Donald Trump, viaje a la fabulosa vida del hombre marca

El epicentro del ‘terremoto Trump’ se yergue en la Quinta Avenida: 68 plantas de ambición bíblica y apartamentos que valen hasta 18 millones de dólares. Pero este universo tiene fosos y cartón piedra.

Una dependienta escultural pasea frente a lo que parece un altar. Estamos en la Torre Trump de Nueva York y esta es la Tienda Trump, que vende corbatas Trump, camisas Trump, joyas Trump, sudaderas, polos, peluches y pelotas de tenis Trump. En el medio, decenas de libros con la efigie del magnate restallan como iconos bizantinos. ‘Trump: piensa como un campeón’, ‘Trump: el arte del trato’. Trump, Trump, Trump. Dan ganas de hincar la rodilla y ponerle una barra de incienso.

El epicentro del terremoto Trump se yergue en la Quinta Avenida: 68 plantas de cristal y ambición bíblica. Bajo la distinguida claraboya del vestíbulo, a cinco pisos de altura, lucen toneladas de mármol rosa bañado por una cascada, balcones dorados, negocios y terrazas verdes. Luego está la torre en sí, llena de apartamentos que valen entre 2,4 y 18 millones de dólares.

En este bicho babilónico moran Bruce Willis, Cristiano Ronaldo y el príncipe saudí Mutaib bin Abdulaziz. El exdictador haitiano Jean-Claude Duvalier, alias ‘Baby Doc’, vivía en el apartamento 54-K. Chuck Blazer, exjefe de la FIFA en Estados Unidos y ‘garganta profunda’ del escándalo futbolístico, tenía dos pisos: uno para él y otro para sus gatos.

Pero la joya de la corona pertenece al propio Trump: un ‘penthouse’ asomado a Central Park. Tres plantas decoradas con oro de 24 quilates y mármol estilo Luis XIV. Esta orgía barroca de chimeneas columnadas y frescos renacentistas, inspirada en el Palacio de Versalles, valdría hoy 100 millones de dólares y ha sido considerada “el mejor apartamento del mundo”.

El universo Trump contiene fosos y cartón piedra. La Torre Trump se erigió con el sudor de trabajadores ‘sin papeles’ que dormían en las obras y cobraban, en negro, cinco dólares la hora. Se hizo con dinero de la mafia y el juicio a Trump fue tan complicado que duró 16 años; el acuerdo, firmado en 1999, permanece secreto. Según ‘The Washington Post’, a día de hoy; y pese a la dura postura de Trump contra los inmigrantes, sus proyectos siguen empleando a personas indocumentadas.

Ni siquiera se sabe cuánto dinero tiene. Él dice que 9.000 millones de dólares. La revista ‘Forbes’ baja la cantidad a 4.500. Bloomberg, a 2.900 millones, y el regulador federal a 1.400, con una deuda de 265. Otros, como el periodista David Cay Johnston, ganador del Pulitzer en 2001 y especialista en los tejemanejes fiscales del millonario, afirman que el imperio Trump es una burbuja sostenida en la deuda. Cuando el constructor decía tener 3.000 millones en 1990, Johnston le daba números rojos fruto de una larga serie de quiebras remendadas con dinero público y más deuda.

Y sin embargo, ¡cuántas mansiones y yates y propiedades! ‘The Donald’ vive como un rey persa y quiere que todo el mundo lo sepa. “Soy muy rico”, reiteró al principio de su campaña presidencial.
Además de su cuartel general en la Torre Trump, el candidato, se dice, con más dinero de la historia posee una mansión de 60 habitaciones fuera de Nueva York, en Bedford, y otra frente al océano en Palm Beach, Florida. Su salón de baile, de casi 2.000 metros cuadrados, ha visto pasar figuras de la talla de los Clinton o Michael Jackson, que pasó allí su luna de miel. Esta casa tiene 58 dormitorios, 33 baños, 12 chimeneas, piscina, ‘spa’ y pista de tenis. La mayor parte se ha transformado en un club de campo. Luego está su mansión de Beverly Hills y su retiro caribeño en la Isla de San Martín.

¿Y cómo viaja de un lado a otro? En su Boeing 757 privado y diseñado a su gusto: 100 millones de dólares de avión impulsado por dos turbinas de Rolls Royce. Aunque originalmente daba cabida a 239 pasajeros, su dueño lo acomodó para 43. Había que dejar espacio para su cama con sábanas de seda y su pantalla grande, para el baño rematado con oro (también) de 24 quilates, igual que los cinturones de seguridad; para el comedor, la sala de reuniones y las butacas convertibles en cama. El magnate dispone de un pequeño avión Cessna para 12 pasajeros y de tres helicópteros.
Su colección de coches incluye muchos modelos americanos y varios europeos, de Ferrari a McLaren pasando por Rolls Royce, Lamborghini Diablo y Mercedes-Benz.

El palacio flotante que vendió a un príncipe saudí

Tuvo un yate, el ‘Princesa Trump’, que resultaba ser el tercero más grande del mundo cuando lo compró en 1987. Un palacio flotante con 11 habitaciones, sala de cine, discoteca, piscina y helipuerto. Necesitado de dinero, se lo tuvo que vender a un príncipe saudí en 1991.

Estas chucherías de superlujo emergen de su imperio hotelero, presente en Estados Unidos, Canadá, Filipinas, India, Panamá, Uruguay o Turquía; de su presencia en aproximadamente 500 compañías de todos los sectores imaginables, y de su éxito como estrella televisiva en las últimas dos décadas. Su programa ‘The Apprentice’ le reportó 214 millones de dólares en 14 temporadas.

Hoy, merced a su estilo rabioso, humorístico e incendiario, a su marca antipolítica, Trump ha encontrado un nuevo filón: los discursos pagados. El empresario gana 1,5 millones de dólares por intervención, el doble que el expresidente Bill Clinton (quien, según ‘Business Insider’, ha ganado 100 millones hablando desde que abandonó la Casa Blanca) y siete veces más que su rival Hillary Clinton.

Su marca impregna hasta el menú del Bar Trump, que ofrece la variada selección de vinos que el magnate cultiva en Virginia, donde Thomas Jefferson intentó criar un equivalente al champán francés. Luego está la selección de cócteles: el Martini Milmillonario, el Sala de Juntas o el ¡Estás despedido!, una variación del Bloody Mary.

En la tele anuncian la intervención de Trump; otra entrevista, otra salva de titulares. Al ‘barman’ le divierte. “Desde que lanzó su carrera presidencial, tenemos más clientes”, dice sonriente.