Durante esta temporada vuelve Halloween a recordarnos que las brujas si existen y no necesitan escobas ni calderas para hechizarnos en una tradición que festeja por un lado, la celebración de los niños que inundan las calles con disfraces y tradicionales rimas y por otro, la de los adultos que también aprovechan la temporada para asistir a fiestas temáticas organizadas en diferentes bares y discotecas.
Halloween es una tradición pagana de origen celta, que significa “All Hallow´s Eve” y que en otros países se conoce como Noche de Brujas o Noche de Difuntos. Se ha popularizado desde Irlanda, Reino Unido y Estados Unidos pero Hollywood se ha encargado de difundir el terror de esta época a través de la difusión de películas que se estrenan precisamente en los días previos al 31 de octubre.
El mito y terror por las brujas ya no es un fenómeno en el cual la religión manifieste vehementes ataques, pero en el pasado la persecución por las personas conocedoras del uso de las plantas, la adoración a la naturaleza y la discriminación contra las mujeres, entre otras, causó históricos juicios y castigos que dieron pie también a la formación del Halloween como un día pagano.
La caza de brujas tomó fuerza desde Europa como represalia de los cristianos contra las costumbres “paganas”, sosteniendo que aquellas personas con rituales desconocidos practicaban celebraciones al demonio en contra de la religión y el bienestar de la comunidad. Celebres cacerías de brujas se presentaron en Francia, como el caso de “los demonios de Loudun” o de “Juana de Arco”, en Inglaterra en plena Guerra Civil Inglesa en los estados de Suffolk y Essex y en Estados Unidos en el famoso caso de “las Brujas de Salem” en la cual murieron más de 25 personas y más de cien fueron torturadas.
Sin embargo, curiosamente la tradición del Halloween como una forma de aceptación a la figura de las brujas tiene una influencia en el cristianismo, pues también se celebra el 1 de noviembre el Día de Todos los Santos o el Día de los muertos para honrar a los beatos y recién fallecidos que aun no llegaban a los cielos. Tradicionalmente se creía que todas las almas vagaban por la tierra hasta el día de todos los santos donde se les permitía entrada a los cielos y por tanto, era la última oportunidad para que ellas se vengaran de sus enemigos. De este modo, los cristianos se ocultaban usando mascaras y disfraces para evitar ser reconocidos y también portaban velas para guiar el viaje de las almas. En la actualidad, esta será la tradición más significativa para los niños durante esta celebración.
Por supuesto, la influencia comercial ha tocado también los espacios y las tradiciones de la noche de brujas y ha modificado los disfraces y las rimas. Los vestidos de brujas, fantasmas y esqueletos se reemplazaron por el héroe de turno, la princesa de moda o el personaje televisivo con más raiting. Y por supuesto el famoso jingle colombiano del “tricky, tricky” solo está en la memoria de los más adultos, pues ahora se canta el sonso “Quiero paz, quiero amor y muchos dulces por favor”. Los niños permanecen disfrazados con una semana de anterioridad a la noche del Halloween y para los adultos se ofrecen varias opciones de rumba temática los días cercanos al 31.
También la concepción de las brujas se ha modificado y las brujas modernas no son feas ni verrugosas, ni andan sobre escobas transformando arboles en sospechosos guardianes de la noche. Las malvadas ahora son mujeres bellísimas que están estereotipadas solo cuando rompen con el esquema de mujer dócil y sumisa… en ese caso toda aquella que se revele será una arpía encantadora.
Para este Halloween están organizándose en diferentes discotecas de la ciudad diferentes concursos para pasar un buen momento en compañía con los amigos y es una excelente oportunidad para ser brujas y brujos en una tradición que al parecer, vuelve a ser pagana.