El Cartel de Carlos Moreno

El director de la cinta protagonizada por Manolo Cardona, Juana Acosta, Diego Cadavid, Robinson Díaz y Fernando Solórzano, entre otros, habla del estreno el próximo 28 de sep­tiembre y de lo que significó este reto en su carrera.

El reto del director Carlos Moreno, el hombre fuerte de El Cartel de los Sapos, nunca fue fá­cil: un ambicioso proyecto que pretendía contar desde un individuo la revolución social del narcotráfico, un elenco de actores con una trayectoria envidiable, locaciones en tres países y la invitación del productor Manolo Cardona a rodar una película que narra una historia de amor enmarcada en el mundo de los ‘gangsters’.

Todo era demasiado perfecto para decir que ‘no’ pero también de mucha responsabilidad para tomarlo a la ligera, lo único cierto es que era una propuesta demasiada tentadora para ignorarla. Hoy, cuando la cinta está a punto de estrenarse en las pantallas de cine colom­bianas y mexicanas, el director sólo puede reconocer que está completamente satisfecho con el resultado.

Usted preside todo un cartel: el de los actores talentosos y de productores arriesgados que por fin estrenan esta cinta. ¿Cómo fue la experiencia que vivió durante el rodaje?

Haber podido filmar una película como El Cartel de los Sapos claramente ha sido algo más que una aventura fílmica. Manolo puso en mis manos la carta de invitación más agitada y revolucionada que haya recibido hasta hoy. Desde muchos puntos de vista ha sido un desafío, una puesta a prueba de mi capacidad como realizador y como persona. Creo que lo cultivado de la experiencia va mucho más allá de lo cinematográfico y se adentra en el interior, en lo que construyo día a día como persona.

¿Cómo describe la película?

Cuando acordamos filmar Manolo me invitó a rodar una película de ‘gangsters’ como las que admirábamos de Coppola, Scorsese o Leone, esta vez en nuestra ciudad, en nuestro país. Es como mejor la puedo describir.

¿Cuánto tiempo llevó el rodaje y que fue lo más complejo?

El rodaje de El Cartel de los Sapos se llevó a cabo durante 9 semanas y en 9 ciudades: Cali, Bogotá, Buenaventura, Ginebra, Tulúa, Nueva York, Miami, México D.F. y Tijuana. Sin duda es un proyecto ambicioso al cual todo un equipo estaba dispuesto a responder con vitali­dad y energía. La complejidad del proyecto estaba en todo y todos teníamos una respon­sabilidad enorme a cuestas.

Tomas aéreas, subterráneas, en costa, en altamar, balaceras, fiestas, explosiones… ¿qué le quedó faltando para ser más feliz que un niño estrenando juguete?

Creo que a la par del presupuesto y del valor de producción debe estar la aventura humana, el relato, la inspiración real, que es la esencia del relato. Sin duda que la generosidad de la producción bendice la imagen, pero no habría nada que filmar sin una vivencia humana y franca como la que se respira en El Cartel de los Sapos.

¿Qué tan difícil fue tomarse una calle mexicana para la escena de más acción de la película?

Difícil y divertido. Cuando estuvimos en México visitando locaciones y planeando la pro­ducción tuve la sensación de que estábamos jugando. Mi imaginación se desbordaba ar­mando una balacera en un centro financiero tan imponente como lo es la locación en la que rodamos. No obstante, el sueño y la ambición permanente que ofrece México y sus habitantes es poderosa e invita a la locura, en este caso cinematográfica.

¿Cómo fue el trabajo con los actores internacionales y que le quedó de un señor como Pe­dro Armendariz?

Creo que lo más entrañable de este proyecto ha sido tener en escena a talentos como Ar­mendariz, Adriana Barraza y Tom Sizemore. Admirados e inspirados profesionales con una vocación de hierro, ejemplar y aleccionadora. Mi gratitud es inmensa.

¿Qué tan difícil fue concretar en menos de dos horas una historia con un elenco tan grande en el que todos son protagonistas, más teniendo en cuenta el nivel de los actores?

Creo que esta película se ha basado en la seducción: Manolo nos sedujo a todos para ‘em­pelicularnos’, nos metió a su juego y a su fantasía. Una vez dentro nada es imposible. Cual­quier dificultad es un reto y con Manolo mostrando una actitud y un propósito bellamente desquiciado entre cejas, todos nos convertimos en cómplices y alfiles alcahuetas. Nunca vio una película pequeña.

¿Con qué se van a encontrar los espectadores en cine que no hayan visto en TV?

El público encontrará el mismo universo de la serie de televisión, esta vez contado de una manera más sofisticada. Con los elementos clásicos de acción e intriga propios de las pelí­culas de gangsters, esta vez contado desde nuestra tierra, desde nuestro conflicto.

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