Ir al contenido principal

Horarios de atención

De lunes a viernes:
8:00 AM – 5:00 PM

Whatsapp: (+57) 317 599 0862
Teléfono: (+57) 313 7845820
Email: [email protected]

Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: simón gaviria

Decrecimiento derrotado

Una de las conclusiones de la COP 27 es la derrota de la teoría del Decrecimiento. Con diferentes voces, pero bajo la influencia de Serge Latouche, el movimiento del Decrecimiento busca producir y consumir menos, para garantizar un crecimiento más sostenible; en otras palabras, solucionan el problema de emisiones frenando la economía. En Sharm-el-Sheik, delegación tras delegación presentó sus avances y muchos orgullosamente mostraron el desacoplamiento entre prosperidad y emisiones, destacando que están logrando construir economías menos intensas en emisiones. Existe consenso en que, disminuir emisiones a punta de prohibición, es como matar al paciente para curar la enfermedad.

El Decrecimiento de Latouche argumenta que, al disminuir la actividad económica, el crecimiento se vuelve duradero en el tiempo, ocurre a las buenas o las malas. Pero sus tesis no distinguen entre niveles de desarrollo, por lo que la reducción de recursos, aun para países pobres, es un costo inevitable. Incluso sostienen que como se mejora la calidad de vida gracias al menor trabajo, el Decrecimiento conduce a un freno de natalidad configurando un circulo virtuoso. Los políticos ecológicos del Decrecimiento tomaron como símbolo al caracol, con la metáfora de que, cuando un “río se desborda, queremos que bajen sus aguas para que vuelvan a un cauce natural.” En esencia se trata de un rechazo al crecimiento económico como propósito.

 

El mensaje de los líderes mundiales que se reunieron en Egipto fue esperanzador: se puede lograr desarrollo económico con disminución de emisiones. Según The Economist, 33 países lograron un crecimiento sostenible entre 2007 y 2019, sus emisiones cayeron un 15%, al tiempo que el ingreso per cápita aumentó 23%; son resultados basados en evidencia no filosofía. Ya Argentina, México y Uruguay lograron este desacoplamiento, que Colombia lo logre no es impensable.

Más tecnología en procesos de producción, el despliegue masivo de energías renovables y un más exigente estándar ambiental están cambiando la correlación entre emisiones y progreso económico. El reto de los países, especialmente los pobres, es de financiación para hacer estas inversiones, pero ese es un problema diferente al de prohibir la actividad económica.

El problema de fondo está en que, en esencia, los defensores del Decrecimiento asumen que la matriz de producción no puede ser optimizada y mantienen una relación lineal entre emisiones y crecimiento. Según la UPME, en Colombia solo con la entrada de los proyectos que están en marcha, se aumentará 100 veces la capacidad de renovables del país, logrando que la economía sea mucho más sostenible. Basados en evidencia, el progreso económico disminuye tanto la natalidad como el desperdicio de recursos. Se avanza haciendo la matriz energética más limpia y mejorando la eficiencia de consumo.

En síntesis, la teoría del Decrecimiento que llegó al país está más basada en filosofía que en análisis técnico, es una solución facilista; se le olvida que una nueva conciencia ambiental ciudadana facilita cambios estructurales en la estructura de consumo. Financiación para sostenibilidad hay mucha en la comunidad internacional, mejor enfocarnos en conseguir más recursos para hacer más inversiones y hacer las cosas mejor.

 

 

 

Segunda Línea del Metro

Después de experimentar exitosamente con Transmilenio, dado que su capacidad estaba al limite, Bogotá desarrolló el metro. Según DNP, entre 2011 y 2015 los tiempos de viaje en Transmilenio aumentaron en 18.0%, el carril exclusivo en la Caracas tenia trancón. El centro ampliado era responsable del 50% de los 15.2 millones de viajes que ocurrían en 2015 y se estimaba que el metro duplicara la carga hasta 80.000 pasajeros sentido hora. Ahora, que esta en ejecución, el fantasma de la devaluación ronda el proyecto. Antes de iniciar la licitación de la segunda línea, sería bueno verificar que la primera esté garantizada. No queremos quedarnos sin el pan y sin el queso, papa nación no tiene con que pagar una equivocación.

Desde el DNP, trabajamos con el alcalde Petro, el Banco Mundial y el BID diseñando un trazado del metro. Sin embargo, para no repetir el error del metro de Medellín que, al no tener alimentadores, no canalizo suficientes pasajeros causando una tarifa excesivamente alta, se previó que el SITP, Regiotram, y Transmilenio fueran alimentadores del metro. No se debe permitir un tiquete de metro más caro que el de Transmilenio.

 

Los primeros presupuestos del metro se hicieron con una TRM de $1.975, con un valor estimado del proyecto de U$$ 7.601 millones. Naturalmente no todos los costos del proyecto son en dólares y para el momento de adjudicación ya la TRM estaba en 3.479. La estructuración del contrato contempla un mecanismo de pago en dólares de hasta de US$1.000 millones para mitigación de riesgo cambiario, que, disminuye el riesgo de que el contratista deje el proyecto abandonado. Tan útil como es esta clausula, nadie esperaba una devaluación que superara el 30%. Ya cubrir con esta obligación es $2.43 billones mas onerosa por cambios en la moneda.

Solo el material rodante, el cual es importado, en octubre de 2014 se estimaba en US$591 millones o $1.17 billones, en la fecha de adjudicación subió a $2.05 billones y hoy ese monto es $2.96 billones. En otras palabras, solo este componente, tomando en cuenta la inflación y la escasez de capacidad, podría subir el valor podría mas haya de los $1.1 billones. El problema es que entre 38-40% de los insumos del proyecto son importados, lo cual puede significar mayores costos de $11.6 billones. La cláusula de riesgo puede absorber parte, pero quedarían pendientes más de $6 billones por resolver con un dólar a $5.000.

Para el Regiotram, los retos son diferentes, dado que todos los pagos al contratista son en pesos. En un acto para destacar de gerencia publica, la gobernación de Cundinamarca logro introducir en el contrato expresamente que la totalidad de costo adicional de la devaluación debería ser asumido por el contratista. Si bien pueden dejar el proyecto abandonado, es diferente uno demandar por incumplimiento a ser demandado por desequilibrio.

Estas cuentas de servilleta, son relevantes para que se le de una solución de movilidad a los Bogotanos. Nadie niega la importancia de la segunda línea del metro, es necesaria, pero es fundamental un alto en camino para verificar que no quedemos con dos huecos. Como mínimo se podría reforzar la estrategia de coberturas cambiarias del actual proyecto. Ya las cosas están duras, pero ¿qué pasa si acabamos con dólar a 6.000?

No Perder Colombia

Durante los últimos 25 años, la relación Colombia-EEUU ha sido de amistad inquebrantable; el éxito del Plan Colombia, EEUU principal socio comercial nuestro y una masiva diáspora, construyeron un vinculo estrecho. Colombia llego a ser el tercer mayor receptor de ayuda de EEUU, hoy noveno. Se crearon lazos en esferas de seguridad y inteligencia. El temor de que un gobierno de izquierda disolviera esta alianza era preocupante para EEUU, Chávez decía como ofensa, aunque muchos lo tomaran con orgullo, que “Colombia era el Israel de Sur América.” Sin embargo, la relación se mantiene y, a pesar de dificultades, Colombia no está ni cerca de aliarse con Rusia ni Irán, aunque sí con Venezuela.

Si bien el nuevo tono colombiano fue recibido de manera agridulce en Washington, por ahora se impone la tesis de “no perder a Colombia”. En otras palabras, existe disposición de dialogar sobre temas donde existía previo consenso y alineación. Por ejemplo, en la lucha contra las drogas, donde el esfuerzo conjunto tiene más de 40 años. En relación con la nueva actitud colombiana de legalización de la cocaína, esta tiene defensores, incluyendo un editorial de The Economist, pero no es para todo el mundo, ni en Bogotá ni en Washington.

 

Las elecciones del martes, aunque hacen la relación bilateral más difícil, crean un escenario mejor que el esperado. Al contrario de Colombia, donde el Congreso es solo consultivo en relaciones exteriores, en EEUU este no solo ejerce control, sino que define presupuestos. Se esperaba que una contundente nueva mayoría Republicana Trumpista en cámara y senado se generara un choque con el gobierno colombiano; sin embargo, con los Demócratas previendo ampliar su mayoría senado y la cámara en foto finish inclinado hacia Republicanos, el giro no será brusco.

De especial interés, fue la derecha en la Florida, donde De Santis, el actual gobernador Republicano, se volvió el fenómeno electoral. Es la primera vez, desde la guerra civil que no hay ningún Demócrata elegido estatalmente. La diáspora colombiana apoyo decididamente a De Santis, quien ganó en Miami-Dade. Con esos resultados, si Trump no aspira y aunque aspire, De Santis entra a ser uno de los favoritos para ser el próximo presidente de EEUU. Por lo menos sabemos que es amigo de Colombia.

Lo que debía ser una victoria fácil para los Republicanos, se convirtió en una derrota, dada la escogencia de candidatos excéntricos en varios estados. El presidente Trump apoyó a más de 300 candidatos, pero a los que aspiraban a liderar elecciones en zonas competidas todos perdieron. Sin un mandato claro, pero con mayorías Republicanas en la Cámara, va a haber mayor auditoría sobre Colombia, pero no rompimiento.

La economía de EEUU desde 1950 en cada año después de las elecciones de Congreso siempre crece, inclusive en promedio un presidente Demócrata con un Congreso dividido ofrece un 13% de retorno en la bolsa de valores desde 1932. Con la derrota de los extremos en el Congreso de EEUU y mejores perspectivas económicas, se podría esperar que las visiones opuestas lleguen a puntos moderados. Si la amistad de Colombia con EEUU puede navegar un gobierno de izquierda colombiano y una activa Cámara de Representantes Republicana, la amistad será aún más estrecha que antes.

Hidrogeno, el Futuro

Colombia es rico en todo tipo de energía: genera el 70% de su electricidad con hidroeléctricas, es el productor 20 del mundo en petróleo, el 6 en materia de carbón y está lleno de sol, viento y biomasa. Sin embargo, este potencial de generación eléctrica se frena por limitantes de exportación y la creciente complejidad del entorno de permisos.

El hidrógeno, que parecía ser una fuente energética de ciencia ficción, está a décadas de ser parte de la matriz energética y puede ser la llave para destrabar el potencial de energía del país. El hidrógeno no solo es una solución sostenible, además, brinda confiabilidad al sistema eléctrico, que para Colombia es el futuro.

 

En esencia, la producción de hidrógeno es un proceso que consiste en utilizar energía para romper átomos y aislar el hidrogeno. Si fuera, por ejemplo, agua (H20) se utilizaría la electrólisis para separar el hidrógeno del oxígeno. Una convención es el uso de colores para distinguir entre métodos de producción: verde, se produce con energías renovables; azul, se genera con gas natural, pero con captura del CO2; gris, surge con gas o metano, sin ninguna restricción; negro, con carbón; morado, con energía nuclear y el blanco ocurre naturalmente. Hoy, de las 87 millones de toneladas producidas en 2020, el 95% se producen con hidrocarburos y tan solo el 4% con renovables. Dado la nueva conciencia ambiental, el potencial del verde y azul es inmenso.

En paralelo, la posibilidad de generar electricidad en Colombia para exportar a otros países está limitada, lo hacemos con éxito al Ecuador, pero inclusive esa interconexión da redundancia en momentos de escasez. El Amazonas limita la conexión con Perú y Brasil, el temor de garantía de pago frena buenas iniciativas con Venezuela y, el Darién bloquea la interconexión con Centro América. Limitaciones de exportación, retos de licenciamiento ambiental o de consulta previa, restringen el mercado doméstico aún más.

La potencia de renovables que es La Guajira, con un potencial de más de 8 mil MW, languidece frente a 42 consultas previas requeridas para construir una línea de transmisión. Igual es el caso de la excelente cuenca hídrica del sur del país, pero que tampoco es posible interconectar con el sistema nacional. Si dependemos del sistema eléctrico, estos proyectos están a décadas de desarrollar su potencial, el hidrogeno hace viable estos proyectos.

La oportunidad es generar hidrógeno colombiano para transformarlo en Amonia (NH3) o Metanol (CH3OH), los cuales pueden ser fácilmente exportados. El mercado global de hidrógeno vale US$135 mil millones, pero cada vez exige más que sea verde o azul. En Colombia sobra el viento, el sol y el agua para producirlo. Con avances tecnológicos de captura carbón esto le podría dar una segunda vida a la industria del carbón térmico. Nuestro mercado natural es el este de EEUU, aunque puede haber oportunidades en Asia.

Se le ha hecho tarde al Congreso y al Min Minas para presentarle al país una ley marco de hidrógeno. Si bien es verdad que existe una ley de renovables, esta tenía otras tecnologías en mente. Deben existir incentivos, una entidad responsable para su regulación y otra para su promoción. Ojalá no se muera en la falta de claridad regulatoria y tramitología eterna que está liquidando a otros proyectos de renovables, se requiere una señal clara.

 

 

Extranjeros vs. Locales

Mucho se ha dicho sobre la devaluación del peso colombiano, aunque lo discrepante es el comportamiento entre locales y extranjeros. Son los mismos hechos, decretos y comentarios, pero las interpretaciones son diferentes. Según el Banco de la República, en los primeros nueve meses de 2022 la inversión extranjera directa aumentó 62.4% frente a 2021 con un sesgo de hidrocarburos y minería que subió 78.6%. En paralelo, la inversión directa de colombianos en el exterior aumentó 35.2% durante el mismo periodo. Así, mientras muchos locales están saliendo del país al percibir un aumento del riesgo, muchos extranjeros están entrando, en busca de activos baratos. Aunque es demasiado temprano para saber qué efecto primará, lo cierto es que tanta incertidumbre no es buena, la inversión necesita confianza. Tanto anuncio impreciso, no ayuda.

Por su parte, la devaluación no es un tema específico de Colombia, según The Economist, en lo que va de este año, el dólar se apreció 18% frente a las 12 principales monedas del mundo. La combinación de la pandemia con la inflación global contribuyó a una percepción de riesgo generalizado que fortalece el dólar. En momentos de incertidumbre, los inversionistas buscan activos seguros y, como dicen los venezolanos, “no hay dólar caro.” El refugio en estos momentos son los mercados financieros de EEUU.

 

En paralelo a este fenómeno, el alza de las tasas de interés en EEUU hace que el capital golondrina migre buscando mejores retornos. Esto tiene eco, casi de inmediato, en otros bancos centrales que al ver devaluada su moneda y con el temor de importar la inflación, incrementan sus tasas de interés locales, atrayendo inversión extranjera. Frente a la coyuntura, casi todas las monedas se están devaluando frente al dólar.

En el ranking de 103 monedas que publica La República, con 16.9%, el peso colombiano era el 24 más devaluado a nivel global en el 2022, hasta el 24 de octubre. No necesariamente es nuestra moneda la que más ha perdido valor, pero en América Latina solo Argentina se devaluó más que Colombia. El mercado espera dos incrementos adicionales de 0.75% de EEUU en el corto plazo, esto no se acabado.

A pesar de un record de remesas hasta agosto de US$5.532 millones, la OPA por el control del Sindicato Antioqueño, y hasta el 23 de septiembre, un superávit en la balanza comercial, el peso se está devaluando más de la cuenta. Muchas familias colombianas están comprando propiedades en el exterior, abriendo sociedades para sacar su patrimonio o vendiendo activos en el país. Que hay nervios, los hay, que tengan razón, aún está por verse.

A tan solo 77 días de iniciar el gobierno, todavía no se han materializado los cambios de fondo, sobre cuyas promesas el gobierno ganó las elecciones. A la fecha no hay decretos sustanciales ni leyes que afecten la estructura social y económica. El papel de Min Hacienda corrigiendo comentarios de otros, deben tener todo nuestro respaldo. Cuando los funcionarios públicos opinan, no es para hacer una lluvia de ideas o explorar. Ahora, independientemente de si los locales o los extranjeros tienen la razón, sin duda a largo plazo Colombia sigue siendo un país con mucho futuro. Ojalá la turbulencia actual no se vuelva permanente, la plata que se va se demora en volver.

Un nuevo PIB

Todos los países miden su producto interno bruto (PIB), lo cual, en esencia, es medir el estado de resultados de la economía. Algunos toman medidas más amplias, como Bután que trata de estimar la felicidad o Picketty que contabiliza la riqueza nacional, aunque útiles por si solas son incompletas. Ahora que EEUU empieza una ambiciosa construcción de contabilidad ambiental para hacer un balance de la nación y Biden busca aterrizar el Cambio en la Riqueza Natural (CRN) en un solo dígito, medir el avance de la conservación, así como se mide el de la economía. Dado el interés del actual gobierno en la agenda ambiental, el DANE podría hacer lo mismo para Colombia. Esos datos no solo mejorarán la toma de decisiones, sino que transparentar los servicios eco-sistémicos contribuirá a nuestra conversación global.

En los 80s Reagan trató de construir un balance de activos para los EEUU, pero no incluía activos ambientales; Clinton en los 90s incluyó temas ambientales, pero recortes presupuestales y la oposición posterior de George W. Bush frenaron la iniciativa; la Unión Europea tiene una comisión permanente de Cuentas de Capital Natural y, en 2021, el Reino Unido publicó un reporte económico sobre la biodiversidad. Biden no solo busca formalizar esta contabilidad ambiental sino incluirla en los análisis de costo beneficio de varias agencias federales.

 

Aunque desde los 70s se ha tratado de innovar contabilizando nuestra riqueza ambiental, solo hasta ahora la tecnología y su reducción de costos están permitiendo una medición más precisa e integral. Los avances en medición satelital permiten censos que incluyen la medición individual de árboles en un bosque, la calidad del agua o las reservas metálicas; también nuevos sensores permiten medir la calidad del aire.  Mejoras con las cuales, Nicholas Mueller, en EEUU, determinó se aportaría 3% en crecimiento adicional por cuenta de enfermedades prevenidas. Con todo, todavía falta mucho consenso por construir en aspectos metodológicos.

Los esfuerzos originales en la materia trataron de usar información de mercados para definir el valor, nuevas técnicas son más amplias. Por ejemplo, un árbol que presta servicios eco-sistémicos de producción de oxígeno, captura de carbono y sombra, tiene un valor más allá de su madera. Con contabilidad ambiental sabemos que entre el 2010 y 2018 la riqueza de cobre y hierro en EEUU cayó 51% dada su intensa extracción para la producción de baterías en la transición energética. Más preocupante es que en el mismo periodo se perdió 10% del valor de los manglares por deforestación o que 33% del valor de las abejas se perdió desde 2006. No todo el crecimiento es igual, hay uno más sostenible que otros.

Si Colombia quiere ser potencia de la vida, líder mundial en conservación, el argumento se construye mucho más fácil a partir de evidencia. La tecnología está disponible, inclusive el catastro multipropósito está a punto de levantar información sobre 26% del país que antes no tenía. Cuando sacamos la protección de arrecifes coralinos, un argumento que ayudó a convencer escépticos fue que 1km de ellos prestaba US$1 millón en servicios ambientales. Los cambios que se requieren serán más fáciles si la evidencia fortalece las buenas intenciones.

Renta de Netflix

Una de las principales innovaciones de la reforma tributaria es la de redefinir la territorialidad de los tributos. En otras palabras, los OTTs (Over The Top) como Netflix, YouTube o HBO deberán pagar impuestos sobre sus rentas en Colombia. Los antecedentes de esta mejora, los creamos en la reforma tributaria de 2016 cuando se les obligó a recaudar IVA. Con los avances de la economía digital, el concepto de territorialidad con el cual se construyeron las tesis tributarias de renta del siglo XX pierde fuerza; se empieza a tributar, no desde donde se produce un bien o un servicio, sino desde donde se consume. La reforma tributaria no solo forja historia en Colombia, crea precedentes globales.

La OECD validó la decisión de Colombia de requerir que las OTTs recaudaran IVA. Con 85% de la pauta digital nacional en manos de Facebook y Google, que no cobraban IVA, tenían una ventaja comparativa injusta. Aunque no se puede culpar el avance de la tecnología, tampoco se puede permitir que se facture publicidad vista en Colombia como irlandesa, para no pagar IVA. Inclusive, si esa pauta que llevó a Google a ser el segundo grupo de medios en Colombia, estuviera disponible, muchos medios de comunicación nacionales no hubieran quebrado.  Es verdad que la venta no era en Colombia y que muchas OTTs ni tenían presencia en el país, pero esas son las consecuencias del avance tecnológico, innovación tributaria. Ya el impuesto está superando los $250 mil millones de recaudo.

 

La modificación del impuesto de renta se reglamenta bajo la figura de presencia económica significativa, no es especificó sobre las OTTs. Crea tres nuevas condiciones para pagar el impuesto para no residentes: ventas nacionales por más de $1,189 millones, uso empresarial del dominio .co, y más de 300,000 usuarios. La primera condición es muy amplia, haría que casi todos los exportadores al país se volvieran contribuyentes de renta. La falta de acuerdos de doble tributación del país causaría un caos de comercio indescriptible, para no decir que podría ser abiertamente violatorio de las normas de la OMC. Las otras dos condiciones son novedosas e innovadoras.

La legislación actual para OTTs solo cubre 108 empresas donde se cobra el 0.5% de su facturación como impuesto de renta. La reforma lleva la contribución de estas empresas a la par con los demás contribuyentes colombianos. El reto está en que estas empresas con presencia económica significativa deben llevar una segunda contabilidad para su actividad colombiana. Construir esta contabilidad traería retos sustanciales como calcular precios de transferencia de matrices que no cobran regalías. Por ejemplo, ¿cuánto cobra Google EEUU a Google Colombia por usar la tecnología de su buscador? Eso no está definido. Los retos de la reglamentación son sustanciales.

Lo óptimo sería que la OECD acelerara el acuerdo global de renta digital para que cada país no contribuyera a una colcha de retazos. La OECD propone la transición de impuestos corporativos del domicilio hacia la ubicación de los consumidores. Como las principales empresas digitales son de EEUU, ese país ha frenado avances en esta materia. Si Colombia lidera esta legislación, sería precedente para más países. Después de la pandemia, siendo mucho más digitales, se tiene que avanzar.

Desaceleración con Empleo

Desde la segunda guerra mundial, la economía global ha tenido 12 grandes desaceleraciones. En 2008, una burbuja inmobiliaria desató una crisis crediticia; en el 2000, un colapso de precios de empresas de internet frenó la demanda, y en 1973, un choque de precios del petróleo conllevó a una estanflación. Cada recesión es parecida, contracción del PIB y aumento del desempleo. Sin embargo, esta vez está ocurriendo algo peculiar, aunque la economía global se está desacelerando, el mercado laboral sigue robusto. Ojalá cuando el freno inevitable ocurra en Colombia, no sea excesiva la pérdida de empleos.

No hay nada que hacer, la inflación global del 9,0% está causando alzas de tasas de interés por parte de todos los bancos centrales. Hay fuertes indicios de que Europa y EEUU están entrando en recesión. China, después de décadas de crecimiento por encima del 6,0%, solo creció al 0,4% en el segundo trimestre. A pesar de que la OECD estima crecimiento en Colombia de 6.1% para el 2022, al navegar contra la corriente de aguas internacionales, colombia empezará a desacelerar. En nuestro caso, será más un fenómeno del segundo semestre.

 

Lo peculiar del freno en EEUU es que a pesar del crecimiento negativo del primer trimestre, entre diciembre y mayo de 2022, el desempleo cayó de 4,0% a 3,6%. En general, en EEUU cuando hay recesión, se aumenta el desempleo en 2,6%. Una de las extrañas consecuencias de la pandemia, es que la gente está saliendo a trabajar como sea. Según el Wall Street Journal, a finales de julio se entregaban tan solo 1.3 millones beneficios de desempleo, 57,6% menos de lo experimentado durante los dos años de cuarentenas. Lo de ahora, no lo habíamos visto antes.

Es difícil comparar los mercados laborales de Colombia y EEUU. El perfil demográfico de EEUU llevó a una proporción sustancial de su fuerza laboral a pensionarse durante pandemia, haciendo más escasos los trabajadores. Actualmente, en EEUU hay 11 millones de ofertas laborales insatisfechas, 4 millones más de las que existían pre-Covid. El fin de beneficios de pandemia y un agotamiento de ahorros pueden estar obligando a muchos a buscar nuevamente empleo.

En Colombia es difícil comparar el segundo trimestre de 2022, debido a que la base del año anterior está afectada por las marchas. Eso sí, en mayo de 2021 el desempleo fue de 15,2%, mientras que en 2022 disminuyó a 10,6%. La tasa de desempleo mide cuántos de los que buscan empleo lo consiguen, pero es que muchos más están buscando trabajo, 688 mil personas regresaron al mercado laboral en mayo. El retorno de muchos migrantes venezolanos está induciendo a más trabajadores locales a regresar. En mayo de 2022 hubo 2,19 millones más de colombianos trabajando que en el mismo mes del año anterior, lo increíble es que casi 55% de estos nuevos empleos se está generando por fuera de las principales ciudades.

La fuerte devaluación y choque de suministros necesariamente llevará al Ban Rep a tener un aumento de tasas. El nuevo gobierno recibe una precaria condición fiscal, con un déficit del 5,6% proyectado para este año, no hay mucho margen para el alivio. El único consuelo frente a la desaceleración puede ser que esta vez no se pierda tanto empleo. Con buena preparación, podemos salir bien librados.

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Fin del Covid?

El 3 de mayo de 2022 pudo ser el final del Covid, con 0 casos nuevos y un promedio semanal de 131 registros, estuvimos casi listos para cantar victoria pues no observábamos niveles tan bajos desde el 6 de abril de 2020. Cerca de 35.8 millones de colombianos completaron su esquema de vacunación y, con ello, se logró la meta original de inmunidad de rebaño con 70% de vacunación. Esto sin contar la inmunidad natural generada por infección, que según el INS podría elevar el indicador por encima del 90%. Eso si estas defensas son temporales y no cubren todas las variedades. Desafortunadamente de ese valle a junio se multiplicó por nueve el número de casos. Puede que estemos contando victoria temprano.

La variante Ómicron, menos intensa en sus síntomas, pero más contagiosa, tuvo su pico el 20 de enero de 2022, con más de 30 mil casos. Oficialmente, en Colombia hubo, hasta la fecha, 6.1 millones de casos positivos de Covid, aunque con la caída en el número pruebas puede que sean más. Mientras en enero se practicaron más de 100 mil pruebas diarias, en la primera semana de junio la cifra fue de más o menos 17mil. Lo que preocupa es que si bien, en el valle observado en mayo, solo el 1.9% dio positivo, durante la primera semana de junio este nivel ya está cercano al 5.0%. Esto se empieza a enredar otra vez.

 

Un artículo de la revista Nature argumenta que Ómicron aumenta el riesgo de reinfección. En Inglaterra se estima que 650 mil personas tuvieron Covid más de dos veces. A mediados de noviembre, menos del 1% de los casos eran de reinfecciones, de ahí en adelante más del 10% lo son. Abu Raddad, en el New England Journal of Medicine, prueba que mientras la inmunidad natural es efectiva por encima del 90% para las variantes Alfa, Beta, y Delta, para el caso de Ómicron solo lo es en un 57%, aunque para casos severos de hospitalización existe protección del 88%. El problema es que Ómicron está mutando más rápido de lo previsto.

Al contrario de otras olas de Covid, ya estamos experimentando la quinta variedad de Ómicron. Todos los virus mutan constantemente y sus transformaciones tienden a tener poco efecto sobre sus capacidades de infección. Como Ómicron es mucho más contagioso, tiene más posibilidad de interactuar con más pacientes., de ahí que el riesgo de nuevas variantes reviviendo los picos de Covid siguen latentes. Aunque el primer caso de reinfección de Colombia solo ocurrió hasta marzo de 2021, es probable que el patrón observado en otras latitudes también se presente. Al lograr que 550 municipios no tengan restricciones, eventualmente las inmunidades pierden su eficacia.

Esto no ocurre solo en Colombia, según la Organización Panamericana de la Salud, en Suramérica aumentaron los casos en un 48% durante la primera semana de junio. No se debe olvidar que, en el país, a pesar de haber superado la barrera de las 84 millones de vacunas aplicadas, el 80% solo tiene una dosis, y apenas el 25% se encuentra reforzado con más de tres. Cantar victoria o pensar que esto se acabó puede ser equivocado. Muchos de los buenos hábitos de tapabocas e higiene de manos deben continuar. Aunque comprensible el agotamiento con el tema, puede que no sea el final, aunque así se sienta.

Inflación Covid19

La inflación esta disparada no solo en Colombia sino en el mundo. Según datos de la OIT, la inflación global de marzo estuvo en 9.20%, doblándose en lo que va del ano. Bajo este contexto la inflación anualizada de 9.23% de Abril del país, va en línea con lo que está ocurriendo globalmente. No se ven sabias, las voces empresariales que intentaron frenar los recientes incrementos de tasa del Banco República. Al contrario, a la luz de hoy, se pudo haber empezado antes. Aunque para que sea un brote global de inflación, parte de la solución es extranjera. Puede que el Banco no tenga las herramientas para solucionar todo, es cómo un odontólogo curando dolor de oído. Puede que ayude en algo, pero no soluciona el problema.

Una explicación sencilla de la inflación actual es que el estimulo de pandemia global sobre estimulo la demanda y se junto con un choque de alimentos y energía por la guerra de Ucrania. El impulso de gasto público y laxitud monetaria utilizado durante la pandemia era necesario. Aunque lo de EEUU fue masivo, el estimulo de Colombia dejó su demanda un poco más robusta que su estado pre-Covid. La guerra nadie sabe cuánto durará, pero en productos agrícolas de corto rendimiento para el tercer trimestre se espera alivio. En materia de petróleo, la señal de precios llevará a un incremento de producción marginal. Todos estos fenómenos los hemos visto antes.

 

A lo que no estamos acostumbrados es que cierres en Shanghái o Hong Kong por brotes de Covid frenen toda la cadena logística global. No se le puede vender a China, ni le pueden vender al mundo. Según cifras de Silk Road Associates la participación China en bienes de consumo es del 42% a nivel global, pero en varios sectores superan más del 70%. Tras varios meses de cero Covid, eventualmente, Omnicron ganó. China hasta ahora empieza a sentir los retos de pandemia que el occidente superó hace meses. Las tensiones comerciales con EEUU ya habían empezado a deshacer los vínculos comerciales, pero la inconsistencia de suministro podría acelerar el proceso de desglobalización.

La inflación ocurre cuando la oferta supera la demanda, pero que hacemos si no hay disponibilidad de carros por ocho meses ni de computadores por catorce. Rehacer las cadenas globales de producción toma tiempo y puede que el resultado signifique productos mas costosos. Esta es un tipo de inflación de oferta para la cual los instrumentos de intervención del Banco República no son óptimos. Adicionalmente, las señales de precios que debieron estimular la expansión de oferta local, no se han materializado por la incertidumbre electoral. Los empresarios locales ni están expandiendo fabricas, ni tomando crédito agrícola, y muchos menos explorando campos de petróleo. Frente a este panorama, la inflación será más duradera de lo que estamos acostumbrados.

La inflación la analizamos con datos generales, pero remover la volatilidad del análisis muchas veces se excluye alimentos y energía. Para no causar más dolor del necesario seria útil entender cómo las cuarentenas globales causaron trauma en el suministro nacional. Un choque de oferta tan fuerte con desinversión crónica, puede tener varias aristas no evidentes a primera vista. Después de la enfermedad por Covid, nos llega la inflación por la enfermedad.

Psilocibina y Yagé

El santo grial de la psiquiatría es curar la depresión, pero para las farmacéuticas es El Dorado. Acorde con la OMS, hay más de 280 millones personas clínicamente deprimidas, pero miles de millones sufren otros tipos de trauma. Después de años de prohibir la investigación científica por sus vínculos con la cultura hippie, el conocimiento en psicodélicos podría ofrecer un tratamiento para la depresión. El FDA, instituto de aprobación de medicamentos de EEUU, le otorgó a la psilocibina, derivada de hongos, el estatus de “terapia altamente promisoria.” Oregón fue el primer estado de EEUU en legalizar, en camino viene Colorado y nueve ciudades más. Colombia, donde estas prácticas son anteriores a la llegada de los españoles, está en una zona gris que no la deja avanzar.

Una de las secuelas de la guerra de Iraq fue el regreso de miles de soldados con trastorno de estrés post-traumático. Muchos de ellos encontraron en los psicodélicos no solo refugio de sus traumas sino también ayuda con la adicción. Esto dio un impulso para que en los 90s empezara la investigación científica. Ya un panel medico de Oregón, concluyó en estudios fase dos que dos dosis suministradas con separación de tres semanas de psilocibina tiene por lo menos el mismo efecto anti-depresivo que dosis diarias por seis semanas de medicamentos actuales. No sólo es más efectiva, sino que evita llenar al cuerpo de más medicamentos.

 

Si bien hay tradición ancestral de hongos con psilocibina en Huila y Amazonas, lo que es genuinamente colombiano es el Yagé, también conocido como Ayahuasca. Este se crea de la enredadera del árbol ayahuasca con el arbusto chacruna que tiene el ingrediente activo DMT. A pesar de ser una práctica milenaria Amazónica, ingresó a la cultura popular por la correspondencia publicada de Allan Ginsberg y Bill Burroughs en 1963 de sus experiencias en Colombia. En este momento hay varios estudios de fase 2 sobre DMT, pero en EEUU, nada relevante en Colombia.

Con la decisión de EEUU de legalizar un aspirante de Johnson y Johnson basado en Ketamina como anti-depresivo, el sector está viviendo inversión masiva. Ya hay más de 50 empresas listadas en bolsa con pocos ingresos, pero haciendo investigación científica, tres de ellas con valoraciones de más de US$1 mil millones. La proyección de Data Bridge es que el mercado podría llegar a US$10.750 millones en 2027. En Nueva York cobran US$6.000 por la experiencia de psilocibina, cerca de Neiva 150 mil pesos. Triste sería que estas farmacéuticas internacionales capitalizaran el conocimiento ancestral sin que Colombia participara, peor aún sin que se mejorara la calidad de vida de nuestros indígenas.

Hoy de las cosas más populares en San Francisco, especialmente en Silicón Valley, es tomar pequeñas dosis de psilocibina y yagé para trabajar. En Colombia puede no existir consenso para esa conversación, pero como mínimo se debe impulsar el conocimiento científico. La práctica de “pintar” el yagé añadiendo variedades del árbol borrachero mejoraría la actual práctica. Si bien la guerra contra las drogas no hizo ilegal la planta ayahuasca, sí el ingrediente químico DMT, limitando la investigación colombiana.  Aún sin ánimo de lucro, no nos arrepentiremos de saber de dónde venimos, para saber a dónde vamos.

 

 

Cripto Crisis

Existe un debate sobre si las criptomonedas son una inversión para mantener riqueza como el oro, si es un bien especulativo que ofrece retornos, o un facilitador de la economía digital. Lo que es indiscutible es su explosión en valor, que alcanzó a ser del tamaño de la economía de Francia. Según Coinbase, el monto global alcanzó los US$ 3 billones en noviembre de 2021, aunque su colapso de 57% para mayo de 2022 está creando dudas. Colombia debe regular este fenómeno, un error sería tratar de prohibirlo. Los que están pronosticando la muerte de cripto se quedarán esperando.

La expansión monetaria global durante la pandemia no tiene antecedentes. Solo EEUU pasó de una base monetaria de US$ 15,7 billones a US$ 22,4 billones. Con 43% más dólares, más el estímulo de los demás, todos los activos subieron de precio independiente de su valor intrínseco. Esto explicó por qué los mercados seguían subiendo mientras las cuarentenas conducían a recesiones de dos dígitos. Apenas los bancos centrales empezaron recoger liquidez subiendo intereses, el precio de todos los activos empezaron a bajar, pero el de las criptomonedas aún más. Mientras el índice S&P 500 ha caído 18% en 2022, Bitcoin, la moneda más popular, perdió 61% de su valor y Terra Luna perdió el 99%.

 

Así como cuando sube la marea, alza todos los barcos, cuando esta retrocede muchos quedan desnudos. Las “stable coins”, que ofrecen criptomonedas respaldadas por activos, empiezan a perder su brillo. El desplome de Terra afectó el valor de varias criptomonedas, creando dudas sobre cuáles son los activos que las respaldan, la cual en últimas depende de la confianza del mercado sobre su promotor. Considerando que estos activos no tienen regulación prudencial, el riesgo de una corrida es muy alto. Atrás quedó el argumento que las criptomonedas son el “oro digital” que protege contra la inflación.

En abril de 2022 empezó la Resolución 314 que obliga a las plataformas de intercambio de criptoactivos a reportar sus operaciones para darnos claridad sobre lo que ocurre en Colombia. Ya la DIAN dejó claro que los criptoactivos son un dato digital cuya actividad comercial es objeto de renta mas no de IVA. La Superfinanciera habilitó nueve asociaciones de entidades vigiladas con plataformas de criptoactivos. Eso sí, los pilotos no incluyen el uso del ahorro público en el sistema financiero. Casi todo está por regular en el mundo y sobra decir en Colombia.

Si alguien quiere comprar tulipanes está en su derecho, así como si quiere comprar Bitcoin lo puede hacer, lo importante es entender los riesgos y tener claro que “papá gobierno” no va a salir al rescate. En esencia lo revolucionario de las criptomonedas es su uso conjunto con la tecnología “blockchain”, que permite fijar reglas descentralizadas inquebrantables. Esto permite crear confianza entre extraños aun en mercados sin regulación. En contratos digitales permite que se cumplan en milisegundos. Suena útil para un país como Colombia, lleno de informalidad e ilegalidad, para formalizar sectores. Así, aunque no es para que las abuelas tengan su pensión, la transformación, a pesar del tropiezo, todavía está por venir. Después de las caídas de la bolsa sobrevivirán las criptomonedas con las cuales podremos construir la economía digital.

 

Blanco y Negro

Es muy raro que en relaciones internacionales existan temas de blancos y negros. Usualmente la sutileza y contexto ofrecen matices de gris requeridos para entender los problemas. En el caso de la invasión rusa, inequivocablemente Colombia debe apoyar a Ucrania, no hay punto intermedio ni interés estratégico que permita justificar a Rusia. La culpa no es de occidente por la expansión de la OTAN ni Rusia-Ucrania se puede asimilar al conflicto Palestina-Israel. Simplemente esto es un atropello de derechos humanos. Colombia debe alinearse correctamente con los valores democráticos de Occidente, cada centímetro que cedemos de libertad después se vuelve costoso de recuperar.

Las acciones de guerra no son lugares para encontrar la virtud de los países, pero existen reglas cuya violación tiene consecuencias; la Convención de Ginebra construyó protocolos de procedimiento y los juicios Núremberg precedentes sobre sanciones a dirigentes y funcionarios. También se precisaron los crímenes en contra de la paz, donde la conspiración para invadir un país o violar tratados internacionales es censurable. Rusia es culpable como mínimo de tratar de debilitar democracias en su entorno como Georgia o Ucrania.

 

Es en los crímenes de guerra, donde apoyar o justificar la posición rusa cada vez es menos tolerable. En la devastación no requerida por necesidad militar como el bombardeo de colegios y hospitales en Kyiv. En Mariupol se configura la destrucción gratuita de ciudades enteras. Human Rights Watch viene documentando en Chernihiv, Kharkiv, y Kyiv violación sexual recurrente, ejecución extra judicial de prisioneros de guerra y hurto de propiedad privada. Sin duda, una vez termine el cese de hostilidades, vendrán casos judiciales.

En otro momento, se entenderían las ambiciones imperiales de Rusia como un ejercicio de poder, inclusive este era su compás diplomático durante la guerra fría. En el siglo XXI no nos podemos alejar de un sistema internacional basado en reglas a uno donde poder tiene la razón. Los temores de Rusia no son justificación para su invasión no provocada. Tampoco se puede permitir que Rusia conspire con grupos extremistas usando las reglas de las democracias para destruirlas.

Sabemos que Rusia es el mayor proveedor de armas de Venezuela y que tropas rusas ofrecen entrenamiento al ejército del país vecino. Alex Saab manejaba el triángulo comercial entre Teherán, Caracas y Moscú. Inclusive PSDVSA cometió el error de ubicar su empresa de comercialización para Europa en Rusia en búsqueda de quedar exenta de sanciones económicas. Durante las semanas del paro, Min Defensa acusó que una parte del movimiento en redes anti-sistema venía geográficamente de Rusia y Venezuela. Es coincidencia tras coincidencia.

EEUU se equivocó cuando toleró el uso de armas químicas de Siria apoyado por Rusia. La aparatosa salida de Afganistán mostró un país errático e inconsistente con sus aliados, Rusia se envalentonó pensando que podía hacer lo que quisiera. Estos errores hacen aún más evidente la necesidad de dejar de mostrar debilidad. Todos los esfuerzos para frenar la violación de derechos humanos de Rusia son importantes. Quién sabe, mañana puede que seamos nosotros quienes necesitemos ayuda.

 

 

Agricultura sin Riesgo

Los ingresos agrícolas son inestables por riesgos como el clima, los insumos agropecuarios, y los precios, entre muchos. La alta volatilidad usualmente quiebra agricultores no solo en Colombia sino en todo el mundo. Las políticas enfocadas solo en subsidios solo funcionan mientras estos existen. Más allá de la entrega de tierra, maquinaria e insumos, debe haber un esfuerzo para reducir estos riesgos estabilizando ingresos. Hay que replicar el modelo de la Federación de Cafeteros de garantía de compra, entendiendo que el esquema nuevo salió mal.

Al tomar más de 75 estudios relacionados con la agricultura por contrato, que consiste en que un comprador garantiza la compra de un monto de producción a un determinado precio por cierto tiempo, la Colaboración Campbell encontró que aumentaron los ingresos de los productores entre el 23-54% en 13 países. El contrato elimina el riesgo de poder vender y la incertidumbre del precio, significa ir a la fija. El reto está en los momentos de bonanza, donde los vendedores, al ver precios de mercado altos, empiezan a incumplir las entregas, prefieren vender directamente al mercado donde les reconocen mejor precio.

 

Min Agricultura cerró exitosamente un piloto de agricultura por contrato por valor de $1.6 billones, con 242 mil productores vinculados. Aunque salió bien maíz y soya en café salió mal: aunque se firmaron $1.1 billones en ventas, hasta 2021, se incumplieron el 77% de las entregas. El café ya estaba comprometido con vendedores internacionales, Fedecafe le toco salir al mercado, pagando caro, a cubrir el faltante. Sobra decir que nadie va a demandar ni embargar a estos caficultores, políticamente es imposible. A la Federación le toca aguantarse el palazo y dar plazo de tres años, no hay esquemas que aguante solo perder.

El éxito de agricultura por contrato está en que la asistencia técnica o subsidios sean tan valiosos que al agricultor no le resulte mejor incumplir el contrato. También los esquemas funcionan mejor con productos no perecederos con fácil almacenamiento. Para productos como la palma o el azúcar, donde los productores son de mayor escala, políticamente es más fácil hacer cumplir los contratos. El contrato debe estar hecho a la medida, no existe solución única para todas las siembras.

Uno de los instrumentos más apreciados por los caficultores es la garantía de compra. Esta otorga “opcionalidad” al agricultor, permitiéndole participar en el precio del mercado, pero teniendo un comprador de última instancia en momentos de bajos precios. Esto se logra por las capacidades de comercialización de la Federación. Si no existen en ciertos productos, los mecanismos de seguros de cosecha pueden ser un buen mecanismo. La agricultura por contrato más sostenible financieramente es una donde el productor retiene la opcionalidad.

El desconocimiento de los órganos de control en el pasado, hacía que las coberturas no usadas se malinterpretaran como detrimento patrimonial; en otras palabras, si se aplicaban servían, si no había que sancionar al funcionario. Afortunadamente ahora hay una visión más ilustrada en la cual es clave entender que, en un mundo de cambio climático, tomar seguros por eventos naturales cada vez será más necesario. Si se niega esta realidad, todo será más difícil.

Metales verdes

La moda es decir que toda la minería es mala, los opinadores parecen sintonizados con el medio ambiente y en contra del gran capital. Si bien es verdad que el carbón térmico tiene sus días contados, solo la minería verde hace posible la transición energética. Actualmente 70% del PIB mundial tiene alguna meta para ser carbono neutro hacia 2050, pero hoy no hay suficientes metales para lograrlo. Prohibir la minería verde o su exploración sería tremendo error ambiental, esto sin tener en cuenta que más de medio millón de familias viven de la minería, en muchos municipios desde antes que llegaran los españoles.

Estos metales verdes son: Aluminio, cobalto, cobre, litio, níquel, plata y zinc. Según la Agencia Internacional de Energía, la generación solar y eólica, podría pasar del 9% al 70% en 2050. Sólo para el año 2030, la demanda de metales verdes se multiplicará 7 veces para satisfacer la transición energética. Colombia está lleno de cobre y plata, pero hay buenos indicios de níquel, aluminio y zinc. Hay que hacer paneles solares, baterías, y hélices, pero ¿por qué no en Colombia? Habrá que producir 10 veces más vehículos eléctricos y 31 veces más estaciones de carga. Aparte de ser fundamental para la sostenibilidad, es una oportunidad económica.

 

La más reciente bonanza minero-energética duro del 2007-2014. Esta fue menos duradera que la que viene, dado que dependía mayoritariamente del ascenso económico de China. Mientras tanto, este nuevo ciclo de demanda de metales verdes no solo refleja avances tecnológicos, sino que es jalonado por muchas economías que requieren de estos insumos. La producción minera tendrá que incrementar 500% para lograr un futuro sostenible, es decir, requiere una inversión de más de US$35 billones. Para no hablar que los precios de estos minerales, los cuales han aumentado más de 140% en el último año.

Para los metales verdes no existe minería artesanal como en el oro o el carbón. No solo su complejidad de producción es mayor, sino que su envergadura es mucho más grande, un proyecto pequeño de cobre requiere inversiones de US$500 millones. Aun así, es probable que existan comunidades dependientes de la explotación de las mismas reservas.  Los depósitos en Colombia son polimetálicos, en otras palabras, donde hay plata puede que también exista oro, cobre o platino. Vincular comunidades a esta nueva prosperidad será el reto de política pública pendiente, pero porque sea difícil no significa que no se deba hacer.

La transición energética para descarbonizar la economía obliga a rediseñar la política pública. Inclusive China y EEUU están empezando a ver la consecución de minerales verdes no como un tema sostenible sino de seguridad nacional. Entendiendo los retos que genera la minería verde, es mejor administrarlos que negarlos. Ya sabemos lo que ocurre cuando el prohibicionismo se mezcla con altos precios internacionales en el territorio.

Hay que invertir en conocer mejor el subsuelo y diseñar un esquema de regalías que refleje mejor instancias de precios altos. El proceso de explotación debe aplicar los estándares ambientales más altos y alcanzar emisiones netas cero. Colombia tiene que contribuir a detener el calentamiento global. Si en el proceso miles de compatriotas salen de la pobreza, aun mejor.