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Industria funeraria está más viva que nunca


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La muerte, ese paso seguro a la eternidad, al mundo de la luz o a la dimensión correspondiente que tenemos todos los seres humanos se ha convertido en una profesionalizada industria que maneja el dolor suscitado por la pérdida de seres queridos.

La muerte, ese paso seguro a la eternidad, al mundo de la luz o a la dimensión correspondiente que tenemos todos los seres humanos se ha convertido en una profesionalizada industria que maneja el dolor suscitado por la pérdida de seres queridos.

Este sector en Colombia vende más de 350.000 millones de pesos anuales, pero desde ya mira oportunidades de expansión con el tratado de libre comercio a tiempo que observa impávido como entra la competencia china con su oferta de cofres mortuorios.

El sector de funerarias y parques cementerios que recién celebró su décimo segundo Simposio Nacional en Bogotá y que reunió a los más importantes empresarios del ramo, expresó que hay varias aristas a tener en cuenta para seguir en un mercado que al igual que otros, se globalizó. Colombia, dicen los voceros, vende valor agregado en cofres, en servicio y en portafolio. Esta industria no le teme a los coletazos de la Eurozona ni a la contracción americana porque con crisis o sin ella los muertos deben ser enterrados.

Es usual ver nuevas propuestas y tendencias en el mercado mortuorio, estas van desde la previsión hasta los diseños más modernos y exóticos en cofres. Se consiguen cajones que van desde 700.000 pesos hasta los de 2.5 millones de pesos. Igual los hay ecológicos y hasta pintados con los colores de los equipos del fútbol profesional colombiano.

En este recorrido por un renglón económico de gran importancia, aun están vigentes las despedidas en el camposanto con mariachis, tríos y conjuntos vallenatos. De igual forma sigue despachando la emblemática tienda de esquina frente al cementerio, bautizada “La última Lágrima”, en donde a punta de cerveza, aguardiente y rancheras se termina con el ritual fúnebre.

El presidente del Comité Funerario de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Armando Franco Lindarte habló con Confidencial Colombia y le precisó que esta industria no solo se ha profesionalizado sino que ha aprendido a manejar el sufrimiento de las personas que pierden un familiar o un ser cercano afectivamente.

La que puede ser una buena noticia para el país, quizás no sea la mejor para el sector de funerarias por cuanto la mortalidad bajó en 2011 al pasar de 181.000 fallecidos a 174.000, lo cual representa una caída en la prestación de servicios funerarios del cuatro por ciento.

“De los 174.000 interfectos, el 65 por ciento vienen direccionados de compañías de previsión, de productos tradicionales, de previsión exequial y del SOAT”, explicó Franco.

El 30 por ciento, dijo, es de aquellas personas que solicitan el servicio directo porque no tomaron ningún tipo de prevención. El cinco por ciento restante está repartido porque el 3.5 por ciento es asumido directamente por el sector en donde este servicio se presta a manera de contribución social, corriendo el donante con todo el costo y un 1.5 por ciento, es decir 2.700 servicios son asumidos directamente por el estado. Llama la atención que en 2005 se atendían en promedio 210.000 servicios

Para Armando Franco, la profesionalización ha ayudado a consolidar un sector que crece bajo estándares internacionales, equipos multidisciplinarios, capacitación en todas las actividades, teniendo como parámetro un diferenciador en el manejo del dolor. “Allí se ha ampliado la capacitación y las coberturas. De igual manera se creció en alianzas de tal manera que se mejoró en la organización de empresas serias y responsables con un know How afianzado y respetable que redunda en beneficios así como en un excelente servicio al cliente, el cual debe ser humanizado y decoroso, de acuerdo a lo que pida el interesado y a su capacidad económica”.

Este semestre el sector ha experimentado una interesante dinámica y estima que el crecimiento podría estar por el orden del seis por ciento.



Una industria que va más allá

Colombia mejoró tanto su productividad y competitividad funeraria que ha logrado posicionarse en el mercado internacional. Los fabricantes de cofres mortuorios gozan de gran prestigio y es así como exportan a Centroamérica, Norteamérica y Sur América. En ese sentido se ha crecido y se espera crecer aun más con los tratados de libre comercio. En Colombia se fabrican en promedio 300.000 cofres anuales de los cuales un siete por ciento de la producción se ubica como oferta exportable.

El empresario anotó que el tema puntual del TLC genera mucha expectativa en los empresarios de cajas y servicios. Considera que este convenio comercial abre puertas en vista que el 60 por ciento de empresas nacionales tienen certificación de calidad con Icontec y ya cuentan con otra norma de calidad, pensando en este tipo de acuerdos.

“Tenemos la oportunidad de llegar a otros países por experiencia en montaje, profesionalización, comercialización, capacitación y servicio. Ya fueron dos misiones a España en donde se está imponiendo e implementando la tanatopraxia o maquillaje y estética de cadáveres. Antes en España no lo hacían, pero aprendieron de los colombianos que adoptaron a su vez la escuela americana. Hoy somos los terceros en el mundo en estándares de calidad”, declaró el señor Franco.

El tema China no quita el sueño ni da para morirse del susto, pero obliga a seguir trabajando por ataúdes de mejor calidad, con mucha inventiva, arte y manufactura. Según el vocero sectorial, las cajas fúnebres colombianas tienen mejor trabajo, son más livianas, de mejor diseño y con una ficha técnica que las hace más económicas de acuerdo a otras.

Colombia apuntó, está compitiendo en cofres con la producción China porque exportan cajas mortuorias a unas tarifas muy diferenciales a las colombianas. “La calidad nacional es superior y tiene un alto componente de valor agregado”.



Cuánto cuesta morir en Colombia

Actualmente el país entró en una cultura de la muerte en donde este fenómeno se ve como una eventualidad económica que hay que cubrir con previsiones exequiales. Estas han crecido en lo corrido de 2012 en cinco por ciento por cuanto entre enero y agosto las nuevas afiliaciones superaron con creces los 3.2 millones de ventas de planes. En Colombia hay más de 16.3 millones de afiliados a estos planes que se adquieren para cubrir al grupo familiar y con el que el deceso de una persona dejó de ser doble dolor y doble preocupación.

Según cálculos de Armando Franco, fallecer puede costar 1.000 pesos mensuales en la capa social más baja de la población. Allí entran a jugar un papel fundamental las compañías de previsión toda vez que su objetivo fue beneficiar un núcleo de la sociedad, direccionado a los estratos, uno, dos y tres en donde por una mínima suma ($1.000) puede beneficiar por usuario hasta diez personas que pertenezcan a la familia. “Este fue el gran objetivo social diseñado por el sector”.

Si no hay acceso a esos planes los servicios funerarios, incluido el ataúd puede costar entre 700.000 y 900.000 pesos de acuerdo al municipio. Para el caso de Bogotá, este costo es de hasta dos millones de pesos. Un cajón para los más pobres puede costar 120.000 pesos.

Para la clase media, los costos funerarios por fuera de los planes de previsión oscilan entre los dos y los cinco millones de pesos, teniendo en cuenta que en esta clase social muchos solicitan producto a perpetuidad, también varían de acuerdo al destino final y al tipo de cementerio. Si es distrital el valor puede llegar a dos y hasta 2.5 millones de pesos.

Las capas altas de la sociedad pagan de acuerdo al cortejo, allí entran los costoso avisos de prensa u obituarios, los acompañamientos especiales como también el destino final. Para los más pudientes las criptas y las bóvedas pueden costar entre siete, nueve y once millones de pesos. “Servicios de categoría superior o un servicio presidencial puede

oscilar entre siete y diez millones de pesos”, anotó Franco.

Cabe aclarar que los cofres cuestan de acuerdo al tipo de madera, al artista, al tapizado y a los terminados. En ese orden de ideas un cofre para cualquier estrato puede costar entre dos millones y 2.5 millones de pesos.

Al comparar un servicio fúnebre nacional con uno en Estados Unidos se notan diferencias abismales por cuanto allí el valor puede ser de hasta 15.000 dólares.



La cultura de la muerte

En el ritual funerario aun hay muchas costumbres que siguen arraigadas, está la despedida con música en donde es muy usual llevar mariachis, tríos y músicos a la última morada. Allí clasifican los vallenatos que con su caja, guacharaca y acordeón le ponen ambiente al luto o se parrandean el duelo del vecino, en fin, cada quien piensa como quiere. En este tipo de adiós partir participan los estratos dos, tres y cuatro. Los adinerados son más sobrios y parcos, inclusive piden entierros rápidos con cofres sencillos y en tonos mates.

Franco indicó que así es la muerte, cada quien la lleva y la interpreta de formas diversas desde tiempos milenarios. En el antiguo Egipto, en la Roma de los césares, en esa Grecia de Alejandro “Magno” y en los grandes imperios mesopotámicos y de la India milenaria, el deceso se ha tomado y se ha manejado de manera diferente, pero con ritual y manejo funerario. Lo propio pasó en América Latina y en la Colombia prehispánica en donde la muerte era el inicio de un gran viaje. Los aztecas pensaban que si la muerte llegaba en la guerra habría acompañamiento eterno de sol.

Esas culturas le daban un tratamiento funerario muy diferente en donde la orfebrería y los fardos eran comunes. Algunas crónicas de 1400 dan cuenta que la mayoría de tribus en América Latina, no enterraban a sus muertos, empero los Chibchas y los Muiscas consideraban que el cuerpo debía volver a la tierra que fue de donde vino el difunto.

En Colombia, uno de los primeros impuestos que se pagó fue el funerario pues el Virrey de la época cobraba el dos por ciento del valor total del servicio y uso de las cábalas para el entierro entre las paredes de las iglesias.



Tipo Versace para el cementerio

La empresa caleña, Funeraria Castillo con 40 años de experiencia en el mercado marca la diferencia de otras compañías del sector por cuanto es la única que fábrica cofres biodegradables y con sentido ecológico. Se cataloga como el Versace de los ataúdes por el trabajo en diseño.

Las cajas fúnebres que fabrica don Guillermo Castillo, su dueño y gerente, son hechas con bagazo de caña de azúcar, fique, cabuya y la cascarilla del arroz las cuales se mezclan con resinas empobrecidas. El ataúd lleva una inyección más fuerte de productos naturales que garantiza solidez y tranquilidad. Estos cofres son hechos artesanalmente y tienen como gran atractivo sus tallados y gravados con representaciones artísticas y religiosas.

Estos cajones pueden costar 950.000 pesos y para su diseño no se utilizan herramientas eléctricas. Sus productos pueden llegar a costar entre mil y dos mil dólares. En sus doce años de permanencia en Europa aprendió conceptos como en Portugal, Francia y España. En este último país usan para para muebles la cascarilla del olivo. Este empresario fue invitado dos veces a Japón, pero se negó a ir por temor a entregar su fórmula.

Esta empresa es pionera en la fabricación de ataúdes ecológicos en el mundo porque manejan el concepto que lo mejor es plantar, mas no talar árboles. La creación de un cofre mortuorio implica restarle dos árboles al planeta.



Plataforma funeral

La firma por siempre.com ofrece como valor agregado una plaqueta o chip en donde está todo el perfil o historial de las personas fallecidas.

El director general de la empresa, Andrés Gaviria Barrientos indicó que ya tiene varios clientes entre cementerios y funerarias que ofrecen esta tecnología como valor agregado. Actualmente hay más de cien biografías. “La idea con este proyecto es que la memoria del difunto nunca se pierdan y que el recuerdo perdure. Las cartas y fotografías las borra el sol y el agua, este servicio es para siempre.

ENKAjón

El señor Belfort López, es el gerente en Medellín de Pipetex, una pequeña fábrica de telas para los cofres fúnebres. Usa Interlú o telas de punto para el mercado funerario. La empresa vende 15.000 metros de tela por mes para los cofres.

Este empresario que vende a Venezuela mira desde ya hacia Estados Unidos por el TLC. Sus telas son compradas en ENKA de Colombia y la empresa las procesa para cada estuche. Se ofrece valor agregado en bordados y errajes.



Senderos de Paz

La directora comercial de Senderos de Paz, Alba Lucía Salazar afirmó que en asuntos de previsión exequial, la clientela va desde el estrato uno hasta el cuatro porque los ricos no pagan estos servicios por tener el capital para enterrar sus muertos.

Esta empresa que opera en el Norte del Valle y Quindío, considera que la previsión es una necesidad tanto o igual que una EPS porque uno tiene la certeza, más de morirse que de enfermarse. “Culturalmente esto por momentos es un lío porque hay gente que considera que un ofrecimiento exequial es sinónimo de mala suerte o mala energía.

Salazar dice que lo mejor es generar la cultura de la cremación por asepsia, salubridad y economía.

A propósito de cultura, las honras fúnebres tienen diferentes tendencias. Por ejemplo en el Valle los ataúdes van en hombros de los dolientes y la carroza adelante. En Cali la gente sigue velando en la casa. En el Chocó los funerales están acompañados de baile y comida igualmente en la Guajira el proceso funerario dura ocho días. Allí el dolor se representa con fiesta y trago.



FPC: Féretro para Colombiano

El fanatismo al fútbol hace que la industria ponga en el mercado no solo cofres pintados con los colores y la bandera de los equipos de fútbol sino imágenes religiosas, de automóviles y hasta de caballos.

“Esa es una satisfacción que se le da a la gente que murió y que tenía alguna pasión. Estos ataúdes son casi que exclusivos porque como en el fútbol se corre el riesgo de soportar reyertas de los hinchas contrarios”, declaró Peláez.

El cajón más económico de esta empresa cuesta 500.000 pesos más IVA.

Trabaja de 31 de diciembre a 31 de diciembre sin rebajar los viernes culturales porque no todo puede ser trabajo.



Historias para morirse de la risa

En el sector funerario como en todos, siempre hay anécdotas y experiencias que al final del día generan risa y humor negro.

Armando Franco, presidente del grupo empresarial funerario de Fenalco, en sus 37 años de profesión tuvo que ver casos cómicos o insólitos en donde se presentan equivocaciones por culpa del afán y la falta de atención.

Sucedió que una tarde salió un cortejo fúnebre, pero con un cofre sin cuerpo. Se dieron cuenta en la iglesia. “Se llevaron el cajón que no era, son situaciones que se pueden presentar, esto es tremendo porque la afectación para una familia es demasiado grave, ahí no hay disculpa que valga, nosotros no tenemos derecho a equivocarnos”.

Cuenta don Guillermo Castillo, el promotor de cofres ecológicos que como en los pueblos no se hace necropsia, los muertos van a la tumba a la de Dios. Si hay un incidente, el médico certifica el deceso y ya. En un pueblo de Boyacá una persona en moto tuvo un accidente y se dio por fallecido. “Nos llamó el vigilante y nos dijo que el vidrio del cofre estaba muy opaco, cuando llegamos el tipo estaba sentado en el cajón tomándose una cerveza”. Literalmente, no estaba muerto, estaba de parranda.

Los funerarios aseguran que cuando hay un sepelio, los que más gritan, lloran se rasgan las vestiduras y hasta se desmallan son los que más hicieron sufrir a la persona que falleció.

Este fue un recorrido por el sector exequial que tiene formalizadas 645 funerarias, 69 parques cementerios y 649 cementerios municipales. Una encuesta arroja que en Colombia el 78 por ciento de las personas prefieren la inhumación, sólo el 22 por ciento le apunta a la cremación. Así las cosas, lo único cierto es que después de cruzar el umbral hacia el otro mundo, el parroquiano sigue gastando o haciendo gastar pues hay una cadena que vive en torno a la muerte porque de ella dependen también floristerías, cafeterías, restaurantes, licoreras, misceláneas, iglesias y otros negocios.

El negocio en conjunto mueve una cifra astronómica con grandes aportes al desarrollo y al frente fiscal, como quien dice, “Dale señor el crecimiento eterno, brille para la economía la luz perpetua”.

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