Un alucinante sistema de dispensación de medicamentos que reduce el riesgo de morbilidad y mortalidad por errores, en los pacientes hospitalizados.
Dos robots, Calypso y Pegasus, conforman la Farmacia Robotizada que entrará en funcionamiento el próximo 28 de julio, cuando el HIC- Hospital Internacional de Colombia abra su operación en el Complejo Médico de la FCV en Piedecuesta, Santrander, ubicando al país en los primeros lugares de atención médica en la región.
La decisión de las directivas de la FCV, encabezadas por Víctor Raúl Castillo Mantilla, entidad gestora del HIC, de adquirir la Farmacia Robotizada obedece a la necesidad de reducir los índices de morbilidad y mortalidad que se presentan por errores humanos al momento de dispensar los medicamentos dentro de un hospital.
Estudios han puesto de manifiesto que la morbilidad y la mortalidad producidas por medicamentos, son muy elevadas a nivel mundial. Según Stephanie Montalvo Meza, directora técnica del servicio farmacéutico del HIC, se debe a los problemas que tienen las instituciones de salud porque muchos de los fármacos son similares en la presentación, en el empaque, en el nombre; y asimismo, por la descripción que hacen las enfermeras o los médicos, suelen confundirse. “Gracias a la farmacia robotizada, el método en la medicación va a ser completamente seguro y garantizado”.
Los errores relacionados con medicamentos constituyen la principal causa de eventos adversos en los hospitales, representando un 19,4% del total de lesiones que producen discapacidad o muerte.
Otros estudios describieron que de los eventos adversos relacionados con la medicación, un 40% estaban relacionados con la administración de medicamentos.
Calipso y Pegasus
La farmacia ha sido equipada con Calypso y Pegasus, dos robots de maquinaria italiana que ya forman parte de la los “habitantes” del HIC. Calypso se encarga de acondicionar los fármacos que deben estar acomodados por unidad, en una bolsa sellada, de hacer el inventario de productos y de llevar a cabo los procesos de calidad. Pegasus, por su parte, tiene a su cargo recibir la fórmula del médico a través de la Historia Clínica Electrónica y gestionar la orden para, posteriormente, agruparlos y prepararlos para su distribución.
La adecuación de la Farmacia Robotizada empezó en febrero de este año cuando Calypso y Pegasus llegaron a Bucaramanga. De acuerdo con el asesor de tecnología en salud, Luis Javier Jaramillo Jiménez, “la existencia de este software nos hizo pensar más allá. En un hospital normal, el servicio de farmacia prepara la medicación a cada paciente para 24 horas. Nosotros en cambio, estamos trabajando por disminuir ese lapso de tiempo, pues el objetivo es que la máquina envíe lo requerido en un promedio de seis horas. Ahora bien, las urgencias las vamos a poder manejar sin ningún problema”.
Para ello, Calypso y Pegasus, desarrollan un trabajo conjunto, en donde el primero, además de cargar cada uno de los medicamentos y abastecer a su par, los marca con un código de barras que contiene todos los datos relevantes: nombre comercial, fecha de vencimiento, concentración y registro Invima. También los etiqueta con otro código denominado datamatrix, que permite generar gran volumen de información en un formato pequeño y con alta fiabilidad de lectura, facilitando su reconocimiento. Montalvo Meza explica que el aparato ejecuta 15 pasos, dentro de los cuales, cinco son de control de calidad: “El robot hace muchas verificaciones; se asegura de que las píldoras estén en buenas condiciones, de que la bolsa quede sellada de manera correcta, de que el sticker esté bien pegado, entre otras cosas”. Además, maneja el registro de productos, por lo que da aviso cuando estos están llegando a su límite. Es necesario resaltar que la máquina tiene la capacidad de aprovisionar 14.440 medicamentos, suficientes para cubrir cinco días de inventario en el hospital.
El segundo, es el que se “conecta” con el médico. Cuando el doctor envía la fórmula, es el responsable de organizar y entregar la orden: les coloca un clip y una etiqueta, que consiste en una especie de resumen de la prescripción. En ella aparece el nombre del paciente, la cédula, la ubicación y los medicamentos que tienen que ser transportados. A su vez, le informa a la enfermera los horarios en los que debe dárselos al usuario hospitalizado.
Para cumplir con esta metodología se necesitan dos profesionales de farmacia, uno en cada robot al pendiente de los procesos, y otro que lleve los medicamentos al correo automatizado. Y es que el dispensario además de operar con este equipo de última tecnología, cuenta, en palabras del ingeniero Jaramillo Jiménez, “con el tubo neumático más sofisticado del país por su longitud y tamaño, a través del cual viajan las cápsulas a su destino final”. Con 16 pulgadas y curvas amplias, el conducto permite el traslado del producto por un mecanismo de presión – succión de aire, a una velocidad de hasta seis metros por segundo.
Por las cualidades de este sistema robotizado, se agilizarán los procesos en el trámite farmacéutico, se evitarán los tiempos en los que la enfermera o el auxiliar caminen hasta el área de fármacos, y el colaborador busque el medicamento, lo encuentre, y lo verifique por sus medios. Lo más determinante será la consecución de la meta de cero errores en la dispensación de los productos y de máxima seguridad para el paciente.