Los investigadores japoneses Hiroshi Amano, Shuji Nakamura e Isamu Akasaki han sido galardonados con el Premio Nobel de Física de 2014 por su trabajo en la tecnología LED, que se utiliza en las pantallas de smartphones, televisores y ordenadores.
Cuando estos tres investigadores produjeron luz azul a partir de semiconductores a principios de la década de los 90, llevaron a cabo una transformación fundamental para la tecnología de la iluminación. Los diodos verdes y rojos ya existían, pero sin el azul no se podría haber producido la luz blanca. A pesar de los esfuerzos por parte de la comunidad científica, este color se mantuvo escondido durante tres décadas.
Shuji Nakamura ya ganó el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2008 por su trayectora investigadora, que incluye el descubrimiento de estos diodos.
Los LED duran hasta 100.000 horas, en comparación con las 1.000 horas de las bombillas incandescentes, por lo que contribuyen a ahorrar energía. Se calcula que un cuarto de la electricidad mundial consumida se emplea en iluminación.
Además, esta tecnología supone un rayo de esperanza para mejorar la calidad de vida de los 1.500 millones de personas que viven sin acceso a la electricidad, ya que el requerimiento energético de los LED es tan bajo que puede ser alimentado por energía solar.
Otro año sin mujeres
De los 108 Premios Nobel de Física otorgados desde 1901, tan solo dos han sido concedidos a mujeres. Marie Curie lo consiguió en 1903 (y en 1911 el Premio Nobel de Química), y Maria Goeppert-Mayer lo ganó en 1963. Esto hace que sea el Premio Nobel con menos mujeres ganadoras, y este año no ha sido una excepción.
John Bardeen es la única persona que ha obtenido este galardón dos veces, en 1956 y 1972. La edad media de los condecorados es de 55 años, aunque Lawrence Bragg lo obtuvo con 25 años en 1915 junto a su padre, lo que le convierte en el ganador más joven hasta la fecha.