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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Victimas

El mea culpa de varios ex Farc por la masacre de Bojayá

Varios exguerrilleros de las antiguas Fuerzas Revolucionarias Armadas de Colombia (FARC) han reconocido su responsabilidad en la masacre de Bojayá, que tuvo lugar el 2 de mayo de 2002 y en la que murieron 117 personas.

Los antiguos miembros de la extinta guerrilla Fancy María Orrego, Luis Oscar Úsuga Restrepo, José Ignacio Sánchez Ramírez, Vianey de Jesús Hernández, Pedro Baracutao García Ospina y Nelson Elías Benites Urrego han dado su versión sobre lo ocurrido aquel día durante una vista ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Todos ellos formaban parte del Frente 34 del Bloque José María Córdoba de las FARC, que operó desde 1987 en Urabá, según informaciones de la emisora Radio Caraco. Además, han admitido su responsabilidad en diferentes actos guerrilleros y asesinatos.

En este sentido, han reconocido la autoría por parte del grupo de la toma de Uramita, en el departamento de Antioquia, que tuvo lugar el 8 de junio de 1991 y en la que fueron secuestrados varios miembros de las fuerzas colombianas.

Asimismo, han reconocido su participación en la organización y ejecución de ataques y hostigamientos a las Fuerzas Militares, entre las que se encuentra una emboscada realizada en la vereda Tacidó, de Mutatá, en 1999.

Entre los hechos reconocidos también están las tomas guerrilleras a los puestos de Policía de poblaciones como Santa María la Antigua del Darién (1987), Balboa (1989), y Acandí, en Chocó (1993); y San Pedro de Urabá, en Antioquia (1994), entre otros ataques.

La antigua guerrilla ha pedido perdón en varias ocasiones por esta matanza, incluso durante las negociaciones para alcanzar un acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno, que se materializaron finalmente en 2016.

La matanza de Bojayá se produjo cuando los guerrilleros de las FARC lanzaron un cilindro bomba que cayó sobre una iglesia donde se refugiaban centenares de civiles, lo que dejó al menos 117 muertos , entre ellos 47 niños

S.O.S Aracua

Se ha vuelto costumbre querer arreglar todo con militarización y “pie de fuerza”. Esa es la lógica que el Gobierno Duque ha implementado en diversas zonas del país y que ahora quiere llevar a Arauca; territorio azotado por la violencia, y el cual se encuentra bajo el sometimiento de los grupos armados. No hay explicación que permita entender, cómo un territorio con la mayor cantidad de militares desplegados, tenga los problemas de seguridad que está enfrentando desde el 2 de enero del 2022.

Hay que decirlo sin titubeos: el gobierno nacional lleva más de 20 días construyendo una dinámica facilista, reduciendo el recrudecimiento de los índices de violencia a enfrentamiento entre ELN y las disidencias de las extintas FARC. Arauca es uno de los departamentos donde más presencia militar y policial se tiene por metro cuadrado; con la llegada de 680 hombres desplegados en Saravena, Arauquita, Tame y Piedemonte se completa el número de 7 mil hombres del ejército nacional. Lo que hace preguntar, si hay tantos militares, ¿por qué el ELN se pasea por el casco urbano de Arauquita como la fuerza Estatal, a pocos metros de la visita oficial de Duque?

Ahora bien, el Gobierno Duque, durante sus 4 años, se acordó de Arauca solo en tiempos de crisis humanitaria, de lo contrario, pareciera que no existiera en el mapa nacional. Tanto así, que después de 1 meses y veinte días, Arauca se encuentra sin Gobernador. Hay que recordarle al Presidente Iván Duque y su gabinete, que Arauca, no solo es territorio para explotación de hidrocarburos, es un territorio llamado a ser laboratorio de paz, esa misma que han intentado destruir durante los últimos cuatro años. El recrudecimiento de la violencia en Arauca, que dejó 27 asesinados, más de 2 mil desplazados y 10 mil familias afectadas, es la muestra que la ‘promesa de seguridad’ del uribismo 2.0 se quedó en palabras y, al contrario, el país se les salió de las manos.

De poco ha servido, que el Gobierno Duque tuviera el diagnóstico de lo que sucede en esta región si las alertas tempranas no fueron atendidas a tiempo, y el Ministerio de Defensa solo se dedica a realizar anuncios, contradecir “foto montajes” o hacer consejos de seguridad que no terminan en nada. Sin duda, la labor de la fuerza pública es fundamental para lograr una intervención humanitaria en la zona y se fortalezca la institucionalidad. No es posible que este departamento sufra por escenarios predecibles y que la institucionalidad funja como notario y no como Estado que vele por los derechos de los ciudadanos.

No basta realmente con lamentar la tragedia que se pudo evitar; se requiere una verdadera acción del Gobierno en la que participen todos los actores y conlleve a lograr una estrategia efectiva que evite y contrarreste el baño de sangre que se está viviendo en el departamento.

El camino a seguir para Arauca es una intervención humanitaria, con todos los organismos internacionales y nacionales que contribuyan a desencalar la violencia en un territorio que también se encuentra permeado por la corrupción. Desde 1992 hasta 2020 Arauca ha tenido 15 gobernadores, 6 de ellos en calidad de encargados y de ellos, 8 recibieron sanciones de distinto tipo o fueron condenados por la justicia.

Con Arauca se tiene una deuda histórica, este es un territorio que según el índice de competitividad departamental 2020-2021 presenta: Bajo porcentaje de vías primarias en buen estado, escasa adopción de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), baja cobertura de educación superior, técnica y tecnológica, deficiencias estructurales en el mercado laboral y escaso por no decir nulo, desarrollo empresarial e industrial.

Esta situación tiene que cambiar, este territorio rico en sus paisajes y sus riquezas naturales, debe ser recuperado por el Estado, se debe garantizar el buen vivir y seguridad de sus habitantes y ello inicia con sentarse a escuchar a las comunidades, comprender el conflicto y buscar soluciones tanto en materia de seguridad, como en los temas sociales y económicos que aquejan a la región. La violencia no solo se erradica con las armas.

El gobierno nacional debe garantizar que la Comisión de Paz y los organismos internacionales puedan ir a verificar la situación de los habitantes de la zona y la efectividad de las medidas que se han adoptado para proteger y garantizar el buen vivir de las araucanas y araucanos.

La paz debe llegar a Arauca, no nos está permitido guardar silencio sobre la situación del departamento fronterizo, ni ser indiferentes al sufrimiento de un pueblo, que exige la implementación del Acuerdo de Paz y el que se retomen las relaciones fronterizas con Venezuela.

Consolidar la paz en Arauca, debe estar mediado porque el gobierno deje su terquedad y se retomen los diálogos con el ELN. Solo la salida dialogada y negociada puede lograr que cese la horrible noche en Arauca.

Arauca merece la paz, y esta solo se logra haciendo un llamado al ELN y a las disidencias de las FARC para que de manera inmediata se realice un cese al fuego, que permita la construcción de una agenda de diálogo y se retomen las negociaciones de paz con el ELN. También, es necesario que el gobierno deje su terquedad y rencores heredados con el país vecino de Venezuela y se adelanten conversaciones binacionales con el objetivo de avanzar en una resolución dialogada y pacífica de los conflictos.

Arauca exige la paz y la presencia integral de las instituciones estatales. Paz para Arauca.

1,5 millones de víctimas requieren asistencia «urgente» por violencia asociada a temas de género

Un total de 1.493.270 personas desplazadas en Colombia requieren de asistencia «urgente» por violencia por razones de género, según un informe de la ONG Alianza Por la Solidaridad-ActionAid publicado este martes, que pone el foco en la falta de medidas de prevención e información por parte de las autoridades para asistir a las mujeres en situación de vulnerabilidad.

El desplazamiento de miles de mujeres por Colombia conlleva unos índices de «desprotección muy elevados», según la organización, que ha señalado que estos movimientos están azuzados por la crisis de migrantes de Venezuela y el aumento de la violencia en el país latinoamericano, concretamente en el departamento Norte de Santander, donde el 12 por ciento de las personas están consideradas como población con necesidades humanitarias. De estas, más de 157.250 tienen necesidades severas.

En Colombia, casi 580.000 mil personas se han visto forzadas a desplazarse internamente desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016. Además, el país acoge a 1,7 millones de refugiados y migrantes provenientes de Venezuela. En Norte de Santander actualmente los refugiados suponen un 11,83 por ciento de la población del departamento.

El informe de Alianza Por la Solidaridad-ActionAid se centra en las mujeres que se ven obligadas a desplazarse y en los abusos y agresiones sexuales a las que se ven sometidas durante el proceso y también pone de manifiesto los principales riesgos a los que se enfrentan, como son la violencia intrafamiliar, la violencia de pareja, la violencia sexual, la explotación sexual y el tráfico de personas.

Así, la situación de desprotección social y económica, la pérdida de empleo, la sobrecarga de labores del cuidado en el hogar y la falta de información y rutas a seguir frente a la violencia han llevado a muchas mujeres a introducirse en actividades como la prostitución, los matrimonios a temprana edad y las relaciones de pareja forzadas.

Esta situación se mezcla con la explotación y comercio sexual que vive el país, sobre todo en la zona fronteriza con Venezuela, acrecentando la trata de mujeres, niñas y adolescentes ejercida por distintos grupos armados, según el trabajo.

Por otro lado, la ONG ha denunciado «amenazas y limpieza social» contra mujeres en situación de prostitución y la comunidad LGTBI. El feminicidio es «la última y más grave amenaza» a la que se ven sometidas estas mujeres, unos crímenes que «ocurren a diario en Colombia» y «afectan principalmente a mujeres lideresas y defensoras de los Derechos Humanos». El municipio más afectado es San José de Cúcuta, la capital del departamento Norte de Santander.

Vacíos en la ayuda

Por ello, la organización española ha hecho un llamamiento a las autoridades colombianas y ha denunciado que hay un vacío en las actuaciones denunciando que hay un «vacío» en las actuaciones realizadas para las supervivientes de violencia por razones de género. «De todas las personas que ha solicitado atención, sólo el 10 por ciento han recibido alguna ayuda», ha destacado el trabajo, realizado por el apoyo del programa EU Aid Volunteers, impulsado por la oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea.

Alianza Por la Solidaridad-ActionAid ha incidido en la necesidad de que se fortalezcan las estrategias de comunicación e información para la difusión de información sobre rutas de atención y acceso a servicios básicos, así como estrategias de mitigación y prevención de todo tipo de violencias en un contexto en el que las ‘trochas’ –caminos ilegales utilizados por el cierre de caminos oficiales por la pandemia, plagados de traficantes que cobran dinero a los migrantes para cruzar de forma segura– y la presencia de grupos ilegales aumentan la vulnerabilidad de las personas refugiadas de Norte de Santander.