no dicen todavía de estrategias, programas, con cuánta plata, a qué tiempo, y con qué agenda se piensa iniciar un proceso de reestructuración de largo plazo, jalonado por el estado y las empresas, pues se carece de un marco de política acompasada con la reforma tributaria.

Sabemos que Petro lo quiere hacer y lo va a intentar, pero tiene que hacerlo junto a la reforma tributaria, de lo contrario, no puede proponer ninguna discrecionalidad según grandes agrupaciones sectoriales (agenda vertical de la política), porque no se trata de generar incentivos a todos los sectores por igual, ni sector por sector, porque nada se logra. Solo derivaría en beneficios para unos empresarios en detrimento de otros, con escasos o negativos retornos para la economía y para el Estado porque no se gana en competitividad ni en productividad con políticas que no discriminan sectores, puesto que en las políticas existentes todos los sectores son iguales.  Es un enfoque torpe, perezoso,  irresponsable y teóricamente irracional.

La reestructuración productiva implica acciones productivas sectoriales diferenciadas, acciones de ciencia y tecnología relacionadas con la reestructuración productiva, acciones de educación para formar el recurso humano necesario, y medidas macroeconómicas complementarias. En concreto, implica la articulación entre los ministerios de hacienda, de comercio industria turismo, de ciencia tecnología innovación, y planeación nacional, e inmediatamente incluir los ministerios de agricultura, minas y energía, salud, transporte por aquello de industrias del sistema de movilidad, educación y medio ambiente. De esa manera se lograría armonizar la productividad, la innovación, la movilidad física en todas sus expresiones y la movilidad social para personas calificadas, y todo lo anterior le daría sostenibilidad de largo alcance al nuevo modelo.

Se tiene ministro de hacienda desde hace dos largos meses, de comercio desde hace ocho días, de educación desde hace un mes, y ayer nombró ministro de ciencia tecnología e innovación. De esta manera, aún no puede haber política de reestructuración. Entonces, los ministerios sectoriales clave para el presidente Petro, como: agricultura, minas y energía, salud, caminan por su carril, se miran, pero aún no conversan. En estas condiciones, todavía es imposible establecer mesas de negociación y de acuerdos entre el estado y los empresarios para reestructurar el sistema productivo nacional.

El presidente debe armonizar de inmediato acciones, priorizar la política de reestructuración productiva o política industrial como la denominó en el congreso de la Andi. Es un trabajo complejo, sistémico y sincronizado con la reforma tributaria. Como recién empieza la construcción del plan de desarrollo hay tiempo para diseñar en detalle la reestructuración, acogiendo la idea de misiones de Mazzucato, donde, a manera de ilustración, la soberanía alimentaria sería una misión con sus componentes de producción, investigación, formación, salud, comunicaciones.

El presidente debe convocar a los ministros de comercio e industria, de salud, de ciencia y tecnología, al Invima, a los investigadores y empresarios que participaron en 2020 en la Cienciatón para dar respuestas tecnológicas que permitieran enfrentar el covid. Con base en la práctica se sacarían conclusiones de aprendizaje con el propósito de impulsar la innovación y la creación de nuevos productos y empresas de alta tecnología. Se lograron desarrollos muy buenos, pero el gobierno, el Invima, los empresarios y los investigadores cometieron errores, comenzando por el presidente, los ministros de salud y de comercio, y el Invima, solo hizo la tarea la ministra de ciencia y tecnología de entonces.  Si se aprende de esa experiencia, Colombia podrá desde su propia experiencia  reestructurar su economía, y entender como desde sus capacidades puede transformar la especialización de su sistema productivo .

En consecuencia, no es aconsejable pedirle al Congreso que actúe con urgencia en el trámite de la reforma. Faltan cosas por pensar e integrar a gran velocidad antes de pedirle velocidad al Congreso.

Un problema debe atenderse, no es menor, es gigante, alude a que los empresarios no están muy interesados en ponerse a pensar en una reestructuración productiva. Están cómodos con los espacios ganados en treinta años, tienen lavado el cerebro, por eso están dedicados a llorar y no a crear. Basta ver a Bruce y a los Cabal anunciando catástrofes, cuando la catástrofe son ellos.

El ABC de la nueva reforma tributaria

La reforma tributaria es una de las grandes apuestas del nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien se posesionó el pasado domingo, 7 de agosto. Esta generará varios cambios en la tributación tanto de personas naturales como de personas jurídicas.

Uno de los objetivos de la reforma tributaria es obtener ingresos para impulsar iniciativas de la nueva administración. “Con esta reforma se esperan recaudar COP $25 billones en 2023. Si bien en el pasado se habló de cifras más altas, el proyecto finalmente presentado menciona que el mayor recaudo podría llegar a COP $50 billones a mediano plazo, impulsado por la gestión y la lucha contra la evasión por parte de la DIAN”, señaló Luis Orlando Sánchez, Socio Impuestos Internacionales y Transacciones, EY Colombia.

 

De acuerdo con lo anterior, estos son algunos de los puntos clave sobre la reforma tributaria del nuevo gobierno:

  1. Personas naturales:
  • Incrementos en la tributación: habría incrementos para quienes tengan ingresos superiores a COP $10 millones mensuales. Esto se lograría, por ejemplo, reduciendo el límite a las rentas exentas y deducciones aplicable a la cédula general que sería de COP $46 millones anuales (1.210 UVTs), hoy es de COP $191 millones anuales.
  • Pensionados: pagarían impuesto las personas que reciban pensiones superiores a COP $10 millones mensuales.
  • Impuesto al patrimonio: este impuesto se establecería de manera permanente sobre patrimonios superiores a COP $3.000 millones.
  1. Ganancias ocasionales y dividendos:
  • Ganancias ocasionales: las ganancias ocasionales (hoy sujetas por lo general al 10%), serían gravadas bajo la tarifa progresiva en el caso de las personas naturales residentes (hasta 39%). Para las personas naturales no residentes y las sociedades (tanto residentes como no residentes), la tarifa se incrementaría al 30%. Esto aplica para la venta de activos fijos poseídos por 2 años o más, herencias y donaciones, entre otros.
  • Impuesto a los dividendos: Los dividendos (hoy sujetos al 10%) estarían gravados para las personas naturales residentes bajo las tarifas progresivas generales (que pueden llegar hasta el 39%), y para los no residentes (tanto personas naturales como sociedades) aplicaría una retención del 20%.
  1. Personas jurídicas:
  • Tarifas aplicables: Se eliminarían varias tarifas preferenciales, entre estas, las aplicables a ciertos hoteles, parques temáticos, proyectos de ecoturismo o agroturismo; a rendimientos generados por la reserva de estabilización de los fondos de pensiones y cesantías, y al servicio de transporte marítimo internacional.

La sobretasa para instituciones financieras del 3% sería permanente (actualmente se encuentra prevista hasta 2025). Esta genera una tarifa total del 38%, al sumarla a la tarifa general del 35%.

  • Zonas francas: De manera general, para mantener la tarifa del 20% tendrán que obtener un plan de internacionalización, buscando ciertos montos de exportaciones. Las zonas francas unipersonales estarían gravadas con la tarifa general (35%).
  • Límite global a beneficios: El valor total de ciertos ingresos no constitutivos de renta, deducciones especiales, rentas exentas y descuentos tributarios no podría exceder del 3% anual de la renta líquida ordinaria del contribuyente, antes de los ítems sujetos a la limitación.
  • Deducciones: Se elimina la posibilidad de tomar como descuento el 50% del impuesto de industria y comercio (con la reforma solo sería deducible). También se establece que las regalías pagadas al Estado por la explotación de recursos no renovables no serán deducibles, así como tampoco serían deducibles los pagos por afiliaciones a clubes y otros pagos, como apoyos a los empleados para vivienda.
  • Economía Digital: Se buscaría gravar como sucursales en Colombia a ciertas entidades no residentes y sin presencia física en el país, pero que tienen cierto nivel relevante de ingresos o de clientes en Colombia, o usan un website con dominio colombiano (.co).
  • Eliminación de tratamientos especiales: Varios tratamientos especiales desaparecerían, entre estos: los ingresos no gravados por ciertas ventas de acciones en bolsa y ciertas capitalizaciones; algunos costos y gastos presuntos relacionados con cultivos de café; las exenciones de economía naranja, de desarrollo del campo, algunas rentas exentas asociadas a la vivienda de interés social y prioritario, la renta exenta por transporte fluvial, y la renta exenta para plantaciones forestales; el régimen de megainversiones; los beneficios de Zese (incluidos los recientemente aprobados para Buenaventura y Barrancabermeja); los CERT por el incremento de inversiones en hidrocarburos y minería; y ciertos beneficios relacionados con la industria cinematográfica.

En todo caso, se señala que para quienes hayan cumplido con los requisitos de ley se les respetarán los beneficios durante el tiempo que estaban previstos.

Otros impuestos:

Se establecería un nuevo impuesto a las exportaciones de petróleo crudo, carbón y oro que aplicaría cuando dichos productos se exporten por encima de ciertos valores de referencia. La tarifa sería del 10% sobre la proporción del valor de las exportaciones derivada de un precio internacional superior al umbral.

La nueva reforma propone nuevos tributos para las bebidas azucaradas, los alimentos ultra-procesados, y los plásticos de un solo uso para envasar, embalar o empacar bienes. Por otro lado, plantea gravar al carbón térmico y mineral con el impuesto al carbono.

Aspectos adicionales:

La reforma tributaria también busca establecer medidas para combatir la evasión de impuestos, eliminaría los tres días sin IVA y no generaría cambios en la tarifa actual de 0% de la renta presuntiva.

Santiago Torres Acevedo

Account executive

EY