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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Universidad de América

Ingeniería Industrial: la clave para una sociedad próspera y eficiente

Por: Mario Posada García-Peña, rector de la Universidad de América.

La importancia de estudiar ingeniería industrial radica en varios aspectos clave. En primer lugar, esta carrera ofrece una amplia gama de oportunidades y posibilidades de desarrollo profesional. Los ingenieros industriales pueden trabajar en diversos sectores, como manufactura, logística, consultoría, energía, salud y más. Su formación les proporciona habilidades y conocimientos técnicos que son altamente demandados en el mundo laboral.

 

Además, los ingenieros industriales desempeñan un papel fundamental en la mejora de la productividad y la eficiencia en las organizaciones. Su enfoque sistemático y analítico les permite identificar áreas de mejora y diseñar soluciones efectivas para optimizar los procesos y reducir costos. Al implementar estrategias de gestión y utilizar herramientas tecnológicas, también contribuyen directamente a la rentabilidad y crecimiento de las empresas.

Por otra parte, la ingeniería industrial impulsa la innovación y la mejora continua. Los ingenieros industriales están constantemente buscando nuevas formas de hacer las cosas y adoptando tecnologías emergentes para resolver problemas. Su capacidad para integrar conocimientos de diferentes disciplinas y trabajar en equipos multidisciplinarios los convierte en agentes de cambio que fomentan la creatividad y la colaboración.

Además, la ingeniería industrial se preocupa por el desarrollo sostenible y la gestión eficiente de los recursos. Los profesionales en este campo aplican principios de gestión ambiental y buscan reducir el impacto negativo en el medio ambiente. Su enfoque en la optimización de recursos y la minimización del desperdicio contribuye a construir un futuro más sostenible.

En ese sentido, estudiar ingeniería industrial es importante porque ofrece una carrera versátil y llena de oportunidades. Los ingenieros industriales tienen un impacto significativo en la productividad y la eficiencia, impulsan la innovación, promueven la sostenibilidad y contribuyen al desarrollo económico y social. Si estás interesado en construir un futuro productivo y eficiente, la ingeniería industrial es una elección que vale la pena considerar.

Actualmente, la Universidad de América es una de las universidades de Colombia que ofrece la carrera de Ingeniería Industrial. Y su objetivo es formar ingenieros industriales integrales con sólidas competencias para desempeñarse en la gestión de empresas y organización de productos y servicios. Profesionales que cuentan con determinación científica y tecnológica para desarrollarse y desempeñarse en diferentes sectores productivos.

 

¿Supervivencia o Sostenibilidad?

Por: Juan Camilo Gómez Caipa, docente Facultad de Ingenierías, Universidad de América.

La humanidad se enfrenta a una elección crítica: ¿preferimos la supervivencia a corto plazo o la sostenibilidad a largo plazo? Esta es una pregunta que nos afecta a todos y no es una elección fácil. Si elegimos sobrevivir, arriesgamos el futuro de la humanidad y del planeta. Por otro lado, si optamos por la sostenibilidad, puede suponer importantes sacrificios y cambios en nuestros hábitos y estilos de vida.

 

El cambio climático, la contaminación, la pérdida de biodiversidad y la sobreexplotación de los recursos naturales, son solo algunos de los problemas ambientales a los que nos enfrentamos en la actualidad. La supervivencia de unos pocos hace que sigamos explotando y sobre consumiendo los recursos del planeta sin considerar las consecuencias para las generaciones futuras, porque es fácil caer en la tentación de la gratificación inmediata, pero ¿y el futuro de nuestros hijos, nietos y demás generaciones?

La sostenibilidad, por otro lado, nos obliga a considerar los efectos a largo plazo de nuestras decisiones y acciones. Significa reconocer que la economía y el medio ambiente están intrínsecamente vinculados y que no podemos lograr el éxito a largo plazo a expensas de consumir los recursos de nuestro planeta. El desarrollo sostenible, requiere cambios significativos en nuestros estilos de vida, política y economía, pero a través de cambios drásticos podemos asegurar un futuro próspero para las generaciones futuras.

Es importante señalar que la supervivencia y la sostenibilidad no son mutuamente excluyentes. La supervivencia inmediata es importante para satisfacer las necesidades humanas básicas, pero no debe ser a expensas de condicionar el futuro de la humanidad. Podemos trabajar para satisfacer las necesidades de hoy sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.

Entonces, ¿a dónde vamos? Esta es una pregunta que solo podemos responder si tomamos decisiones responsables y sostenibles. Es nuestra tarea -y debe ser nuestra prioridad- asegurar el futuro del planeta y la preservación de sus recursos para las generaciones futuras. Es hora de adoptar la sostenibilidad a largo plazo y abandonar la gratificación instantánea. Solo así podremos asegurar un futuro próspero para todos.

El lenguaje de la piel de la ciudad

«Todos en la vida somos y no somos»,  estoy seguro de que esta frase merece una explicación; y lo menciono porque el “Ser” es una condición con respecto a algo, a ocupar un espacio y participar de éste. Así,  Ser Ciudadano, en la vida diaria, implica que ese ser recorre las calles de un lugar con el propósito de participar en este espacio, de habitarlo, pero para ser parte de éste debemos obtener los créditos que nos avalan como participantes; el diploma se obtiene y se llama “Ciudadanía“, es un orgullo que confirma que uno es un participante social, que conoces la ciudad y sabes las normas implícitas de convivir en este lugar.

Ser docente de urbanismo: soy docente de arquitectura y desde la perspectiva de ese rol de interacción social entre el individuo y el conocimiento transmito  a mis estudiantes la importancia del lugar, no solo para ellos  sino para la vida; esa mediación y comunicación con el contexto real es un conocimiento para todos, no solo para los arquitectos, también para  el ciudadano, quien sabe que lo público es de todos y lo privado es de pocos. En cuanto al Lugar, existen sitios que son contradictorios: son públicos, pero son privados, hacen parte de una zona de permanente negociación porque, aunque son lugares públicos, que pertenecen al Estado y deberían estar al servicio de público, no todo el mundo puede acceder de forma directa. Tal es el caso de una biblioteca: si vas con una presentación inadecuada no te permiten acceder; este tipo de situaciones no sucederían en lugares públicos como la plaza de Bolívar. En contraposición existen sitios Privados – Públicos, como los centros comerciales, que aunque son sitios de privados a los cuales pueden acceder todas las personas, no tienen el mismo carácter privado, como lo es el hogar de cada familia.

 

El Ser: la vida por su parte, no es tan pública o privada como se pensaba en un principio, pero lo que si se puede definir es que lo privado en lo más íntimo y cercano a la privacidad del hogar: Las personas son parte de un tejido, de una línea de sangre y amor fraternal, en la cual seremos queridos por el amor filial. Esta apreciación tiene bastante sentido, pero la vida real está en lo público, esa es la parte que más nos llama la atención,  donde conocemos personas pero a la vez somos conocidos, y por qué no “reconocidos”, donde se celebran triunfos o se desvanece la vida, es una ruleta capaz de fusionar el destino, la suerte, pero también el conocimiento y la vida.

Está escrito: en la piel de la ciudad reconocemos los diferentes elementos que la componen creando arterias que interconectan, comunican y junto con las personas dan vida y sentido al espacio: vías, plazas o parques son los lugares públicos más conocidos, y a la vez constituyen un tejido importante de la ciudad: la piel que forma parte de las mismas estructuras y de un espacio que se concibe como seguro, quizá representa parte del orgullo construido en la vida de los colombianos prácticamente en los últimos 500 años desde la construcción de esta bella patria. Bogotá es la ciudad más compleja, grande y diversa de la nación en donde cada día convivimos cerca de 10 millones de habitantes, reconocemos que es un lugar vivo de continuo cambio, que se transforma para asumir distintas fases,  a diario con nuevas calles o construcciones que no representan una única manifestación de la ciudad, pero que a la vez transitan y desvanecen también pequeños pedazos de territorio, que después mutan y adquieren nuevos significados: entender la ciudad no es fácil, y tampoco lo es conocerla en su totalidad, pero todos la recorremos.

Leer:  su lenguaje y su piel. En las últimas décadas se escribió en losetas, adoquines, bordillos y mobiliario como lo recomienda Planeación Distrital, y la escritura es perceptible fácilmente, pero la idea detrás de la transformación de los espacios, de la esencia de la ciudad es la búsqueda de una nueva imagen que los urbanistas y planificadores del territorio estamos trabajando para establecer un mejor sitio para crecer, trascender y vivir. Ya casi nadie recuerda la ciudad de los buses, con personas que iban colgadas de las puertas o los carros que estaban cubriendo todas las aceras (aunque aún permanecen situaciones similares); esa ciudad compleja no ha dejado de tener problemas sociales, económicos, capaces de desbordar la tranquilidad de realidades distintas, extrañas, pero construir  una ciudad es un trabajo colectivo asociado a su misma  de construcción y construcción. Se puede decir que la piel de la ciudad es el espejo de Colombia, esa imagen refleja las complejidades de nuestra nación con ventajas y desventajas, con una diversa heterogeneidad que vemos a diario. Está escrita con mucho esfuerzo, con grandes conquistas y dolorosas derrotas, pero es Bogotá, la ciudad, y Colombia, el país, que amamos.

Por tanto, Todos en la vida somos y no somos, pero ya entendemos que el Ser ciudadano implica tener en cuenta las reglas de convivencia en medio de la compleja transformación de su piel; el Ser docente de urbanismo abarca el compromiso de enseñar acerca de la vida en la ciudad. El lugar es aquel que define los sitios y su uso en la ciudad mientras que  el Ser comprende las posibilidades sociales del urbanismo de la sociedad y, desde luego, está escrito en la ciudad construida por la gente que la habita: Leer sus testimonios de vida  se hace con el uso de los fonemas, los puntos y las comas que le dan ritmo a nuestra vida en la ciudad. La esencia de lo escrito está en la tierra de los sueños, de las ilusiones, y también está plasmada en tinta de colores, en diferentes grados de luminosidad y, además, está tatuado en la piel de la ciudad que hábito, que no puede ser explicada fácilmente con palabras, pero que es a la vez fuera de este mundo, esa es la ciudad que tanto amo.

 

 

Javier Francisco Sarmiento Díaz

Docente Investigador, Facultad de Arquitectura, Universidad de América

Arquitecto; Magíster en Planeación Urbana y Regional; Doctor en Ciencias de la Educación.

 

 

…¡No podemos volver a los años 20!…

Sobre la importancia pedagógica del dibujo análogo en los procesos de aprendizaje del diseño arquitectónico.

Con esa frase, que hacía alegoría a los procesos de elaboración del diseño arquitectónico antes del desarrollo de los software y tecnología en arquitectura, y no a un periodo de fechas específico en la historia; transcurría una discusión en la facultad de arquitectura de la Universidad de América, donde se debatía, la estrategia pedagógica para que un estudiante proyecte y resuelva su objeto de diseño desde el dibujo a mano; un ejercicio para el primer proyecto de los talleres de diseño en el 2023.

 

En el contexto global contemporáneo es innegable la aplicación de las herramientas tecnológicas, de visualización, software e inteligencia artificial, cada vez más utilizadas y de rápido crecimiento exponencial en el ejercicio de la arquitectura. Sería mezquino de mi parte pretender que un estudiante sea ajeno a dichos cambios evolutivos en su profesión. No obstante, entender el contexto de lo que significa una herramienta, y como se debe usar en términos de pensamiento y no de resultado visual, requiere entender, primero, que el acto creativo de diseñar y transformar los problemas en soluciones espaciales y formales, no es una tarea ligera que se le debe otorgar a una inteligencia artificial o software especializado. Educamos estudiantes ávidos de conocimiento estratégico proyectual, y aunque neófitos en su ejercicio arquitectónico, se hace necesario la reflexión, crítica y divergencia en la toma de decisiones, competencias necesarias no solo para saciar el conocimiento propio del oficio proyectual, sino para poder con criterio dominar cualquier pertrecho e instrumento tecnológico actual.

En los 20 años de mi trayectoria docente, como profesor de diseño y un apasionado por el arte de crear espacios y divertirme con la arquitectura; cada vez más me dejo fascinar por el primer contacto con la hoja en blanco, la magia del proceso transformador de plasmar en un papel lo que mi idea mental creativa está tejiendo para solucionar un problema. Y es en este momento de conectividad ideática en el que un lápiz y dibujar a mano activa el pensamiento gráfico propio y necesario para evolucionar una idea, en un concepto, reflexionar sobre las decisiones que se están tomando yuxtaponiendo un trazo en otro y dejándose seducir por una sombra, una textura, un color, una mancha que va creciendo hasta volverse una respuesta espacial, un dibujo prolijo de múltiples decisiones arquitectónicas.

Yo estudié en un modelo de aprendizaje arquitectónico en el que las herramientas tecnológicas recién empezaban a vislumbrar una senda, que maravillaba a propios y extraños; y como es de esperar también me sorprendí, de cómo estas influían en los procesos de proyectación arquitectónica. Sin embargo, nunca deje de pensar la arquitectura, y lo digo con propiedad, pensar; como el hecho de tomarme el tiempo de diseñar una fachada, de rayarla; con un borrador y unas escuadras proyectar técnicamente unas líneas para hacer coherente la relación de la planta con el corte y el alzado, dibujar una planta donde con una escala verificaba áreas para dibujar una escalera, una circulación que permitiera proporcionar los espacios y entender la velocidad al moverse los usuarios en el mismo; superponer múltiples papeles mantequilla, donde transformaba la opinión compositiva plástica del hecho arquitectónico que estaba diseñando. El diálogo gráfico con mis profesores, donde con extremo ímpetu rayaban mis trazos provistos de emoción, pero timoratos de madurez arquitectónica, me hacían querer cobrar solución inmediata de mis ideas, no dejar perderlas y que se volvieran responsabilidad de un software. Es fácil dejarse tentar por la inmediatez, la facilidad banal de endosar la labor de diseño a comandos, hasta confundir una herramienta básica, necesaria y provechosa como la tecnológica digital para el desarrollo de una profesión como la arquitectura, en volvernos unos secretarios de oficio digitalizando comandos y preocupados más por el tiempo en que se demora en salir una imagen de una pantalla o la impotencia del tiempo perdido al bloquearse un archivo, que en la reflexión de una sombra sobre un patio, de la unidad y relación de luz con el vano y la contemplación del material con su entorno.

Hoy en día, en las aulas, en esos espacios que llamamos taller de diseño y donde deben confluir los diálogos académicos en sincronía con los trazos, las imágenes, las maquetas, la exposición del proceso proyectual que vislumbra un telón casi escenográfico de los proyectos juntos como una película museística que recrea y alimenta la producción arquitectónica; nos encontramos con unos espacios fríos, de oficinistas desprovistos de magia creativa, por una secuencia de laptops que hipnotizan al estudiante, consumen su tiempo, y lo desconcentran de solucionar un espacio, a pensar en si la conectividad es rápida o no para ingresar a una página web a encontrar la respuesta en una foto de lo que debería estar proyectando. Recuerda cada vez más la producción maquinista de un operario en una fábrica industrial. Preguntar a un estudiante por sus decisiones formales y compositivas de una fachada, y encontrar respuestas como: …” profesor, es que el archivo está cargando, o aun no termino el modelado, o en el más deprimente de los casos; espere lo pongo en view front” …. View front? un comando, es la respuesta a lo que Louis Kant, le otorgó el valor al edificio, diciendo que él Sol, no supo de su grandeza hasta que incidió sobre la cara de un edificio. Si Le Corbusier definió la arquitectura como una creación del espíritu, un encuentro de la luz con la forma; esta relación no se puede dejar a un mando que cambia la posición de un objeto. El estudiante confunde pensar en diseñar, con proyectar tareas y objetos, la responsabilidad como pedagogos de la arquitectura, como orientadores de la creación del espíritu, es mayor, no es una actividad menor, y es aquí donde las estrategias que ayuden en un momento determinado del aprendizaje, permitan ampliar el espectro y dejarse enamorar por el componer con alma; …” porque incluso un ladrillo, quiere ser algo más…”.

Y es que, en un escenario contemporáneo cada vez más digital, inundado de respuestas visuales mediáticas en internet, es fácil pensar que el dibujo a mano ha perdido importancia en el proceso de diseño arquitectónico y en la enseñanza a un estudiante que pretende formarse como arquitecto. No obstante, el dibujo a mano sigue siendo una herramienta valiosa y esencial para los estudiantes de arquitectura. En esta era de la tecnología, el dibujo a mano aún tiene un papel importante que desempeñar en la formación de ideas y en la construcción de proyectos.

El dibujo a mano es un medio más directo y honesto para expresar ideas y conceptos en el diseño arquitectónico. A diferencia de las herramientas digitales, el dibujo a mano permite al arquitecto tener una relación más directa con su creatividad, lo que conduce a una expresión más libre y espontánea de sus ideas. Además, el dibujo a mano es un medio más personal y subjetivo, lo que significa que los arquitectos pueden comunicar su visión única y original de un proyecto a través de su dibujo.

El dibujo es una herramienta importante para la formación y el desarrollo de habilidades técnicas y de percepción en el proceso de diseño. Dibujar a mano requiere una atención y concentración profunda, lo que desarrolla en el estudiante su capacidad para observar y percibir las formas, las proporciones y las relaciones espaciales. Por otra parte, el dibujo a mano es una excelente manera de desarrollar habilidades técnicas de representación, lo que puede mejorar la calidad de los dibujos y los proyectos en sí.

Y ¡SI!, si debiéramos volver a los años 20, pero no por el hecho romántico de la nostalgia clásica de la arquitectura, o por confrontar el resultado visual de un proyecto análogo con un o digital, esa no es la discusión, porque la una no niega la otra, y no hay espacio para la demagogia fantasiosa del ejercicio arquitectónico. Sino por el hecho de educar a nuestros estudiantes, en un momento específico de su formación, apasionarlos por el detalle, por la necesidad imperiosa de definir y entender el espacio, la armonía formal, y no por el afán mediático de presentar una tarea.

Remembrar lo que generaba en los procesos cognitivos del aprendizaje en diseño las fachadas bellamente proporcionadas de la obra de German Samper, los planos técnicos del pabellón de Barcelona de Mies van der Rohe, en donde pensar las relaciones de la planta libre y la continuidad espacial con una escala, una presión técnica del dibujo expresaba ese edificio emplazado en un podio de travertino. Cual necesario es para un estudiante reflexionar sus trazos y definir técnicamente las relaciones funcionales, plásticas y espaciales de sus proyectos, el borrar y redibujar sus posturas compositivas, para estudiar, y meditar las decisiones del juego de la luz y la sombra en el arte de construir. Para no ser un legendario idealista de los grandes maestros modernos, me remito a las apreciaciones de arquitectos contemporáneos que definen su arquitectura, Bjarke Ingles, el actual influenciador y mediático arquitecto Danés, promulga que ” la arquitectura trata

de hacer que el mundo se parezca un poco más a nuestros sueños…” y los sueños son tan sensibles en su comprensión intangible, que requieren de una sensibilidad inmediata entre mente y mano para expresarlos. Aun en la contemporaneidad lo promulgan Steven Holl, quien sus procesos proyectuales actuales parten de esas bellas acuarelas, de esos dibujos, aunque amorfos evocan el espíritu e intención del espacio. Renzo piano o Norman Foster con su precisión técnico constructiva para resolver los edificios y proporcionar con un portaminas y una regla lo que sus ayudantes y arquitectos jóvenes volverán un simulador digital profesional; referentes arquitectónicos donde su obra y pensamiento se cimentó en estrategias de aprendizaje basadas en la proyectación análoga.

El dibujo a mano es una forma de conservar la tradición y la historia de la arquitectura. Durante siglos, los arquitectos han utilizado el dibujo a mano para representar sus ideas y proyectos, y esta tradición continúa siendo valiosa en la actualidad. Así mismo, el dibujo análogo es una forma única y artística de representar el diseño arquitectónico, lo que lo convierte en una parte importante del patrimonio cultural y artístico de la humanidad. La importancia en el proceso de diseño es fundamental para el desarrollo del pensamiento gráfico en arquitectura. El pensamiento gráfico es la habilidad de visualizar y representar ideas y conceptos de manera efectiva y clara a través del dibujo. Esta habilidad es esencial para la comunicación y el desarrollo de proyectos en arquitectura, ya que permite a los estudiantes expresar sus ideas y conceptos de manera clara y precisa.

La estrategia de proyectar desde el dibujo análogo, pedagógicamente permite establecer conexiones y diálogos reflexivos y creativos sólidos, en las ideas planteadas; en algún momento de dichos procesos del aprendizaje, estimular el pensamiento creativo proyectual gráfico a mano contribuye a saber manejar las herramientas tecnológicas necesarias y obligatorias en la elaboración del ejercicio profesional arquitectónico, y de las cuales los estudiantes, académicos y profesionales no podemos dar la espalda ni ver con malos ojos, la gran contribución de las herramientas digitales en optimizar tiempos y procesos, así como la posibilidad de desarrollar estéticas diversas.

No me hago el ciego ante el avance y el aporte tecnológico en la enseñanza de la arquitectura, defiendo como diseñador y docente, todas las herramientas que contribuyan a potencializar la capacidad de hacer arquitectura y solucionar problemas de dicha índole. Sin embargo, soy consciente que el estudiante contemporáneo en su premura e inmediatez en la que la sociedad lo rodea, se deja tentar del facilismo proyectual, de la imagen en una red social, de un software que enamora como cuando un niño observa con atenta ansiedad a su superhéroe de turno. No obstante, el estudiante no puede confundir una herramienta con una fuente de creación que distraiga la responsabilidad y la verdadera belleza de la arquitectura que es la emoción de sentir por medio de su obra.

Resultados experienciales se han evidenciado, en el aporte que produce ejecutar ejercicios de diseño por medio de pensamiento gráfico y dibujo análogo, en donde estudiantes de talleres de diseño profesional, cuando están en el proceso de creación de la forma y la función, lo hacen de la mano del dibujo técnico y del sketch como herramienta de evolucionar la idea y resolver el problema espacial, obligándolos por la dinámica propia del dibujar, a reflexionar y replantear sus espacios, a ser más conscientes de la proporción, la austeridad constructiva, de la sensibilización del locus y el magnetismo que significa intervenir un paisaje. Cuando el estudiante en su premura y ansiedad actual con la que afronta sus estudios y proyectos, endosa decisiones de diseño a bloques prediseñados de un software o a una herramienta digital de representación, la respuesta a un escenario perceptual fenomenológico del espacio, este se vuelve pálido, se transforma en un arte desprovisto de sensibilidad proyectual. Que bien hace en un estudiante, estar seguro de lo que piensa cuando se motiva a dialogar entre las formas y los espacios con un lápiz, un papel de manera inmediata a quien le comunica, hablar con el trazo y callar con los dibujos superpuestos que corrigen lo planteado

Que beneficio le haría por un momento a las futuras generaciones de arquitectos y diseñadores, contemplar la magnificencia del proceso de pensar y ejecutar el arte de la arquitectura como en los años “20”, no como un resultado, ni como una copia obsoleta de la historia de la arquitectura; sino como un respeto de pensamiento para ser un trampolín a potencializar los productos, y resultados tecnológicos contemporáneos. Dejarse seducir por el contacto entre pensamiento y emoción de un espacio, la velocidad de hacerlo vivir a quien lo disfruta, y de llevar la arquitectura no sólo a un edificio, sino a la relación de sistemas, de la ecología, de la economía global, de la calidad social de nuestras ciudades. Enamorarlos por CREAR y RE-CREAR y no por reproducir…

Como dijo Ernest Hemingway en los años 20: “Ningún tema es malo si la historia es real. Si la prosa es limpia y honesta y si afirma el coraje y la gracia bajo presión”.

Arq. Mgc. Joan Manuel Guarin S.

Profesor asociado e investigador en pedagogía del diseño de la facultad de arquitectura de la Universidad de América

¿Qué está pasando en Colombia con el acceso a la educación superior?

Las instituciones de educación superior en Colombia se han visto enfrentadas a varios retos en los últimos años. La pandemia, sin lugar a dudas nos hizo replantearnos la manera en que percibíamos los modelos de educación tradicionales y que estábamos seguros iban a perdurar con el tiempo. Asimismo, los jóvenes empezaron a cambiar sus preferencias en la formación académica y muchos de ellos apostándole a los cursos cortos y de conocimientos técnicos, que en mi opinión son de gran valor.

Sin embargo, y pese a la disminución de matrículas que sufrieron muchas instrucciones, fenómeno que inició alrededor del año 2018 pero se intensificó durante la pandemia y que hoy en día sigue siendo un total desafío para todas las IES. De acuerdo con el informe del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES), en 2018 la matrícula total en las universidades del país fue de 2′408.041 estudiantes, evidenciando una disminución del 1,5 por ciento frente a 2017 (38.000 alumnos menos) y que en los años posteriores se mantuvo en descenso. Nos queda la pregunta ¿Qué está pasando en Colombia?.

 

Hoy no me queda duda alguna que lo que realmente está sucediendo obedece a la falta de financiación y cobertura. Se requieren costos razonables y fuentes de financiación que se adecuen a las necesidades de los jóvenes, adultos y familias que quieren ingresar a los programas académicos; lo anterior implica reconocer que cada región del país tiene costos de vida y niveles medios de ingreso diferentes y, en ese orden de ideas, se hace necesario procurar medios para que el acceso a la educación de alta calidad se dé y esté dentro de las posibilidades financieras de cada joven del país. Como lo mencione antes, no es culpa de las nuevas generaciones que vean oportunidad en los cursos cortos, una nueva posibilidad de formación a bajo costo; por el contrario, es un reto y un replanteamiento que debemos formular al interior de las instituciones de todo el territorio.

Desde la institución que lidero estamos comprometidos con el acceso a la educación superior de alta calidad. Para lograrlo, la Universidad de América ha consolidado un grupo de ayudas y auxilios educativos que junto a un grupo de aliados financieros externos facilitan el acceso a diferentes fuentes de financiación requeridas por la comunidad estudiantil y aspirantes, haciendo un análisis meticuloso de cada estudiante y cada contexto para tomar decisiones.

Hago un llamado solidario para que en conjunto podamos brindar a nuestros jóvenes un futuro lleno de prosperidad y oportunidades. También es importante que sembremos en nuestros jóvenes la semilla del empoderamiento, no solo el empresarial, sino también el investigativo desde cada área del conocimiento.

Por: Mario Posada García-Peña, rector de la Universidad de América.

La apuesta de las universidades por ser más sostenibles

La sostenibilidad se ha convertido en un tema de relevancia sobre todo a la hora de implementar este enfoque dentro de las operaciones de las empresas. Esto debido al impacto positivo que genera en relación a la creciente preocupación por el cambio climático, los recursos naturales y la desigualdad social.

De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo con mayor riqueza natural y con un gran potencial para el desarrollo de energías renovables; así mismo, según el Banco Mundial, el país es el segundo con el índice de desigualdad más alto de los países de la OCDE, superado solo por Brasil. De allí, la preocupación de las compañías para implementar en sus procesos estrategias que puedan promover sociedades más equilibradas, estables y generar beneficios.

 

En ese contexto, la academia cumple un papel fundamental en la enseñanza y producción de conocimiento en técnicos, tecnólogos y profesionales que desde modelos de sostenibilidad ambiental puedan solucionar los problemas de la sociedad, así como asumir el compromiso de la sostenibilidad como parte de la vida universitaria y vincularla a sus procesos formativos e investigativos.

Actualmente, este tipo de programas sostenibles son muy demandados por los estudiantes y un ejemplo de ella es la Universidad de América, donde “tenemos programas como ingeniería en energías, ingeniería mecatrónica, ingeniería química, arquitectura, administración y otras 6 carreras que han estado en continuo crecimiento los últimos tres años, porque buscan dar soluciones innovadoras, con conocimientos de vanguardia como la robótica, la gerencia inteligente y la construcción sostenible”.

De igual manera, los beneficios de que las universidades le apuesten a la sostenibilidad desde sus programas son muchos. A continuación, algunos:

  • Aprender cuáles son las causas y efectos del cambio climático para la búsqueda de soluciones y contribuir a la disminución y mitigación del mismo.
  • Formar a los actuales y futuros ejecutores de soluciones y estrategias de sostenibilidad, innovación y paz, así como de los ODS.
  • Aumenta la demanda de programas sostenibles.
  • Prosperar por sociedades más justas, equilibradas y libres de conflicto.

Desde la Universidad de América ya empezamos a implementar este enfoque sostenible desde el Plan de Desarrollo 2020-2025, y “lo hemos incorporado iniciando por la sostenibilidad financiera, luego la ambiental (y de patrimonio en nuestro EcoCampus de los Cerros y nuestras casas patrimonio) y la social que involucra el ADN de nuestros programas; muestra de ello fue la reciente creación del Centro de Emprendimiento e Innovación Sostenible – CEIS como un centro desde donde se gestiona la innovación de la institución y damos respuesta a las necesidades de las problemáticas de nuestra sociedad” concluye Posada García-Peña.

 

Mario Posada García-Peña,

Rector de la Universidad de América

 

 

 

Transición energética: un compromiso desde la academia

Hoy el mundo enfrenta grandes retos sociales, económicos y ambientales. Es imposible negar que el planeta requiere la transición a energías más limpias para cuidar el medio ambiente y preservar la raza humana. Es aquí en donde debemos poner la atención y los esfuerzos para aportar a la agenda sostenible de cara a las próximas décadas.

A través de la historia hemos visto como la humanidad ha cambiado su entorno para sobrevivir, por ejemplo, en el siglo XIX se pasó de la leña al carbón; en el siglo XX del carbón al petróleo. Ahora, en nuestros tiempos, se necesita una transición hacia energías alternativas como el hidrógeno, la energía solar térmica y fotovoltaica, la energía eólica, la hidroenergía, la energía de los océanos y la energía geotérmica.

 

Dicho lo anterior, nuestro país no puede ser la excepción. De acuerdo con el Índice de Transición Energética – ITE del Foro Económico Mundial, Colombia es el tercer país en la región que más esfuerzos ha realizado para alcanzar este objetivo con una ponderación del 65,93%. En este contexto, existe la necesidad moral de todos los actores de la sociedad en lograr la neutralidad del carbono para el 2050. Hoy el Estado cuenta con una capacidad energética de 1.365 MW generados por centrales solares y eólicas y tiene previsto desarrollar más de 4.500 M en los próximos años.

Durante la Cumbre Mundial de Cambio Climático COP27, realizada hace algunos meses en Egipto, el Gobierno Nacional anunció los pasos para la construcción de la hoja de ruta para la Transición Energética Justa en Colombia, que pretende diversificar la matriz energética de la nación.

Los ingenieros de petróleos, para este fin,  no deben temerle  a esta transición, ya que son los grandes protagonistas en este proceso, pues los recursos obtenidos del sector Oil & Gas serán el motor dinamizador para el desarrollo de tecnologías que impulsen de forma acelerada la transición que sí o sí se tienen que dar para la sostenibilidad del planeta que habitamos.

Expuesto lo anterior, la academia tiene en sus manos la gran responsabilidad de aportar a este debate y generar nuevo conocimiento alrededor de las energías alternativas para proyectar profesionales con competencias y habilidades aptos para ser protagonistas de primer orden en el proceso de la transición energética.

Desde la Universidad de América, integramos en nuestra oferta académica algunos programas que fungen como grandes apalancadores para el gerenciamiento de nuestros yacimientos con el fin de potencializar el recurso y con la implementación de tecnología de punta minimizar los impactos, aumentar las reservas, la producción, la economía y la calidad de vida de las comunidades.

Es indiscutible que la transición energética es un compromiso del mundo con las futuras generaciones. Es por esta razón,  que es  el momento de servir desde la academia para la construcción de la esperanza basada en la ciencia, en el conocimiento, en el deber de ayudar a otros y en caminar hacia un mundo cada vez más sostenible.

Por: Mario Posada García–Peña, rector de la Universidad de América.

La hiperregulación del trabajo a distancia en Colombia

Las medidas de confinamiento que se impusieron como control al contagio de Covid-19 aceleraron en Colombia las transformaciones tecnológicas, sociales y laborales. Para muchas empresas e incluso para los trabajadores, antes de la pandemia era impensable considerar la realización de las actividades productivas rutinarias prestando los servicios desde los hogares o algún lugar diferente al puesto de trabajo en la compañía.

El impulso lo trajo el confinamiento, pues para que la productividad se acomodara ante las limitaciones de contacto, las empresas debieron encontrar la forma de seguir operando con sus trabajadores desde las casas. Según datos del MinTic, las modalidades alternativas de trabajo remoto incrementaron en más de un 400% después de la pandemia, sin que decir de la intención actual de los trabajadores de encontrar formas de trabajo que eviten los tiempos de desplazamiento y resulten más amigables con sus compromisos en el hogar, lo cual confirmó el DANE en su más reciente encuesta de Pulso Social al encontrar que el 87,6 % de los trabajadores encuestados desean trabajar desde sus casas.

 

En el Congreso Nacional de Derecho Laboral y Seguridad Social 2022, celebrado hace unas semanas, varios líderes y lideresas de áreas de talento humano compartieron sus experiencias destacando el relato de Grupo Isa, que luego de haber adelantado un estudio previo a la pandemia habían encontrado que el 48% de los cargos no era posible adaptarlos para cumplir con las funciones a través de modalidades alternativas de trabajo, mientras que una vez la empresa se vio obligada a acomodarse a las medidas de aislamiento, encontraron que en la realidad el 99% de los cargos en la compañía efectivamente podían desempeñarse con modalidades de trabajo no tradicionales dentro de las oficinas.

Pero, ¿Cuáles son esas modalidades alternativas para prestar servicios fuera de la empresa? En principio debe decirse, que mientras en el mundo la figura genérica y conocida es el trabajo a distancia, en Colombia contamos con una dispersión legislativa que inicia desde 1940 con la modalidad de trabajo a domicilio. Esta es regulada en el Código Sustantivo del Trabajo y consiste en realizar la actividad de servicios desde el domicilio del trabajador que incluso lo puede hacer con ayuda de su familia. En el año 2008 inicia la regulación del teletrabajo que pretendía estimular el uso de una figura contractual para que los trabajadores prestaran servicios con la utilización de tecnologías de la información y las comunicaciones, estableciendo tres tipos de modalidades dependiendo del tiempo de permanencia física en la empresa durante la semana y la utilización de dispositivos móviles.

Las vigentes en el momento en que las realidades laborales exigieron a las empresas disponer de la prestación de servicios de sus trabajadores desde la casa, no solucionaron las necesidades de implementación de las medidas de aislamiento. El trabajo a domicilio se ha considerado en desuso por la tecnificación de las labores y el teletrabajo ha tenido una serie de requisitos que se consideran un obstáculo en su implementación.

Surge el trabajo en casa como la modalidad transitoria y excepcional que soluciona en los tiempos de emergencia sanitaria, pero que ahora no puede entenderse como el mecanismo permanente que resuelve la petición de los trabajadores de prestar sus servicios desde las casas, mientras que contamos con otras alternativas adicionales como lo es el trabajo remoto, que debe mantenerse desde el inicio hasta su fin sin interacción entre el empleador y el trabajador, lo que en el práctica no resulta siendo una modalidad altamente aceptada por el empresariado debido a que no se le permite tener contacto físico en ninguna ocasión con el trabajador.

Finalmente, de la hiperregulación que tenemos en Colombia nos quedan cuatro maneras de prestar los servicios por fuera de la empresa, pero que en la realidad ninguna satisface las necesidades de flexibilidad, permanencia, espacios de bienestar para compartir los trabajadores, entre otras circunstancias que cada vez más exigen normativas vigentes y pensadas para los cambios que ya están sucediendo en el presente y futuro del trabajo.

Implicaciones en el incremento del precio a la gasolina

La gasolina es el combustible de la movilidad de la mayoría de los colombianos y del sector industrial. Desmontar los subsidios a la gasolina para cubrir el déficit del Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (FEPC) implica una afectación social muy importante dado que no repercute solamente sobre los millones de transportadores, sino que igualmente impacta los precios de la cadena de valor de productos y servicios como a las materias primas, alimentos y especialmente al aparato productivo que se moviliza en los diferentes medios de transporte. Es decir, el impacto a la economía es muy fuerte afectando el bolsillo de todos los colombianos produciendo un efecto inflacionario que podría desbordarse dada la influencia externa por el incremento en los precios internacionales del crudo debido a la crisis de suministro de hidrocarburos por la guerra en Ucrania y la alta demanda que se va a presentar al final del presente año.

Recordemos que en el país contamos con alrededor de 10 millones de motociclistas y que de estos más del 90% son de los estratos 1,2 y 3  que el impacto para sus familias sería directamente complejo. El gobierno debe ser coherente en su política de igualdad y bienestar para que no afecte a las personas de menores ingresos en el país.

 

El déficit total del del FEPC en 2021 se estima en $11,7 billones, de los cuales $3,9 billones se pagaron en diciembre de 2021, dejando $7,8 billones pendientes por pagar este año.Si bien es cierto que el déficit actual es importante, el recaudo para suplir este valor no debe recaer directamente sobre los consumidores del transporte dado el grado de impacto que mencionamos en la economía nacional.

Por tanto, se debe cubrir con el mismo sector, por ejemplo dentro de la distribución de las regalías por la extracción de petróleo se debe contemplar una parte para que vaya directamente al FEPC y de esta manera se cumpla con el objetivo para la cual fue creado el fondo en el sentido de permitir que el precio de la gasolina no se vea afectado por los precios del crudo en los mercados internacionales y a su vez no repercuta en el índice de inflación que de por sí ya está al cierre del mes de agosto en 10,84% en la variación anual según el DANE.

Por otra parte, se debe amortiguar este recaudo gradualmente para minimizar el impacto teniendo en cuenta que comparativamente la gasolina del país es la tercera más barata de la región después de Venezuela y Bolivia.

Finalmente debemos ser claros en que el remedio no sea peor que la enfermedad.

 

La educación es protagonista para el aseguramiento de la sostenibilidad

Por: Mario Posada García–Peña, rector de la Universidad de América.

Son muchos los retos que dejó la pandemia derivada del Covid-19 para el mundo. Hoy, además de avanzar hacia la reactivación económica de todos los países, vivimos un panorama con tensiones y conflictos nunca vistos desde la Segunda Guerra Mundial, hechos que han puesto a la sociedad contra la cuerda.

 

Aunque se pensaba que el 2022 sería el año en el que se podría cerrar el capítulo de la crisis, la realidad ha sido otra. Somos testigos del impacto significativo que la coyuntura ha tenido no solo en la salud física y mental, sino en el desarrollo y el crecimiento. De acuerdo con el último Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, publicado este año, se han perdido más de cuatro años de progreso en la erradicación de la pobreza, más de 24 millones de estudiantes (desde preescolar hasta la universidad) están en riesgo de no regresar a estudiar y las emisiones de CO2 relacionadas con la energía aumentaron un 6% en 2021, alcanzando el nivel más alto de la historia.

Ante este panorama, es clara la necesidad de abordar los desafíos desde una visión integral, articulada y a largo plazo para dar una respuesta concreta a un reto que pone en vilo la supervivencia humana. Pensar en el mundo que le dejaremos a las futuras generaciones implica compromiso y fomentar alianzas que nos lleven a trabajar por un mismo camino. La academia tiene un amplio rango de acción en este ámbito. Desde el sector educativo tenemos la responsabilidad de generar conciencia sobre los retos en materia de sostenibilidad y protección del medioambiente, pero también promover conocimiento y nuevas ideas para resolver problemáticas actuales.

A partir de lo anterior, en la Universidad que dirijo, por ejemplo, se han transformado los programas académicos a partir de un enfoque por resultados de aprendizaje que orienta el perfil profesional hacia la resolución de conflictos en desarrollo sostenible. Además de los proyectos que surgen desde el área académica, la Universidad contribuye al cumplimiento de los ODS a través de la construcción de los syllabus de cada una de las asignaturas que responden de forma directa a los planes de estudio y los perfiles globales de egreso.

Por otra parte, es relevante destacar el papel que tiene el fortalecimiento y fomento de la investigación formativa. De aquí pueden surgir proyectos para gestionar el recurso hídrico, contar con alternativas para el desecho de residuos plásticos, empoderar comunidades para su desarrollo, crear biotecnología para cuidar cultivos, por mencionar algunos casos.

En la actualidad, las instituciones educativas estamos llamadas no solo a la formación de los estudiantes, sino también la construcción de la sociedad, a través de educación integral y conciencia global. ¿Qué mejor manera de hacerlo que promoviendo un enfoque sostenible que se pueda mantener en el tiempo? En la actualidad, no basta con compartir información con los estudiantes, es clave generar una formación didáctica y experimental que se base en casos de estudio y proyectos integradores que sean transversales para desarrollar competencias y enriquecer el pensamiento estratégico.

Con motivo de las actividades conmemorativas de los 65 años de fundación de la Universidad de América, la Premio Nobel de Paz (1992) Rigoberta Menchú Tum y el expresidente mexicano Felipe Calderón Hinojosa participarán el 27 de octubre en Bogotá del foro «Diálogo sobre el desarrollo sostenible al 2050», que será moderado por el senador Humberto de la Calle Lombana.

 

@F_UAMERICA

 

 

¿Dónde está la población informal en la reforma laboral?

Por: María Cristina Londoño

Tanto el ejecutivo como el legislativo siguen proponiendo aspectos para la reforma laboral que no apuntan a resolver las necesidades de la mayoría. La gran tarea para ofrecer trabajo decente a toda la población en edad de trabajar debería ser la principal preocupación de los representantes democráticos. Sin embargo, los proyectos que actualmente cursan en el Congreso de la República mejoran o corrigen situaciones de la relación laboral de un poco más del 40% de la población ocupada, esto es, trabajadores privilegiados con un vínculo formal, con garantías legales y aseguramiento en seguridad social.

 

Las propuestas nuevamente no están pensadas para la mayoría en Colombia, es decir, para la población informal trabajadora que debe trabajar sin las garantías de un marco jurídico que la proteja para obtener ingresos de subsistencia. Se anunció una reforma laboral que presentará el gobierno de turno y que dicen busca resolver cinco frentes, unos más sonados que otros y tan sólo dos de ellos podría creerse están pensados para hacerle frente a los problemas de la informalidad laboral.

Lograr que los ciclos de productividad que naturalmente se imponen por la posición tropical colombiana vuelvan a ser la regla laboral, además de optimizar los resultados de los conflictos colectivos y promover medidas activas para el cierre de brechas de género, son parte de los frentes que está liderando la ministra de trabajo en actuales procesos de concertación.

Cuando se le cuestiona a la cartera del trabajo la ausencia de propuestas pensadas para resolver el desempleo de dos dígitos y la informalidad, la respuesta se cobija en el fracaso estatal de la vetusta ley de flexibilización que no alcanzó la generación de empleo deseada hace veinte años, como si fuera suficiente recordar lo que no fue para resolver las necesidades actuales de trabajo decente en el país.

Para hacerlo más crudo, las cifras de Fedesarrollo indican que las propuestas de la reforma laboral anunciada por el gobierno harían la contratación formal aún más costosa de lo que ya es para la productividad del país. ¿Es esta una verdadera solución?.

Por su parte, los senadores y representantes a la cámara actualmente gestionan proyectos de ley sobre asuntos dispersos, que, si bien son importantes, tampoco resuelven las necesidades de la población informal. Ya están en trámite proyectos de ley que pretenden retornar a la jornada nocturna de las 6:00 p.m., además de mejorar la remuneración dominical y festiva, promover medidas contra el acoso sexual laboral, crear la nueva licencia matrimonial, un salario mínimo para profesionales y otro para técnicos, el aumento de las vacaciones a 20 días hábiles consecutivos, entre otros beneficios; de nuevo, todos pensados para la población formal, minoría en Colombia.

Les corresponde a nuestros legisladores comprometerse con la idea del estatuto del trabajo, desde la génesis de una constitución política del estado social de derecho y que nos transformó hace más de treinta años, pero sin dejar de observar las necesidades actuales de la población trabajadora en medio del progreso tecnológico y los cambios que se imponen en la demografía.

 

María Cristina Londoño es docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de América.

«Tenemos un compromiso con el desarrollo sostenible»: rector Universidad de América

El rector de la Universidad de América, en entrevista para Confidencial Colombia, explica los compromisos de la institución con el desarrollo económico sostenible del país.

¿La Universidad de América está dispuesta a ayudarle a la sociedad a entender la diferencia que hay entre desarrollo económico sostenible y ambiental y populismo ambiental?

 

Mario Posada: Por supuesto que sí, y parte de los propósitos que tenemos es ese. Es poder definir desde el punto de vista económico, cómo comprometernos con el desarrollo sostenible sin tener que caer en lo que se conoce como el compromiso falso de ciertas empresas y personajes del mundo. Nosotros en nuestros programas tenemos un compromiso con el desarrollo sostenible y les explicamos a nuestros estudiantes como lograrlo desde el punto de vista económico, sin afectar por supuesto a los más pobres en el país.

¿La sociedad está cayendo en ese dilema de proteger al medio ambiente y el radicalismo ambiental?

Mario Posada: Absolutamente. Si usted mira los informes de responsabilidad social de muchas empresas y se va a dar cuenta de que no son informes reales, sino simplemente un cumplimiento de un requisito legal y ahí si vemos ese “Green Wash”, ese lavado verde, que se quiere adelantar solamente para quedar bien con la sociedad, pero no hay un compromiso real con el mismo.

La organización Oxfam presentó r un informe en donde dice la sociedad latinoamericana debe reconocerse primero como pluriétnica y conocer cada una de esas características que las diferencian ¿Usted está de acuerdo?

Mario Posada: No conozco el informe, pero le quiero decir que, desde la Universidad América, tenemos una unidad de patrimonio que trabaja por la inclusión de todas las personas en el país, entonces la Unidad de Patrimonio termina siendo un componente transversal de la institución, permea todos los programas y muy seguramente entonces le podría decir que sí, estaría de acuerdo con el informe y con lo que usted me dice.

“La búsqueda de la paz va más allá del desarme”: Rigoberta Menchú

La nobel de Paz guatemalteca, Rigoberta Menchú, recordó que la búsqueda de la paz implica enormes esfuerzos que van más allá del desarme y que en ese sentido entiende que hoy en Colombia se hable de paz total, incluso con quienes en el pasado incumplieron acuerdos firmados.

“Significa transformaciones, significa garantizar la comida de los pueblos, su desarrollo integral, la sostenibilidad que siempre hablamos y, sobre todo un marco de respeto. En muchos tiempos nos hemos enfrascado en conflictos por no aceptar la diversidad, por no respetar la diversidad tan natural del planeta, y también por creer que los problemas se los van a resolver, porque unos lo comprendieron, pero otros aún no lo comprenden. La paz efectivamente es un esfuerzo. Primero, un esfuerzo multisectorial, es un esfuerzo de la diversidad de liderazgos.”, indicó.

 

La nobel de paz estima que todo esfuerzo por la paz es válido y es útil, y es un proceso a la vez. Resaltó además los profundos procesos en América Latina y es consciente de que hay retrocesos, pero que también hay avances.

“Los retrocesos, muchas veces depende del cumplimiento o de sobrevalorización de algunas políticas que al final se convierten en desesperanzas ¿Cómo podemos hacer para que hagamos una buena fiscalización? Para Menchú, hay un deber ciudadano y hay institucional y se debe fiscalizar sus propios procesos.

Las declaraciones las hizo en el marco del foro ‘Diálogo sobre los retos del desarrollo sostenible al 2050”, convocado por la Universidad de América, en Bogotá.

Distrito llegó a 15 acuerdos de conservación I Conozca cuántas y cuáles hectáreas son

Distrito alcanza ya 15 acuerdos de conservación por 174,02 hectáreas, para consolidar varios ecosistemas estratégicos de Bogotá

¿Qué es un Acuerdo de Conservación?

 

Es un acuerdo voluntario entre dos o más actores que busca preservar, restaurar y realizar usos sostenibles de la biodiversidad, así como generar conocimiento ambiental, garantizando el bienestar de los ciudadanos.

Los recursos para ejecutar estas acciones provienen de fuentes financieras del Estado y alianzas con privados. Los proyectos buscan principalmente conservar las condiciones ambientales de los ecosistemas en los que se firman.

La Secretaría de Ambiente recientemente firmó cinco nuevos acuerdos de conservación con colegios localizados en la reserva Thomas van der Hammen, que suman un total de 17.84 hectáreas.

La firma se realizó con los colegios Evergreen School, en 6,96 hectáreas (ha); José Joaquín Castro Jiménez, en 1,23 ha; Nuevo Campestre, en 1,94 ha; Colombo American School, en 4,6 ha; y con el colegio Alfonso Jaramillo, en 3,11 ha. Estos acuerdos son el resultado del compromiso y voluntad de la Secretaría de Ambiente y los colegios, quienes implementarán acciones de conservación en sus predios.

Además, estos acuerdos aportan en la consolidación y protección de la reserva, y en el restablecimiento de la conectividad ecológica entre los Cerros Orientales y el río Bogotá. También, contribuyen al cuidado y mantenimiento de las condiciones naturales del suelo, aumentan los hábitats para la biodiversidad de fauna, flora y los servicios ecosistémicos del sector.

“Con estos acuerdos vamos a sembrar, preservar, educar a los alumnos (…) desde el Distrito les entregaremos material vegetal y, por supuesto, vamos a trabajar en la conectividad de esa reserva que busca que tengamos todos acceso al recurso hídrico, tan importante para la ciudad”, agregó la secretaria Urrutia.

Con estas firmas, el Distrito ya ha alcanzado 9 acuerdos de conservación en 70,02 hectáreas para la protección y consolidación de la reserva Thomas van der Hammen, cumpliendo así con el 70 % de la meta del Plan de Desarrollo (100 ha).

Los acuerdos son un ejemplo para los demás actores que están en la reserva, además, una muestra de voluntad y de trabajo conjunto para lograr un equilibrio entre conservación y conectividad, sin excluir las diferentes actividades que se desarrollan en la reserva.

Nuevos acuerdos de conservación en otros puntos de la ciudad

Con el Colegio Monseñor Bernardo Sánchez, ubicado en la localidad de San Cristóbal, la Secretaría de Ambiente suscribió un acuerdo de conservación en un área de 63,6 hectáreas, en zona rural.

Y con la Universidad de América, ubicada en la localidad de La Candelaria, la Secretaría de Ambiente suscribió un acuerdo de conservación en un área de 3,9 hectáreas. Además, el Distrito trabaja en la finalización de un nuevo acuerdo con otra universidad de la ciudad.

Con estas nuevas firmas, son seis los acuerdos en varias zonas de la ciudad, con un total de 104 hectáreas en toda la ciudad, superando el 65 % de la meta (153 ha).

Gracias a estos acuerdos de conservación, se realizarán estrategias integrales para la conservación, conectividad ecológica, restauración, monitoreo de la biodiversidad (fauna y flora), además del manejo de residuos: posconsumo y orgánicos. También, se implementará talleres de educación ambiental e intercambio de saberes.

“Estamos felices de trabajar con los ciudadanos y ciudadanas para aprender juntos a conservar estas áreas de protección, a tener claro que tu importancia indica que es responsabilidad de todos y todas cuidarlos”, puntualizó la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia.

La meta de la Administración es llegar a 100 hectáreas en la reserva Thomas van der Hammen y 153 hectáreas en otras zonas de la ciudad, a través de este instrumento. Con diálogo, el Distrito avanza en la preservación de la biodiversidad y reconstrucción de la confianza ciudadana.