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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: TLC

Según Petro, «el TLC con EEUU está suspendido de facto»

El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha asegurado este lunes que el Tratado de Libre Comercio firmado por su país y Estados Unidos que entró en vigor en 2012 está «suspendido de facto» desde la imposición de aranceles del 10 por ciento por parte de Washington que datan del mes de julio.

«El TLC está suspendido de facto y por decisión unilateral del Gobierno estadounidense. Al poner aranceles de 10%, ya se violó el tratado del TLC y se volvieron nulas las antiguas preferencias arancelarias que hacían que Colombia estuviera bajo control de EEUU», ha publicado Petro en su cuenta en X.

 

El mandatario colombiano ha subrayado que las preferencias arancelarias «están rotas unilateralmente por EEUU, no por nosotros y nos dejan libres, que no nos asuste ser libres, tenemos todo el mundo por delante trabajemos por recorrerlo, entenderlo y seducirlo».

«Como dice (el presidente estadounidense, Donald) Trump, estamos fuera de control, es cierto. El único control real sobre una democracia, no lo ejercen extranjeros que odian migrantes y odian a los latinoamericanos; lo ejerce el propio pueblo. Trump no controla a Colombia, obedece solo al pueblo colombiano y latinoamericano, si quiere», ha argumentado.

Petro ha explicado que Colombia responde «de manera inteligente». «Hemos mantenido las claúsulas del TLC que sobreviven, porque se nos ha dado la gana, pero el Ministerio de Comercio tiene los decretos que aún no firmó con una posición colombiana en defensa del trabajo nacional y de la vida de la humanidad», ha resaltado.

Petro ha respondido así a las declaraciones del expresidente Iván Duque en las que advertía de que la creciente tensión con Estados Unidos podría llevar a la suspensión del TLC, lo que tendría «consecuencias devastadoras» para el país.

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Trump anunció este domingo la suspensión inmediata la ayuda de su país a Colombia, estimada en unos 400 millones de dólares anuales, tras acusar a Petro de ser un «líder del narcotráfico» en un paso más en la escalada de la crisis bilateral iniciada con la llegada de Trump a la Casa Blanca por segunda vez, ahora con un presidente de izquierda en Bogotá.

Tras la llegada de Petro al poder en 2022, se han sucedido los roces, con medidas como la retirada de la certificación por Estados Unidos, la suspensión de las compras de armamento estadounidense por parte de Colombia, y, por último, la retirada del visado de Petro por parte de Washington hace menos de un mes después de que éste apelara a los soldados del Ejército estadounidense a desobedecer a Trump.

Comité Olímpico Internacional confirma a TLC como su nuevo socio

El Comité Olímpico Internacional (COI) ha anunciado una alianza estratégica con TCL, consolidando a la compañía como Socio Olímpico y Paralímpico Mundial en la categoría de Equipos Audiovisuales para el Hogar y Electrodomésticos hasta 2032. Este acuerdo posiciona a la empresa como un actor clave en la transformación digital de los Juegos Olímpicos, elevando la experiencia de atletas y aficionados a través de tecnología de vanguardia.

La alianza permitirá a TCL desplegar sus innovaciones en escenarios icónicos del olimpismo, desde la Villa Olímpica hasta las pantallas digitales que acercarán las competencias a millones de espectadores en todo el mundo. La compañía también participará en el desarrollo de la Agenda Olímpica de Inteligencia Artificial del COI, aportando soluciones que optimicen la experiencia tanto en los estadios como en los hogares de los fanáticos.

 

Además, TCL respaldará la iniciativa «Athlete Moments», que permite a los deportistas conectarse con sus seres queridos inmediatamente después de competir, reforzando el valor humano del deporte. Como parte del compromiso con el movimiento olímpico, los ingresos generados a través de esta asociación serán redistribuidos por el COI para apoyar a Comités Olímpicos Nacionales, atletas y organizaciones deportivas de todo el mundo.

El anuncio oficial tuvo lugar en Pekín, en el icónico «Cubo de Agua» (Beijing 2008) / «Cubo de Hielo» (Beijing 2022), con la presencia de Thomas Bach, presidente del COI, quien destacó: “El COI se complace en anunciar su nueva asociación con TCL, una compañía que ha demostrado su compromiso con el deporte a nivel global. TCL no solo es líder en tecnología para el hogar, sino que también comparte nuestra visión de inspirar grandeza a través del deporte”.

Por su parte, Li Dongsheng, fundador y presidente de TCL, afirmó: «Nos sentimos honrados de convertirnos en Socios Olímpicos y Paralímpicos Mundiales. En TCL creemos en el poder de la innovación para transformar experiencias, y con esta alianza llevaremos nuestra tecnología a los Juegos Olímpicos, conectando a millones de personas con el espíritu del olimpismo”.

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A través de 46 centros de I+D y 38 bases de fabricación en el mundo, TCL se ha convertido en un referente de tecnología avanzada, desarrollando soluciones que van desde televisores de última generación hasta electrodomésticos inteligentes.

Por su parte, el Comité Olímpico Internacional, como organización sin fines de lucro, canaliza más del 90% de sus ingresos al movimiento deportivo global, lo que equivale a aproximadamente 4,2 millones de dólares diarios en apoyo a atletas y organizaciones deportivas.

Esta asociación marca un hito en la evolución del olimpismo moderno, donde la tecnología se convierte en un pilar para potenciar el desempeño de los atletas y enriquecer la conexión con los aficionados. Con TCL como socio, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos avanzan hacia una nueva era de innovación y experiencia digital.

¿Y Petro sí es de izquierda?

En política, las palabras izquierda y derecha vienen de la Revolución Francesa, porque en el recinto de la asamblea nacional a la izquierda se sentaban los partidarios de los cambios que se daban y a la derecha, los que se oponían. Desde entonces se usan ambos nombres para diferenciar a los sectores que los asumen como propios. 

En Sin pelos en la lengua explico las diferencias en la izquierda en el movimiento estudiantil de 1971 y en años posteriores. Y en su último capítulo, que titulé como a este artículo.

 

Para ser de izquierda en Colombia hay que defender los derechos democráticos de mujeres, trabajadores, indígenas, afros y LGBTIQ+ y la libertad de organización, opinión y movilización, entre otros. Estos constituyen mínimos necesarios, al igual que el acceso a la educación, la salud, las pensiones y los subsidios en dinero, asuntos en los que se puede coincidir, y se coincide, más o menos, con quienes no se sienten de izquierda, luego estos aspectos son insuficientes para definirse así.

Para ser de izquierda democrática además hay que luchar con coherencia por la soberanía y el auténtico desarrollo de la economía nacional, sin el cual Colombia deja en retórica los derechos mencionados y no enfrenta de verdad las causas del desempleo, la informalidad, la pobreza y el hambre del 70 por ciento de sus habitantes, las cuales reflejan una economía enclenque, de apenas 6.600 dólares por habitante.

Crear, de verdad, más trabajo y más riqueza, y hacerlo en economía de mercado, debe ser la prioridad en un gran acuerdo nacional –de sectores populares, clase medias y empresarios–, objetivo que no asumieron los gobiernos anteriores a 2022 y que Petro tampoco propone. Porque él no centra su política económica en producir más riqueza sino en cómo distribuirla, en impuestos, pensiones, precios de los combustibles… Y, para mal, siguiendo las orientaciones del FMI y sus semejantes, organismos en los que Colombia no decide nada.

En el gobierno de Petro solo se relacionan con producir más riqueza sus promesas sobre tierras rurales. Pero sin coherencia, porque mantiene la apertura y los TLC contra Colombia, que nos pasaron de importar 500 mil a 15 millones de toneladas de productos del agro y han arruinado a tantos, como les ocurrirá a 300 mil lecheros a partir de 2026 y a arroceros y productores de pollo luego de 2030.

Sí, de izquierda dice ser Petro, pero baila al son que le toque el FMI, organismo que ha orientado la economía nacional desde hace 80 años. ¡80! ¡Y miren cómo estamos de mal, en la sin salida productiva y con una deuda externa de 200 mil millones de dólares! Tiempo tan largo y subdesarrollo tan grande que enseñan que su objetivo es mantenernos en el atraso productivo, el desempleo y la pobreza, porque imbéciles no son.

Les sabe a gloria a EEUU y a los demás poderes globales que Petro diga que el principal problema de Colombia y de la humanidad es el cambio climático y no los subdesarrollos de tantos países. Y que además los siga en sus orientaciones económicas, políticas y hasta militares, según también explico en Sin pelos en la lengua, para contribuir con un debate ilustrado en el país.

Jorge Enrique Robledo

País ganadero

Por: Simón Gaviria

En preparación de la aprobación del TLC con EEUU, un estudio de DNP de 2013 mostraba los productos con mayor potencial que tenían retos fitosanitarios. Según este estudio los arándanos, el acai, el pimentón y el aguacate podrían representar centenares de millones de dólares en exportaciones, pero solamente la carne podría sobrepasar los mil millones de dólares. Lo único que se necesitaba era la aprobación del Departamento de Agricultura de EEUU para habilitar la exportación de carne colombiana. Para esto se requería implementar el Decreto 1500 del 2007 que obligaba a tener estándares de higiene, frío y trazabilidad. Desafortunadamente, el masivo potencial de exportación de carne quedó en el papel.

 

Diez años después, no solo no se avanzó y no se exporta carne a EEUU, sino que ahora se quieren abrir mataderos municipales, lo cual puede ser un retroceso. La chef Leonor Espinosa criticó esta decisión al destacar que ningún matadero de zona rural cuenta con medidas fitosanitarias para garantizar la salubridad. Al habilitar estos mataderos buscando bajar un poco el precio de la carne se pone en riesgo la calidad del producto. Sin protección de salubridad se evapora la posibilidad de exportar carne y las potencialidades del hato ganadero. Si la carne no cumple con los estándares de Colombia, mucho menos va a cumplir los de EEUU.

El primer logro nacional fue la declaratoria de libertad de aftosa en 2009. Aunque hubo un riesgo de perder la clasificación en 2017, esta fue ratificada en 2020, lo cual abrió las posibilidades de exportar la carne colombiana. En 2022 el país recibió US$523,6 millones por la venta de carne al exterior, vendiéndole a Rusia, Chile, Egipto y Líbano que son países con menores exigencias fitosanitarias. Aun a estos destinos, limitaciones de sanidad derivadas de no poder garantizar la cadena de frío, hacen que la solución sea exportar ganado en pie, lo cual es mucho menos rentable. Mercados más grandes y que generan mayores utilidades, como la Unión Europea, EEUU y Japón están mucho mas alejados de nuestras exportaciones.

Si Colombia se especializara en los mercados de carne natural u orgánica, fácilmente podría multiplicar sus exportaciones. Para lograr esto, la carne tiene que estar refrigerada y debe tener trazabilidad, algo que ha sido imposible de lograr en el país. La prevalencia del consumo de carne caliente hace que la mayoría de frigoríficas no inviertan en cadena de frío y se ubique al producto en centro de consumo en vez de en zonas de exportación. El no prohibir el transporte de carne caliente limita el uso de frigoríficas, aumenta la clandestinidad, y los costos de transporte.

Los colombianos guardamos identidad cultural cafetera, aunque la frontera del café no abarca el país entero; es el ganado que es una constante en el desarrollo nacional.  Si la apertura de los mataderos municipales es indiscriminada y no viene acompañada de un plan de inversiones para modernizar la salubridad de las plantas de sacrificio, no solo se corre el riesgo de no exportar, sino que pueden aumentar las infecciones de E coli y salmonela entre otras. Muchos de los mataderos ni si quiera cumplen con las normas nacionales. Esta decisión hay que verla con cuidado, hacerlo sin pensar en la salud también tiene un efecto económico.

Con los TLC, también vienen por la leche

Charlando con un campesino boyacense sobre el daño de las importaciones impuestas por la apertura y los TLC, me dijo: “Como nos quitaron los cultivos de trigo, cebada y otros, me pasé a la leche. Si me quitan la leche, me quitan la vaca y si me quitan la vaca, me quitan la tierra”. Y con los TLC con Estados Unidos y la Unión Europea, desde 2014, a Colombia la pusieron a importar 481 mil toneladas de leche y lácteos, proceso que tendrá su puntillazo final luego de 2026 y 2027.

Porque desde esas fechas, la leche y los lácteos de las trasnacionales norteamericanas y europeas tendrán libre ingreso a Colombia, sin las cuotas y los aranceles que hoy las limitan, política calculada para arruinar a muchos de los 400 mil ganaderos de la leche y a incontables procesadores, casi todos ellos pequeños y medianos.

 

Solo el cinismo neoliberal es capaz de decir que en este caso, como en tantos otros, campesinos, indígenas y empresarios pueden competir con los productores de países que superan a Colombia en los costos del dinero y las tarifas, subsidios, vías y peajes, asistencia técnica, educación, ciencia, tecnología y seguridad. Repitamos las grandes cifras de la competencia imposible: la economía colombiana es 74 veces más pequeña que la de Estados Unidos y 54 menor que la de la Unión Europea.

En cuanto a los subsidios al agro, los de Colombia suman apenas 2.500 millones de dólares, los de Estados Unidos, 50 mil millones y los de la Unión Europea, 100 mil millones. Un ministro de la India explicó que era mejor ser vaca europea o norteamericana que campesino en el resto del mundo, porque recibían más plata del Estado esas vacas que los campesinos de todas partes.

Para empeorar las cosas, cada vez se confirma más que el libre comercio no tiene como fin promover la libertad de competencia sino lo contrario, el triunfo de los monopolios y los oligopolios que arruinan a millones de competidores en el mundo, agresión que además les permite poder abusar con los altos precios en detrimento de los consumidores y, a la postre, hacer más lento el progreso técnico, que es la base de todo progreso. Muy retardatario, sin duda.

Treinta y tres años de Consenso de Washington en Colombia han confirmado que la pérdida de la seguridad alimentaria no conduce a mejorarles la vida a los productores del agro ni a los colombianos, sino a todo lo contrario. Como estamos en el capitalismo, en los negocios entre las personas y los países, engaña quien diga que anda por el mundo haciendo favores.

En este sentido, que el centro de la política económica de Petro no sea desarrollar la producción –ya dijeron que no renegociarán los TLC–, sino promover el asistencialismo –que cobran en votos–, empeorará los agudos problemas nacionales. Porque, además, las donaciones del Estado a los más pobres –que pueden darse–, al convertirse en comida importada, no subsidiarán a los productores colombianos sino a los extranjeros. Y los campesinos que reciban tierras del Estado –lo que debe hacerse en condiciones adecuadas–, en la Colombia de los TLC, seguramente terminarán perdiéndolas, arruinados por las importaciones. Perversa, es obvio, la globalización neoliberal.

Para completar, muchas de las mayores siembras de aguacate se están dando en tierras vendidas a extranjeros, sin que esto sea tema de análisis nacional. Y tampoco se examina el desastre de la ida de tantos colombianos a otros países, que se van expulsados porque no pueden trabajar y crear riqueza aquí.

Jorge Enrique Robledo

A los once años del TLC con Estados Unidos

Cuando hace 11 años empezó a aplicarse el TLC con Estados Unidos –luego de una década de oposición, con debates en el Congreso, conferencias, artículos, libros y movilizaciones sociales–, alguien, con tonito impertinente, me preguntó: “¿Senador, y el TLC no tendrá nada positivo?”, a lo que le respondí que “sí, que demostrará quiénes decían verdades y quiénes falsedades sobre sus efectos en Colombia”.

La experiencia confirmó lo dañino de ese TLC para el país, tanto, que hace un año, en el balance de la primera década, el gobierno falseó groseramente las cifras para ocultar el desastre.

 

Antes del TLC, Colombia le vendía más a Estados Unidos que Estados Unidos a Colombia. En 2012, por ejemplo, los gringos nos compraron 8.253 millones de dólares más de lo que les compramos, es decir, la balanza comercial era positiva para nosotros y negativa para ellos.

Pero con el TLC la balanza comercial se volteó. En 2014, las importaciones a Colombia superaron las exportaciones a Estados Unidos en 3.185 millones de dólares, y el déficit nos ha golpeado todos los años desde entonces. Entre el 2014 y 2022, la balanza comercial nos fue negativa en 25.975 millones, cifra que significa destrucción agraria, industrial y de servicios, desempleo, pobreza y hambre, expulsión de millones de trabajadores del país, descomunal endeudamiento externo y amplia desnacionalización de la economía.

Tampoco se cumplió la promesa de cambiar la composición de las exportaciones hacia más productos industriales, porque en lo fundamental Colombia sigue vendiéndoles los mismos bienes primarios de antes de la apertura y los TLC. En el agro además se nos impone especializarnos en productos tropicales, que son los que el clima les impide cultivar a norteamericanos y europeos. Y a partir del 2026, por los TLC con Estados Unidos y la Unión Europea, vendrán enormes pérdidas por más importaciones de leche y lácteos y desde el 2030 pasará igual con las de arroz y pollo.

Como el TLC no es solo agro, industria y servicios, porque tiene 23 capítulos sobre cada sector de la economía, las trasnacionales norteamericanas, que fueron las que lo redactaron, también nos exprimen en lo demás.

De ahí que la balanza de pagos, que mide ingresos y egresos por importaciones y exportaciones y por deuda externa e inversión extranjera, haya sido negativa para Colombia en 265.371 millones de dólares desde 2014. Y es obvio el notable error de quienes celebran como exitosa la economía nacional porque a ellos les va bien, pues, simplemente, lograron separar su suerte de la de la Nación.

No había que ser adivino para saber que a Colombia le iría muy mal con la recolonización neoliberal. Empezando la apertura, Darío Múnera Arango, presidente de la Junta Directiva de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), explicó que la competencia internacional no era entre personas ni entre empresas sino entre países y que entonces la definía la capacidad nacional de competencia (Revista Andi #102). Y si el territorio de Estados Unidos es 6,75 veces más grande que el de Colombia, su economía es 74 veces mayor y es superiorísimo su desarrollo científico-técnico, no puede pensarse que los colombianos les ganaremos en la competencia sin ninguna protección y con todas las reglas sesgadas a favor de sus trasnacionales.

Mientras sigan gobernando los partidarios de los TLC –incluido Petro–, vendrán más imposiciones leoninas. Como el radar en el parque Gorgona y malbaratar hasta 4.202 millones de dólares –$19 billones de pesos– en aviones de guerra norteamericanos que Colombia no necesita, plata que le hace mucha falta al país.

Turquía y Latam esperan TLC con Colombia: para mitigar costos arancelarios

Fabricantes, productores e inversionistas, de las últimas ruedas de negocios entre Turquía y Latam –utensilios para cocina y cosméticos y belleza personal- promovieron ante la embajadora de Turquía, Beste Pehlivan Sun, la urgencia de acelerar la firma del tratado de libre comercio para mitigar los costos arancelarios y promover el comercio entre las dos regiones.

La iniciativa tuvo eco en la recién nombrada diplomática, quien ratificó su compromiso de seguir trabajando en conjunto con los funcionarios del gobierno colombiano para reiniciar y formalizar en corto tiempo el tratado de libre comercio (a la fecha se han realizado seis rondas), con el objeto de diversificar la oferta de productos y disminuir las cargas arancelarias para ambas partes. “Queremos acercarnos al nuevo gobierno (Gustavo Petro) para seguir en las negociaciones y poder concretarlo lo más pronto posible”, aseguró.

 

“Las condiciones económicas favorables de Colombia, su ubicación estratégica en la región y un ambiente propicio para los negocios, permiten que América Latina sea observado como fuente de nuevos negocios y desarrollo económico, generando así interés en el ramo empresarial turco, específicamente en temas de comercio y exportaciones”, señala Pehlivan Sun.

Calificado por la Embajadora como el mejor socio de Turquía en Latinoamérica, Colombia se convierte en el centro de atención en temas de negocios, inversión, cooperación, entre otros, por lo que el intercambio comercial bilateral, señaló que ha aumentado, el año pasado hasta 2.000 millones de dólares, en ese sentido aseguró: “Nuestro objetivo es alcanzar a 2023, los 5.000 millones. Esto por directrices de nuestro presidente, Recep Tayyip Erdoğan”.

Con 75 millones de habitantes, ubicada como la economía 19 más importante del mundo, Turquía concentra sus inversiones en Colombia con Turkish Airlines, Anadolu Agency de Noticias. De la misma manera, la Agencia Turca de Cooperación y Coordinación (Tika), abrió su oficina regional en Bogotá. Entre 2018 y febrero de 2022, la entidad contribuyó a la llegada de tres proyectos de inversión que alcanzaron los US$501 millones y generaron 3.314 empleos en el país.

Por otro lado, el Ministerio de Comercio publica que las exportaciones colombianas a Turquía totalizaron los US$1.270 millones en 2021, 39 % más que en 2020. Asimismo, la balanza comercial entre ambos países mantiene una tendencia superavitaria para Colombia en los últimos cinco años: en 2021, alcanzó un superávit de US$860,6 millones, 26% superior respecto a 2020.

Empresarios e inversionistas claman un TLC

Durante los últimos 30 días, la embajada de Turquía, los ministerios de Comercio de los dos países y las organizaciones empresariales (EVSID- IKMIB) lograron en dos ruedas de negocios de diferentes sectores 250 encuentros #B2B, traer  a 60 fabricantes turcos, reunir 150 compradores de Latinoamérica y generar más de 250 empleos directos e indirectos.

La Directora de Operaciones para Colombia de las Misiones Comerciales, Paula Becerra, dice que: “En Bogotá hemos organizado misiones comerciales por más de cuatro años. La experiencia nos invita a estimar que un 50% de las reuniones genera negocios a corto plazo y el otro 50% a un plazo superior a 4 meses”.

“La innovación, el diseño, la calidad, el precio, la garantía y el transporte de los productos turcos invitan a inversionistas a participar en las ruedas y observar nuevos negocios en los diferentes sectores promovidos por las organizaciones turcas y colombianas”, asegura la funcionaria colombiana.

No obstante, el comerciante colombiano, Marcelo Peláez, expresa que: “Turquía es un país con una capacidad productiva muy interesante. No es fácil el tema de costeo arancelario y demás porque Colombia no tiene un tratado formal de libre comercio con ellos. Es simplemente que nuestro país con el nuevo gobierno entienda que esto es fundamental para todos”.

Foto: cortesía

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Y siguen los TLC

Entre el silencio de Gustavo Petro y los parcos anuncios ministeriales ya se sabe que no habrá renegociación ni denuncia de los TLC, a pesar de lo urgentes que son para Colombia. Y la mencionada revisión –que no han confirmado– ni siquiera permite reducir los aranceles o alargar los plazos de desgravación.

Que esta sea otra promesa incumplida del candidato no debe sorprender. Porque la renegociación de los TLC la incluyó en su programa presidencial tarde y a regañadientes. Y se sabe que el senador Petro viajó una semana a Whashington en 2007, a cuyo regreso nos impuso votar en el Polo que echáramos atrás el rechazo a los TLC, votación que perdió (Ver enlace).

 

Es una burla que el gobierno de “el cambio” defienda tratados diseñados para empeorar el modelo económico, social y político implantado en Colombia por lo menos desde la mitad del siglo XX, siguiendo a las determinaciones de los llamados organismos internacionales de crédito. Porque así se aseguraron que el capitalismo nacional alcanzara para promoverles jugosos negocios a las trasnacionales, y a algunos nacionales, pero no para desarrollar de verdad a Colombia.

Detalla tanto el interés de Estados Unidos –y el de la Unión Europea– que su TLC nos obliga con más de mil páginas y 23 capítulos que reglamentan en detalle el comercio de bienes y servicios, industriales, agrarios y de todo tipo. Y define sobre la inversión en educación, salud, minería y todo lo demás, las compras públicas, el sector financiero, las telecomunicaciones, la solución de controversias, el ambiente, la cultura, los asuntos laborales y la propiedad intelectual, entre otros, siempre según las conveniencias de ellos.

Y esos TLC –que fueron redactados con la guía de las trasnacionales de esos países– están garantizados, mientras no se cambien, por la Constitución de Colombia, por lo que nadie –desde el presidente de la República para abajo– puede decidir nada que los contradiga.

No más la ingenuidad o la astucia de decir que en plena globalización neoliberal las potencias andan por el mundo trayéndoles las bienaventuranzas a países como Colombia.

Porque más de 70 años, incluida la apertura y los TLC, son prueba suficiente para saber que país que decida industrializar de verdad sus faenas urbanas y rurales, apoyándose en la ciencia y las tecnologías complejas, se desarrolla –ver China y Corea–, en tanto que el que no lo haga se queda en el atraso, el desempleo, la pobreza y la corrupción, así le impongan como falsa solución la deuda externa y la inversión extranjera.

Que Gustavo Petro coincida con Uribe, Santos y Duque en la oferta de desarrollar a Colombia en medio de los TLC es una ficción que ni él puede creer. Y que le destruye su retórica de reemplazar el petróleo y la minería con más industria y más agro, dado que él sabe que el libre comercio extrema las ideas colonialistas de David Ricardo, las cuales determinan que los países de América Latina deben exportar bienes básicos agrícolas y mineros –quedarse en el extractivismo– para así pagar la importación de los bienes procesados y los créditos y las inversiones foráneas, manteniéndonos en el subdesarrollo.

Que desde 1990 aumentaran las importaciones agrarias de 500 mil a 14 millones de toneladas anuncia que, por los TLC vigentes, siguen la quiebra de la leche y los lácteos,  el arroz y el pollo, seguirá anquilosada la industria nacional y en algún momento le meterán el zarpazo al azúcar, la panela y la palma.

Tratado de Libre Comercio de Colombia con Israel pasó a sanción presidencial

A sanción presidencial pasó la ley aprobatoria del Tratado de Libre Comercio (TLC) que Colombia firmó con Israel en septiembre de 2013. Con 70 votos a favor y 21 en contra, la plenaria de la Cámara de Representantes aprobó la iniciativa que después de la firma del presidente Juan Manuel Santos, pasará a revisión de la Corte Constitucional.

«Este Acuerdo es especialmente beneficioso para el sector agropecuario y el agroindustrial, los que encontrarán un sinnúmero de oportunidades para sus productos. Es el primero que tenemos con un país del Medio Oriente, una región con alto poder adquisitivo y de orientación importadora», dijo la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Claudia Lacouture.

 

Dado que Israel ya culminó sus procedimientos internos de aprobación, el tratado entrará en vigor cuando culminen los procedimientos requeridos en Colombia para tal fin, los cuales incluyen la revisión de la Corte Constitucional y la ratificación por parte del Ejecutivo.

Este acuerdo comercial representa para los empresarios colombianos nuevas oportunidades para los bienes agropecuarios y agroindustriales, principalmente, de los cuales el 97% de las exportaciones tendrán acceso inmediato a ese mercado, tan pronto como entre en vigencia.

Flores, carne de bovino, productos lácteos, frutas tropicales, confites, chocolates, galletas dulces, productos de panadería, arequipe, preparaciones de frutas, mermeladas, azúcar caramelizada, bebidas hidratantes y energizantes, entre otros productos agrícolas y agroindustriales, tendrán mayores oportunidades de acceso a ese mercado.

Por el lado de los productos industriales, el 99% de lo que se exporta a ese mercado quedará libre de arancel de forma inmediata. En los 5 años siguientes a la entrada en vigencia del TLC quedará desgravado el 1% restante.

Algunos productos industriales de gran interés exportador del país y que podrán aumentar su presencia en Israel son petroquímicos, cosméticos, utensilios de aseso, confecciones y artículos de joyería. Dentro de los productos industriales que tienen potencial exportador hacia Israel se encuentran medicamentos, neumáticos, placas y baldosas de cerámica, aires acondicionados, artículos de grifería, convertidores eléctricos, automóviles y camiones, entre otros.

En el primer trimestre de este año, Colombia exportó a Israel USD 61,1 millones, de los cuales USD 6,6 millones son bienes no minero energéticos. En el 2016 las ventas a ese destino sumaron USD 276 millones, de las cuales USD 31 millones correspondieron a bienes no minero energéticos.

Además del incremento y diversificación de los flujos comerciales, se espera el incremento de la inversión y el impulso a la cooperación bilateral.

El Acuerdo facilita la cooperación en áreas como el desarrollo tecnificado de la agricultura, el aumento de la capacidad de innovar y el desarrollo de nuevas tecnologías en materia de telecomunicaciones, salud pública y ambiente. Lo anterior con el fin de continuar en la senda de mejorar la competitividad y productividad de nuestras empresas.

¿Qué ha ganado Colombia en 5 años de TLC con Estados Unidos?

El próximo 15 de mayo se cumple un lustro de la entrada en vigencia del tratado de libre comercio con Estados Unidos en el que los empresarios y consumidores de ambos países se han beneficiado de las ventajas que ofrece el acuerdo en ofertas de productos, expansión empresarial y crecimiento económico de las dos naciones.

 

Según el Ministerio de Comercio Industria y Turismo En los últimos 5 años 8.764 exportadores colombianos incursionaron en los mercados de Estados Unidos. De estos, 6.469 lo hicieron por primera vez, 356 productos nacionales que nunca habían entrado a ese país lo lograron en ese lapso. No solo llegaron. Están en la carrera por conquistar 320 millones de consumidores. 115 proyectos de inversión con capital estadounidense comenzaron en Colombia entre el 2012 y el 2016, los cuales generaron 22.518 empleos. Gracias al TLC 10.634 productos colombianos pueden ingresar a los Estados Unidos con cero (0) arancel.

Para Felipe Jaramillo Presidente de Procolombia es muy importante que la industria nacional incursione en los mercados globales y en las cadenas globales de valor.

“No hay ningún país que haya dado el salto al desarrollo en los últimos años sin haberle apostado decididamente al comercio internacional y por eso es fundamental que Colombia siga avanzando decididamente en este proceso de apertura económica y de incursión en los mercados globales”, expresó.

El impacto que tiene el TLC en el fortalecimiento de los negocios, las oportunidades que ofrece para quienes estén interesados en internacionalizarse y las claves para consolidar negocios de alcance global, serán algunos de los puntos que se traten en el Foro: Innovación para la Internacionalización, oportunidades de negocio con los Estados Unidos que se realizará este martes 9 de mayo de 8:00 de la mañana a 12:00 del medio día en el Club el Nogal.

El evento es organizado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, ProColombia quienes proponen una reflexión, con la participación de la ministra de comercio, industria y turismo, María Claudia Lacouture, el Presidente de Procolombia Felipe Jaramillo, representantes de los gremios y empresarios.

Gremio de industriales colombianos no temen el proteccionismo de Trump

Las decisiones ejecutivas que ha tomado el recientemente posesionado presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, respecto a las relaciones comerciales que ostenta ese país con otras naciones en el mundo ha preocupado a varios mandatarios de la región que ven en esos decretos una amenaza latente a la estabilidad de la economía en sus países. El primer mandatario ya cumplió con una de sus promesas de campaña al sacar a EE.UU. del tratado Transpacífico en su primer acto de gobierno.

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