Confidencial Colombia entrevistó a Gilles Bourdos, director de la película francesa “Renoir”, que a partir del 11 de octubre estará en las salas de cine de Bogotá, Medellín y Cali. Habló sobre la realización de la cinta, a qué se debe su éxito y sobre el futuro del cine.
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Confidencial Colombia ¿Cómo llego a la película “Renoir”?
Gilles Bourdos: Uno nunca llega a un proyecto por una sola vía, siempre hay múltiples vías para llegar a él. En este caso no era el impresionismo como tal lo que me importaba, sino hablar de la pintura mediterránea. Me interese en Renoir pero también en Cézzane porque vengo de Niza, una ciudad al sur de Francia que tiene ese mismo tipo de iluminación y color. Eso es algo que me ha acompañado toda la vida.
C.C.: ¿Por qué Renoir?
G.B.: Porque encontré la historia de Andrée Heuschling, después Catherine Hessling, la última modelo de Renoir y quien al mismo tiempo fue la primer esposa y primer actriz de Jean Renoir. Ahí encontré una situación cinematográfica fantástica: poder contar una relación entre un padre y un hijo a través de ese nuevo personaje que entra a la vida de ellos dos y que muestra esa transición de la pintura al cine.
C.C.: ¿Qué tanto tiempo llevo el proceso de investigación para la película?
G.B.: Antes de la escritura del guion hubo aproximadamente 6 meses de investigación ardua donde se trabajo mucho sobre la temática pictórica, sobre las obras de Pierre Auguste Renoir y a su vez hubo también investigación de la biografía tanto del padre como del hijo.
Era importante saber cómo ese momento de la llegada de esta mujer era un momento decisivo para los personajes.
C.C.: ¿Qué retos implicó la realización de la cinta y trasladar los elementos de la pintura mediterránea a la misma?
G.B.: Cuando se trata de calidad pictórica hay muchos elementos que entran en juego, sobre todo cuando lo que está en cuadro son detalles muy bien definidos.
Todo lo que entra en escena tiene que ser detalladamente determinado y a su vez, tener en sí, fuerza. No solo el del trabajo de la luz y de la iluminación es suficiente. Los decorados, el maquillaje, los vestidos, incluso la interpretación misma de los actores cuenta.
C.C.: ¿Entonces cuál es el secreto de la puesta en escena?
G.B.: Ser exigente y extremadamente preciso a la hora de escoger que es lo que metes en pantalla. Una imagen se construye por múltiples detalles, por los accesorios, por los pinceles, por los colores que utilizas.
C.C.: ¿Cómo fue el casting y el trabajo de dirigir a Michel Bouquet, quien interpreta a Pierre Auguste Renoir?
G.B.: Michel Bouquet fue una elección evidente. Es uno de los últimos grandes actores franceses, quien de hecho conoció a Jean Renoir. Se conocían, es un gran actor de teatro, así que fue bastante fácil escogerlo.
Cuando se trataba de dirigirlo hay que tener en cuenta que era difícil trabajar con un señor que tiene 87 años, es algo muy fatigante que lo dejaba cansado. Tenía que someterse a muchas horas de maquillaje antes de rodar cualquier escena. Sin embargo, la fortaleza está en que cuando tienes escenas bien escritas, bien construidas y a eso le sumas un gran actor, el trabajo es fácil.
C.C.: ¿Cómo fue la construcción de los diálogos, teniendo en cuenta que durante la película hay momentos descriptivos del trabajo del artista y reflexiones filosóficas de la vida y el arte?
G.B.: Cuando se trata de escribir lo más importante es poner a un personaje en una situación particular. Obviamente leímos la biografía, documentos, miramos la correspondencia de Renoir, cartas que él había escrito y encontramos frases que él había dicho. De ahí, pudimos sacar reflexiones que él tenia sobre el arte.
Pero cuando se trata de crear una dinámica cinematográfica lo importante es poner a un personaje en una situación particular y eso, en la película, pasa por el personaje de Andrée porque trata la historia de un hombre enfermo que está preocupado por sus hijos en la guerra y demás, que a través de ese personaje de la mujer, vuelve a encontrar el deseo de volver a pintar y ella termina enamorada del hijo. Ahí, con eso, lo que estas creando es una dinámica y una situación.
C.C.: ¿Cuál es el sello personal de Gilles Bourdos en este film?
G.B.: Sencillamente, todo. Desde las selecciones de qué hace, el tema, la construcción, la narrativa, la dirección de actores, el montaje, la música, todo.
C.C.: ¿Qué expectativas tiene frente a la presentación de la cinta ante el público colombiano?
G.B.: Espero que sientan tanto placer, en descubrir la película y ver la película, como lo han tenido otros públicos y que ojala tengan la curiosidad de ir a verla.
C.C.: ¿A qué cree que se deba el éxito de “Renoir” en Estados Unidos y Europa?
G.B.: A que es una propuesta diferente al cine de Hollywood clásico porque propone una experiencia al espectador de sensualidad, de calma, de quietud y eso en un mundo que es muchas veces violento, es necesario.
C.C.: ¿Del cine latinoamericano qué conoce y qué le gusta?
G.B.: De Latinoamérica conozco más que todo a los mexicanos. Aunque muchos de ellos están en estados unidos o en Hollywood, me parece que tienen técnicos y directores de mucho talento y calidad. Alejandro González Iñarritu de “Amores perros” y a Rodrigo Pietro los recuerdo mucho. Los demás países no los conozco muy bien. En este momento estando en Colombia por primera vez, he tenido la oportunidad de encontrarme con muchos directores colombianos y estoy viendo DVDs a lo loco.
C.C.: ¿Cómo ve o percibe a muestras como el Festival Cine Francés?
G.B.: Es una plataforma muy importante porque se trata de un intercambio cultural preciso y especifico. Al ser un intercambio puntual, entre dos culturas, tienes la oportunidad de sentarte y conocer personas, descubrir talentos, hablar de las películas y ver que potencial hay para futuras coproducciones.
C.C.: Las mini series con calidad cinematográfica cada vez tiene más adeptos y se están tomando las pantallas. ¿Hacia dónde cree que va el cine?
G.B.: Es evidente que hay series de televisión de gran calidad de producción porque, sobretodo, las series estadounidenses pueden entrar en una nueva dimensión de dinámica narrativa que evoluciona en muchas horas dándole una gran riqueza a las historias que se cuentan.
Eso es un momento emocionante porque va a obligar a que los cineastas propongan cosas singulares, cosas muy particulares a la hora de hacer una película. La gente ya no va querer ir al cine para ver una historia promedio, una historia sin gusto, sin sabor cuando lo puede ver en el televisor. Eso va a obligar a la gente a salir del pensamiento estándar al igual que a los directores. Si eso no cambia, nadie va a ir al cine.
Para mí, el futuro del cine de América Latina está más ligado a Europa que a Estados Unidos.