El próximo 10 y 11 de agosto, la OFB, estrenará el “concierto para guitarra y orquesta” del compositor colombiano Germán Peña, ambas presentaciones se realizarán en el auditorio Fabio Lozano de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Para quienes deseen asistir a este evento, la cita será el viernes 10 de agosto a las 7.30 p.m., y el sábado 11 de agosto a las 4.00 p.m. en el auditorio Fabio Lozano (Carrera 4 # 22 – 4), allí, la OFB además de estrenar el “concierto para guitarra y orquesta” del compositor Germán Peña, inciciarán su presentación con la obra “Obertura de la ópera Las Bodas de Figaro” de Wolfgang A. Mozart, y cerrarán con “‘Sinfonía No. 8 en fa mayor, Op. 93” de Ludwig van Beethoven.
Según el maestro colombiano Germán Peña, en la gran mayoría de sus “incorporo elementos del folclore colombiano ya sean rítmicos, melódicos o estructurales dándoles un tratamiento armónico colorido y poco convencional. El Concierto para guitarra y orquesta N°1 no es la excepción ya que se pueden encontrar aires colombianos de las diferentes regiones como el bambuco, la guabina, el joropo y el currulao. El concierto fue escrito entre junio de 2010 y mayo de 2011, y fue dedicado al maestro Edwin Guevara quién aceptó estrenarlo y con quién trabajó en la interpretación y digitación de la parte solista”.
En el caso específico de la obra “Concierto para guitarra y orquesta”, en palabras del maestro Peña, podría describirse así: “el primer movimiento del concierto emplea el ritmo cadencioso y elegante del bambuco con la fuerza necesaria para capturar la atención de quienes lo escuchan. En este movimiento el tema principal del concierto es expuesto por la guitarra en los primeros compases y, posteriormente, es variado en los siguientes movimientos.
El segundo movimiento se basa en el aire de guabina triste, melancólica, y con una melodía expresiva y cantabile que se desarrolla durante gran parte del movimiento. Se presenta, de forma progresiva, una habanera, producto de la variación del bajo constante de la guabina, la cual evoca la conexión musical que tenemos con la música de los diferentes países latinoamericanos en este caso, Cuba. El tercer y último movimiento está lleno de la fuerza que tiene el joropo de los llanos orientales: se evoca la planicie y la imagen de jinetes que cabalgan a la par de un toro que se niega a ser enlazado. Esta imagen auditiva se combina con el sabor fiestero del currulao de la costa pacífica colombiana, lleno de tambores y melodías de marimba de chonta y de chirimías, y alegres clarinetes”.