El trastorno dismórfico corporal (o TDC) se ha agudizado en los últimos años con lo que se ha denominado la dismorfia del ‘selfie’, un fenómeno que lleva a quienes lo padecen a compararse con sus propias autofotos retocadas y modificadas con filtros, generalmente compartidas en redes sociales.
El TDC es una percepción distorsionada de la imagen que se tiene de uno mismo, y quienes lo padecen ven o creen ver defectos en su físico que les hace desarrollar comportamientos obsesivo-compulsivos. Afecta en torno al 2 % de la población, como señalaron los investigadores de Boston Medical Center (BMC) en su trabajo ‘Selfies Living in the Era of Filtered Photographs’.
La influencia de las redes sociales, especialmente aquellas más centradas en las imágenes, ha agudizado el problema y generado un fenómeno que desde BMC denominaron dismorfia del ‘selfie’. Según su investigación, había cada vez más pacientes que acudían a las consultas de los cirujanos plásticos pidiendo parecerse a las fotografías que publicaban de sí mismos en redes sociales después de aplicar varios filtros.
En las redes sociales se publican “nuestras mejores fotos en nuestros mejores momentos y mejores posiciones, lo que hace que tomemos una dimensión diferente de nuestros cuerpos”, explica Mireia Cabero Jounou, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en un comunicado.
Quienes padecen TDC suelen mostrarse inseguros y tener baja autoestima. Pueden alterar su apariencia en el día a día, con maquillaje o adoptando ángulos o posturas que les favorecen, comprarse tanto con uno mismo como con los demás, y mirarse compulsivamente en el espejo. También pueden tener hábitos de aseo e higiene excesivos o conductas evitativas, como cancelar citas, por ejemplo, para no ser juzgados.
Según los expertos, el TDC puede agravarse entre quienes lo padecen o puede afectar de manera especial a los adolescentes debido a esa exposición continua en las redes sociales, lo que entraría en el concepto de esta dismorfia del ‘selfie’.
El año pasado, un reportaje de The Wall Street Journal reveló la existencia de un informe interno de Meta sobre el que Instagram tuvo conocimiento en marzo de 2020, que señalaba el impacto negativo que las comparaciones podían tener en las usuarias adolescentes de la red social, hecho que la compañía tecnológica negó y matizó a raíz de su publicación.
Las diapositivas que resumían la investigación mostraban datos como que “el 32 % de las chicas adolescentes dijo que cuando se sentían mal con sus cuerpos, Instagram les hizo sentirse peor”, ” o que “Empeoramos los problemas de imagen corporal para una de cada tres adolescentes”.
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