Diomedes Díaz, el adiós a un “cacique”

Diomedes Díaz, un magnate del vallenato y un ídolo colombiano que siempre dio de que hablar. Son muchas las historias sobre su vida y su carrera musical. Un artista con grandes éxitos que acompañó las ‘parrandas’ de miles de personas que hoy y siempre lo considerarán el ‘cacique de la junta’.

Diomedes Díaz Maestre nació el 26 de mayo de 1957. A sus 56 años, el ‘cacique de la junta’ como era conocido en el medio musical, seguía siendo uno de los más grandes cantautores vallenatos de nuestro país.

Su vida siempre estuvo rodeada de la inspiración necesaria para componer y subirse a la tarima a llenar de sentimiento a su público, pero también de excesos y escándalos.

El guajiro de cuna humilde, se colaba a las fiestas en donde era rechazado por su “estridente voz” como manifestaron en muchas oportunidades sus compañeros. Fue en medio de los juglares de la época que recibió su primer apodo de parte de uno de sus más grandes amigos, el ‘Piyayo’. El guacharaquero lo bautizó “El Chivato”.

Diomedes siempre supo que su voz era algo limitada, pero para él, cantar sus propias composiciones era el salto a la fama. Así sucedió años más tarde cuando empezó a sonar en las emisoras con su primer éxito: “La Negra”.

Más adelante la carrera de Díaz Maestre daría un rumbo junto a Rafael Orozco, otro grande de la música colombiana. Entre intercolegiados y batallas musicales, el joven Diomedes empezó a sentir el olor de la fama con “Cariñito de mi Vida”, para ese entonces ya lo empezaban a llamar “El cacique de la junta”.

Su talento lo llevó poco a poco a la cima del reconocimiento a nivel nacional, un ídolo que más tarde caería en las extravagancias del espectáculo. En 1997 acontecimientos fatídicos para su carrera artística, lo llevaron a estar en las primeras páginas de los diarios y por fuera de las tarimas por un buen tiempo.

Aun así las ganas de cantar siempre fueron mayores que sus problemas de salud y escándalos judiciales de los cuales se liberó después de haber cumplido una condena y haber pagado una indemnización por la muerte de Adriana Niño García, de la que fue culpado el artista.

Aunque en varias oportunidades fue criticado por presentarse drogado y alicorado o incluso por retraso e incumplimiento, el artista siempre llenó escenarios. Su público fiel lo acompañó hasta el último momento.

Después de varios años, el mayor exponente del vallenato en el país, volvió a la luz con nuevas canciones y su energía en la tarima. Una energía que se fue opacando tras el incidente del pasado 30 de octubre en el que él y su acompañante, chocaron en el carro del cantante al tratar de esquivar una vaca que se atravesó por la vía. Otras versiones dicen que el artista se encontraba en estado de embriaguez esa madrugada.

El Diomedes que el pueblo conoció hace varios años, es el mismo que hoy parte dejando un vacio en el folclor colombiano. Así de llamativo, sonriente, altivo, polémico y enigmático, será recordado el artista que siempre inspiró a los colombianos a bailar y cantar con sus creaciones musicales.

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