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Etiqueta: simón gaviria

Metro 2035

Los lineamientos originales del metro de Bogotá pactados entre el gobierno Santos y el alcalde Petro dieron los insumos técnicos para estructurar la financiación del proyecto. De manera consecutiva: el alcalde Peñalosa, el presidente Duque, y la alcaldesa López fueron imprimiendo su visión sobre su alcance. Ahora el presidente Petro trata de enrutar el proyecto hacia su visión original, pero el proyecto ya está en marcha. Si no hay coordinación con la alcaldía y el contratista, el riesgo es que pierdan los bogotanos en su movilidad y los colombianos económicamente. Aun con el metro perfecto en 2035, siendo Bogotá la sexta ciudad del mundo que más pierde tiempo en trancones, 122 horas por persona, no hacer intervenciones de fondo por 12 años, sería un error.

De cinco propuestas que fueron evaluadas por Alcaldía y el Presidencia, dos fueron seleccionadas. La primera opción busca subterranizar de la calle 72 con Caracas hasta la calle 100 con autopista y la segunda desde la Primera de Mayo con carrera 50 hasta la calle 72 con Caracas. En esencia, la primera opción mantiene el actual proyecto, pero extiende el alcance con un tramo subterráneo. La segunda opción reemplaza parte del actual diseño volviendo al concepto subterráneo original. Por otro lado, el concesionario apoyó la segunda opción argumentando la importancia de ampliar el proyecto 3.9km que añadiría 20 mil pasajeros adicionales.

 

Para empezar, como estrategia de negociación contractual, entre menos se modifique mejor. Existe el riesgo que, en cualquier tipo de renegociación, el concesionario busque recuperar los cerca de $11 billones de mayores costos causados por la devaluación. La primera opción tiene el menor riesgo ya que se puede manejar como una adición. El reto financiero de los $12,3 billones de más, requiere que Bogotá aporte $4,1 billones, ya que la nación no puede financiar más del 70% del proyecto. También ese tramo de Unilago es donde la calidad del suelo limita las opciones de tunelización causando mayores gastos, tráfico, y tiempo.

La segunda opción es volver al proyecto original, pero es una opción más costosa. Como regla general con sinnúmero de asteriscos, si una opción férrea terrestre cuesta 1 peso, una opción elevada cuesta 2 pesos y un subterráneo cuesta 5 pesos. Con esta opción solo quedarían solo 10.6km de metro elevado, cuyo beneficio de movilidad significa una mayor capacidad carga. Algo que una de las ciudades más densas del mundo, Bogotá, sin duda necesita. Como en su momento existían limitantes financieras, al metro volverse elevado se habilitaba recursos para construir Transmilenio que alimentaba la demanda y disminuía el costo del pasaje.

Hay que abonarle a la alcaldesa su no disponibilidad de sacrificar los cables ni el tren de cercanías. Al mismo tiempo, decisiones de ella como no construir la Alo o APPs para mejorar la entrada/salida de la ciudad se ven menos sabias. Todo el ruido de amenazas, parece se resuelve con la chequera nacional asumiendo los gastos adicionales. La preocupación es que lo que parecía una impresionante bolsa adicional de $20 billones de la tributaria para cumplir el plan de gobierno, entre SOAT, subsidios y salarios, ya se está comiendo un tercio de la plata y solo vamos en febrero.

Simón Gaviria

Tormenta en vivienda

Preocupa la tormenta perfecta que se arma contra la construcción de vivienda: alza de tasas interés, inflación de insumos de construcción, devaluación del peso, incrementos en costos laborales o la insuficiencia presupuestal para subsidios, entre otros. Junto a su importancia empresarial y social, la construcción de vivienda es fundamental como herramienta anticíclica. Con diferentes entidades previendo un crecimiento del PIB en 2023 entre el 0 y 1,5%, la vivienda puede ser una tabla de salvación para el desempeño económico del país. Hay que hacer mucho más para garantizar su éxito.

Las cifras del sector vivienda el año pasado son exitosas, el ultimo dato de noviembre de 2022 incremento el área destinada a vivienda de 37,0%, en relación con el 2021. Cabe anotar que, aunque las restricciones de pandemia crean una línea base que exagera el contraste, al hacer la comparación con el año anterior a la, también se aumenta 23%. Resultados tan positivos, no se dieron por si solos, fue necesario incentivar el sector y hoy no hay cómo hacerlo.

 

Durante 2022, un año electoral, el gobierno anterior anticipó los subsidios previstos para 2023, generando un estímulo sustancial, pero dejando desfinanciado este año. Para no causar un desplome en el sector, los subsidios de vivienda deben aumentar por lo menos $1 billón en la adición presupuestal; programas como Mi Casa Ya, que este gobierno sabiamente decidió mantener, podrían absorber ese monto e incluso uno superior. Esto, en adición a otras iniciativas en estructuración, podría estabilizar al menos el mercado de interés social.

Según el DANE, en el tercer trimestre de 2022 la inflación del sector construcción fue del 19,1%; como consecuencia, muchos proyectos que encontraron punto de equilibrio el año pasado, están entrando en negativo. Situación que se agrava con el aumento de los precios del cemento, hierro y varios importados. Para contener los precios, el gobierno nacional podría considerar una reducción temporal de aranceles. Los alcaldes que tengan modificaciones de su POT podrían ayudar incorporando más terrenos para vivienda e invirtiendo en acueducto y alcantarillado, mejorando el costo de la tierra.

En ese contexto, preocupa que el fenómeno de costos de la construcción se multiplique con el costo financiero. Con los bancos captando capital al 16,0% y colocando al 25,0%, es difícil que un negocio aguante esas tasas de interés. Ni los constructores ni ciudadanos son capaces. El Fondo Nacional del Ahorro debe retomar el crédito constructor para estimular la actividad y programas de subsidio a la tasa de interés fortalecidos.

Con los nubarrones económicos que vislumbra 2023, se requiere que el gobierno desarrolle una política de promoción de vivienda para estimular la economía. Varios sectores tienen buenos argumentos para solicitar recursos, pero el multiplicador de 2,4 de vivienda es poderoso. Por cada $1 billón de demanda jalona 2,4 billones de actividad económica en 30 sectores generando 50 mil empleos. Debido a su dinámica, el sector puede ejecutar en 2023 los recursos que le pongan, mientras los otros estructuran proyectos. El déficit habitacional sigue siendo de 5,21 millones de vivienda. En tiempos de incertidumbre, es mejor trabajar con lo que ya está probado.

Simón Gaviria

Liquidar contratos petroleros

A veces es necesario volver a expresar ideas que se pensaban consensos: La inversión privada es buena y si es extranjera, igualmente buena. El capital privado es fundamental para el desarrollo nacional. Colombia ha tratado de promover la inversión directa, ya que es de largo plazo y puede traer transferencia tecnológica. El presupuesto estatal no alcanza para transformar el país. En 2022 la inversión extranjera directa en Colombia alcanzó US$11.460 millones, un incremento anual de 59,9%. La elección de Gustavo Petro no espantó el interés de los inversionistas extranjeros, por el contrario, el mes de diciembre fue el segundo mejor mes de 2022. Ahora bien, si por razones ideológicas se va desincentivar la inversión en hidrocarburos, se debería hacer de manera organizada y no maltratando inversionistas.

Con el nombramiento de Clara Guatame como directora de la ANH, junto a los equipos que de Min Ambiente y Min Minas, es evidente que el gobierno está siendo consecuente con su promesa de campaña de desmontar al sector de hidrocarburos; quiere frenar la exploración administrativamente y desincentivar la inversión tributariamente. Atrás quedaron las épocas en que se promovía el desarrollo del sector, ahora se hará lo mínimo necesario para “garantizar la soberanía energética” tal como lo mencionan las bases del Plan de Desarrollo del gobierno. Esto, a pesar de que el 71,9% de la inversión extranjera directa de 2022 fue de proyectos de petróleo y minería.

 

Ya mucho se ha advertido sobre las consecuencias fiscales y cambiarias, pero es una decisión tomada. No obstante, el gobierno no debería perder de vista que muchos de los fondos que invierten en hidrocarburos también son los que invierten en infraestructura, telecomunicaciones o en la deuda del país; en vez de agotarlos con papeleo interminable y un ambiente hostil de autoridades, se debería explorar una manera organizada de terminación de contratos.

Los contratos de inversión en el sector de hidrocarburos a través de la ANH vienen acompañados de requisitos de inversión y cuantiosas exigencias de garantías. Si efectivamente el gobierno no tiene interés de que se hagan esas inversiones, primero debería agotar la alternativa voluntaria para que se deshagan esos contratos. Para efectos de transparencia y estabilidad jurídica lo óptimo sería que, a través del Congreso, se tramitara un marco jurídico y económico para hacer esos arreglos. Inclusive parte de las válvulas de escape para cancelar contratos podría ser el requisito de inversión en la transición energética que tanto busca el gobierno.

Destruir la imagen de Colombia como destino de inversión con expropiaciones, cancelaciones unilaterales u hostigamiento burocrático sería un costoso error. El mismo gobierno está buscando cuantiosas inversiones para el agro, turismo y la infraestructura del país. Si matan el petróleo habrá miedo de invertir en otras cosas, no importa que prometan. Las terminaciones voluntarias de los contratos sería un mecanismo para convertir las diferencias ideológicas en oportunidades. Seguir con la idea que Colombia continúa siendo amigable al capital privado. Ya se sataniza mucho al gobierno por ser de izquierda, destruir confianza en el país seria un error que iría mas haya del petróleo.

 

Más detalle…

La tradición política colombiana ofrece a sus mandatarios una luna de miel, entre 6 a 12 meses donde sus iniciativas y equivocaciones se dejan pasar. Históricamente esta ventana de confianza la aprovecha el ejecutivo para radicar ambiciosas reformas frente al congreso. Este gobierno que viene con expectativas masivas de cambio, optó por la cautela en su primera legislatura. Mientras tanto, un temor fundado en experiencias de gobiernos de izquierda en América Latina, una narrativa de dictadura narco comunista de la oposición y varias salidas en falso de funcionarios están deteriorando el clima de inversión. Brindar más detalle sobre las próximas reformas sería útil políticamente, fomentaría la economía y mejoraría las mismas iniciativas. La incertidumbre confunde a pesar del buen momento que viven muchos empresarios.

Fácilmente se puede confundir el periodo de luna de miel con un falso consenso sobre el qué y el cómo de las reformas. Se corre un riesgo, como le pasó al presidente Duque, de aislarse en políticos y académicos que solo compartieron las opiniones del mandatario. Si efectivamente las reformas prometidas son de la escala y variedad de las cuales se habló en campaña, se debería anunciar esa agenda con un anexo que incluya el detalle de las propuestas del gobierno.

 

Las conversaciones populares que se adelantan en el marco del plan de desarrollo son valiosas, pero tienden a tener un enfoque regional. Pocas veces existe la oportunidad de profundizar sobre temas sectoriales, menos aun cuando la conversación está basada en percepción y no datos. Se debe escuchar a expertos independientes por fuera del esquema oposición-gobierno, inclusive totalmente alejados de la política, quienes son fundamentales si se quiere hacer grandes reformas que requieren consenso.

El plan de desarrollo nos dará más luces sobre la dirección de reformas. Hasta ahora solo se aprobó la tributaria, el grueso de esta pulida en la discusión congresional al tramitarse sin el afán usual de fin de año. Aunque esta cumplió con su propósito de recaudar lo requerido haciendo el menor daño posible, nadie argumenta que fue una reforma estructural. A parte de esto, en trámite viene una reforma política, más bien diseñada para favorecer los intereses del partido de gobierno. Al cierre de esta legislatura, se pueden destacar varias iniciativas del Congreso, pero las reformas grandes de gobierno vendrán más adelante.

La reforma pensional basada en pilares, una propuesta razonable promovida por el Banco Mundial, ya la están satanizando como el fin de los mercados de capital. La reforma a la salud la están desprestigiando diciendo que acabaría la opción privada de atención para depender exclusivamente de un monopolio estatal. Si bien hay mucho rumor, si deberían decir qué va a reemplazar las EPS después de acabarlas. Con el detalle e inclusive el derecho a opinar de voces que piensan diferente, se puede construir confianza.

La economía va a tener un buen cierre de año, pero muchos empresarios están dilatando inversiones en el país hasta no tener más claridad. Existen buenas ideas, especialmente propósitos, pero ya es hora de mostrar el detalle.

PS Fueron 78 anos de espera para nosotros los hinchas del Pereira, también 8 anos en la B, pero finalmente nos llego nuestra estrella.

 

 

La tributaria territorial

Todo candidato promete gastar más, pero cobrar menos impuestos. Una aritmética basada en “eficiencias” en la administración de impuestos, esfuerzos que, aunque útiles, nunca han recaudado lo suficiente para equilibrar finanzas. La disciplina del mercado no solo impone alzas de impuestos. En lo territorial es más dramático porque el gobierno nacional se queda con el desgaste de tramitar una tributaria, pero sin el beneficio del recaudo. Las entidades territoriales, especialmente los departamentos, siguen con la misma estructura tributaria de la colonia dependiendo de los impuestos al pecado. Si en serio se va a hacer una revisión de esta estructura, ojalá sea para modernizarla, no para hacer más de lo mismo.

Cuando se instaló la corona española construyó un sistema de impuestos basado en el vicio. Es una estructura tributaria territorial dispersa en tributos de escaso recaudo que solo generan carga administrativa para el contribuyente y el gobierno.  De 14 impuestos, solo 5 explican el 85% del recaudo total departamental. En los departamentos, 57% del recaudo está concentrado en impuestos al pecado (54.2% cerveza, 21.7% licores y 24.0% tabaco). Salvo los de mayor desarrollo, los departamentos no tienen autonomía, sus ingresos propios tributarios representan tan solo un 27% de sus ingresos. La dependencia frente a las transferencias y las regalías es de cerca el 61%, el resto requiere gestionar frente al gobierno nacional.

 

A través de los años, mientras nuestra sociedad se convirtió en más virtuosa y los recaudos disminuyeron, se aumentaron las tarifas de los impuestos tradicionales de manera agresiva. Con excepción del tabaco, todas las tarifas están por encima del promedio OECD. Esta dependencia fiscal coloca a los departamentos en la incomoda decisión de que al tratar de disminuir consumos por razones de salud afecta sus propias finanzas. Con el tiempo, el recaudo departamental (1% del PIB) cayo para ser menos de la tercera parte del de los municipios. Además, es muy desigual los 7 departamentos más grandes son responsables de mas del 40% del recaudo, mientras que en los 11 más pequeños, no supera el 10%.

En la última reforma tributaria, sabiamente Min Hacienda excluyó los temas territoriales, para verlos integralmente. Se presentaron ideas para explorar: la creación de impuestos para vapeadores, la cesión de las rentas del cannabis o la transferencia del IVA de la gaseosa, las cuales, aunque tenga sentido hacerlas, se mantienen en la línea histórica de combatir lo pecaminoso. La nueva argumentación es la compensación por daños en salud, pero para efectos de recaudo nada de esto mueve la aguja. Hay esfuerzos para que el gobierno se meta en disputas privadas, cerveza vs licores o loterías nacionales vs. Internacionales porque los lobistas buscan hacerse zancadilla, pero eso tampoco logra mucho.

La solución estructural pasa por la adopción de un único Estatuto Tributario Territorial que amplíe la base y racionalice la dispersión de tributos de bajo impacto. Seguir aumentando la tarifa de lo de antes permitiría recaudar una gota más, lo cual puede que sea aplaudido por la galería, pero no resolvería ningún problema de fondo, si acaso crearía retos de contrabando. Mucho se podría hacer modernizando el recaudo, ojalá no salgan con más de lo mismo.

 

Decrecimiento derrotado

Una de las conclusiones de la COP 27 es la derrota de la teoría del Decrecimiento. Con diferentes voces, pero bajo la influencia de Serge Latouche, el movimiento del Decrecimiento busca producir y consumir menos, para garantizar un crecimiento más sostenible; en otras palabras, solucionan el problema de emisiones frenando la economía. En Sharm-el-Sheik, delegación tras delegación presentó sus avances y muchos orgullosamente mostraron el desacoplamiento entre prosperidad y emisiones, destacando que están logrando construir economías menos intensas en emisiones. Existe consenso en que, disminuir emisiones a punta de prohibición, es como matar al paciente para curar la enfermedad.

El Decrecimiento de Latouche argumenta que, al disminuir la actividad económica, el crecimiento se vuelve duradero en el tiempo, ocurre a las buenas o las malas. Pero sus tesis no distinguen entre niveles de desarrollo, por lo que la reducción de recursos, aun para países pobres, es un costo inevitable. Incluso sostienen que como se mejora la calidad de vida gracias al menor trabajo, el Decrecimiento conduce a un freno de natalidad configurando un circulo virtuoso. Los políticos ecológicos del Decrecimiento tomaron como símbolo al caracol, con la metáfora de que, cuando un “río se desborda, queremos que bajen sus aguas para que vuelvan a un cauce natural.” En esencia se trata de un rechazo al crecimiento económico como propósito.

 

El mensaje de los líderes mundiales que se reunieron en Egipto fue esperanzador: se puede lograr desarrollo económico con disminución de emisiones. Según The Economist, 33 países lograron un crecimiento sostenible entre 2007 y 2019, sus emisiones cayeron un 15%, al tiempo que el ingreso per cápita aumentó 23%; son resultados basados en evidencia no filosofía. Ya Argentina, México y Uruguay lograron este desacoplamiento, que Colombia lo logre no es impensable.

Más tecnología en procesos de producción, el despliegue masivo de energías renovables y un más exigente estándar ambiental están cambiando la correlación entre emisiones y progreso económico. El reto de los países, especialmente los pobres, es de financiación para hacer estas inversiones, pero ese es un problema diferente al de prohibir la actividad económica.

El problema de fondo está en que, en esencia, los defensores del Decrecimiento asumen que la matriz de producción no puede ser optimizada y mantienen una relación lineal entre emisiones y crecimiento. Según la UPME, en Colombia solo con la entrada de los proyectos que están en marcha, se aumentará 100 veces la capacidad de renovables del país, logrando que la economía sea mucho más sostenible. Basados en evidencia, el progreso económico disminuye tanto la natalidad como el desperdicio de recursos. Se avanza haciendo la matriz energética más limpia y mejorando la eficiencia de consumo.

En síntesis, la teoría del Decrecimiento que llegó al país está más basada en filosofía que en análisis técnico, es una solución facilista; se le olvida que una nueva conciencia ambiental ciudadana facilita cambios estructurales en la estructura de consumo. Financiación para sostenibilidad hay mucha en la comunidad internacional, mejor enfocarnos en conseguir más recursos para hacer más inversiones y hacer las cosas mejor.

 

 

 

Segunda Línea del Metro

Después de experimentar exitosamente con Transmilenio, dado que su capacidad estaba al limite, Bogotá desarrolló el metro. Según DNP, entre 2011 y 2015 los tiempos de viaje en Transmilenio aumentaron en 18.0%, el carril exclusivo en la Caracas tenia trancón. El centro ampliado era responsable del 50% de los 15.2 millones de viajes que ocurrían en 2015 y se estimaba que el metro duplicara la carga hasta 80.000 pasajeros sentido hora. Ahora, que esta en ejecución, el fantasma de la devaluación ronda el proyecto. Antes de iniciar la licitación de la segunda línea, sería bueno verificar que la primera esté garantizada. No queremos quedarnos sin el pan y sin el queso, papa nación no tiene con que pagar una equivocación.

Desde el DNP, trabajamos con el alcalde Petro, el Banco Mundial y el BID diseñando un trazado del metro. Sin embargo, para no repetir el error del metro de Medellín que, al no tener alimentadores, no canalizo suficientes pasajeros causando una tarifa excesivamente alta, se previó que el SITP, Regiotram, y Transmilenio fueran alimentadores del metro. No se debe permitir un tiquete de metro más caro que el de Transmilenio.

 

Los primeros presupuestos del metro se hicieron con una TRM de $1.975, con un valor estimado del proyecto de U$$ 7.601 millones. Naturalmente no todos los costos del proyecto son en dólares y para el momento de adjudicación ya la TRM estaba en 3.479. La estructuración del contrato contempla un mecanismo de pago en dólares de hasta de US$1.000 millones para mitigación de riesgo cambiario, que, disminuye el riesgo de que el contratista deje el proyecto abandonado. Tan útil como es esta clausula, nadie esperaba una devaluación que superara el 30%. Ya cubrir con esta obligación es $2.43 billones mas onerosa por cambios en la moneda.

Solo el material rodante, el cual es importado, en octubre de 2014 se estimaba en US$591 millones o $1.17 billones, en la fecha de adjudicación subió a $2.05 billones y hoy ese monto es $2.96 billones. En otras palabras, solo este componente, tomando en cuenta la inflación y la escasez de capacidad, podría subir el valor podría mas haya de los $1.1 billones. El problema es que entre 38-40% de los insumos del proyecto son importados, lo cual puede significar mayores costos de $11.6 billones. La cláusula de riesgo puede absorber parte, pero quedarían pendientes más de $6 billones por resolver con un dólar a $5.000.

Para el Regiotram, los retos son diferentes, dado que todos los pagos al contratista son en pesos. En un acto para destacar de gerencia publica, la gobernación de Cundinamarca logro introducir en el contrato expresamente que la totalidad de costo adicional de la devaluación debería ser asumido por el contratista. Si bien pueden dejar el proyecto abandonado, es diferente uno demandar por incumplimiento a ser demandado por desequilibrio.

Estas cuentas de servilleta, son relevantes para que se le de una solución de movilidad a los Bogotanos. Nadie niega la importancia de la segunda línea del metro, es necesaria, pero es fundamental un alto en camino para verificar que no quedemos con dos huecos. Como mínimo se podría reforzar la estrategia de coberturas cambiarias del actual proyecto. Ya las cosas están duras, pero ¿qué pasa si acabamos con dólar a 6.000?

No Perder Colombia

Durante los últimos 25 años, la relación Colombia-EEUU ha sido de amistad inquebrantable; el éxito del Plan Colombia, EEUU principal socio comercial nuestro y una masiva diáspora, construyeron un vinculo estrecho. Colombia llego a ser el tercer mayor receptor de ayuda de EEUU, hoy noveno. Se crearon lazos en esferas de seguridad y inteligencia. El temor de que un gobierno de izquierda disolviera esta alianza era preocupante para EEUU, Chávez decía como ofensa, aunque muchos lo tomaran con orgullo, que “Colombia era el Israel de Sur América.” Sin embargo, la relación se mantiene y, a pesar de dificultades, Colombia no está ni cerca de aliarse con Rusia ni Irán, aunque sí con Venezuela.

Si bien el nuevo tono colombiano fue recibido de manera agridulce en Washington, por ahora se impone la tesis de “no perder a Colombia”. En otras palabras, existe disposición de dialogar sobre temas donde existía previo consenso y alineación. Por ejemplo, en la lucha contra las drogas, donde el esfuerzo conjunto tiene más de 40 años. En relación con la nueva actitud colombiana de legalización de la cocaína, esta tiene defensores, incluyendo un editorial de The Economist, pero no es para todo el mundo, ni en Bogotá ni en Washington.

 

Las elecciones del martes, aunque hacen la relación bilateral más difícil, crean un escenario mejor que el esperado. Al contrario de Colombia, donde el Congreso es solo consultivo en relaciones exteriores, en EEUU este no solo ejerce control, sino que define presupuestos. Se esperaba que una contundente nueva mayoría Republicana Trumpista en cámara y senado se generara un choque con el gobierno colombiano; sin embargo, con los Demócratas previendo ampliar su mayoría senado y la cámara en foto finish inclinado hacia Republicanos, el giro no será brusco.

De especial interés, fue la derecha en la Florida, donde De Santis, el actual gobernador Republicano, se volvió el fenómeno electoral. Es la primera vez, desde la guerra civil que no hay ningún Demócrata elegido estatalmente. La diáspora colombiana apoyo decididamente a De Santis, quien ganó en Miami-Dade. Con esos resultados, si Trump no aspira y aunque aspire, De Santis entra a ser uno de los favoritos para ser el próximo presidente de EEUU. Por lo menos sabemos que es amigo de Colombia.

Lo que debía ser una victoria fácil para los Republicanos, se convirtió en una derrota, dada la escogencia de candidatos excéntricos en varios estados. El presidente Trump apoyó a más de 300 candidatos, pero a los que aspiraban a liderar elecciones en zonas competidas todos perdieron. Sin un mandato claro, pero con mayorías Republicanas en la Cámara, va a haber mayor auditoría sobre Colombia, pero no rompimiento.

La economía de EEUU desde 1950 en cada año después de las elecciones de Congreso siempre crece, inclusive en promedio un presidente Demócrata con un Congreso dividido ofrece un 13% de retorno en la bolsa de valores desde 1932. Con la derrota de los extremos en el Congreso de EEUU y mejores perspectivas económicas, se podría esperar que las visiones opuestas lleguen a puntos moderados. Si la amistad de Colombia con EEUU puede navegar un gobierno de izquierda colombiano y una activa Cámara de Representantes Republicana, la amistad será aún más estrecha que antes.

Hidrogeno, el Futuro

Colombia es rico en todo tipo de energía: genera el 70% de su electricidad con hidroeléctricas, es el productor 20 del mundo en petróleo, el 6 en materia de carbón y está lleno de sol, viento y biomasa. Sin embargo, este potencial de generación eléctrica se frena por limitantes de exportación y la creciente complejidad del entorno de permisos.

El hidrógeno, que parecía ser una fuente energética de ciencia ficción, está a décadas de ser parte de la matriz energética y puede ser la llave para destrabar el potencial de energía del país. El hidrógeno no solo es una solución sostenible, además, brinda confiabilidad al sistema eléctrico, que para Colombia es el futuro.

 

En esencia, la producción de hidrógeno es un proceso que consiste en utilizar energía para romper átomos y aislar el hidrogeno. Si fuera, por ejemplo, agua (H20) se utilizaría la electrólisis para separar el hidrógeno del oxígeno. Una convención es el uso de colores para distinguir entre métodos de producción: verde, se produce con energías renovables; azul, se genera con gas natural, pero con captura del CO2; gris, surge con gas o metano, sin ninguna restricción; negro, con carbón; morado, con energía nuclear y el blanco ocurre naturalmente. Hoy, de las 87 millones de toneladas producidas en 2020, el 95% se producen con hidrocarburos y tan solo el 4% con renovables. Dado la nueva conciencia ambiental, el potencial del verde y azul es inmenso.

En paralelo, la posibilidad de generar electricidad en Colombia para exportar a otros países está limitada, lo hacemos con éxito al Ecuador, pero inclusive esa interconexión da redundancia en momentos de escasez. El Amazonas limita la conexión con Perú y Brasil, el temor de garantía de pago frena buenas iniciativas con Venezuela y, el Darién bloquea la interconexión con Centro América. Limitaciones de exportación, retos de licenciamiento ambiental o de consulta previa, restringen el mercado doméstico aún más.

La potencia de renovables que es La Guajira, con un potencial de más de 8 mil MW, languidece frente a 42 consultas previas requeridas para construir una línea de transmisión. Igual es el caso de la excelente cuenca hídrica del sur del país, pero que tampoco es posible interconectar con el sistema nacional. Si dependemos del sistema eléctrico, estos proyectos están a décadas de desarrollar su potencial, el hidrogeno hace viable estos proyectos.

La oportunidad es generar hidrógeno colombiano para transformarlo en Amonia (NH3) o Metanol (CH3OH), los cuales pueden ser fácilmente exportados. El mercado global de hidrógeno vale US$135 mil millones, pero cada vez exige más que sea verde o azul. En Colombia sobra el viento, el sol y el agua para producirlo. Con avances tecnológicos de captura carbón esto le podría dar una segunda vida a la industria del carbón térmico. Nuestro mercado natural es el este de EEUU, aunque puede haber oportunidades en Asia.

Se le ha hecho tarde al Congreso y al Min Minas para presentarle al país una ley marco de hidrógeno. Si bien es verdad que existe una ley de renovables, esta tenía otras tecnologías en mente. Deben existir incentivos, una entidad responsable para su regulación y otra para su promoción. Ojalá no se muera en la falta de claridad regulatoria y tramitología eterna que está liquidando a otros proyectos de renovables, se requiere una señal clara.

 

 

Extranjeros vs. Locales

Mucho se ha dicho sobre la devaluación del peso colombiano, aunque lo discrepante es el comportamiento entre locales y extranjeros. Son los mismos hechos, decretos y comentarios, pero las interpretaciones son diferentes. Según el Banco de la República, en los primeros nueve meses de 2022 la inversión extranjera directa aumentó 62.4% frente a 2021 con un sesgo de hidrocarburos y minería que subió 78.6%. En paralelo, la inversión directa de colombianos en el exterior aumentó 35.2% durante el mismo periodo. Así, mientras muchos locales están saliendo del país al percibir un aumento del riesgo, muchos extranjeros están entrando, en busca de activos baratos. Aunque es demasiado temprano para saber qué efecto primará, lo cierto es que tanta incertidumbre no es buena, la inversión necesita confianza. Tanto anuncio impreciso, no ayuda.

Por su parte, la devaluación no es un tema específico de Colombia, según The Economist, en lo que va de este año, el dólar se apreció 18% frente a las 12 principales monedas del mundo. La combinación de la pandemia con la inflación global contribuyó a una percepción de riesgo generalizado que fortalece el dólar. En momentos de incertidumbre, los inversionistas buscan activos seguros y, como dicen los venezolanos, “no hay dólar caro.” El refugio en estos momentos son los mercados financieros de EEUU.

 

En paralelo a este fenómeno, el alza de las tasas de interés en EEUU hace que el capital golondrina migre buscando mejores retornos. Esto tiene eco, casi de inmediato, en otros bancos centrales que al ver devaluada su moneda y con el temor de importar la inflación, incrementan sus tasas de interés locales, atrayendo inversión extranjera. Frente a la coyuntura, casi todas las monedas se están devaluando frente al dólar.

En el ranking de 103 monedas que publica La República, con 16.9%, el peso colombiano era el 24 más devaluado a nivel global en el 2022, hasta el 24 de octubre. No necesariamente es nuestra moneda la que más ha perdido valor, pero en América Latina solo Argentina se devaluó más que Colombia. El mercado espera dos incrementos adicionales de 0.75% de EEUU en el corto plazo, esto no se acabado.

A pesar de un record de remesas hasta agosto de US$5.532 millones, la OPA por el control del Sindicato Antioqueño, y hasta el 23 de septiembre, un superávit en la balanza comercial, el peso se está devaluando más de la cuenta. Muchas familias colombianas están comprando propiedades en el exterior, abriendo sociedades para sacar su patrimonio o vendiendo activos en el país. Que hay nervios, los hay, que tengan razón, aún está por verse.

A tan solo 77 días de iniciar el gobierno, todavía no se han materializado los cambios de fondo, sobre cuyas promesas el gobierno ganó las elecciones. A la fecha no hay decretos sustanciales ni leyes que afecten la estructura social y económica. El papel de Min Hacienda corrigiendo comentarios de otros, deben tener todo nuestro respaldo. Cuando los funcionarios públicos opinan, no es para hacer una lluvia de ideas o explorar. Ahora, independientemente de si los locales o los extranjeros tienen la razón, sin duda a largo plazo Colombia sigue siendo un país con mucho futuro. Ojalá la turbulencia actual no se vuelva permanente, la plata que se va se demora en volver.

Un nuevo PIB

Todos los países miden su producto interno bruto (PIB), lo cual, en esencia, es medir el estado de resultados de la economía. Algunos toman medidas más amplias, como Bután que trata de estimar la felicidad o Picketty que contabiliza la riqueza nacional, aunque útiles por si solas son incompletas. Ahora que EEUU empieza una ambiciosa construcción de contabilidad ambiental para hacer un balance de la nación y Biden busca aterrizar el Cambio en la Riqueza Natural (CRN) en un solo dígito, medir el avance de la conservación, así como se mide el de la economía. Dado el interés del actual gobierno en la agenda ambiental, el DANE podría hacer lo mismo para Colombia. Esos datos no solo mejorarán la toma de decisiones, sino que transparentar los servicios eco-sistémicos contribuirá a nuestra conversación global.

En los 80s Reagan trató de construir un balance de activos para los EEUU, pero no incluía activos ambientales; Clinton en los 90s incluyó temas ambientales, pero recortes presupuestales y la oposición posterior de George W. Bush frenaron la iniciativa; la Unión Europea tiene una comisión permanente de Cuentas de Capital Natural y, en 2021, el Reino Unido publicó un reporte económico sobre la biodiversidad. Biden no solo busca formalizar esta contabilidad ambiental sino incluirla en los análisis de costo beneficio de varias agencias federales.

 

Aunque desde los 70s se ha tratado de innovar contabilizando nuestra riqueza ambiental, solo hasta ahora la tecnología y su reducción de costos están permitiendo una medición más precisa e integral. Los avances en medición satelital permiten censos que incluyen la medición individual de árboles en un bosque, la calidad del agua o las reservas metálicas; también nuevos sensores permiten medir la calidad del aire.  Mejoras con las cuales, Nicholas Mueller, en EEUU, determinó se aportaría 3% en crecimiento adicional por cuenta de enfermedades prevenidas. Con todo, todavía falta mucho consenso por construir en aspectos metodológicos.

Los esfuerzos originales en la materia trataron de usar información de mercados para definir el valor, nuevas técnicas son más amplias. Por ejemplo, un árbol que presta servicios eco-sistémicos de producción de oxígeno, captura de carbono y sombra, tiene un valor más allá de su madera. Con contabilidad ambiental sabemos que entre el 2010 y 2018 la riqueza de cobre y hierro en EEUU cayó 51% dada su intensa extracción para la producción de baterías en la transición energética. Más preocupante es que en el mismo periodo se perdió 10% del valor de los manglares por deforestación o que 33% del valor de las abejas se perdió desde 2006. No todo el crecimiento es igual, hay uno más sostenible que otros.

Si Colombia quiere ser potencia de la vida, líder mundial en conservación, el argumento se construye mucho más fácil a partir de evidencia. La tecnología está disponible, inclusive el catastro multipropósito está a punto de levantar información sobre 26% del país que antes no tenía. Cuando sacamos la protección de arrecifes coralinos, un argumento que ayudó a convencer escépticos fue que 1km de ellos prestaba US$1 millón en servicios ambientales. Los cambios que se requieren serán más fáciles si la evidencia fortalece las buenas intenciones.

Renta de Netflix

Una de las principales innovaciones de la reforma tributaria es la de redefinir la territorialidad de los tributos. En otras palabras, los OTTs (Over The Top) como Netflix, YouTube o HBO deberán pagar impuestos sobre sus rentas en Colombia. Los antecedentes de esta mejora, los creamos en la reforma tributaria de 2016 cuando se les obligó a recaudar IVA. Con los avances de la economía digital, el concepto de territorialidad con el cual se construyeron las tesis tributarias de renta del siglo XX pierde fuerza; se empieza a tributar, no desde donde se produce un bien o un servicio, sino desde donde se consume. La reforma tributaria no solo forja historia en Colombia, crea precedentes globales.

La OECD validó la decisión de Colombia de requerir que las OTTs recaudaran IVA. Con 85% de la pauta digital nacional en manos de Facebook y Google, que no cobraban IVA, tenían una ventaja comparativa injusta. Aunque no se puede culpar el avance de la tecnología, tampoco se puede permitir que se facture publicidad vista en Colombia como irlandesa, para no pagar IVA. Inclusive, si esa pauta que llevó a Google a ser el segundo grupo de medios en Colombia, estuviera disponible, muchos medios de comunicación nacionales no hubieran quebrado.  Es verdad que la venta no era en Colombia y que muchas OTTs ni tenían presencia en el país, pero esas son las consecuencias del avance tecnológico, innovación tributaria. Ya el impuesto está superando los $250 mil millones de recaudo.

 

La modificación del impuesto de renta se reglamenta bajo la figura de presencia económica significativa, no es especificó sobre las OTTs. Crea tres nuevas condiciones para pagar el impuesto para no residentes: ventas nacionales por más de $1,189 millones, uso empresarial del dominio .co, y más de 300,000 usuarios. La primera condición es muy amplia, haría que casi todos los exportadores al país se volvieran contribuyentes de renta. La falta de acuerdos de doble tributación del país causaría un caos de comercio indescriptible, para no decir que podría ser abiertamente violatorio de las normas de la OMC. Las otras dos condiciones son novedosas e innovadoras.

La legislación actual para OTTs solo cubre 108 empresas donde se cobra el 0.5% de su facturación como impuesto de renta. La reforma lleva la contribución de estas empresas a la par con los demás contribuyentes colombianos. El reto está en que estas empresas con presencia económica significativa deben llevar una segunda contabilidad para su actividad colombiana. Construir esta contabilidad traería retos sustanciales como calcular precios de transferencia de matrices que no cobran regalías. Por ejemplo, ¿cuánto cobra Google EEUU a Google Colombia por usar la tecnología de su buscador? Eso no está definido. Los retos de la reglamentación son sustanciales.

Lo óptimo sería que la OECD acelerara el acuerdo global de renta digital para que cada país no contribuyera a una colcha de retazos. La OECD propone la transición de impuestos corporativos del domicilio hacia la ubicación de los consumidores. Como las principales empresas digitales son de EEUU, ese país ha frenado avances en esta materia. Si Colombia lidera esta legislación, sería precedente para más países. Después de la pandemia, siendo mucho más digitales, se tiene que avanzar.

Desaceleración con Empleo

Desde la segunda guerra mundial, la economía global ha tenido 12 grandes desaceleraciones. En 2008, una burbuja inmobiliaria desató una crisis crediticia; en el 2000, un colapso de precios de empresas de internet frenó la demanda, y en 1973, un choque de precios del petróleo conllevó a una estanflación. Cada recesión es parecida, contracción del PIB y aumento del desempleo. Sin embargo, esta vez está ocurriendo algo peculiar, aunque la economía global se está desacelerando, el mercado laboral sigue robusto. Ojalá cuando el freno inevitable ocurra en Colombia, no sea excesiva la pérdida de empleos.

No hay nada que hacer, la inflación global del 9,0% está causando alzas de tasas de interés por parte de todos los bancos centrales. Hay fuertes indicios de que Europa y EEUU están entrando en recesión. China, después de décadas de crecimiento por encima del 6,0%, solo creció al 0,4% en el segundo trimestre. A pesar de que la OECD estima crecimiento en Colombia de 6.1% para el 2022, al navegar contra la corriente de aguas internacionales, colombia empezará a desacelerar. En nuestro caso, será más un fenómeno del segundo semestre.

 

Lo peculiar del freno en EEUU es que a pesar del crecimiento negativo del primer trimestre, entre diciembre y mayo de 2022, el desempleo cayó de 4,0% a 3,6%. En general, en EEUU cuando hay recesión, se aumenta el desempleo en 2,6%. Una de las extrañas consecuencias de la pandemia, es que la gente está saliendo a trabajar como sea. Según el Wall Street Journal, a finales de julio se entregaban tan solo 1.3 millones beneficios de desempleo, 57,6% menos de lo experimentado durante los dos años de cuarentenas. Lo de ahora, no lo habíamos visto antes.

Es difícil comparar los mercados laborales de Colombia y EEUU. El perfil demográfico de EEUU llevó a una proporción sustancial de su fuerza laboral a pensionarse durante pandemia, haciendo más escasos los trabajadores. Actualmente, en EEUU hay 11 millones de ofertas laborales insatisfechas, 4 millones más de las que existían pre-Covid. El fin de beneficios de pandemia y un agotamiento de ahorros pueden estar obligando a muchos a buscar nuevamente empleo.

En Colombia es difícil comparar el segundo trimestre de 2022, debido a que la base del año anterior está afectada por las marchas. Eso sí, en mayo de 2021 el desempleo fue de 15,2%, mientras que en 2022 disminuyó a 10,6%. La tasa de desempleo mide cuántos de los que buscan empleo lo consiguen, pero es que muchos más están buscando trabajo, 688 mil personas regresaron al mercado laboral en mayo. El retorno de muchos migrantes venezolanos está induciendo a más trabajadores locales a regresar. En mayo de 2022 hubo 2,19 millones más de colombianos trabajando que en el mismo mes del año anterior, lo increíble es que casi 55% de estos nuevos empleos se está generando por fuera de las principales ciudades.

La fuerte devaluación y choque de suministros necesariamente llevará al Ban Rep a tener un aumento de tasas. El nuevo gobierno recibe una precaria condición fiscal, con un déficit del 5,6% proyectado para este año, no hay mucho margen para el alivio. El único consuelo frente a la desaceleración puede ser que esta vez no se pierda tanto empleo. Con buena preparación, podemos salir bien librados.

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Fin del Covid?

El 3 de mayo de 2022 pudo ser el final del Covid, con 0 casos nuevos y un promedio semanal de 131 registros, estuvimos casi listos para cantar victoria pues no observábamos niveles tan bajos desde el 6 de abril de 2020. Cerca de 35.8 millones de colombianos completaron su esquema de vacunación y, con ello, se logró la meta original de inmunidad de rebaño con 70% de vacunación. Esto sin contar la inmunidad natural generada por infección, que según el INS podría elevar el indicador por encima del 90%. Eso si estas defensas son temporales y no cubren todas las variedades. Desafortunadamente de ese valle a junio se multiplicó por nueve el número de casos. Puede que estemos contando victoria temprano.

La variante Ómicron, menos intensa en sus síntomas, pero más contagiosa, tuvo su pico el 20 de enero de 2022, con más de 30 mil casos. Oficialmente, en Colombia hubo, hasta la fecha, 6.1 millones de casos positivos de Covid, aunque con la caída en el número pruebas puede que sean más. Mientras en enero se practicaron más de 100 mil pruebas diarias, en la primera semana de junio la cifra fue de más o menos 17mil. Lo que preocupa es que si bien, en el valle observado en mayo, solo el 1.9% dio positivo, durante la primera semana de junio este nivel ya está cercano al 5.0%. Esto se empieza a enredar otra vez.

 

Un artículo de la revista Nature argumenta que Ómicron aumenta el riesgo de reinfección. En Inglaterra se estima que 650 mil personas tuvieron Covid más de dos veces. A mediados de noviembre, menos del 1% de los casos eran de reinfecciones, de ahí en adelante más del 10% lo son. Abu Raddad, en el New England Journal of Medicine, prueba que mientras la inmunidad natural es efectiva por encima del 90% para las variantes Alfa, Beta, y Delta, para el caso de Ómicron solo lo es en un 57%, aunque para casos severos de hospitalización existe protección del 88%. El problema es que Ómicron está mutando más rápido de lo previsto.

Al contrario de otras olas de Covid, ya estamos experimentando la quinta variedad de Ómicron. Todos los virus mutan constantemente y sus transformaciones tienden a tener poco efecto sobre sus capacidades de infección. Como Ómicron es mucho más contagioso, tiene más posibilidad de interactuar con más pacientes., de ahí que el riesgo de nuevas variantes reviviendo los picos de Covid siguen latentes. Aunque el primer caso de reinfección de Colombia solo ocurrió hasta marzo de 2021, es probable que el patrón observado en otras latitudes también se presente. Al lograr que 550 municipios no tengan restricciones, eventualmente las inmunidades pierden su eficacia.

Esto no ocurre solo en Colombia, según la Organización Panamericana de la Salud, en Suramérica aumentaron los casos en un 48% durante la primera semana de junio. No se debe olvidar que, en el país, a pesar de haber superado la barrera de las 84 millones de vacunas aplicadas, el 80% solo tiene una dosis, y apenas el 25% se encuentra reforzado con más de tres. Cantar victoria o pensar que esto se acabó puede ser equivocado. Muchos de los buenos hábitos de tapabocas e higiene de manos deben continuar. Aunque comprensible el agotamiento con el tema, puede que no sea el final, aunque así se sienta.

Inflación Covid19

La inflación esta disparada no solo en Colombia sino en el mundo. Según datos de la OIT, la inflación global de marzo estuvo en 9.20%, doblándose en lo que va del ano. Bajo este contexto la inflación anualizada de 9.23% de Abril del país, va en línea con lo que está ocurriendo globalmente. No se ven sabias, las voces empresariales que intentaron frenar los recientes incrementos de tasa del Banco República. Al contrario, a la luz de hoy, se pudo haber empezado antes. Aunque para que sea un brote global de inflación, parte de la solución es extranjera. Puede que el Banco no tenga las herramientas para solucionar todo, es cómo un odontólogo curando dolor de oído. Puede que ayude en algo, pero no soluciona el problema.

Una explicación sencilla de la inflación actual es que el estimulo de pandemia global sobre estimulo la demanda y se junto con un choque de alimentos y energía por la guerra de Ucrania. El impulso de gasto público y laxitud monetaria utilizado durante la pandemia era necesario. Aunque lo de EEUU fue masivo, el estimulo de Colombia dejó su demanda un poco más robusta que su estado pre-Covid. La guerra nadie sabe cuánto durará, pero en productos agrícolas de corto rendimiento para el tercer trimestre se espera alivio. En materia de petróleo, la señal de precios llevará a un incremento de producción marginal. Todos estos fenómenos los hemos visto antes.

 

A lo que no estamos acostumbrados es que cierres en Shanghái o Hong Kong por brotes de Covid frenen toda la cadena logística global. No se le puede vender a China, ni le pueden vender al mundo. Según cifras de Silk Road Associates la participación China en bienes de consumo es del 42% a nivel global, pero en varios sectores superan más del 70%. Tras varios meses de cero Covid, eventualmente, Omnicron ganó. China hasta ahora empieza a sentir los retos de pandemia que el occidente superó hace meses. Las tensiones comerciales con EEUU ya habían empezado a deshacer los vínculos comerciales, pero la inconsistencia de suministro podría acelerar el proceso de desglobalización.

La inflación ocurre cuando la oferta supera la demanda, pero que hacemos si no hay disponibilidad de carros por ocho meses ni de computadores por catorce. Rehacer las cadenas globales de producción toma tiempo y puede que el resultado signifique productos mas costosos. Esta es un tipo de inflación de oferta para la cual los instrumentos de intervención del Banco República no son óptimos. Adicionalmente, las señales de precios que debieron estimular la expansión de oferta local, no se han materializado por la incertidumbre electoral. Los empresarios locales ni están expandiendo fabricas, ni tomando crédito agrícola, y muchos menos explorando campos de petróleo. Frente a este panorama, la inflación será más duradera de lo que estamos acostumbrados.

La inflación la analizamos con datos generales, pero remover la volatilidad del análisis muchas veces se excluye alimentos y energía. Para no causar más dolor del necesario seria útil entender cómo las cuarentenas globales causaron trauma en el suministro nacional. Un choque de oferta tan fuerte con desinversión crónica, puede tener varias aristas no evidentes a primera vista. Después de la enfermedad por Covid, nos llega la inflación por la enfermedad.